Revista
Proceso
No. 1985, a 15 de noviembre de 2014.
México-Toluca:
el otro tren de la corrupción peñanietista/RODRIGO VERA
Sin
el menor escrúpulo, el gobierno de Enrique Peña Nieto se está despachando a lo
grande en materia de obra pública para beneficiar a sus amigos. Es el caso de
las empresas del llamado Grupo Atlacomulco, para las cuales el presidente
oriundo del Estado de México reservó el contrato, supuestamente licitado,
relativo a la construcción del tren interurbano México-Toluca. Qué más da si a
los empresarios y políticos mexiquenses se les cayó el proyecto del tren rápido
México-Querétaro, si aquel otro les reportará 38 mil millones de pesos.
TOLUCA,
EDOMEX.- Las empresas OHL y La Peninsular, ligadas al llamado Grupo
Atlacomulco y muy cercanas al presidente Enrique Peña Nieto, ganaron la
licitación y ya empiezan a construir la obra del tren interurbano que conectará
la Ciudad de México con Toluca, cuyo costo se estima en 38 mil millones de
pesos y proyecta terminarse para 2017.
Al
igual que el proyecto del tren México-Querétaro –licitación adjudicada a
empresarios del círculo de Peña Nieto y que fue revocada por falta de
transparencia–, el del México-Toluca comienza a ser impugnado por su opacidad,
porque fue diseñado para beneficio de empresarios allegados a Los Pinos y por
los estragos ecológicos que ya empieza a ocasionar.
Arturo
Chavarría Sánchez, presidente del Colegio de Arquitectos y Urbanistas del
Estado de México, comenta:
“Era
de esperarse que la obra del tren México-Toluca la ganaran empresas ligadas
desde hace años a Peña Nieto. En este caso se la dieron a la La Peninsular,
propiedad de la familia Hank Rhon, integrante del Grupo Atlacomulco; y a la
española OHL, en la que tienen inversiones algunos empresarios mexiquenses
pertenecientes al mismo grupo político empresarial. También participará ICA.”
–¿Fue
entonces un fallo acordado de antemano?
–¡Claro!
Los dados ya estaban cargados desde principios de 2013, cuando empezó a
concebirse la obra. Aunque para darle visos de legalidad, a principios de este
año se lanzó la convocatoria y luego fueron declaradas ganadoras estas
empresas, que en el Estado de México han tenido el monopolio de la construcción
desde que Peña Nieto era el gobernador y Gerardo Ruiz Esparza su secretario de
Comunicaciones.
“Ahora
Peña Nieto es el presidente y Ruiz Esparza su secretario de Comunicaciones a
nivel federal y encargado de dar los contratos de obra federal, como la del
tren. Así de sencillo. Prácticamente no hubo competencia para la licitación,
pues estas empresas tienen todos los recursos, la información y el apoyo
gubernamental. Las demás competidoras son empresas comparsas, muchas de ellas
filiales de las ganadoras, que se prestan al juego a cambio de ser después
subcontratadas como destajistas.”
Asegura
Chavarría que así como se les dio la concesión para el tren México-Querétaro a
Higa y Teya, de Juan Armando Hinojosa Cantú, cercano a Peña Nieto, igual
ocurrió con la concesión del México-Toluca para OHL y la familia Hank Rhon.
Explica:
“Estas
costosísimas obras ferroviarias simplemente se repartieron entre los
empresarios allegados desde hace años al Grupo Atlacomulco. Es un esquema de
corrupción iniciado en el Estado de México y que ahora se implementa a nivel
nacional. A unos se les dio el tren México-Querétaro y a otros el
México-Toluca. Pero a fin de cuentas ambos negocios fueron planeados para
quedar en manos de la misma mafia de políticos-empresarios.”
Según
información de la Secretaría de Comunicaciones y Transportes (SCT), el tren
México-Toluca está proyectado para conectar a la zona poniente del Distrito
Federal con el valle de Toluca, a fin de atender la problemática de
congestionamiento vial. Tendrá un costo de 38 mil millones de pesos, abarcará
una longitud de 58 kilómetros y tendrá seis estaciones: la terminal de
autobuses Observatorio, en el Distrito Federal, pasando por Santa Fe, Lerma,
Metepec y la terminal de autobuses de Toluca, para concluir en el municipio de
Zinacantepec, en las faldas del Nevado de Toluca.
Sus
trenes (inicialmente serán 15) se desplazarán a una velocidad máxima de 160
kilómetros por hora y cumplirán un tiempo de recorrido de 39 minutos de uno a
otro extremo. La demanda estimada de usuarios será de 270 mil por día. La obra
prevé terminarse en 2017. Hasta el momento ya se licitaron dos de los tres
tramos en los que se dividió la obra, que son los más largos y los ubicados en
el Estado de México. Son los que ganaron OHL, La Peninsular e ICA mediante dos
licitaciones: la número LO-009000988-No 2014 y la LO-00900098-N19-2014.
