Revista
Proceso
# 2047, 23 de enero de 2016..
Desaparecidos:
el Papa sigue sin responder/RODRIGO VERA
Organizaciones
defensoras de los derechos humanos, en apoyo a los familiares de los
desaparecidos del país, gestionan una reunión privada con el Papa Francisco,
quien vendrá a México el próximo mes. Los padres de los normalistas de
Ayotzinapa intentaron algo similar en Estados Unidos, cuando Bergoglio visitó
ese país el año pasado, pero no lo consiguieron. Pese a la intercesión de la
Compañía de Jesús –a la cual pertenece el pontífice–, y aun cuando el asunto no
es ajeno a la agenda papal, la burocracia vaticana sigue sin dar respuesta.
–Sí,
para que no haya favoritismos, aunque se trate de causas justas, como ésta, de
los desaparecidos. Pero nosotros tampoco queremos brincarnos los canales
formales. Esto incluso nos ayuda a mantener una relación coordinada con la
Iglesia.
En
sus oficinas de la sede provincial en México de la Compañía, en Coyoacán, Cobo
se acoda en el escritorio y enfático, jura y perjura: “Mucha gente piensa que
por ser jesuitas tenemos ‘teléfono rojo’ con el Papa y podemos comunicarnos de
inmediato con él. ¡Falso! ¡Ningún ‘teléfono rojo’! No gozamos de tales
privilegios”.
–A
estas familias se les ha querido acallar y cansar con el fin de que todo se
olvide. Pero pese a todas las presiones en su contra han logrado que estos
crímenes se mantengan a la luz pública. El Centro Pro, junto con otras
organizaciones, logró que el caso Ayotzinapa fuera tomado por la Comisión
Interamericana de Derechos Humanos, justamente para que no quede impune.
“De
manera que un encuentro con el Papa iría en la misma línea de derechos humanos;
serviría para que el problema de los desaparecidos no se olvide. Él les podrá
dar ánimo a los familiares para que continúen en su lucha. El Papa quiere tocar
esa llaga durante su visita, más que convivir con políticos en recepciones
palaciegas.”
Vías
institucionales
Varias
son las organizaciones de familiares de desaparecidos que, por medio de la
nunciatura, han pedido audiencia con el Papa para exponerle de propia voz sus
sufrimientos.
En
noviembre pasado, el Grupo de Los Otros Desaparecidos de Iguala –que intenta
encontrar a más de 400 de ellos– solicitó formalmente una audiencia papal ante
la nunciatura y la diócesis de Chilpancingo-Chilapa. La encargada de las
gestiones, Mayra Vergara, dijo entonces a este semanario:
“No
pretendemos que el Papa nos reciba sólo a nosotros, sino también a los
familiares de los 43 normalistas de Ayotzinapa y de los desaparecidos de todo
el país. Quizá pueda formarse una comisión por cada grupo, pues de otra manera
seríamos miles y eso sería imposible.”
El
propio obispo de Chilpancingo-Chilapa, el franciscano Santiago Rangel, quería
entonces que el Papa visitara Iguala para tener ahí un encuentro con familiares
de desaparecidos de todo el país.
Dijo:
“Tengo un deseo muy personal de que el Papa vaya a Iguala para darnos ahí un
mensaje de paz y reconciliación. Sería muy bueno para las víctimas de la
violencia de todo el país” (Proceso 2038).
Y
concluye: “Te pedimos una audiencia para que bendigas nuestras luchas de
resistencia y fortalezcas nuestra esperanza y nuestra fe en el Dios de la
vida”.
Los
padres de Ayotzinapa llevan más tiempo tratando de tener una audiencia con
Bergoglio. En septiembre pasado viajaron incluso a Estados Unidos para
encontrarse allá con el pontífice. Pero no tuvieron éxito. Ahora que viene a
México, lo intentan de nuevo.
El
pasado 17 de diciembre, el director del Prodh, Mario Patrón, se reunió con
estos familiares en las instalaciones de la normal rural de Ayotzinapa y les
informó de las gestiones de la Compañía para conseguir la audiencia papal.
