Revista
Proceso
# 2047, 23 de enero de 2016..
El
video escondido de la noche de Iguala/ANABEL
HERNÁNDEZ
Desde
hace 14 meses la PGR tiene cinco videos de las cámaras de seguridad
(controladas por el C-4) de Iguala, correspondientes a la noche del 26 al 27 de
septiembre, cuando desaparecieron los 43 normalistas de Ayotzinapa. En uno de
esos videos se aprecia un grupo de vehículos pasar a toda prisa por el
Periférico Poniente de esa ciudad, y en una de las unidades había civiles
sometidos por uniformados. El presente trabajo, realizado con el apoyo del
Programa de Periodismo de Investigación de la Universidad de California en
Berkeley, hace notar dos cosas: que todo este material videograbado se dejó
fuera de la investigación oficial, y que aquella noche trágica el C-4 era
manejado por militares.
En
diciembre de 2014 (Proceso 1989) este semanario reveló que el C-4 de
Chilpancingo monitoreó a los estudiantes desde su salida de la Normal de
Ayotzinapa a las 17:59 horas, y le reportó al C-4 de Iguala que iban hacia
allá.
Los
documentos obtenidos indican que el C-4 de Iguala también monitoreó a los
estudiantes desde que llegaron a ese municipio y en todo momento recibieron los
reportes de los tiroteos en los distintos puntos donde fueron agredidos.
El
video obtenido –rotulado de origen como “26-09-2014 11-19-32 p.m. personal de
la policía trasladando a algunos detenidos”– es uno de los cinco que
registraron las cámaras del C-4 de Iguala relacionados con el ataque a los
estudiantes.
Llama
la atención que los otros cuatro videos duran, cada uno, de 30 a 50 minutos,
pero el que captó uno de los operativos de desaparición apenas dura un minuto.
La
mañana del 27 de septiembre de 2014 los videos fueron extraídos directamente
del C-4 de Iguala por órdenes del secretario de Seguridad Pública de Guerrero,
Leonardo Vázquez Vázquez, y entregados al coordinador de la Policía Ministerial
del estado. Según el acta de la cadena de custodia –de la cual se obtuvo
versión pública–, los videos fueron integrados a la averiguación previa
HID/SC/993/2014.
La
grabación “26-09-2014 11-19-32 p.m. personal de la policía trasladando a
algunos detenidos” captó el paso del convoy sobre la avenida Benito Juárez
Poniente mientras cruzaba por las colonias Emiliano Zapata, Esmeralda,
Bugambilias y Villa de Guadalupe.
Los
vehículos venían de la dirección donde se encuentran la calle Juan N. Álvarez y
las instalaciones del C-4, ubicadas en la calle Industria Petrolera, e iban
hacia la carretera que lleva a Ciudad Altamirano, Teloloapan y Cocula.
El
primero y el último vehículos del convoy eran camionetas SUV oscuras. La que
encabezaba el grupo llevaba al menos dos tripulantes con ropa similar, como si
estuvieran uniformados. No se distingue si había más personas en su interior.
A
lo largo de la investigación periodística se obtuvieron testimonios de personas
que presenciaron las agresiones y quienes refieren que hubo camionetas oscuras,
con hombres de “apariencia militar”, en los primeros disparos contra los
estudiantes en el centro de Iguala, así como en la persecución después de la
medianoche, luego del segundo ataque en la calle Juan N. Álvarez.
Luego
de la primera SUV, el video muestra el paso de tres vehículos similares a las
patrullas pick up que usaba la policía igualteca. La primera llevaba personas
uniformadas en la parte trasera; la segunda, seis civiles sometidos y vigilados
por dos o tres uniformados; la tercera también llevaba uniformados en la parte
trasera.
En
la revisión del video llama la atención que el primero y el tercer vehículos
están rotulados y pintados de igual manera, pero el segundo, donde van los
civiles, tiene el techo pintado de modo diferente, por lo que podría tratarse
de una patrulla clonada.
Después
se ve una motocicleta casi pegada a una pick up blanca sin rótulos visibles,
del tipo de las que esa noche usó la Policía Ministerial de Guerrero.
Según
el testimonio de estudiantes sobrevivientes –contenido en el informe presentado
por el GIEI en septiembre de 2015–, mientras huían de la agresión perpetrada
por la Policía Federal contra uno de los autobuses, a la altura del Palacio de
Justicia, de una pick up blanca de la Policía Ministerial bajaron cuatro
sujetos vestidos de civil y los agredieron.
En
el video también se distingue el paso de un sedán oscuro con torreta y un
escudo en el cofre, que escoltaba una grúa blanca, sin distintivos visibles, la
cual remolcaba otro sedán oscuro. Pasa después un sedán negro. Se ve otra
motocicleta que va muy cerca de otra SUV oscura. Después del paso del convoy,
la calle se ve desierta unos segundos y termina el video.
En
sus declaraciones ministeriales ante la SEIDO en diciembre de 2014, el coronel
José Rodríguez Pérez reconoció que hubo militares de los Órganos de Búsqueda de
Información vestidos de civil, quienes a bordo de motocicletas estuvieron
presentes cuando los estudiantes llegaron a las inmediaciones de Iguala y
durante al menos uno de los ataques.
Asimismo,
testimonios obtenidos por la reportera en entrevistas a estudiantes
sobrevivientes y testimonios contenidos en el informe del GIEI presentado en
septiembre de 2015 señalan que en diversos momentos de los ataques de esa noche
hubo presencia de motocicletas vigilando a los normalistas; un entrevistado
refiere que uno de los motociclistas iba armado.
