“El
Güero” Palma, historia de una carrera criminal
POR
LA REDACCIÓN de APRO, 10 JUNIO, 2016
REPORTAJE ESPECIAL
CIUDAD
DE MÉXICO (apro).- El 22 de junio de 1995, Héctor Luis Palma Salazar, El Güero
Palma, uno de los fundadores del Cártel de Sinaloa y también uno de los más
sanguinarios, literalmente cayó del cielo y fue capturado: El jet privado que
lo trasladaba de Ciudad Obregón Sonora, a donde acudiría a una boda, se
desplomó cuando volaba hacia Guadalajara.
La
cacha de una Colt súper 83, con esmeralda y la figura de una palmera sobre un
fondo de 208 brillantes que traía entre sus ropas, cuando se encontraba postrado
en cama recuperándose de las heridas del accidente, al día siguiente, lo
delató. De ello dio cuenta Proceso en su edición 974.
Así
inició el proceso contra el capo contra quien pesaban nueve órdenes de
aprehensión por una amplia gama de delitos: usurpación de funciones,
narcotráfico y asesinato.
No
obstante, de México salió absuelto de los delitos más graves y tras ser
requerido por Estados Unidos por tráfico de cocaína, fue extraditado a ese país
para ser juzgado por tráfico de cocaína, delito del que se declaró culpable y
por el que fue sentenciado a 16 años de prisión.
Antes
de que se cumplan esos 16 años de su “desafortunado” accidente y de su captura,
el Buró de Prisiones de Estados Unidos decidió ponerlo en libertad de forma
anticipada tras completar nueve años de su sentencia por “buen comportamiento”
y lo entregó entregó hoy a oficiales de la Agencia de Aduanas y Protección
Fronteriza (ICE) para iniciar los trámites para su deportación.
En
realidad, el Buró tomó en cuenta los cinco años que permaneció preso en México
antes de su extradición y los sumó a los nueve que compurgó en la prisión alta
seguridad de Atwater, ubicada en el Valle de San Joaquín, en el estado de
California.
A
Palma Salazar se le atribuyen decenas de muertes durante el tiempo que fungió
como líder del Cártel de Sinaloa, uno de cuyos jefes actuales, Joaquín El Chapo
Guzmán, está en espera de ser extraditado. Sin embargo El Güero Palma fue
acusado por una corte estadunidense sólo por transportar 50 kilos de cocaína y
tras aceptar su culpabilidad, fue sentenciado a 16 años de prisión.
El
martes pasado, tras hacerse pública la noticia de la liberación del capo, la
Procuraduría General de la República (PGR), informó que realizaba una revisión
“exhaustiva” en todas las delegaciones y fiscalías de los estados, de los
expedientes en su contra para determinar si aún hay alguna averiguación previa
que pueda reabrirse.
Rivalidad
violenta
El
Güero Palma cobró notoriedad por su presunta participación en el crimen del
cardenal Juan Jesús Posadas Ocampo en el aeropuerto de Guadalajara, Jalisco, en
1993. Dicho asesinato se dio en medio de la guerra que Palma y Joaquín El Chapo
Guzmán sostenían con los hermanos Arellano Félix, del cártel de Tijuana.
En
Guadalajara, a finales de los 80 y principios de los 90, cuando el narcotráfico
resurgía bajo el mando de Miguel Ángel Félix Gallardo, él y Palma Salazar
protagonizaron despiadadas y encarnizadas peleas que incluyeron a sus familias
(Proceso 828).
La
esposa y dos hijos de El Güero Palma, fueron asesinados en San Francisco,
California, y en Venezuela. En ambos casos, la autoría intelectual del crimen
se atribuyó a Félix Gallardo.
En
esa ocasión, por las características de los asesinatos, las autoridades
policiacas no dudaron en clasificar el caso como parte de la guerra entre
narcotraficantes. Guadalupe Leija de Palma fue muerta y descuartizada en San
Francisco. Su cabeza, envuelta en una caja, fue dejada en la residencia del
Güero Palma.
