Sesión solemne para
conmemorar el centenario del natalicio de Octavio Paz, llevada a cabo el
jueves 20 de marzo de 2014. Con la presencia de Marie José Tramini,
viuda de Paz, quien recibió un reconocimiento. Se entonó el Himno Nacional. Después fuera del recinto se canceló un timbre postal y la presentación del billete de lotería con motivo del Centenario del Natalicio de Octavio Paz.
La obra de Octavio Paz consistió en 23 libros de poesía, 36 ensayos, 40 ediciones limitadas, 98 prólogos, 15 antologías... y han sido traducidas en diferentes idiomas.
La obra de Octavio Paz consistió en 23 libros de poesía, 36 ensayos, 40 ediciones limitadas, 98 prólogos, 15 antologías... y han sido traducidas en diferentes idiomas.
Preside la sesión José González Morfín (PAN); eran las 11:26 horas y había en el recinto 331 diputadas y diputados; había quórum
para sesionar. Se abre la sesión
solemne para conmemorar el centenario del natalicio de Octavio Paz. Compañeras y compañeros, se encuentra a las
puertas de este recinto la ciudadana Marie José Tramini, viuda de Paz. Se designa en comisión para introducirla a este
salón de sesiones a las siguientes diputadas y diputados: diputada Sonia Rincón
Chanona, diputada Delvim Fabiola Bárcenas Nieves, diputada Adriana González
Carrillo, diputado Roberto López González, diputada Judit Magdalena Guerrero
López, Zuleyma Huidobro González y diputada Magdalena Núñez Monreal.
La
Secretaria diputada Angelina Carreño Mijares: Se invita a los presentes a ponerse de pie.
El
Presidente diputado José González Morfín: Ruego a todos los presentes tomar sus lugares. Nos
acompaña en esta sesión solemne la señora Marie José Traminia, viuda de Octavio
Paz. Bienvenida a la sesión.
También
nos honran con su presencia, por parte del Consejo Nacional para la Cultura y
las Artes, el doctor Rafael Tovar y de Teresa, presidente del consejo; el
licenciado Saúl Juárez Vega, secretario artístico; el embajador José Luis
Martínez, director general de Asuntos Internacionales; el licenciado Ricardo
Cayuela Gally, director general de Publicaciones. También
nos acompaña el ingeniero Sergio Coppel Padilla, director adjunto de la Lotería
Nacional; la licenciada Yuriria Mascott, directora general del Servicio Postal
Mexicano; el maestro Luis Castro Obregón, presidente nacional de Nueva Alianza;
la excelentísima señora Elizabeth Betón de Legué, embajadora de la
República Francesa en México. Bienvenida embajadora.
El
señor Carlos César Morales Sánchez, ministro consejero de la Embajada del Reino
de España en México. Bienvenido. El señor Anil Kumar Matta, primer secretario
de la embajada de la República de la India en México. El licenciado Gustavo
Salinas, director del Instituto Cultural Zacatecano; la profesora Leticia
Gutiérrez, integrante del Colegiado Nacional del CEN.
Bienvenidas
y bienvenidos todos. Gracias por acompañarnos.
El
Presidente diputado José González Morfín: Tiene ahora la palabra la diputada Sonia Rincón
Chanona, presidenta de la Comisión Especial para conmemorar el Centenario del
Natalicio de Octavio Paz.
La
diputada Sonia Rincón Chanona: Con su permiso, diputado presidente. Señoras y señores legisladores, señora
Marie José Paz.
“Mi
abuelo, al tomar el café me hablaba de Juárez y de Porfirio; los zuavos y los
plateados, y el mantel olía a pólvora. “Mi
padre, al tomar la copa me hablaba de Zapata y de Villa, Soto y Gama y los
Flores Magón, y el mantel olía a pólvora. Yo me quedo callado, ¿de quién podría
hablar?”.
Este
poema titulado Canción mexicana expresa el interés vital de Octavio Paz por
México, por la Revolución y por la palabra. Con estos versos el poeta
vislumbra, a mediados del siglo XX, un país sin hombres de Estado, un México
sin líderes de talla histórica.
