Lo que Francisco dijo sobre el “genocidio armenio”
- “La humanidad vivió en el siglo pasado tres grandes tragedias y sin precedentes: La primera se considera generalmente como 'el primer genocidio del siglo XX'”: Papa Francisco.
Nueve horas del domingo 12 de abril de 2015… día de la Divina Misericordia, segundo domingo de Pascua: “Santa Misa por el centenario de los mártires armenios”.
Había en la Basílica de San Pedro, en Roma miles de fieles armenios que asistieron a la celebración de un servicio religioso con motivo de los 100 años del martirio, la deportación y exterminio de quizá 1,5 millones de armenios; estaban en la celebración varios líderes religiosos. El Papa Francisco proclamó ese día al armeno San Gregorio de Narek, como doctor de la Iglesia universal.
La eucaristía fue presidida por el Papa Francisco y concelebrada por su beatitud Nerses Bedros XIX Tarmouni, patriarca de Cilicia de los Armenios católicos; con la presencia de su santidad Karekin II, supremo patriarca y Catholicos de todos los armenios; y de su santidad Aram I, Catholicos de la Grande Casa de Cilicia. Estaba también presente, el presidente de la República de Armenia, Ser Sargsyan y diversas autoridades más.
En la misa fueron cantados diversos himnos armenios por dos corales: El del patriarcado de Beirut y el de Armenia, e incluso fue tocado un instrumento típico: El duduk. A un costado del altar estaba una imagen de la Virgen María y del otro el ícono de San Gregorio de Narek, uno de los 36 santos proclamados doctores de la Iglesias (durante la masacre de los años 1915-1916, fueron destruidos el monasterio y su tumba).
Al comienzo del servicio religioso, Jorge Mario Bergoglio pronunció algunas palabras a modo de saludo, y de entrada leyó un texto, en el cual define la masacre de los armenios por los turcos, como el primer genocidio del siglo XX:
“La humanidad vivió en el siglo pasado tres grandes tragedias y sin precedentes: La primera se considera generalmente como 'el primer genocidio del siglo XX'. (Juan Pablo II y Karekin II, Declaración Conjunta, Etchmiadzin 27 de septiembre de 2001). Esa ha golpeado a vuestro pueblo armenio, la primera nación cristiana, junto a los católicos y los ortodoxos sirios, asirios, caldeos y griegos”.
Y agregó entonces “fueron asesinados obispos, sacerdotes, religiosos, mujeres, hombres, ancianos y niños e incluso enfermos e indefensos…”.
Las otras dos tragedias “fueron las perpetradas por el nazismo y el estalinismo. Y más recientemente otros exterminios en masa, como los de Camboya, Ruanda, Burundi o Bosnia”.
“Y todavía parece que la humanidad no es capaz de cesar de verter sangre inocente. Parece que el entusiasmo construido al final de la II Guerra Mundial está desapareciendo y disolviéndose. Parece que la familia humana rechaza aprender de sus propios errores causados por la ley del terror; y así todavía hoy existe quien busca eliminar a los que son como él, con la ayuda de algunos y con el silencio cómplice de otros que permanecen de espectadores”.
Tras estas duras palabras, el Papa también quiso destacar que “todavía no hemos aprendido que la guerra es una locura, una masacre inútil”.
Y dirigiéndose directamente a los armenios, explicó que “hoy recordamos con el corazón perforado de dolor, pero colmado de la esperanza en el Señor Resucitado, el centenario de aquel trágico evento, de aquel inmenso y delirante exterminio que sufrieron cruelmente vuestros antepasados. Recordarlos es necesario, más aun un deber, porque donde no subsiste la memoria, significa que el mal todavía mantiene abierta la herida. ¡Ocultar o negar el mal es como dejar que una herida siga sangrando sin curarla!”.
(Vale la pena leer completo el discurso papal para entender bien el contexto.
Las reacciones fueron rápidas.
De inmediato e incluso antes de que concluyera el servicio religioso varios periodistas turcos que asistían a la liturgia salieron de la Basílica justo cuando el Papa mencionó la palabra prohibida para comunicar la noticia a Roma y al mundo (Urbi et orbi).
Y en tiempo real ya se estaban dando las primeras reacciones oficiales.
Obviamente esas palabras eran esperadas y provocaron la ira del gobierno turco que estaba pendiente y preparado para reaccionar.
Lo dicho por Francisco fue peor que un “zapatazo”.
El gesto de arrojar calzado contra otra persona supone una de las mayores ofensas que existen en la cultura árabe. Recordemos al periodista iraquí Muntazer al Zaidi cuando aventó uno de sus zapatos contra George Bush a finales de 2008 para protestar por la invasión de Irak.
La pregunta es si Francisco midió muy bien los dichos.
Creo que sí. Hay que leer la homilía completa y el contexto. Francisco sólo recoge una cita de la Declaración Conjunta entre Juan Pablo II y Karekin II, del 27 de septiembre de 2001.
Pero además debemos decir que no es la primera vez que Francisco utiliza la expresión de genocidio armenio, lo hizo muchas veces en Buenos Aires. E incluso también lo hizo como Papa cuando recibió el 2 de junio de 2013 a una delegación guiada por Nerses Bedros XIX Tarmouni, y según medios italianos, al concluir la audiencia, una de las personas al saludarlo le indicó que era descendiente de una de las víctimas de la masacre perpetuada por los turcos. Y simplemente el papa le expresó lo que él piensa sobre el caso: “El primer genocidio del siglo XX fue el de los armenios”.
Aquella vez hubo molestias pero no pasó a mayores como se pretende hoy.
