¿Tu
mascota se siente sola y aburrida?/Jessica
Pierce
The
New York Times, 22 de mayo de 2016
Estados
Unidos está experimentando una explosión demográfica… de mascotas. Impulsado
por el aumento en los ingresos disponibles y la urbanización, así como por la
creciente inclinación hacia los animales, el número de mascotas ha crecido más
rápido que la población humana desde mediados de la década de 1970 hasta llegar
al punto actual, en el que hay tantas mascotas como personas.
No
solo compramos más mascotas que nunca antes, también las tratamos diferente.
Más animales viven en nuestros hogares y están entregados a una vida de ocio.
Se habla de los animales como miembros de la familia. No solo perros y gatos;
también conejos, ratas, dragones barbudos y serpientes. Los alimentamos con
dietas orgánicas científicamente formuladas y los llevamos a veterinarios
especialistas de todo tipo.
Los
veterinarios y psicólogos opinan que estos cambios en las prácticas son
evidencia de un “vínculo entre humano y animal” más profundo.
Déjenme
confesar que yo he formado parte activa de esta bonanza en la adquisición de
mascotas. Crecí con una colección de animales y, como madre, tenía la
determinación de ofrecer a mi hija la misma alegría de esta experiencia. De
hecho fui tan indulgente que, para cuando llegó a la escuela primaria, nuestra
casa era conocida como el “zoológico del vecindario”. Ahora que es adolescente
hemos reducido por mucho el número de animales en el hogar, pero seguimos
viviendo con dos perros. No imagino la vida sin ellos.
A
pesar de eso, me siento cada vez más incómoda con la mera noción de “mascota”.
Los científicos que estudian la cognición y emoción animal están continuamente
desentrañando los misterios de sus mentes y revelando la increíble, y a menudo
sorprendente, riqueza del pensamiento y los sentimientos de otras criaturas.
Por
ejemplo, mientras más aprendo acerca del pez dorado (un ser más inteligente de
lo que pensamos, el cual experimenta dolor y tiene comportamientos socialmente
complejos), más culpable me siento por haber sometido a varios de su especie a
una vida de tedio interminable, nadando en círculos en una pequeña pecera en el
escritorio de mi hija.
Cuando
me encontré la conclusión del etólogo de la Universidad de Tennessee Gordon
Burghardt, quien asegura que lo mejor que podemos ofrecer a los reptiles y
otros animales cautivos es una vida de “privación controlada”, deseé nunca
haber comprado a Lizzy, nuestra lagarta leopardo. Sentí un hueco en el estómago
cuando supe que los infinitos arañazos en la pared de cristal de su tanque
eran, muy probablemente, una manifestación del estrés ocasionado por el
cautiverio. Básicamente, estábamos torturándola, así que no es extraño que
muriera después de solo dos años.
Como
yo, otros propietarios bien intencionados pueden, sin querer, causar ciertos
daños a los animales al mantenerlos en ambientes cautivos que podrían no
satisfacer sus necesidades de comportamiento.
Durante
la época en que compraba mascotas como frenética, suponía que la tienda de
mascotas ofrecía únicamente tanques y jaulas que fueran un hogar apropiado para
los animales que vendían, pero estaba equivocada. Algunos de estos “hábitats”
difícilmente merecen llevar ese nombre. Una tendencia actual en los acuarios,
por ejemplo, es la llamada pecera nano, un hábitat para peces diseñado para
acomodarse bien en una esquina o un escritorio (con todo y un puerto USB, para
la conveniencia de quien lo compre). Los acuarios son elegantes, pero un
infortunio para el pez que se espera pase toda su vida confinado a seis tazas
de agua.