Con
quince días de diferencia, los hijos de Palma, Nataly y Héctor, de cuatro y
cinco años de edad, corrieron la misma suerte. Según el parte policial
venezolano, los menores fueron arrojados desde una altura de 150 metros, en el
puente conocido como La Concordia, en la ciudad de San Cristóbal, estado de
Táchira.
En
los dos casos, el autor material del crimen fue identificado por la policía:
Rafael Clavel Moreno, de origen venezolano, vinculado con el grupo de Félix
Gallardo.
Testimonios
ministeriales de integrantes de la banda del Güero Palma, detenidos en
diferentes operativos señalaron que al enterarse de la muerte de sus
familiares, Luis Héctor juró vengarse. “Ya nos declararon la guerra y esto no
se va a quedar así”, dijo.
Así
empezó el ajuste de cuentas entre dos de los más poderosos narcotraficantes
mexicanos, en cuya guerra intervinieron, en favor de uno y otro grupo, agentes
de la Policía Judicial Federal, como el excomandante Mario Humberto González
Treviño, quien fue acusado de dar protección a Palma.
A
principios de 1990, Palma empezó la venganza. A él se le atribuyó el asesinato,
en septiembre de 1992, de nueve personas cuyos cadáveres fueron hallados en las
inmediaciones de Iguala, Guerrero. A las víctimas las unía un denominador
común: el parentesco y la amistad con Félix Gallardo. Cuatro familiares de
Félix Gallardo estaban en la lista de nueve personas encontradas muertas el 4
de septiembre de 1992, en Iguala, Guerrero.
Sus
nombres eran Marco Antonio Solórzano Félix, José Félix López, Alberto Félix Uribe
y José Manuel León López. Las demás víctimas eran amigos y abogados al servicio
del narcotraficante: Teodoro Ramírez Juárez, Federico Alejandro Livas Vera,
Angel Gil Gamboa, Alfredo Carrillo Solís y Mario Domínguez Hernández.
Protegido
de los políticos
Cuando
El Güero Palma dirigía el Cártel de Sinaloa, contrario a su sucesor, El Chapo,
era discreto. En su zona de influencia era poco conocido pero todos sabían que
gozaba de protección de las fuerzas policiacas y del gobierno.
Quienes
llegaron a ver y reconocer a Palma, aseguraban que frecuentemente utilizaba el
uniforme de la entonces Policía Judicial Federal (PJF), que usaba credenciales
de la PGR y se ostentaba como comandante.
Incluso,
una vez, en noviembre de 1993, en Ciudad Obregón, Sonora, tuvo como vecino al
entonces presidente Carlos Salinas de Gortari.
Fue
al menos una noche, la del 24 al 25 de noviembre de ese año, casi en la víspera
de Luis Donaldo Colosio que Carlos Salinas fue vecino de El Güero Palma.
Esa
noche, Salinas durmió en la residencia número 2203 de la avenida Itson, del
fraccionamiento del mismo nombre. Dos números adelante, sólo la calle Edmundo
Taboada de por medio, se vio muchas veces –antes y después de esa visita
presidencial– al entonces jefe del Cártel de Sinaloa. Esa era una de las varias
residencias que Palma Salazar tenía en esa cabecera del municipio de Cajeme.
Exactamente
seis meses atrás, a raíz de la balacera en el aeropuerto internacional de
Guadalajara, en la que murieron el cardenal Juan Jesús Posadas Ocampo y otras
seis personas, el gobierno, por conducto de la PGR, a cargo entonces de Jorge
Carpizo, había ofrecido una recompensa de un millón de dólares para quien
informara sobre el paradero de El Güero Palma.