Sabemos que el discurso papal fue enviado con anterioridad a la misa del domingo 12 de abril a diversos círculos diplomáticos del Vaticano para sondear sobre si el uso de la palabra “genocidio” generaría tensiones en Ankara. Al final, dijo la fuente diplomática sin identificar a la agencia de noticias ACI “se consideró que una cita textual de la declaración de 2001 era la mejor forma de dar el mensaje y de evitar estas tensiones diplomáticas”.
Sin embargo, debemos señalar que cuando Francisco leyó el texto el domingo 12 de abril no dijo explícitamente que estaba citando a Juan Pablo II, quizá eso hubiera sido distinto. (en el original está la cita)
Reacciones esperadas
Ahora bien sabemos que la embajada turca ante la Santa Sede había convocado previamente una conferencia de prensa para el mismo domingo en Roma, poco después del servicio religioso, pero un día antes fue suspendida y su titular, Mehmet Pachaco, fue llamado a su país para consultas.
Y lo primero que hizo el gobierno turco ese domingo 12 para expresar su malestar con los dichos papales fue llamar en Ankara a consulta al nuncio Apostólico en el país, Antonio Lucibello. La “irritación” del gobierno la expresó oficialmente el Canciller Mevlut Cavusoglu al nuncio pidiendo explicaciones sobre el motivo por el cual el Santo Padre utilizó la palabra “genocidio” durante el servicio religioso.
En una nota, la legación diplomática expresó el malestar turco por el mensaje del Papa jesuita: “El genocidio es un concepto jurídico, las reivindicaciones no satisfacen los requisitos de ley, aunque se busque explicar sobre la base de una difundida convicción, siguen siendo calumnias”, indicó el comunicado en cual agregó que en la ceremonia religiosa “la historia fue instrumentalizada para fines políticos”.
Precisó el gobierno turco que el Papa en su declaración, se refirió a los eventos que han tenido lugar en Bosnia y en Ruanda como “homicidios de masa”, los cuales son reconocidos como genocidios por los tribunales internacionales competentes.
Y agrega la nota diplomática: “Él (Francisco), empero, llamó los eventos de 1915 un ‘genocidio’ no obstante la ausencia de tal sentencia del tribunal competente. Esto es significativo. No es posible explicar esta contradicción con los conceptos de justicia y de conciencia”.
Y en lo personal, el ministro Mevlut Cavusoglu escribió en su cuenta de twitter de 390 mil seguidores @MevlutCavusoglu: “La posición del Papa, sea desde el punto de vista histórico que jurídica es simplemente inaceptable”.
En otro emitido antes subrayó: “Las funciones religiosas no pueden ser un medio para favorecer el odio y la animosidad a través de argumentos no fundados”.
La Cancillería turca expresó su contrariedad por las declaraciones de Francisco, pues considera que ha “tomado partido”, ignorando así el sufrimiento de los musulmanes y de otros grupos religiosos en el mismo periodo. Y añade que las declaraciones del Papa “contradicen el mensaje de paz, reconciliación y de diálogo” que Francisco llevó en noviembre durante su visita a Turquía.
Pensamos que el asunto quedaría ahí, pero no.
El mensaje de Erdogan contra el Papa político
Dos días después –el martes 14-, el mismísimo presidente Recep Tayyip Erdogan, condenó al Papa Francisco pidiéndole a no repetirlas otra vez, y amenazó: “Yo condeno al Papa y le advierto de que no cometa errores como éste otra vez”.
Y agregó en un tono inusual y nada diplomático en un discurso ante representantes de la Asociación de Exportadores de Turquía, transmitido en directo por la cadena NTV: “No permitiremos incidentes históricos sacados de contexto y se conviertan en una campaña contra nuestro país", y subrayó que "cuando los políticos y los religiosos asumen el trabajo de historiadores, no dicen verdades, sino estupideces".
Si dejamos el asunto así se leería como algo muy agresivo hacia Jorge Mario Bergoglio y podría genera odios.
Precisemos. Erdogan recordó que el año pasado expresó sus condolencias por la tragedia armenia, pero subrayó que esta misma postura debe adoptarse respecto a lo que sucedió a los tártaros de Crimea, de etnia turca, o a los circasianos en el Cáucaso: “Ya dije entonces que mientras los armenios morían en nuestro país, a los otomanos los mataban en otros países, entre otros por parte de armenio.
Y precisó: “Lamento enormemente que el Papa defina como genocidio el sufrimiento de los armenios, junto al de todos los pueblos de nuestra geografía, con los musulmanes en primer lugar”.
“En nuestros encuentros (con el Papa) he visto a un político diferente. No digo un hombre de religión sino a un político. Pero estas declaraciones lamentablemente reflejan la mentalidad que ha llevado a la masacre de millones de personas en la historia”, dijo Erdogan en referencia a las Cruzadas.
Por lo que subrayó: “Quiero subrayar que no permitiremos que los hechos históricos se saquen del contexto y se conviertan en una campaña contra nuestro país”.
Y como una solución al tema, Erdogan propuso que “los historiadores investiguen el asunto”.
Y se comprometió a abrir los archivos “de nuestro Ejército”.
No es mala idea, hay que tomarle la palabra.
La polémica entre el Papa y Ankara se produce a pocos días de la conmemoración internacional del centenario del genocidio armenio -el 24 de abril-, y a menos de dos meses antes de las elecciones generales turcas.
La respuesta del Papa Francisco ha sido la prudencia…
El jesuita sabe bien lo que dijo, además no es la primera vez que lo hace, lo hizo en Argentina varias veces, y lo hizo días después de haber alzado la voz por la matanza de cristianos ante el silencio de la comunidad internacional.