Falta
por licitar el corto tramo del Distrito Federal, que va de la zona de Santa Fe
a la terminal de autobuses Observatorio. Aquí ya tendrá que negociarse con el
gobierno capitalino del PRD, que apenas el jueves 13 abrió la convocatoria a la
licitación.
Todo
para los peñanietistas
La
Presidencia de la República, en un blog del pasado 28 de febrero, anunció que
“con este tren comienza una nueva era en la historia de los ferrocarriles en
México”, ya que “será un medio de transporte a la altura de un México moderno,
próspero, seguro e incluyente del siglo XXI”.
El
banderazo de arranque de la construcción lo dio Ruiz Esparza el pasado 7 de
julio. La obra empezó en el municipio de Zinacantepec, donde actualmente grupos
de trabajadores modifican el terreno y hacen los primeros trazos de la vía.
Arturo
Chavarría indica que, sin embargo, aún no se tiene a la empresa que pondrá los
trenes:
“La
obra empezó de manera irregular, pues todavía no se ha elegido a la compañía
ferroviaria que aportará los trenes. Mucho menos se sabe el modelo de tren, el
tipo de vagones, ruedas, pesos, rieles y demás especificaciones técnicas que se
requieren antes de comenzar cualquier obra.
“En
el tren México-Querétaro, por ejemplo, desde un principio se eligió a la
empresa ferroviaria china que construiría los trenes para que éstos se
ajustarán al tendido de la vía. Aquí no sucedió nada de esto. No sabemos nada
al respecto. Hay total opacidad en este punto tan importante. Ya vimos lo
sucedido con la Línea 12 del Metro de la Ciudad de México, clausurada porque
los trenes no se ajustaban a la vía.”
–¿Y
se realizaron los estudios del impacto ecológico que ocasionará la obra?
–El
gobierno federal asegura que cumplió con esos dictámenes. Pero no los ha
mostrado. Ignoramos si realmente los hizo. Es obligatorio el dictamen de
impacto regional, que debe incluir dictámenes de impacto ambiental, desarrollo
urbano e incorporación vial, entre otros. Ningún proyecto debe empezar sin
cumplir con estos requisitos.
“Cuando
se realizan estos dictámenes generalmente salen a la luz pública porque
intervienen los gobiernos de los tres niveles. Se consulta a los municipios y a
los núcleos agrarios afectados. Se señalan las áreas a deforestar y las
afectaciones a la fauna y al suelo. Pero aquí todo se hizo de manera
autoritaria y hermética, en complicidad con la máxima autoridad en la materia,
Juan José Guerra Abud, otro funcionario al servicio del Grupo Atlacomulco y a
quien Peña Nieto lo puso a cargo de la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos
Naturales (Semarnat) para cuidar los intereses empresariales.”
El
pasado 23 de junio, la Semarnat extendió el permiso SGPA/DGIRA/DG/0359 mediante
el que autorizó el derribo de más de 37 mil árboles ubicados en el corredor
central de la carretera México-Toluca, para construir un nuevo tramo de cuota
que correrá paralelo al tren.
La
tala indiscriminada provocó de inmediato –sobre todo en redes sociales– el
rechazo de la población y de los automovilistas que diariamente veían el
derribo de cientos de pinos. La creciente inconformidad obligó a la SCT a
comprometerse a plantar 10 árboles por cada árbol derribado. Está por verse si
cumple su promesa de plantar 370 mil árboles.
Y
en la zona de Santa Fe, en el Distrito Federal, la obra ferroviaria también
comienza a generar protestas sociales. El pasado viernes 7, los colonos del
pueblo de Santa Fe bloquearon en ambos sentidos la avenida Vasco de Quiroga
para exigir el cambio de ruta del tren. Advirtieron que las manifestaciones se
incrementarán si no se cumplen sus demandas.
Desde
que arrancó la construcción, al menos 90 comités vecinales de la delegación
Álvaro Obregón rechazaron la obra al asegurar que provocará caos urbano y
dañará su patrimonio. Los colonos han estado reuniéndose con las autoridades de
la demarcación para pedirles que se sumen a su demanda y exijan el cambio de
ruta.
El
jefe delegacional, Leonel Luna, junto con algunos diputados del PRD, como
Eduardo Santillán, ya se manifestaron a favor de los vecinos al señalar que el
paso del tren por la zona acarreará graves conflictos sociales.
Privatización
del Nevado de Toluca
En
el otro extremo de la ruta del tren, los ejidatarios del Nevado de Toluca
también están preocupados por la posibilidad de que sus parcelas agrícolas y
boscosas sean devoradas por la urbanización que traerá la estación ferroviaria
de Zinacantepec, que se construirá a las faldas del volcán.