Octavio
Paz nació en el año más violento de la Revolución, cuando los muchos Méxicos
que conforman nuestra nación se conocieron, se reconocieron y se fundieron en
un abrazo sangriento que proyectó el país que hoy constituimos. La muerte
alcanzó al poeta en los albores de la democratización, que tanto promovió con
sus críticas, con sus ideas y sus ejemplos.
El
siglo de Octavio Paz fue el tiempo de los fanatismos ideológicos, de la lucha
por la democracia, del debate intelectual y la pasión por transformar la vida
pública. Su pensamiento, luminoso y crítico, bellamente expresado con su
palabra de poeta, lo acreditó como protagonista principal en las disputas más
intensas del siglo XX.
Hoy,
el Poder Legislativo rinde justo homenaje al mexicano más universal, al hombre
de letras que profundizó en el ser de un país trágico y generoso, que exploró
salidas virtuosas en ese laberinto del aislamiento y la incomunicación para
proyectarlo al mundo. Al diálogo con los otros y al debate con nosotros mismos.
Este
homenaje es también una reivindicación del pensador que ejerció la crítica sin
concesiones, sin importarle que sus cuestionamientos provocaran la reacción de
los fanáticos, sin detenerse a calcular los rencores que genera la palabra
transparente y firme.
Durante
muchos años, políticos e intelectuales que se sintieron exhibidos en sus dogmas
y privilegios por la crítica del maestro Paz, intentaron minimizar su obra o
distorsionar su pensamiento.
Las
etiquetas que le pusieron, como la de ser el intelectual de la derecha o el
defensor del régimen, han caído con el peso de la historia. Octavio Paz abrazó
desde joven el ideario socialista, y en su momento de madurez fue uno de los
primeros intelectuales en el mundo que se atrevió a criticar la ideología y los
regímenes comunistas autoritarios.
Todos
conocemos los hechos históricos que anticipó la certera visión del maestro Paz.
Cuando cayó el socialismo, realmente existente, Octavio Paz demostró su
inquebrantable congruencia al criticar el triunfalismo de la derecha
internacional, que festinaba la supremacía del capital y el fin de la historia.
En
esa etapa, Octavio Paz manifestó la necesidad de que los intelectuales y los
políticos, la letra y el cetro, tuvieran la visión histórica de conciliar los
principios de igualdad y libertad.
En
el pensamiento de Paz la justicia social es un imperativo categórico sin la
cual las libertades no están completas y la democracia no echa raíces.
En
los años de madurez serena, en su discurso de recepción del Premio Nobel de
Literatura manifestó que estaba invadido por la misma sensación que tenía desde
su juventud: la insatisfacción ante el mundo y la necesidad de cambiarlo.
Lo
reiteró en 1994, cuando dedicó palabras de reconocimiento a los indígenas que
se alzaron en armas en Chiapas.
Reprobó
con firmeza los métodos violentos de los nuevos zapatistas, pero tuvo la
honestidad de declararse conmovido por la intensidad de sus reclamos,
manifestando que no son ellos, los indios de México sino nosotros, quienes
debíamos pedir perdón.
Porque
Octavio Paz no fue defensor del régimen, por el contrario, fue el actor de las
más severas y profundas críticas al autoritarismo, a las prácticas
patrimonialistas, a la corrupción y a la desigualdad oceánica de la sociedad
nacional.
No
titubeó para poner en juego todo su prestigio literario y su autoridad moral
para criticar al régimen y desencadenar la democratización en México.
Como
el gran promotor cultural que fue, el más importante desde José Vasconcelos,
Octavio Paz siempre pensó que la cultura tiene el potencial de cambiar al
mundo.
Por
supuesto, la política cultural mexicana le parecía inapropiada, marcada por el
paternalismo, el clientelismo y el culto al poder.
Planteó
la necesidad de una nueva relación entre el Estado y la cultura. Hoy, por
cierto, ese reclamo sigue vigente.
Sobre
la obra poética de Octavio Paz se ha dicho todo. Propios y extraños, seguidores
y malquerientes reconocen su poesía literaria. La profundidad luminosa de sus
poemas, la resonancia infinita de las imágenes que provocan sus versos, poesía
que nos lleva al interior de nosotros, al encuentro con los otros, con la
tierra, el agua, la piedra y el sol, el erotismo que trasciende la geografía
corporal.