Quizá lo que irritó más al gobierno turco fueron las palabras improvisadas de Aram I, el Catholicos de la Iglesia Armenia Apostólica que, hablando diez minutos en inglés, dijo que “el genocidio armenio es un hecho inolvidable e innegable en la historia, claramente situados en los anales de la historia moderna y en la conciencia del pueblo armenio. Por ello cualquier intento de borrarlo de la historia está condenado al fracaso”.
Todavía más en una entrevista posterior a la misa del domingo, Aram I, afirma que “del genocidio armenio hay prueba inconfutables. Están los documentos, las verificaciones, los testimonios de testigos oculares, los informes de los diplomáticos de la época. Y las investigaciones de legiones de historiadores, en su mayoría no armenios. Todos dicen lo mismo: fue un verdadero genocidio. Y la intención fue genocidiaria. Querían exterminar al pueblo armenio, cancelar de la historia y de los mapas todo lo que fuera armenio. La diáspora armenia es enorme. En la nación que se llama Armenia actualmente hay 3 millones de habitantes, mientras otros 8 millones viven en diferentes países. ¿Quién creó esta diáspora? No decidimos nosotros convertirnos en una diáspora. Incluso la diáspora armenia es en sí una constatación de lo que fue un genocidio en el sentido real y también jurídico de la palabra”.
En cambio su beatitud Nerses Bedros XIX Tarmouni leyó unas palabras de agradecimiento recordó el genocidio armenio e indicó que la Iglesia armenia declarará mártires el 23 de abril próximo a todos aquellos que aceptaron la muerte cristianamente. En tanto, su santidad Karekin II, agradeció también la oportunidad de visitar Roma junto con las autoridades, y participar en esta misa y expresó la alegría de su pueblo por la proclamación de San Gregorio de Narek como doctor de la Iglesia. También unas palabras de agradecimiento y pidió justicia, puesto que fue se trató de un crimen contra la humanidad y los derechos humanos.
Los problemas diplomáticos de Ankara con la Santa Sede se dieron desde el año 2001 cuando el hoy Santo Juan Pablo II y el Catholicos Karekin II, jefe de la Iglesia apostólica armenia, firmaron na declaración conjunta que incluyó la expresión: “El exterminio de un millón y medio de cristianos armenios, que generalmente es definido como el primer genocidio del siglo XX”.
Pero las cosas se compusieron e incluso, Francisco asistió a Turquía el pasado mes de noviembre donde exaltó con palabras llenas de gratitud la misión de diálogo y reconciliación que Turquía está llamada a realizar por el hecho mismo de ser un puente entre Europa y Oriente Medio.
Pero si no es genocidio ¿cómo llamarlo?
Y es que Turquía nunca ha reconocido la masacre, aunque en 2014 el primer ministro y hoy presidente Erdogan ofreció condolencias a los descendientes de las víctimas.
Oficialmente, el genocidio armenio ha sido reconocido más o menos explícitamente por las asambleas parlamentarias de 22 países -entre ellos Argentina, Bélgica, Canadá, Chile, Chipre, Francia, Grecia, Italia, Lituania, Líbano, Países Bajos, Polonia, Rusia, Eslovaquia, Suecia, Suiza, Uruguay, Venezuela y la misma Armenia-; en cambio en otros sitios ha sido reconocido solamente por administraciones locales o asambleas legislativas regionales., como el Parlamento Vasco.
Muchos países, como Estados Unidos e Israel, prefieren todavía no usar el término Genocidio.
Barack Obama se había comprometido a favor de reconocer el genocidio armenio antes de convertirse en el presidente de EU pero desde que llegó al poder ha evitado el término. El único presidente norteamericano que públicamente calificó de genocidio la matanza de armenios fue Ronald Reagan, y desde entonces sus sucesores en el cargo han huido a emplear el término.
Hace algunas semanas, una representación de demócratas y republicanos presentó al Congreso estadounidense una resolución para reconocer el genocidio. De la misma manera, en su informe anual sobre los derechos humanos aprobado el 12 de marzo, el Parlamento europeo pidió que los Estados miembros de la Unión Europea reconocieran el genocidio de los armenios. Y el gobierno turco respondió diciendo que esta petición era “problemática” y dañina para las relaciones entre Turquía, Armenia y la Unión Europea.
Y es que la cuestión va más allá de una mera denominación ya que una de las condiciones impuestas a Turquía para poder integrarse en la Unión Europea es que reconozca como tal el genocidio contra los armenios.
Algunos historiadores calculan que, entre 1915 y 1923, un millón y medio de armenios murieron directamente por las masacres y las deportaciones a manos del Imperio Otomano, actual Turquía, mientras que otro medio millón se vio forzado a huir al extranjero.
Empero, Turquía no reconoce estos hechos como genocidio sino que los considera lamentables excesos cometidos durante una guerra entre las fuerzas del orden y las milicias armenias, aliadas de Rusia en la I Guerra Mundial.
El profesor Jean Meyer (El Universal, 22 de abril de 2007) dice que “la primera gran matanza perpetrada en el siglo XX, en medio de la carnicería industrial de la Primera Guerra Mundial, fue la que ideó y ordenó el grupo que dirigía entonces el imperio otomano”.
Agrega Mejer que “la premeditación está comprobada por los 10 mandamientos del Comité Unión y Progreso, elaborados unos meses antes de las matanzas. El guión fue aplicado en tres etapas: La primera fue la liquidación de la élite intelectual, política y religiosa armenia. Empezó en la noche del 23 al 24 de abril de 1915 (por eso el 24 de abril es ahora el día de duelo en el mundo armenio), en Constantinopla-Estambul y en todas las ciudades del imperio. Este asesinato sintético eliminó a cientos de dirigentes, empresarios, escritores, artistas, periodistas, sacerdotes, sólo en Estambul, 800…”.