El
video obtenido también muestra que desde el C-4 se manipuló la cámara de
seguridad y se le hizo apuntar hacia el cielo cuando pasaba una parte del
convoy. Luego se cambió la grabación de color a blanco y negro, lo que hace más
difícil distinguir las características de los vehículos.
De
acuerdo con las declaraciones ministeriales rendidas por militares del 27
Batallón de Infantería ante la PGR, publicadas el 6 de septiembre de 2015 por
Proceso (edición 2027), esa noche los militares estuvieron a cargo de las
cámaras seguridad, aunque la Secretaría de Seguridad Pública de Guerrero era la
responsable del C-4.
Hasta
ahora ninguno de los militares responsables de las cámaras esa noche ha
declarado ante la PGR y el GIEI insiste en hablar directamente con los soldados
que participaron entonces en distintos operativos; el gobierno de Enrique Peña
Nieto y el secretario de la Defensa Nacional, Salvador Cienfuegos, se han
negado a ello.
Escondidos
o borrados
El
27 de septiembre de 2014 el agente del Ministerio Público Miguel Ángel Cuevas
Aparicio, de la FGEG, solicitó a la perito Adriana Salas Domínguez analizar
sólo una parte del video.
La
limitó a “extraer la secuencia de imágenes donde se observa circular por la
avenida a tres vehículos tipo camioneta con luces en su parte superior
(torretas) a las 11:19:34 pm”, por lo que la perito sólo sacó del video ocho
fotografías de dichas unidades y se ignoró el resto de los automotores del
convoy.
Esas
fotografías fueron usadas por la Fiscalía para incriminar y dirigir desde un
inicio toda la investigación contra los policías municipales y el alcalde de
Iguala, José Luis Abarca, y se omitió indagar la presencia de las camionetas
SUV y las demás unidades.
En
los primeros interrogatorios hechos por la FGEG a los 22 policías municipales
de Iguala detenidos el 27 de septiembre, se les mostraron las fracciones de
segundo donde aparecen las tres patrullas municipales, pero nunca les enseñaron
la secuencia de un minuto donde pasa todo el convoy.
En
la averiguación previa PGR/SEIDO/UEIDMS/87/2014 consta que la SEIDO, por medio
del oficio número 4529, solicitó el 29 de octubre de 2014 a la FGEG “copia de
las grabaciones de las cámaras de vigilancia de la vía pública (C-4) de los
días 26 y 27 de septiembre del año 2014 en el municipio de Iguala de la
Independencia, respecto a los hechos de los desaparecidos de Ayotzinapa”, a fin
de contar con información para hacer la investigación.
El
31 de octubre de ese año la Fiscalía le entregó a la SEIDO los cinco videos en
un dispositivo USB, pero la PGR nunca hizo una investigación sobre la
participación de esos vehículos en los hechos.
En
la versión pública del expediente, la PGR incluyó el dictamen de la perito
Salas Domínguez sobre los cinco videos, pero ocultó las imágenes. No fue sino
hasta el 12 de noviembre de 2014 cuando la SEIDO envió a peritos en informática
y video al C-4 de Iguala para revisar los videos del 26 y 27 de septiembre,
pero éstos ya habían sido borrados.
El
13 de noviembre de 2014 la SEIDO volvió a pedirle al gobierno guerrerense los
videos del C-4 de Iguala de los días 26 y 27 de septiembre. Un día después el
director general del Sistema Estatal de Información Policial respondió que la
información videográfica de esas fechas no existe, pues el propio sistema borra
la información cada siete días. “Sin embargo no omito informarle que la
información captada durante los días 26 y 27 de septiembre le fue entregada al
agente del ministerio público de la federación”, señala la versión pública del
oficio.
En
ninguna de las declaraciones ministeriales rendidas hasta ahora por los
policías municipales de Iguala, de Cocula y de supuestos miembros de Guerreros
Unidos detenidos –muchas de ellas obtenidas mediante golpes y tortura– se
menciona haber trasladado a normalistas en un operativo como el que se ve en el
video obtenido.
Según
la “verdad histórica” de la PGR, los policías municipales de Iguala y Cocula
transportaron únicamente en patrullas de sus municipios a los 43 estudiantes
hasta Loma del Coyote, en Iguala, y supuestamente ahí los entregaron a sicarios
de Guerreros Unidos, quienes presuntamente los subieron a un camión de redilas
y una camioneta estaquitas blanca y los llevaron al basurero de Cocula donde,
siempre según la versión de la Procuraduría, los quemaron hasta hacerlos
cenizas que arrojaron al río San Juan.
De
acuerdo con esa versión, los estudiantes fueron trasladados únicamente en
patrullas municipales; algunos iban muertos, otros estaban heridos y sangrando.
El 27 de septiembre de 2014 la FGEG realizó un peritaje en las 19 patrullas de
la Policía Municipal igualteca y en el interior de éstas no se encontraron
rastros de sangre ni cabello.
Sólo
en una patrulla, la número 2, se encontraron aparentes restos de sangre en la
parte externa de una de sus portezuelas y una mochila en el asiento trasero.
Integrantes
del GIEI consultados para esta investigación señalaron que el video puede estar
manipulado de origen, pues cuenta con dos cronómetros, uno sobre el otro, entre
los cuales hay un desfase de un minuto y 27 segundos.
Los
cinco videos entregados a la FGEG y a la PGR muestran lo mismo: dos cronómetros
superpuestos.
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