La
vez que Salinas fue vecino de Palma Salazar. Uno o dos días antes de su llegada
a Ciudad Obregón un enviado del Estado Mayor Presidencial (EMP) se presentó
ante Alfredo Meléndrez y le dijo: “el señor presidente Carlos Salinas de
Gortari desea dormir en su casa”, ya que había sido elegida de entre varias
residencias y que si se la prestaba.
Un
tanto desconcertado al principio, pero luego animado por la distinción,
Meléndrez, un hombre de prestigio, exgerente de las tiendas Mazón y en ese
entonces director local de Inter-Banco, aceptó la propuesta.
Contigua
a esa casa estaba la residencia de El Güero Palma, era blanca con azul, de dos
plantas, de tejados rojos y altos enrejados. En esas fechas acababa de ser
remodelada, luego de que estuvo en manos de la PGR por algún tiempo. Había sido
confiscada y luego devuelta a su dueño. Tras la captura de Palma en 1995,
volvió a manos de las autoridades judiciales.
La
razón de por qué Salinas de Gortari eligió la casa de Meléndrez durante su
visita a Ciudad Obregón, la ofreció a (Proceso No. 978), el exalcalde de
Cajeme, el panista Adalberto Rosas López, El Pelón: “Para que se sintiera más
protegido”, dijo entre serio y en broma.
En
aquella época, según el exalcalde de Cajeme, se sabía que los narcotraficantes
nunca eran molestados porque pagaban todas las campañas políticas del PRI, de
alcaldes para arriba.
“La
protección para Palma era muy obvia y venía de muy arriba. Se dicen tantas
cosas… pero obviamente que tenía protección de los líderes del gobierno:
municipal, estatal y federal. Si estaba aquí era porque las fuerzas políticas
le daban protección, no sólo agentes de la Policía Judicial Federal, sino
también del Ministerio Público. Él había comprado la plaza para el Cártel de
Sinaloa”, dijo Rosas López a propósito del hospedaje de Salinas en una casa
cercana a la de El Güero Palma.
Palma
Salazar llegó a Ciudad Obregón con Everardo Retamoza. El Lobito, tras separarse
de Miguel Ángel Félix Gallardo, entre 1987 y 1988. Ambos desterraron a Mayo
Félix Gallardo, hermano de Miguel Ángel y a partir de entonces la violencia se
recrudeció a tal grado que en la región se conoció desde entonces a Ciudad
Obregón como El Culiacancito.
A
partir de entonces, Palma Salazar se movilizó a sus anchas en prácticamente
toda la zona costera del Pacífico, de Sonora hasta Jalisco.
Tenía
nueve órdenes de aprehensión en su contra expedidas en Culiacán, Guadalajara,
Distrito Federal y Toluca, y nadie lo molestaba. Ningún cajemense ni de
comarcas vecinas tenía interés en ganarse la recompensa del millón de dólares
que ofrecía en ese entonces Carpizo.
Caído
del cielo
La
suerte y protección hacia El Güero Palma terminó el 23 de junio de 1995 cuando
el jet ejecutivo de una empresa privada que lo trasladaba de Ciudad Obregón a
Guadalajara, des desplomó.
Sin
proponérselo ni buscarlo –pese a que había nueve órdenes de aprehensión en su
contra–, militares y policías tuvieron en sus manos a El Güero cuando menos lo
esperaban. “Fue una verdadera casualidad”, aceptó entonces el jefe policial de
una corporación, aunque otro aseguró que “fue por un chivatazo”.
Si
no hubiera sido porque entre sus ropas asomaba la cacha de una Colt 38 súper,
con esmeraldas y la figura de una palmera sobre un fondo de brillantes blancos
–208 en total–, El Güero no habría sido reconocido de inmediato por un oficial
de la Policía Judicial del Estado, comisionado en la XV Zona Militar, y por el
capitán Horacio Montenegro Ortiz, jefe del Departamento de Seguridad Pública
del Estado.