Algo que me ocurrió en Estambul
En 2007 fui invitado a Estambul a una reunión con personas de varios países para hablar de política, de religión y de muchas cosas más. Fue una buena experiencia y me quedé enamorado de ese país, como si fuera el cuento de las 1001 noches.
Y entonces hablé sin temor del genocidio armenio. Recuerdo que hablé en español –y alguien me ayudo en la traducción- con un líder turco y éste se hizo que no me entendió bien.
Seguimos charlando pero hasta ahí. Entonces estaba reciente el asesinato de Hrant Dink, periodista turco de origen armenio a la puerta del semanario Agos. Mi interlocutor, no me respondió y cambió de tema. Ahí la deje, el asunto le entendí después. ¡Estaba abordando temas candentes sin saberlo!
Y lo hice quizás influido por el escritor Orhám Pamuk, y es que traía en la mano uno de sus libros: Estambul.
Insisto no tuve eco, debido quizás a mi falta de inglés, y mi amigo traductor me dijo después que el tema estaba difícil y no sabíamos que estaba penado hablar del tema.
Después me enteré que apenas tres años antes en 2004 Pamuk -premio nobel de literatura 2006-, había sido sometido a un juicio penal su "pecado" haber dicho a un periódico suizo que ya era tiempo de que su país reconociera el genocidio armenio y los derechos culturales de los kurdos: "Treinta mil kurdos y un millón de armenios fueron asesinados en Turquía y nadie se atreve a hablar del tema”, dijo.
Pamuk fue acusado por insultar la identidad turca.
La Turquía moderna niega la historia, y negarla es ser víctima de ella. Tarde que temprano lo harán, sin duda.
Ojalá- que significa quiera Alá-, lo hagan.
Felicidades al Papa Francisco por abordar si miedo el tema.
Lástima del discurso fuerte el sr. Erdogan, a quien recibimos en México con los brazos abiertos.
Pero hay que tomarle la palabra y abrir los archivos, es una buena señal.
@fredalvarez
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Qué es el genocidio?
La Wikipedia precisa que el término fue acuñado por un jurista judío, Raphael Lemkin, quien en 1939 huyó de Polonia para asilarse en EU.
Después de haber estudiado las masacres promovidas por el Imperio Otomano contra los armenios en 1915, Lemkin escribió su libro El poder del Eje en la Europa ocupada (1944) donde denunciaba la «práctica de acciones coordinadas que tienden a la destrucción de los elementos decisivos de la vida de los grupos nacionales, con la finalidad de su aniquilamiento».
Cuatro años después, con fecha 9 de diciembre de 1948, la Asamblea General de Naciones Unidas aprobó una Convención para la Prevención y Sanción del Crimen del Genocidio. Allí se estableció una definición canónica de acción genocida considerada como «cualquier medida o acción destinada a la exterminación o la eliminación sistemática de un grupo social por motivo de su etnia, nacionalidad, religión o ideología política».
La definición de 1948 reaparecerá en el Estatuto de Roma de la Corte Penal Internacional de 1998. Curiosamente, una resolución de Naciones Unidas anterior a la de 1948 fue bastante más penetrante a la hora de explicar la inmoralidad esencial que caracterizan a las prácticas genocidas al suponer la denegación del derecho a la vida de los grupos humanos (y esto con independencia de que estos hayan sido destruidos por completo o solo en parte).
Conviene no olvidar que la noción de genocidio recibió inspiración de las atrocidades nazis contra la población judía y otras minorías.
Genocidios
ABC | Luis de la Corte Ibáñez, 19 de agosto de 2014
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!...sí, si el crimen es antiquísimo, la noción y la palabra misma de “genocidio” son modernas, hijas de la tenacidad de Raphael Lemkin (1900-1959), acaso el abogado más grande del siglo XX. Este jurista judío polaco, dotado para las lenguas y cosmopolita casi por fuerza, dedicó su vida a la defensa de un único caso, que ganó. Horrorizado por matanzas hoy olvidadas -como Simele, donde, en 1933, el Ejército iraquí masacró a todos los cristianos asirios-, Lemkin abogó sin descanso por la execración de lo inevitable y, en un libro publicado en 1944 (Axis Rule in Occupied Europe), acuñó y definió el término de “genocidio”: “La destrucción de una nación o de un grupo étnico” en virtud de un “plan coordinado y dirigido al exterminio del grupo como tal”. Acabada la guerra, la Asamblea General de Naciones Unidas aprobó -el 9 de diciembre de 1948- la Convención para la Prevención y Sanción del Crimen de Genocidio, que seguía punto por punto las ideas de Lemkin, centradas en prevenir y reprimir los actos dirigidos sistemáticamente a la destrucción, en todo o en parte, de un grupo nacional, étnico, racial o religioso.
Pero ni su impulsor ni la Convención son Historia Sagrada: hoy saltan a la vista las carencias de la definición de Lemkin, aquello que pretirió, el exterminio por razones políticas o ideológicas. Criticarle por ello sería un anacronismo además de una injusticia, pues, como todo buen abogado, Lemkin sabía de sobra que, para ganar su caso, debía presentarlo selectivamente. Y, en 1948, la Unión Soviética de Iósif Visariónovich Stalin (1878-1953) nunca habría aceptado la caracterización como genocida del exterminio sistemático de grupos de personas por razones políticas o ideológicas. Ciertamente, los eliticidios o las deportaciones ya eran considerados en 1948 como crímenes de guerra o delitos contra la Humanidad, pero no genocidio. En cualquier caso, la historia del derecho muestra que aunque las definiciones legales -hijas de su tiempo- no se deberían sacar de su contexto, también son perfectamente discutibles…
Veáse...Genocidio e Historia Sagrada
Por Pablo Salvador Coderch, catedrático de Derecho Civil de la Universitat Pompeu Fabra (EL PAÍS, 18/12/08):
Había en la Basílica de San Pedro, en Roma miles de fieles armenios que asistieron a la celebración de un servicio religioso con motivo de los 100 años del martirio, la deportación y exterminio de quizá 1,5 millones de armenios; estaban en la celebración varios líderes religiosos. El Papa Francisco proclamó ese día al armeno San Gregorio de Narek, como doctor de la Iglesia universal.