Muy
pocas ocasiones el premio Nobel de Literatura ha estado tan bien otorgado como
en 1990. Pocos poetas y escritores han merecido tanto este reconocimiento como
Octavio Paz.
Señoras
y señores; amigos todos, Octavio Paz enriquece la palabra, es el poeta que
entre el silencio y el bullicio inventa la palabra y encarna en la escritura,
por eso termino con uno de sus poemas más intensos:
Soy
hombre, duro poco y es enorme la noche, pero miro hacia arriba, las estrellas
escriben, sin entender comprendo también soy escritura y en este mismo instante
alguien me deletrea. Muchas gracias.
El
Presidente diputado José González Morfín: Gracias, diputada.
El
Presidente diputado José González Morfín: A continuación se hará entrega de un
reconocimiento a la señora Marie José Tramini viuda de Paz.
La
Secretaria diputada Angelina Carreño Mijares: Se invita a los presentes a ponerse de pie.
El
Presidente diputado José González Morfín: Hará uso de la palabra el doctor Rafael Tovar y de
Teresa, a nombre de Mariejo viuda de Paz.
El
doctor Rafael Tovar y de Teresa: Agradezco la confianza y la generosidad de mi querida Mariejo Paz, al
permitirme leer en su nombre las palabras que ella preparó con motivo del
querido y admirado Octavio Paz, sin duda alguna el más universal de los
mexicanos.
Señor
diputado José González Morfín, Presidente de la Mesa Directiva de la Cámara de
Diputados. Señora diputada Sonia Rincón Chanona, presidenta de la Comisión
Especial de las celebraciones del centenario de Octavio Paz. Señoras y señores
diputados. Señora embajadora de Francia en México y señores representantes de
España y de la India. Amigos todos.
Uno
de los conceptos más caros de Octavio Paz fue el de la pluralidad; el del concierto
de voces y correspondencias que constituyen nuestro mundo. No una idea única y
central, sino una diversidad armónica. No una verdad, sino varias versiones de
la realidad. No un monólogo, sino una conversación. Apostó por la
pluralidad y el contrapunto y esa decisión le costó que los poderes lo miraran
con recelo; que no supieran qué hacer con sus disensos y su defensa de la
liberad.
Hoy
se le honra en la Cámara de Diputados y el círculo se cierra. Su voz puede
sonar aquí y allá como la del individuo libre y valiente que siempre fue. Hoy
se le desagravia. Agradezco en su nombre el reconocimiento que se le brinda y
los invito a seguir su ejemplo de respeto y amor por las ideas y los ideales;
de concebir la crítica como una forma de la honestidad, de no uniformarse
porque sí, de reconocer en el debate libre, uno de los instrumentos mayores de
las democracias por un concierto de voces e ideas y no una babel de monólogos
simultáneos. Muchas gracias. Mariejo Paz.
El
Presidente diputado José González Morfín: Compañeras y compañeros diputados. Señora Mariejo
Paz, distinguidos invitados especiales, señoras y señores, para mí es un honor
presidir esta sesión solemne en la que la Cámara de Diputados del Honorable
Congreso de la Unión rinde homenaje al pensador más notable que nuestro México
ha dado al mundo: Octavio Paz.
Un
siglo ha pasado desde el nacimiento de este mexicano universal y nuestro país
-que duda cabe-, se ha transformado radicalmente en estos 100 años.
Paz
nación en el México de la revolución, el México de los ferrocarriles y del
telégrafo, del México del campo, del fusil y las cartucheras.
Paz
se convirtió con el paso del tiempo en protagonista intelectual de devenir
histórico del país en el siglo XX; presenció su transformación profunda de
nación rural a urbana, de una nación anclada en atavismos a un país que
anhelaba dar el gran salto a la modernidad que él entendía no únicamente como
democracia política, prosperidad económica y justicia social, sino también,
como reconciliación con nuestra tradición y con nosotros mismos.
En
el vértice que dividió en dos al siglo pasado, Paz se preguntó si nuestra
identidad sería lastre o plataforma para que México diera ese paso hacia el
futuro.
Sus
preguntas punzantes y sus respuestas agudas hicieron historia en El
Laberinto de la Soledad; así por biografía y mérito intelectual Paz alcanzó
la talla de un pensador universal cuyas ideas llegaban más alto e iban más
lejos.