Tras
una gran movilización militar y policiaca en la que no hubo disparos –algo
similar ocurrió cuando, en 1989, fue capturado en Guadalajara Miguel Angel
Félix Gallardo, quien no opuso resistencia– Palma Salazar fue detenido al
mediodía del viernes 23 de junio de 1995.
Estaba
protegido y curándose de las heridas del accidente –ocurrido cerca del
aeropuerto de Tepic, Nayarit– en la casa del comandante Apolinar Pintor
Aguilera, subdelegado de la PGR en Jalisco. La finca se la había regalado,
meses atrás, un amigo de ambos, Juan José Esparragoza, El Azul.
Decenas
de soldados de la XV Zona Militar y efectivos de la Dirección de Seguridad
Pública del Estado ingresaron sorpresivamente a la casa número 289 de Maurice
Barring, en la colonia Jardines de la Patria, municipio de Zapopan, después de
que notaron movimientos muy sospechosos en la zona.
A
las 7:30 horas del viernes 23, dos agentes del servicio de Inteligencia Militar
–dependencia que desde hacía varias semanas vigilaba el lugar por referencias
que tenían ya del comandante Apolinar– observaron que en una Van de reciente
modelo subieron un bulto que parecía una persona secuestrada. A toda velocidad
arrancó el vehículo, y detrás de él, una Suburban con varios sujetos armados
que brindaban protección.
Los
agentes militares siguieron a las dos unidades. Casi se emparejaron cuando
estaban cerca de un retén que tiene la Policía Judicial Federal en La Venta del
Astillero, a unos 20 kilómetros de Guadalajara, sobre la carretera a Nogales.
Al llegar allí, los ocupantes de un vehículo, que más tarde se comprobaría eran
de la misma corporación policiaca, indicaron a los del retén que dejaran pasar
sin revisar el cargamento de la camioneta. No tuvieron problemas.
Ante
este hecho, los soldados que perseguían a las unidades dieron vuelta, pero ya
había solicitado refuerzos a la Dirección de Seguridad Pública del Estado para
que se trasladaran a la casa de Barring.
Al
llegar, los refuerzos tuvieron la suerte de que el velador de la casa abriera
el portón. Militares y policías penetraron súbitamente con las armas listas.
Ante la sorpresa, los ahí presentes no pudieron usar sus metralletas.
Se
comprobó entonces que el bulto que habían sacado horas antes era el cadáver de
Jesús Huerta Trejo, El Teniente Lucas, un exmilitar que trabajaba para El Güero
Palma y que, gravemente herido, había sido trasladado desde Tepic hasta la casa
de Barring, donde poco después murió y había que sacarlo de la ciudad para
borrar pistas.
Al
oscurecer del mismo día 23 y parte de la mañana del sábado, y ante la evidencia
de que la mayor parte de los judiciales asignados a la Delegación de la PGR en
Jalisco estaban involucrados en el narcotráfico soldados y policías cercaron
las oficinas locales de la PGR y detuvieron, aparte del subdelegado, a 32
agentes.
No
obstante, como no pudieron comprobar plenamente su complicidad, fueron dejados
en libertad poco después.
La
noche del jueves 22 de junio, día del accidente aéreo, El Güero Palma iba a
Guadalajara procedente de Ciudad Obregón, para asistir a la boda de Roberto
Cuein y Myriam Quintero Uzeta. De paso, según dijeron agentes de seguridad a
Proceso (No. 974), pretendía reunirse con la cúpula de su cártel. La boda se
celebraría –y así fue– el sábado 24 en el Hotel Fiesta Americana, en donde
estaban reservados 150 habitaciones para invitados particularmente de Sinaloa.
Ahí estaba dispuesta una suite para él.
En
vuelo aparte –también privado y procedente del mismo lugar– viajaba la señora
Claudia Teresa Meza Parra de Palma Salazar, junto con sus pequeños hijos Claudia,
Héctor y Rogelio, así como la sirvienta.