La eucaristía fue presidida por el Papa Francisco y concelebrada por su beatitud Nerses Bedros XIX Tarmouni, patriarca de Cilicia de los Armenios católicos; con la presencia de su santidad Karekin II, supremo patriarca y Catholicos de todos los armenios; y de su santidad Aram I, Catholicos de la Grande Casa de Cilicia. Estaba también presente, el presidente de la República de Armenia, Ser Sargsyan y diversas autoridades más.
En la misa fueron cantados diversos himnos armenios por dos corales: El del patriarcado de Beirut y el de Armenia, e incluso fue tocado un instrumento típico: El duduk. A un costado del altar estaba una imagen de la Virgen María y del otro el ícono de San Gregorio de Narek, uno de los 36 santos proclamados doctores de la Iglesias (durante la masacre de los años 1915-1916, fueron destruidos el monasterio y su tumba).
Al comienzo del servicio religioso, Jorge Mario Bergoglio pronunció algunas palabras a modo de saludo, y de entrada leyó un texto, en el cual define la masacre de los armenios por los turcos, como el primer genocidio del siglo XX:
“La humanidad vivió en el siglo pasado tres grandes tragedias y sin precedentes: La primera se considera generalmente como 'el primer genocidio del siglo XX'. (Juan Pablo II y Karekin II, Declaración Conjunta, Etchmiadzin 27 de septiembre de 2001). Esa ha golpeado a vuestro pueblo armenio, la primera nación cristiana, junto a los católicos y los ortodoxos sirios, asirios, caldeos y griegos”.
Y agregó entonces “fueron asesinados obispos, sacerdotes, religiosos, mujeres, hombres, ancianos y niños e incluso enfermos e indefensos…”.
Las otras dos tragedias “fueron las perpetradas por el nazismo y el estalinismo. Y más recientemente otros exterminios en masa, como los de Camboya, Ruanda, Burundi o Bosnia”.
“Y todavía parece que la humanidad no es capaz de cesar de verter sangre inocente. Parece que el entusiasmo construido al final de la II Guerra Mundial está desapareciendo y disolviéndose. Parece que la familia humana rechaza aprender de sus propios errores causados por la ley del terror; y así todavía hoy existe quien busca eliminar a los que son como él, con la ayuda de algunos y con el silencio cómplice de otros que permanecen de espectadores”.
Tras estas duras palabras, el Papa también quiso destacar que “todavía no hemos aprendido que la guerra es una locura, una masacre inútil”.
Y dirigiéndose directamente a los armenios, explicó que “hoy recordamos con el corazón perforado de dolor, pero colmado de la esperanza en el Señor Resucitado, el centenario de aquel trágico evento, de aquel inmenso y delirante exterminio que sufrieron cruelmente vuestros antepasados. Recordarlos es necesario, más aun un deber, porque donde no subsiste la memoria, significa que el mal todavía mantiene abierta la herida. ¡Ocultar o negar el mal es como dejar que una herida siga sangrando sin curarla!”.
(Vale la pena leer completo el discurso papal para entender bien el contexto.
Las reacciones fueron rápidas.
De inmediato e incluso antes de que concluyera el servicio religioso varios periodistas turcos que asistían a la liturgia salieron de la Basílica justo cuando el Papa mencionó la palabra prohibida para comunicar la noticia a Roma y al mundo (Urbi et orbi).
Y en tiempo real ya se estaban dando las primeras reacciones oficiales.
Obviamente esas palabras eran esperadas y provocaron la ira del gobierno turco que estaba pendiente y preparado para reaccionar.
Lo dicho por Francisco fue peor que un “zapatazo”.
El gesto de arrojar calzado contra otra persona supone una de las mayores ofensas que existen en la cultura árabe. Recordemos al periodista iraquí Muntazer al Zaidi cuando aventó uno de sus zapatos contra George Bush a finales de 2008 para protestar por la invasión de Irak.
La pregunta es si Francisco midió muy bien los dichos.
Creo que sí. Hay que leer la homilía completa y el contexto. Francisco sólo recoge una cita de la Declaración Conjunta entre Juan Pablo II y Karekin II, del 27 de septiembre de 2001.
Pero además debemos decir que no es la primera vez que Francisco utiliza la expresión de genocidio armenio, lo hizo muchas veces en Buenos Aires. E incluso también lo hizo como Papa cuando recibió el 2 de junio de 2013 a una delegación guiada por Nerses Bedros XIX Tarmouni, y según medios italianos, al concluir la audiencia, una de las personas al saludarlo le indicó que era descendiente de una de las víctimas de la masacre perpetuada por los turcos. Y simplemente el papa le expresó lo que él piensa sobre el caso: “El primer genocidio del siglo XX fue el de los armenios”.
Aquella vez hubo molestias pero no pasó a mayores como se pretende hoy.
Sabemos que el discurso papal fue enviado con anterioridad a la misa del domingo 12 de abril a diversos círculos diplomáticos del Vaticano para sondear sobre si el uso de la palabra “genocidio” generaría tensiones en Ankara. Al final, dijo la fuente diplomática sin identificar a la agencia de noticias ACI “se consideró que una cita textual de la declaración de 2001 era la mejor forma de dar el mensaje y de evitar estas tensiones diplomáticas”.
