México
arde/Jorge G. Castañeda was Mexico’s Secretary of Foreign Affairs from 2000-2003, after joining with his ideological opponent, President Vicente Fox, to create the country’s first democratic government. He is currently Global Distinguished Professor of Politics and Latin American and Caribbean Studies at New York University, and is the author of The Latin American Left After the Cold War and Compañero: The Life and Death of Che Guevara.
Traducido del inglés por Carlos Manzano.
Project
Syndicate | 6 de enero de 2015
La
ultima vez en que México experimentó una crisis política más grave que la de
hoy fue en 1994, cuando un grupo de guerrilleros llamados zapatistas llevaron a
cabo un levantamiento semiarmado en el Estado meridional de Chiapas. El sucesor
del Presidente, elegido a dedo, fue asesinado y, como si eso no fuera bastante,
el valor del peso se había desplomado casi un 70 por ciento. La crisis actual
no es tan grave, pero se le aproxima.
En
diciembre de 2012, el Presidente Enriqe Peña Nieto tomó posesión de su cargo en
circunstancias no halagüeñas. Fue elegido con tan sólo el 38 por ciento de los
votos, sin mayoría en ninguna de las cámaras del Congreso y con el control por
la oposición de la Ciudad de México, la capital. El candidato que le siguió en
votos, el dirigente de la oposición Andrés Manuel López Obrador, impugnó los
resultados de la elección.
Peña
Nieto afrontaba dificultades graves. Su Partido Revolucionario Institucional
(PRI) había gobernado a México durante 70 años, hasta que fue desalojado del
poder en 2000. Una gran mayoría de los votantes mexicanos seguían sospechando
de su corrupción, autoritarismo e incompetencia económica. El predecesor de
Peña Nieto, Felipe Calderón, le había legado una guerra contra las drogas que
ya había causado más de 60.000 muertes; al menos otros 22.000 mexicanos estaban
desaparecidos.
Al
principio, pareció que Peña Nieto podría dar la vuelta a la situación. Concertó
un acuerdo con los dos partidos de la oposición –el Partido de Acción Nacional
(PAN), de centro derecha, y el Partido de la Revolución Democrática (PRD), de
centro izquierda– y consiguió importantes cambios legislativos. Fue aclamado
como un reformador de primera. El país estaba viviendo el “momento mexicano”,
como lo denominaron sus preparadores, y parecía estar a punto de cumplir, por
fin, su gran promesa.
Dos
años después, el éxito parece estar escapándosele de las manos a Peña Nieto. El
país y su Presidente, cada vez más canoso, están experimentando un escándalo,
tragedia, o decepción tras otro.
El
precio del petróleo, del que el Gobierno obtiene una tercera parte de sus
ingresos, se ha desplomado un 40 por ciento en seis meses. Como se prevé que el
crecimiento económico del año pasado habrá sido del dos por ciento, después de
un crecimiento del 1,1 por ciento en 2013, México apenas habrá crecido más
rápido que en el primer tercio del mandato de seis años de Peña Nieto que
durante el último cuarto de siglo.
Entretanto,
un pacto que Peña Nieto hizo con su predecesor se está volviendo contra él. A
cambio de su apoyo en el Senado a la reforma del sector energético, concedió a
Calderón y sus ayudantes un perdón general tácito por cualesquiera fechorías
imaginables que hubiera cometido su gobierno presidencial, lo que perjudica al
prestigio de Peña Nieto exactamente en los sectores en que los mexicanos más
desconfían de sus dirigentes: los de la violencia y la corrupción política.
La
matanza en el pasado mes de junio de veintidós civiles por el Ejército en
Tlatlaya, ciudad pequeña al oeste de la Ciudad de México, y la desaparición y
posterior asesinato e incineración de 43 estudiantes cerca también de la
capital no fueron una novedad en México. Las ejecuciones y desapariciones
extrajudiciales fueron corrientes durante el gobierno de Calderón.
Pero
esa vez hubo reacción. Estallaron protestas en todo México. El Gobierno abordó
torpemente los dos episodios, por creer que pronto llegaría la calma. Peña
Nieto no ha visitado aún Iguala, la ciudad en la que los estudiantes fueron
raptados y asesinados. Esperó un mes desde que desaparecieron antes de reunirse
con sus padres y pasó una semana en China y Australia en plena crisis.