La
manera en que la industria de las mascotas anuncia y vende animales da la
impresión de que tener una mascota es fácil y divertido, y que las mascotas son
juguetes baratos de los que se puede disponer. Por ejemplo, puedes pasar por la
tienda de mascotas en el centro comercial y, por 20 dólares, comprar un
cangrejo ermitaño pintado de colores brillantes; completas tu compra con una
jaula que podría caber en una tarjeta bibliográfica de 12 x 17 centímetros. Sin
embargo, ¿sabías que el volumen recomendado para el bienestar de un cangrejo
ermitaño es al menos 38 litros? ¿Que los cangrejos ermitaños, a pesar de su nombre,
en realidad son seres sociales que viven en grandes colonias? ¿Que los
cangrejos ermitaños que se venden en el centro comercial han sido arrancados de
su hogar silvestre, ya que no se reproducen bien en cautiverio? ¿Que los
cangrejos ermitaños pueden vivir 30 años o más? ¿Que probablemente sienten
dolor?
Los
problemas éticos asociados con las distintas criaturas pequeñas que metemos en
jaulas y tanques son relativamente obvios. Desde mi punto de vista, las
preguntas morales más desafiantes surgen en relación con nuestros amigos
peludos más cercanos: perros y gatos. A diferencia de muchos animales que deben
pasar toda su vida en jaulas y luchar para adaptarse al ambiente humano, la
mayoría de los perros y gatos la llevan bastante bien. Muchos tienen el control
de nuestras casas, comparten varias actividades con sus familias humanas e
incluso pueden tener la oportunidad de relacionarse con otros de su especie.
Han vivido en estrecho contacto con los humanos por miles de años y están bien
adaptados a vivir como nuestros compañeros. Pueden formar vínculos profundos
con nosotros y, a pesar de las barreras entre especies, pueden comunicarnos sus
necesidades y preferencias, así como nosotros a ellos.
Sin
embargo, el bienestar de nuestros perros y gatos puede estar más comprometido
de lo que nos gustaría admitir. Por supuesto, están los problemas sistémicos
obvios, como crueldad, negligencia, abandono, millones de animales
consumiéndose en refugios a la espera de un “hogar para siempre” que nunca se
materializa. Pero incluso el propietario mejor intencionado no siempre
proporciona lo que un animal necesita, y es muy probable que nuestros perros y
gatos estén sufriendo de maneras que no estamos listos para ver o saber.
Por
ejemplo, ¿cuántos perros reciben muchísima atención en casa, pero pocas veces
salen a pasear? ¿Cuánto tiempo de la semana pasan encerrados y solos mientras
sus propietarios están en el trabajo, salvo por una o dos veces en que un
paseador de perros o vecino pasa algunos minutos para alimentarlo y darle un
paseo corto? ¿Es ir muy lejos sugerir que estos perros están sufriendo?
Además
de amor, el dueño de un perro o gato también debe tener tiempo, espacio,
energía, paciencia, dinero y un gran sentido de compromiso. La oportunidad de
ser el dueño de una mascota rara vez se nos impone de improviso. Decir “no” es,
en muchas ocasiones, una decisión responsable.
Si
compramos menos perros y gatos a los criadores y las tiendas de mascotas, la
explosión de población de mascotas podría reducirse gradualmente, y el número
de animales abandonados en refugios también podría disminuir.
Puede
ser difícil reconocer los aspectos nocivos de tener mascotas cuando todo lo que
escuchamos es cuán felices se sienten al estar en nuestra compañía y cuán bello
y perdurable es el vínculo entre animal y humano. La publicidad que muestra
niños rubios jugueteando con cachorros de pelo dorado y los videos en YouTube
de gatos haciendo cosas chistosas hacen que tener una mascota parezca siempre
muy lindo.
Si
en verdad nos importan los animales, debemos mirar más allá de sentimentalismos
y revisar con cuidado nuestras prácticas. Los animales no son juguetes; son
criaturas vivas, que respiran y sienten. Podríamos intentar ponernos en sus
patas y garras para averiguar lo que significa ser una mascota desde su
perspectiva. Es posible que no siempre nos guste lo que veamos.
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