Sin embargo, debemos señalar que cuando Francisco leyó el texto el domingo 12 de abril no dijo explícitamente que estaba citando a Juan Pablo II, quizá eso hubiera sido distinto. (en el original está la cita)
Reacciones esperadas
Ahora bien sabemos que la embajada turca ante la Santa Sede había convocado previamente una conferencia de prensa para el mismo domingo en Roma, poco después del servicio religioso, pero un día antes fue suspendida y su titular, Mehmet Pachaco, fue llamado a su país para consultas.
Y lo primero que hizo el gobierno turco ese domingo 12 para expresar su malestar con los dichos papales fue llamar en Ankara a consulta al nuncio Apostólico en el país, Antonio Lucibello. La “irritación” del gobierno la expresó oficialmente el Canciller Mevlut Cavusoglu al nuncio pidiendo explicaciones sobre el motivo por el cual el Santo Padre utilizó la palabra “genocidio” durante el servicio religioso.
En una nota, la legación diplomática expresó el malestar turco por el mensaje del Papa jesuita: “El genocidio es un concepto jurídico, las reivindicaciones no satisfacen los requisitos de ley, aunque se busque explicar sobre la base de una difundida convicción, siguen siendo calumnias”, indicó el comunicado en cual agregó que en la ceremonia religiosa “la historia fue instrumentalizada para fines políticos”.
Precisó el gobierno turco que el Papa en su declaración, se refirió a los eventos que han tenido lugar en Bosnia y en Ruanda como “homicidios de masa”, los cuales son reconocidos como genocidios por los tribunales internacionales competentes.
Y agrega la nota diplomática: “Él (Francisco), empero, llamó los eventos de 1915 un ‘genocidio’ no obstante la ausencia de tal sentencia del tribunal competente. Esto es significativo. No es posible explicar esta contradicción con los conceptos de justicia y de conciencia”.
Y en lo personal, el ministro Mevlut Cavusoglu escribió en su cuenta de twitter de 390 mil seguidores @MevlutCavusoglu: “La posición del Papa, sea desde el punto de vista histórico que jurídica es simplemente inaceptable”.
En otro emitido antes subrayó: “Las funciones religiosas no pueden ser un medio para favorecer el odio y la animosidad a través de argumentos no fundados”.
La Cancillería turca expresó su contrariedad por las declaraciones de Francisco, pues considera que ha “tomado partido”, ignorando así el sufrimiento de los musulmanes y de otros grupos religiosos en el mismo periodo. Y añade que las declaraciones del Papa “contradicen el mensaje de paz, reconciliación y de diálogo” que Francisco llevó en noviembre durante su visita a Turquía.
Pensamos que el asunto quedaría ahí, pero no.
El mensaje de Erdogan contra el Papa político
Dos días después –el martes 14-, el mismísimo presidente Recep Tayyip Erdogan, condenó al Papa Francisco pidiéndole a no repetirlas otra vez, y amenazó: “Yo condeno al Papa y le advierto de que no cometa errores como éste otra vez”.
Y agregó en un tono inusual y nada diplomático en un discurso ante representantes de la Asociación de Exportadores de Turquía, transmitido en directo por la cadena NTV: “No permitiremos incidentes históricos sacados de contexto y se conviertan en una campaña contra nuestro país", y subrayó que "cuando los políticos y los religiosos asumen el trabajo de historiadores, no dicen verdades, sino estupideces".
Si dejamos el asunto así se leería como algo muy agresivo hacia Jorge Mario Bergoglio y podría genera odios.
Precisemos. Erdogan recordó que el año pasado expresó sus condolencias por la tragedia armenia, pero subrayó que esta misma postura debe adoptarse respecto a lo que sucedió a los tártaros de Crimea, de etnia turca, o a los circasianos en el Cáucaso: “Ya dije entonces que mientras los armenios morían en nuestro país, a los otomanos los mataban en otros países, entre otros por parte de armenio.
Y precisó: “Lamento enormemente que el Papa defina como genocidio el sufrimiento de los armenios, junto al de todos los pueblos de nuestra geografía, con los musulmanes en primer lugar”.
“En nuestros encuentros (con el Papa) he visto a un político diferente. No digo un hombre de religión sino a un político. Pero estas declaraciones lamentablemente reflejan la mentalidad que ha llevado a la masacre de millones de personas en la historia”, dijo Erdogan en referencia a las Cruzadas.
Por lo que subrayó: “Quiero subrayar que no permitiremos que los hechos históricos se saquen del contexto y se conviertan en una campaña contra nuestro país”.
Y como una solución al tema, Erdogan propuso que “los historiadores investiguen el asunto”.
Y se comprometió a abrir los archivos “de nuestro Ejército”.
No es mala idea, hay que tomarle la palabra.
La polémica entre el Papa y Ankara se produce a pocos días de la conmemoración internacional del centenario del genocidio armenio -el 24 de abril-, y a menos de dos meses antes de las elecciones generales turcas.
La respuesta del Papa Francisco ha sido la prudencia…
El jesuita sabe bien lo que dijo, además no es la primera vez que lo hace, lo hizo en Argentina varias veces, y lo hizo días después de haber alzado la voz por la matanza de cristianos ante el silencio de la comunidad internacional.
Quizá lo que irritó más al gobierno turco fueron las palabras improvisadas de Aram I, el Catholicos de la Iglesia Armenia Apostólica que, hablando diez minutos en inglés, dijo que “el genocidio armenio es un hecho inolvidable e innegable en la historia, claramente situados en los anales de la historia moderna y en la conciencia del pueblo armenio. Por ello cualquier intento de borrarlo de la historia está condenado al fracaso”.