Uno
de los padres que estuvo presente, don Emiliano Navarrete, comenta: “En esa
reunión participamos unos 35 familiares. Algunos estuvimos de acuerdo en
reunirnos con el Papa, otros no. Finalmente acordamos que, de lograrse ese
encuentro con el Papa, fueran los familiares que así lo quisieran”.
Sergio
Cobo señala que nueve días después, el 26 de diciembre, durante una
peregrinación a la Basílica de Guadalupe que realizaron los familiares de
Ayotzinapa, “volvió a tocarse el asunto de la audiencia”.
Desde
la dirección de la Fundación Loyola –creada en 2005 para ofrecer soporte
institucional y financiero a los proyectos sociales y pastorales de la
Compañía–, Cobo tiene un amplio panorama sobre los esfuerzos de los jesuitas
para acercar al Papa con los familiares de los desaparecidos.
Y
aclara: “Queremos que en esa reunión con el Papa haya una representación de los
familiares de Ayotzinapa, así como de otras organizaciones de desaparecidos. Y
en este esfuerzo están además coordinándose organizaciones no gubernamentales,
universidades y grupos de derechos humanos. No es una bandera sólo de los
jesuitas”.
–¿Qué
tan preocupado estará el Papa con el tema?
–¡Mucho!
No olvidemos que él fue la primera autoridad eclesiástica que denunció la
desaparición de los normalistas de Ayotzinapa, en dos audiencias públicas en el
Vaticano.
Alude
a la audiencia general del 19 de octubre de 2014 en la Plaza de San Pedro,
cuando Bergoglio les dijo a alrededor de 30 mil fieles: “Quisiera hoy elevar
una oración y traer cerca de nuestro corazón al pueblo mexicano que sufre por
la desaparición de sus estudiantes”.
También
alude a la audiencia del siguiente 12 de noviembre, cuando el pontífice volvió
a externar su dolor “por lo que legalmente es una desaparición, pero saben que
es el asesinato de los estudiantes”. Estas muertes atroces –recalcó– “hacen
visible la realidad criminal que existe detrás del tráfico y comercio de las
drogas”.
Comenta
Cobo: “El Papa está muy atento a todas las situaciones que provocan sufrimiento
en nuestro país y quiere estar al lado de la gente que las padece. Él mismo ha
dicho que ‘México está de terror’. Por eso, su agenda de actividades está
organizada para que tenga un acercamiento con las cinco llagas de México.
“Su
encuentro con los enfermos, en un país donde el sistema de salud es injusto, es
tocar una llaga. Convivirá en Chiapas con los indígenas, quienes siempre han
sido explotados y representan una llaga más. Otras dos son los migrantes y los
presos, con quienes estará en Ciudad Juárez. Y también va a Michoacán, que
representa la llaga de la violencia y el narcotráfico. Con la pura visita a
esos lugares el Papa ya nos lanza un mensaje.”
–Sin
embargo, en su agenda de actividades no figura ningún encuentro con los
familiares de desaparecidos ¿realmente hay posibilidades de que se realice?
–En
sus giras internacionales el Papa generalmente tiene encuentros privados que no
se incluyen en su agenda de viaje. Algunas veces se dan a conocer casi al
momento de realizarse. Y respecto a este viaje a México, programado del 12 al
17 de febrero, el mismo Papa ha dicho que le quedan algunos espacios libres en
su agenda y que él decidirá cómo utilizarlos. De manera que esa audiencia es
probable.
–¿Y
dónde podría efectuarse el encuentro?
–Quizás
en la nunciatura apostólica. Es probable. Pero también puede ser en cualquier
otro lugar, durante alguno de sus recorridos. Él es muy hábil para manejar
estos espacios.
Cobo
observa la estatua en bronce de San Ignacio de Loyola, que adorna el amplio
jardín de la sede provincial, y suspira esperanzado: “Sobre esa audiencia,
hasta el momento no se nos ha dado un sí ni un no. No hay ninguna certeza. Pero
nosotros tenemos la esperanza de que se lleve a cabo”. l
No hay comentarios.:
Publicar un comentario