Corrupción:
del hartazgo a la acción/Roberto Rock L.
La Silla Rota,
INFORME
CONFIDENCIAL | OPINIÓN | 2016-05-23
Empresarios,
académicos, periodistas y organismos de la sociedad civil, entre otros
sectores, están logrando alinear esfuerzos para llevar a otro nivel la
irritación ciudadana ante la corrupción pública, que exhibe uno de los periodos
más agudos y extendidos en la historia reciente el país.
Claudio
X. González Guajardo, quien encabezó Fundación Televisa, fundador entre otros
organismos, de “Mexicanos Primero” -una plataforma que resultó clave en el
debate sobre el sistema educativo nacional-, ha asumido por sí mismo o alentado
por sus aliados, una nueva misión: combatir el saqueo de las arcas públicas que
protagonizan autoridades de todos los niveles, lo mismo en el gobierno federal,
que en los estados y en la ciudad de México, en muchos de los casos de la mano
de empresarios que son invitados a esta orgía de ladrones de los impuestos de
los mexicanos.
De
acuerdo con información disponible, para darle solidez a esta iniciativa
González Guajardo acordó su conducción con la reconocida politóloga, catedrática
del CIDE, María Amparo Casar, quien ha coordinado diversos reportes en materia
de corrupción dentro de su colaboración con el IMCO, que dirige Juan Pardinas.
En
otro frente de acción, el periodista Daniel Lizárraga, de amplia trayectoria
profesional en varios medios y pieza clave en el equipo de Carmen Aristegui
–con quien coordinó la investigación por la ¨Casa Blanca¨ presidencial, entre
otros trabajos-, ha configurado junto con varios de sus colegas un proyecto que
durante muchos meses lo llevó a tocar
puertas en pos de recursos tanto en México como en el extranjero.
Ese
proyecto ha empezado a aglutinar a periodistas independientes –hartos de
laborar en medios cómodos para el poder político y económico-, que orientarán
sus investigaciones fundamentalmente en temas de corrupción. Lo singular de su
iniciativa es que contará con apoyo económico de fondos internacionales pero
también de empresarios nacionales, que consideran esencial sanear la vida de
los negocios, la política y el uso que dan al erario los funcionarios públicos
en México.
En
el propio ámbito empresarial llamó también la atención el jueves pasado la
firma de un pronunciamiento de largo título,
la llamada “Declaración de Tijuana: Combatir corrupción e impunidad y
potenciar el desarrollo de México”, concretada por la Coparmex, cuyo dirigente
nacional es Gustavo de Hoyos.
De
acuerdo con el propio Hoyos, el organismo que encabeza –tradicional vocero de
los sectores más conservadores del sector- denunciará dentro y fuera del país a
los integrantes del Congreso mexicano, que han bloqueado una serie de
iniciativas de ley que buscan dotar de mayor transparencia a la función
pública, imponer un sistema de rendición de cuentas y sancionar con mayor rigor
la venalidad en el uso del erario, equiparándolo con el crimen organizado
cuando, como regularmente ocurre, supone
una maquinación de tres o más personas.
Ciertamente,
en ambas Cámaras del Congreso ha existido un bloque abiertamente opuesto a este
tema, protagonizado principalmente por las fracciones del PRI, que encabezan
César Camacho, en Diputados, y Emilio Gamboa, en el Senado, éste último
reiteradamente mencionado como facilitador de negocios entre empresarios y
funcionarios públicos. “Va pa’tras, papá”, se le oye decir en una vieja grabación
telefónica en donde ofrece a un impresentable empresario poblano atajar una
propuesta de nueva legislación.
En
esta construcción de un halo protector a la corrupción, al PRI se han sumado,
mansa e interesadamente, los legisladores del Partido Verde, cuyos miembros
están atenidos a los dictados de una familia y de diversos grupos de interés.
Se diría que ambos están engarzados por la corrupción, y que sectores del PRI,
y todo el Verde en su conjunto, no
podrían dar paso a una legislación sólida en este campo sin atentar contra su
propia existencia.
La
dimensión de los intereses implicados ha ido torciendo la mano a las fracciones
del Partido Acción Nacional, que por meses fueron receptivas a los reclamos de
organismos de la sociedad civil, particularmente a la propuesta de ley llamada
“3 de 3”, con base en la cual todos los funcionarios públicos y candidatos a
ser electos deberían dar a conocer su declaraciones patrimonial, de impuestos y
de relaciones que pudieran suponer conflictos de interés.
Los
grupos parlamentarios panistas, que dirigen Marko Cortés en Diputados y
Fernando Herrera en el Senado, hallan cada vez más difícil explicar sus
negociaciones, si bien en charlas con periodistas “fuera de grabadora” aseguran
que están buscando pactar cambios de estructura en la PGR que dirige Arely
Gómez, lo mismo que crear un organismo ciudadano dentro de la Fiscalía
Anticorrupción, el cual dirigiría el respetado investigador del CIDE Mauricio
Merino.
Para
muchos observadores, la evolución del PAN en esta agenda tiene el aroma de la
claudicación.
Cada
grupo y cada voz deberá asumir una definición en junio durante el nuevo debate
en el Congreso, que se dio un periodo extraordinario de sesiones para sacar
adelante este y otros temas esenciales.
Como
se ve, los legisladores van rezagados, por mucho, ante sectores que ya
asumieron que la corrupción corroe las bases mismas de la sociedad, burla las
normas mínimas de nuestra convivencia, nos pone en ridículo ante el mundo y
ancla la búsqueda de un futuro como nación. Así lo entendieron ya en Brasil.
¿Nosotros cuándo?
rockroberto@gmail.com
No hay comentarios.:
Publicar un comentario