Todavía más en una entrevista posterior a la misa del domingo, Aram I, afirma que “del genocidio armenio hay prueba inconfutables. Están los documentos, las verificaciones, los testimonios de testigos oculares, los informes de los diplomáticos de la época. Y las investigaciones de legiones de historiadores, en su mayoría no armenios. Todos dicen lo mismo: fue un verdadero genocidio. Y la intención fue genocidiaria. Querían exterminar al pueblo armenio, cancelar de la historia y de los mapas todo lo que fuera armenio. La diáspora armenia es enorme. En la nación que se llama Armenia actualmente hay 3 millones de habitantes, mientras otros 8 millones viven en diferentes países. ¿Quién creó esta diáspora? No decidimos nosotros convertirnos en una diáspora. Incluso la diáspora armenia es en sí una constatación de lo que fue un genocidio en el sentido real y también jurídico de la palabra”.
En cambio su beatitud Nerses Bedros XIX Tarmouni leyó unas palabras de agradecimiento recordó el genocidio armenio e indicó que la Iglesia armenia declarará mártires el 23 de abril próximo a todos aquellos que aceptaron la muerte cristianamente. En tanto, su santidad Karekin II, agradeció también la oportunidad de visitar Roma junto con las autoridades, y participar en esta misa y expresó la alegría de su pueblo por la proclamación de San Gregorio de Narek como doctor de la Iglesia. También unas palabras de agradecimiento y pidió justicia, puesto que fue se trató de un crimen contra la humanidad y los derechos humanos.
Los problemas diplomáticos de Ankara con la Santa Sede se dieron desde el año 2001 cuando el hoy Santo Juan Pablo II y el Catholicos Karekin II, jefe de la Iglesia apostólica armenia, firmaron na declaración conjunta que incluyó la expresión: “El exterminio de un millón y medio de cristianos armenios, que generalmente es definido como el primer genocidio del siglo XX”.
Pero las cosas se compusieron e incluso, Francisco asistió a Turquía el pasado mes de noviembre donde exaltó con palabras llenas de gratitud la misión de diálogo y reconciliación que Turquía está llamada a realizar por el hecho mismo de ser un puente entre Europa y Oriente Medio.
Pero si no es genocidio ¿cómo llamarlo?
Y es que Turquía nunca ha reconocido la masacre, aunque en 2014 el primer ministro y hoy presidente Erdogan ofreció condolencias a los descendientes de las víctimas.
Oficialmente, el genocidio armenio ha sido reconocido más o menos explícitamente por las asambleas parlamentarias de 22 países -entre ellos Argentina, Bélgica, Canadá, Chile, Chipre, Francia, Grecia, Italia, Lituania, Líbano, Países Bajos, Polonia, Rusia, Eslovaquia, Suecia, Suiza, Uruguay, Venezuela y la misma Armenia-; en cambio en otros sitios ha sido reconocido solamente por administraciones locales o asambleas legislativas regionales., como el Parlamento Vasco.
Muchos países, como Estados Unidos e Israel, prefieren todavía no usar el término Genocidio.
Barack Obama se había comprometido a favor de reconocer el genocidio armenio antes de convertirse en el presidente de EU pero desde que llegó al poder ha evitado el término. El único presidente norteamericano que públicamente calificó de genocidio la matanza de armenios fue Ronald Reagan, y desde entonces sus sucesores en el cargo han huido a emplear el término.
Hace algunas semanas, una representación de demócratas y republicanos presentó al Congreso estadounidense una resolución para reconocer el genocidio. De la misma manera, en su informe anual sobre los derechos humanos aprobado el 12 de marzo, el Parlamento europeo pidió que los Estados miembros de la Unión Europea reconocieran el genocidio de los armenios. Y el gobierno turco respondió diciendo que esta petición era “problemática” y dañina para las relaciones entre Turquía, Armenia y la Unión Europea.
Y es que la cuestión va más allá de una mera denominación ya que una de las condiciones impuestas a Turquía para poder integrarse en la Unión Europea es que reconozca como tal el genocidio contra los armenios.
Algunos historiadores calculan que, entre 1915 y 1923, un millón y medio de armenios murieron directamente por las masacres y las deportaciones a manos del Imperio Otomano, actual Turquía, mientras que otro medio millón se vio forzado a huir al extranjero.
Empero, Turquía no reconoce estos hechos como genocidio sino que los considera lamentables excesos cometidos durante una guerra entre las fuerzas del orden y las milicias armenias, aliadas de Rusia en la I Guerra Mundial.
El profesor Jean Meyer (El Universal, 22 de abril de 2007) dice que “la primera gran matanza perpetrada en el siglo XX, en medio de la carnicería industrial de la Primera Guerra Mundial, fue la que ideó y ordenó el grupo que dirigía entonces el imperio otomano”.
Agrega Mejer que “la premeditación está comprobada por los 10 mandamientos del Comité Unión y Progreso, elaborados unos meses antes de las matanzas. El guión fue aplicado en tres etapas: La primera fue la liquidación de la élite intelectual, política y religiosa armenia. Empezó en la noche del 23 al 24 de abril de 1915 (por eso el 24 de abril es ahora el día de duelo en el mundo armenio), en Constantinopla-Estambul y en todas las ciudades del imperio. Este asesinato sintético eliminó a cientos de dirigentes, empresarios, escritores, artistas, periodistas, sacerdotes, sólo en Estambul, 800…”.
Algo que me ocurrió en Estambul
En 2007 fui invitado a Estambul a una reunión con personas de varios países para hablar de política, de religión y de muchas cosas más. Fue una buena experiencia y me quedé enamorado de ese país, como si fuera el cuento de las 1001 noches.
