Ahora mismo/Miquel Marti
Ahora
mismo enhebro esta aguja
con
el hilo de un propósito que no digo
y
me pongo a remendar. Ninguno de los prodigios
que
anunciaban taumaturgos insignes
se
ha cumplido, y los años pasan de prisa.
De
nada a poco, y siempre con el viento de cara,
qué
largo camino de angustia y de silencios.
Y
estamos donde estamos, más vale saberlo y decirlo
y
asentar los pies en la tierra y proclamarnos
herederos
de un tiempo de dudas y de renuncias
en
que los ruidos ahogan las palabras
y
con muchos espejos medio enmascaramos la vida.
De
nada nos vale la añoranza o la queja,
ni
el toque de displicente melancolía
que
nos ponemos por jersey o corbata
cuando
salimos a la calle. Tenemos a penas
lo
que tenemos y basta: el espacio de historia
concreta
que nos corresponde, y un minúsculo
territorio
para vivirla. Pongámonos
de
pie otra vez y que se sienta
la
voz de todos solemne y claramente.
Gritemos
quién somos y que todos lo oigan.
Y
al acabar, que cada uno se vista
como
buenamente le apetezca, y ¡adelante!
que
todo está por hacer y todo es posible
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