El
Güero había partido poco antes de las 20:00 horas (del Pacífico), pero tuvo que
regresar supuestamente por mal tiempo. Por radio dio la orden a su esposa de
que no partiera su avión, por los mismos motivos. Más tarde autorizó su partida
y él esperó hasta las 9 de la noche para despegar.
A
las 20:00 horas del 22 de junio, señala un reporte militar, saldría “en avión
particular la esposa de El Güero Palma, con sus tres hijos y la sirvienta,
hacia Guadalajara. El Güero sale poco antes en otro avión particular con el
mismo destino, pero se le avisa por radio a la esposa que no saliera porque
había mal tiempo, regresando el avión de Palma Salazar al poco tiempo”.
A
las 23:00 horas, su familia llega sin contratiempo a la terminal aérea de
Guadalajara. Acuden a recibirla el comandante de la Policía Judicial Federal y
el subdelegado de la Procuraduría General de la República en Jalisco, Apolinar
Pintor Aguilera, así como Jesús Manuel Barraza, el “gran contacto en la venta
de cocaína” de Palma.
El
capo no llegó, su avión se desplomó, y después fue capturado. Pasó cinco años
preso pero antes de ser extraditado a Estados Unidos, una juez, la primera de
Distrito en Materia Penal de Guadalajara, Jalisco, María del Pilar Parra Parra,
le dictó auto de libertad por los delitos más graves.
¿Hacia
la libertad?
A
Palma Salazar se le acusaba de ser el autor de nueve asesinatos en Iguala,
Guerrero, de parientes, amigos y abogados de Félix Gallardo; de la masacre en
la discoteca Christine, en Puerto Vallarta, donde pretendieron matar a los
Arellano Félix, y de participar en el asesinato del cardenal Juan Jesús Posadas
Ocampo.
Sin
embargo fue procesado por los delitos de usurpación de funciones, uso indebido
de insignias y portación de armas. Mediante exhorto del Juzgado Primero de
Distrito de Toluca, se le decretó auto de libertad por considerar que no se
fundamentaban los cargos de portación de arma de uso exclusivo del Ejército,
almacenamiento de armas y cartuchos, municiones y explosivos.
También
se le decretó libertad a Palma Salazar por delitos que se le imputaron en el
Juzgado Tercero de la misma ciudad de Toluca, aunque le confirmó formal prisión
por delitos contra la salud, posesión de cocaína y mariguana; fue acusado en el
Juzgado Primero de Distrito radicado en Culiacán y Octavo de lo Penal del
Distrito Federal por similares ilícitos.
En
2007, luego de que el entonces presidente Felipe Calderón, reclamó al gobierno
de Estado Unidos su colaboración para combatir al narcotráfico que aqueja a la
fecha a ambos países, El Güero Palma fue uno de los 11 capos extraditados.
Ya
había logrado quedar absuelto de todos los cargos que la justicia mexicana le
había imputado, y cuando estaba a punto de obtener su libertad, en 2004,
Estados Unidos solicitó su aprehensión con fines de extradición, por el delito
de tráfico de cocaína, por lo que no pudo abandonar el penal de Puente Grande,
Jalisco.
La
embajada de Estados Unidos en México informó este viernes que El Güero Palma
sería entregado a las autoridades mexicanas este sábado 11 y hoy fue puesto a
disposición del Servicio de Inmigración y Control de Aduanas (ICE) de Estados
Unidos, en cuya custodia permanecerá hasta que la agencia concluya los trámites
para su deportación.
Por
el momento se encuentra en un Centro de Detención y Deportación de ICE y según
fuentes judiciales citadas por el semanario Zeta al Güero Palma los esperan un
par de órdenes de aprehensión dictadas por un juzgado federal de Jalisco por
delitos cometidos años atrás en México –de los que no se dieron detalles—y que
se iniciaron mientras el sinaloense estaba preso en Estados Unidos.
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