Cuando
era gobernador del Estado de México, Arturo Montiel, tío de Peña Nieto, intentó
construir en el Nevado un centro internacional de esquí, con restaurantes,
centros comerciales, campo de golf y una lujosa zona residencial.
Montiel
no logró cristalizar su sueño porque se lo impedía un decreto presidencial del
general Lázaro Cárdenas de 1936, que declaró “parque nacional” al Nevado y
prohibió toda actividad ajena a su conservación en esas tierras ejidales.
Pero
el 1 de octubre del año pasado, mediante otro decreto presidencial, Peña Nieto
le quitó el rango de “parque nacional” al volcán y lo privatizó, con lo que le
abrió las puertas al Grupo Atlacomulco para que pueda manejar las 53 mil
hectáreas de la zona y realizar finalmente sus jugosas inversiones
inmobiliarias (Proceso 1931).
Sin
embargo, el ejido de San Juan de las Huertas –uno de los 17 núcleos ejidales
asentados en el Nevado– no quiso dejarse arrebatar sus tierras y se amparó
contra el decreto presidencial de Peña Nieto, al que considera
inconstitucional. El litigio sigue en curso (Proceso 1933).
De
ahí que, ahora, los ejidatarios del Nevado consideren una amenaza la
construcción del tren. El abogado de los colonos de San Juan de las Huertas,
Misael Toledo Ramírez, afirma:
“No
es ninguna casualidad que la última estación ferroviaria vaya a construirse no
en la ciudad de Toluca, sino en el municipio de Zinacantepec, situado
justamente a las faldas del volcán. Todo está meticulosamente calculado. El
tren forma parte de un proyecto empresarial mucho más amplio; dará conectividad
a desarrollos inmobiliarios, turísticos y comerciales. Es un plan a largo
plazo. Y el Nevado es la cereza del pastel.”
–¿Ya
padecen el embate de los especuladores inmobiliarios?
–Sí,
por supuesto. Actualmente, la empresa Desarrolladora Hacienda Las Huertas está
construyendo un fraccionamiento de más de mil casas en el municipio de
Zinacantepec. Se vendrán más empresas con la llegada del tren. Pero los
ejidatarios seguirán defendiendo sus tierras y sus bosques, aunque nos
enfrentemos a ese pequeño grupo de empresarios dedicados a lucrar con el
despojo de terrenos.
En
efecto, OHL ocasionó despojos de tierras ejidales y muchos estragos en las
comunidades cuando Peña Nieto era gobernador del Estado de México y le dio las
concesiones de sus obras más importantes, como el Circuito Exterior Mexiquense
y el Viaducto Bicentenario, el llamado “segundo piso” que corre de Cuatro
Caminos a Cuautitlán.
Como
gobernador, Peña Nieto no se cansó de pregonar que el Circuito Exterior
Mexiquense era en su momento la obra carretera más importante del país y la
utilizó para afianzar su carrera a la Presidencia. Pero la construyó de manera
arbitraria. Esa ancha cinta asfáltica que circunda una parte de la Ciudad de
México se tendió sin haberse llevado los procesos expropiatorios con los ejidos
que cercenó, como los de Tultepec, Huehuetoca, Coyotepec, Zumpango, Melchor
Ocampo y Jaltengo, entre otros.
Bordeada
con vallas metálicas y altos taludes, esa autopista de cuota también cortó la
comunicación a populosos centros de población, como Ciudad Nezahualcóyotl,
Chimalhuacán, Texcoco y Tultepec. Hubo movimientos de resistencia civil de
pobladores y alcaldes que vieron mutilado su territorio.
Los
inconformes señalaban que el circuito –de 113 kilómetros de longitud– no era ni
siquiera de utilidad pública, sino más bien un “negocio privado” que Peña Nieto
le entregó en concesión a OHL para que lo explotara durante 40 años (Proceso
1802).
Mientras
que a Carlos Hank Rhon –hijo del profesor Carlos Hank González, una de las
figuras emblemáticas del Grupo Atlacomulco– Peña Nieto le dio importante obra
gubernamental a través de dos de sus empresas, La Peninsular y La Nacional.
Por
ejemplo, los Hank construyeron la moderna autopista que corre de Lerma a Tres
Marías, donde se conecta con la autopista México-Cuernavaca. Es una carretera
de peaje de aproximadamente 67 kilómetros y con un costo aproximado de 2 mil
600 millones de pesos. Se inició en la época de Montiel y continuó durante todo
el gobierno de Peña Nieto, quien, ya instalado en Los Pinos, entrega la
construcción del tren México-Toluca a sus favorecidos de siempre
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