Entretanto,
se han ido acumulando las acusaciones de corrupción. Tan sólo unas horas
después de que Peña Nieto anulara un contrato con una empresa ferroviaria de
China para construir un tren rápido al norte de Ciudad de México, se reveló que
su esposa había adquirido una mansión ostentosa, gracias a una hipoteca que le
concedió el socio mexicano de la empresa ferroviaria china.
El
conflicto de intereses fue tan desvergonzado, incluso para lo que es habitual
en México, que la primera dama, una popular ex actriz de telenovela, se
apresuró a anunciar que vendería la mansión. Después, a comienzos del pasado
mes de diciembre, el Wall Street Journal revelóque el ministro de Hacienda de
Peña Nieto, Luis Videgaray, había comprado también una casa a finales de 2012,
justo antes de ocupar su cargo, al mismo contratista y con una hipoteca
similar. En el segundo aniversario de la toma de posesión de su cargo por parte
de Peña Nieto, su tasa de aprobación había mermado hasta el 39 por ciento y el
58 por ciento del público desaprobaba su desempeño en el cargo.
Peña
Nieto ha intentado salir del paso en la crisis prometiendo reformas encaminadas
a mejorar la seguridad y fortalecer el Estado de derecho. El problema de esa
estrategia estriba en lo que ningún presidente mexicano ha estado dispuesto a
reconocer: el país nunca ha conocido el Estado de derecho.
Antes
del advenimiento de la democracia en 2000, la mano de hierro de un Estado
autoritario y corrupto imponía el orden. Cuando se aflojó, cualquier parecido
de ley y orden despareció. Mientras no se reconozca, las reformas al respecto
carecerán de credibilidad tanto para los mexicanos como para los inversores
extranjeros y, por tanto no es probable que resulten eficaces. Lamentablemente,
no es probable que Peña Nieto, cuyo partido gobernó a México en los malos
tiempos pasados, sea el Presidente que rompa el molde.
En
tiempos México estaba acostumbrado a las crisis (aunque no ha tenido ninguna
durante veinte años), pero solían estallar al final de un mandato presidencial.
A Peña Nieto le quedan cuatro años más en el cargo y la minoría política
selecta que lo llevó al poder le impide adoptar las medidas drásticas –cambio
de gobierno, rendición de cuentas en materia de delitos de corrupción y
violaciones de los derechos humanos y reformas judiciales radicales– que México
necesita.
Pero
la opción substitutiva podría ser peor: una violenta reacción populista que
destruya gran parte de lo que México ha logrado a lo largo de los dos últimos
decenios.
2 comentarios:
Fred por circunstancias que desconozco, apareces en mi página de FACEBOOK, como mi amigo cosa que me honra, cosa que aprovecho para decirte en primer lugar quién soy: me llamo Armando Martínez e Inclán, tengo 82 años de edad, vivo en un lugar llamado Las Gardenias Residencial para Adultos Mayores, en Querétaro , donde y he escrito 2 libros, el primero se llama El Deseo de Vivir, un relato sobre mi familia, y obtuvo un premio de la Editorial Plenitud (memoria y biografía) en la FIL Ancianos de Guadalajara en 2013.Y el año pasado presente un segundo libro llamado "odisea de un Diputado" este lo presente en diciembre pasado, también en la FIL Ancianos 2014, es la vida de mi padre, de origen indigena (Zapoteco) que fue Maestro Normalista en Oaxaca, antirreeleccionista, Revolucionario, Militar, Diputado, Senador, Ingeniero forestal etc., este libro muestra en cada acto de su vida, su valor, honradez y profesionalismo para defender sus ideales y luchar por las causas por aquellos que menos tenían, conoció a personajes de la historia de México como Madero, Carranza, Generales como Francisco De P. Mariel y Pascual Orosco Le tomó protesta a Adolfo de la huerta, Emilio Portes Gil, Lázaro Cárdenas, Adolfo Ruíz Cortines, el Ingeniero Miguel Ángel de Quevedo, el apóstol del árbol, etc.
Lo que pretendo con este libo es dar un mensaje de lo que debe ser una persona como mi padre, y además que los acontecimientos que se están viviendo actualmente podrían repetirse, pues ya se cuentan por miles los muertos en todo el país, por lo que hago un llamado a todos ciudadanos del país para que usemos la razón y no la violencia, ya que el país requiere un cambio urgente. Espero que mi comentario sea publicado gracias.
Armando Bienvenido el comentario….
Que interesante la vida de vuestro padre…¿dónde se consigue el libro?
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