Pero
Paz –lo sabemos–, no se conformó con ser hombre de ideas, también puso su
talento al servicio de México como miembro de nuestro cuerpo diplomático. Fue
además un incansable promotor de la cultura, creador de espacios privilegiados
para la creatividad y el debate inteligente, como la revista Vuelta.
Desde
luego Paz se convirtió en un verdadero líder de opinión. Fue un comentarista
reflexivo de la realidad nacional, quien nunca escatimó el desdén de su pluma
por los excesos del poder ni por los abusos de quienes se ostentaban como
dueños de la verdad, fuera política o intelectual, y desde luego, lo recordamos
como un pensador de verdadero raigambre liberal que siempre rechazó el dogma y
a cualquier tipo de autoritarismo ideológico o político.
Paz
fue una voz que se levantó para defender los derechos de las personas; fue un
verdadero pensador humanista.
Señoras
y señores, a 100 años de su nacimiento hoy México debe recordar a Octavio Paz
no sólo como el poeta y el Nobel, no sólo como el pensador y el escritor, sino
como un verdadero defensor intelectual de la democracia y de la libertad.
Paz
fue –me atrevo a decirlo– un faro de pensamiento liberal que brilló muchas
veces en solitario, cuando muchos de sus contemporáneos parecían defender el
autoritarismo en nombre de la justicia.
En
un encuentro intelectual en 1990, Paz les respondía; lo cito “La libertad, para
realizarse plenamente, es inseparable de la justicia. La libertad sin justicia
degenera en anarquía y termina en despotismo. Pero asimismo, sin libertad no
hay verdadera justicia”.
Paz
murió en 1998, antes de ver a México alcanzar plenamente la democracia. Qué
pensaría de nuestro país si lo pudiera ver hoy. Seguramente celebraría que
después de tantos años logramos alcanzar la preciada libertad política que él
tanto anheló.
Estoy
seguro de que Paz hoy levantaría su pluma para denunciar los males que como
sociedad nos aquejan, nos mostraría que no hay atajos hacia el entendimiento y
que el diálogo respetuoso del otro es la vía hacia la verdadera libertad.
Sé
que Paz nos llamaría, como siempre, a ser rebeldes, a no conformarnos, a
recuperar la capacidad de decir no, reanudar la crítica de nuestras sociedades
satisfechas y adormecidas y a despertar las conciencias anestesiadas.
Hoy,
a 100 años del nacimiento de nuestro premio Nobel, el mejor homenaje que
podemos hacer a Octavio Paz es seguir creyendo en el valor de la pluralidad
como fuente de nuestra fortaleza y no como sinónimo de encono. Es anteponer la
luz de la razón y la crítica ante dogmatismos y fanatismos de toda naturaleza.
En suma, el mejor homenaje que podemos hacer a su memoria es defender la
libertad y es defender la democracia.
Amigas
y amigos: a ese compromiso estamos llamados los mexicanos de nuestro tiempo y
en especial quienes servimos a México desde este recinto legislativo porque tal
como el mismo Paz lo dijo, “La democracia pide que uno sea capaz de convivir
con su vecino, que la minoría acepte la voluntad de la mayoría, que la mayoría
respete a la minoría y que todos preserven y defiendan los derechos de los
individuos”.
Compañeras
y compañeros: yo deseo de verdad, de corazón, que la memoria y el pensamiento
de Octavio Paz brille siempre entre los mexicanos como un símbolo de libertad.
Muchas gracias.
El
Presidente diputado José González Morfín: Ruego a todos los presentes nos pongamos de pie
para entonar nuestro Himno Nacional. (Himno
Nacional)
El
Presidente diputado José González Morfín (11:56 horas): Se levanta la sesión solemne. Se
solicita a las diputadas y diputados permanecer en sus lugares para iniciar la
sesión ordinaria.
También
invito a las diputadas y diputados que deseen atestiguar la cancelación del
timbre postal y la presentación del billete de lotería con motivo del
Centenario del Natalicio de Octavio Paz, que se llevará a cabo en estos
momentos en lobby principal de este recinto.
La foto es del archivo Tomás Montero
La foto es del archivo Tomás Montero
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