México
aguanta dos volcanes/Jorge Ramos Ávalos
REFORMA, 15 de noviembre de 2014
Lo peor de la actual crisis
de violencia, impunidad y corrupción en México es esa espantosa sensación de
que no va a pasar nada. Nada. Es el temor, bien fundado, de que no habrá
justicia en el caso de la matanza de 43 estudiantes en Guerrero, ni habrá tampoco
una investigación oficial sobre cómo se financió la casa de siete millones de
dólares de la familia presidencial. Indigna sospechar que todo seguirá igual.
Ya nos ha pasado antes. Nadie
pagó por la masacre de estudiantes de 1968. Nadie ha investigado oficialmente
cómo nuestros expresidentes se han hecho millonarios. Y ahora el México del
presidente Enrique Peña Nieto es el paraíso de los delincuentes; casi nadie
reporta los crímenes -por desconfianza en la justicia- y casi todos los delitos
que sí se reportan quedan impunes (INEGI).
¡Cómo extraño a Carlos
Fuentes! Cada vez que había una crisis grave en México, iba a la casa-guarida
del fallecido escritor y me lo trataba de explicar. Pero la última vez, tras
analizar no sé qué momento en la historia reciente del país, me dijo como
conclusión una frase terrible: "México aguanta dos volcanes".
Se refería, por supuesto, a
los dos volcanes que vigilan y amenazan permanentemente a la Ciudad de México,
el Popocatépetl y el Iztaccíhuatl. Pero también a esa capacidad tan mexicana de
aguantar las tragedias y los abusos de sus gobernantes.
No entiendo, de verdad, cómo
pueden haber sido asesinados 43 estudiantes y no culpar de eso a la fallida
estrategia contra el crimen de Peña Nieto. "Desde luego que fue un crimen
de Estado", me dijo en una entrevista José Miguel Vivanco de Human Rights
Watch. Participaron policías, militares y políticos. Y el Presidente, en un
pasmoso acto de omisión e incapacidad, se ocultó -primero- y luego actuó con
negligencia y sin asumir ninguna responsabilidad. Por eso crecen los pedidos,
en las calles y en las redes sociales, para que renuncie. "Lárgate
EPN", leí en una pared del Palacio Nacional.
La "casa blanca" de
la familia presidencial es otra historia increíble. La periodista Carmen
Aristegui y su equipo denunciaron con valentía y precisión que una corporación
-que recibió contratos millonarios del gobierno del Estado de México y una
licitación (ahora revocada) de un tren rápido- es la dueña de la casa que
adquiere a plazos Angélica Rivera, la esposa del presidente Peña Nieto.
La pregunta es si Peña Nieto
y su familia se han beneficiado económicamente por estar en la Presidencia. No
conozco a ningún mexicano o mexicana a quien un ex contratista gubernamental le
financie una casa así. Ninguno. La casa fue valuada en siete millones de
dólares, pero ¿cuánto, en realidad, se está pagando por ella? Esto es un
gravísimo conflicto de interés y un serio error de juicio presidencial.
¿Qué pasaría en Estados
Unidos si una empresa privada, que recibió contratos del gobierno y del partido
político en el poder (PRI), financiara en secreto la casa privada de la primera
dama, Michelle Obama? Habría, les aseguro, audiencias en el Congreso,
investigaciones independientes -para determinar si hubo actos de corrupción y
encubrimiento- y el mismo Presidente correría el peligro de perder su puesto.
Ni la suma de todos los
salarios de funcionario público en la vida de Peña Nieto alcanzaría para pagar
esa casa en Las Lomas. En dos entrevistas, en 2009 y 2011 (aquí están
http://youtu.be/vAv3-TbAJHA), le pregunté a Peña Nieto cuánto dinero tenía y si
era millonario. "No lo soy", me contestó. Su problema es demostrar
que ahora, en la Presidencia, tampoco lo es y que su familia no se ha
enriquecido injustificadamente.
Finalmente, me resisto a
creer que los mexicanos hemos caído en un estado de "desesperanza
aprendida". Más bien, quiero creer que, después de tantos abusos, hemos
aprendido a no dejarnos más. Los próximos días serán clave para que México
cambie, y a fondo. Si dejamos pasar este momento, estaremos condenados a lo que
tenemos. A pesar del respeto y admiración que siempre le tuve, espero que en
este caso Carlos Fuentes no tenga razón.
Posdata a tiempo. El
presidente Obama hizo dos promesas a los latinos. Ahora es el momento de
cumplir. A pesar de las amenazas de los republicanos, debe ayudar a millones de
indocumentados con una acción ejecutiva. Be bold (sea contundente) le han
pedido los Dreamers. Beneficie a más de siete millones, le piden. Pero el verdadero
riesgo es quedar mal con todos: con los republicanos por hacerlo y con los
latinos por ser demasiado tímido.
@jorgeramosnews
No hay comentarios.:
Publicar un comentario