Y entonces hablé sin temor del genocidio armenio. Recuerdo que hablé en español –y alguien me ayudo en la traducción- con un líder turco y éste se hizo que no me entendió bien.
Seguimos charlando pero hasta ahí. Entonces estaba reciente el asesinato de Hrant Dink, periodista turco de origen armenio a la puerta del semanario Agos. Mi interlocutor, no me respondió y cambió de tema. Ahí la deje, el asunto le entendí después. ¡Estaba abordando temas candentes sin saberlo!
Y lo hice quizás influido por el escritor Orhám Pamuk, y es que traía en la mano uno de sus libros: Estambul.
Insisto no tuve eco, debido quizás a mi falta de inglés, y mi amigo traductor me dijo después que el tema estaba difícil y no sabíamos que estaba penado hablar del tema.
Después me enteré que apenas tres años antes en 2004 Pamuk -premio nobel de literatura 2006-, había sido sometido a un juicio penal su "pecado" haber dicho a un periódico suizo que ya era tiempo de que su país reconociera el genocidio armenio y los derechos culturales de los kurdos: "Treinta mil kurdos y un millón de armenios fueron asesinados en Turquía y nadie se atreve a hablar del tema”, dijo.
Pamuk fue acusado por insultar la identidad turca.
La Turquía moderna niega la historia, y negarla es ser víctima de ella. Tarde que temprano lo harán, sin duda.
Ojalá- que significa quiera Alá-, lo hagan.
Felicidades al Papa Francisco por abordar si miedo el tema.
Lástima del discurso fuerte el sr. Erdogan, a quien recibimos en México con los brazos abiertos.
Pero hay que tomarle la palabra y abrir los archivos, es una buena señal.
@fredalvarez
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Qué es el genocidio?
La Wikipedia precisa que el término fue acuñado por un jurista judío, Raphael Lemkin, quien en 1939 huyó de Polonia para asilarse en EU.
Después de haber estudiado las masacres promovidas por el Imperio Otomano contra los armenios en 1915, Lemkin escribió su libro El poder del Eje en la Europa ocupada (1944) donde denunciaba la «práctica de acciones coordinadas que tienden a la destrucción de los elementos decisivos de la vida de los grupos nacionales, con la finalidad de su aniquilamiento».
Cuatro años después, con fecha 9 de diciembre de 1948, la Asamblea General de Naciones Unidas aprobó una Convención para la Prevención y Sanción del Crimen del Genocidio. Allí se estableció una definición canónica de acción genocida considerada como «cualquier medida o acción destinada a la exterminación o la eliminación sistemática de un grupo social por motivo de su etnia, nacionalidad, religión o ideología política».
La definición de 1948 reaparecerá en el Estatuto de Roma de la Corte Penal Internacional de 1998. Curiosamente, una resolución de Naciones Unidas anterior a la de 1948 fue bastante más penetrante a la hora de explicar la inmoralidad esencial que caracterizan a las prácticas genocidas al suponer la denegación del derecho a la vida de los grupos humanos (y esto con independencia de que estos hayan sido destruidos por completo o solo en parte).
Conviene no olvidar que la noción de genocidio recibió inspiración de las atrocidades nazis contra la población judía y otras minorías.
Genocidios
ABC | Luis de la Corte Ibáñez, 19 de agosto de 2014
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!...sí, si el crimen es antiquísimo, la noción y la palabra misma de “genocidio” son modernas, hijas de la tenacidad de Raphael Lemkin (1900-1959), acaso el abogado más grande del siglo XX. Este jurista judío polaco, dotado para las lenguas y cosmopolita casi por fuerza, dedicó su vida a la defensa de un único caso, que ganó. Horrorizado por matanzas hoy olvidadas -como Simele, donde, en 1933, el Ejército iraquí masacró a todos los cristianos asirios-, Lemkin abogó sin descanso por la execración de lo inevitable y, en un libro publicado en 1944 (Axis Rule in Occupied Europe), acuñó y definió el término de “genocidio”: “La destrucción de una nación o de un grupo étnico” en virtud de un “plan coordinado y dirigido al exterminio del grupo como tal”. Acabada la guerra, la Asamblea General de Naciones Unidas aprobó -el 9 de diciembre de 1948- la Convención para la Prevención y Sanción del Crimen de Genocidio, que seguía punto por punto las ideas de Lemkin, centradas en prevenir y reprimir los actos dirigidos sistemáticamente a la destrucción, en todo o en parte, de un grupo nacional, étnico, racial o religioso.
Pero ni su impulsor ni la Convención son Historia Sagrada: hoy saltan a la vista las carencias de la definición de Lemkin, aquello que pretirió, el exterminio por razones políticas o ideológicas. Criticarle por ello sería un anacronismo además de una injusticia, pues, como todo buen abogado, Lemkin sabía de sobra que, para ganar su caso, debía presentarlo selectivamente. Y, en 1948, la Unión Soviética de Iósif Visariónovich Stalin (1878-1953) nunca habría aceptado la caracterización como genocida del exterminio sistemático de grupos de personas por razones políticas o ideológicas. Ciertamente, los eliticidios o las deportaciones ya eran considerados en 1948 como crímenes de guerra o delitos contra la Humanidad, pero no genocidio. En cualquier caso, la historia del derecho muestra que aunque las definiciones legales -hijas de su tiempo- no se deberían sacar de su contexto, también son perfectamente discutibles…
Veáse...Genocidio e Historia Sagrada
Por Pablo Salvador Coderch, catedrático de Derecho Civil de la Universitat Pompeu Fabra (EL PAÍS, 18/12/08):
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