Las
sonrisas de Manlio y Anaya
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EL
CAMINO DE LA DEMOCRACIA | Editorial El Universal
La
jornada electoral de este domingo en 14 estados del país se desarrolló con
apenas unos incidentes menores; de manera general se puede afirmar que fue un
proceso con saldo blanco, en el que la ciudadanía cumplió y acudió a emitir su
voto —en unas entidades en mayor proporción que otras— para elegir a sus
próximos gobernantes.
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FRENTES POLÍTICOS/Excelsaior
I.Es normal. Todos se sienten ganadores. Omar Fayad se proclama triunfador en Hidalgo; Alejandro Murat y Pepe Toño dicen haber vencido en Oaxaca; en Veracruz, los Yunes levantan la mano. Y candidatos del PRI y del PAN se arrebatan a declaraciones el triunfo en Tamaulipas. Así es la costumbre de los discursos al cierre de casillas. Lo que no es normal es que los PREP no funcionen. Tan caro nos cuesta la democracia en México para que los ciudadanos no podamos consultar los resultados. Esto sólo ayuda al río revuelto. A estas alturas, en las primeras horas de la madrugada de hoy, hay, más o menos, unos 20 o 25 nuevos gobernadores electos. Al paso que vamos, no va alcanzar el territorio nacional. ¿Y los votos, apá?
II.Madrugadores. Para eso sí están buenos. Para decir que sus respectivos partidos vencieron. Ya se reparten el pastel electoral. Tras varias semanas de campañas sucias, tanto los partidos como el INE están listos para preparar una reforma electoral que beneficie a todos. Con propuestas negras salen perdiendo los institutos políticos, las instituciones y la ciudadanía. Tan es así que la Fiscalía Especializada para la Atención de Delitos Electorales recibió 575 correos electrónicos y mil 464 llamadas telefónicas de posibles delitos electorales. Es decir, van dos mil 39 denuncias recibidas por la Fepade. Más las que se sumen. Es una prueba de que las trampas electorales difícilmente saldrán del vocabulario democrático.
III.El despreocupado. En un comunicado, la delegación Cuauhtémoc negó que hubiera reparto de materiales o despensas para promover el voto en favor de Morena, como acusaron fuentes perredistas de la capital. De acuerdo con funcionarios delegacionales, las bodegas y estacionamientos de la demarcación fueron cerrados desde el pasado viernes y no se utilizan para apoyar al hermano de su delegado. Su jefe, Ricardo Monreal, no estuvo en la delegación ni en la Ciudad de México, sino que se trasladó a Zacatecas para seguir el desarrollo de la campaña en ese estado, donde su hermano David es el candidato de Movimiento Regeneración Nacional. Sorprendidos se mostraron en redes sociales: esos viajes de Monreal no los tiene ni Obama, diría El Peje.
IV.No pegó. Las casillas en la Ciudad de México, a pesar de haber sido instaladas en su totalidad, no tuvieron la afluencia esperada. Los votantes apenas se acercaron, lo que algunos capitalinos atribuyen a falta de información sobre la elección de la Asamblea Constituyente. En su mayoría quienes asistieron a las urnas fueron mayores a los 40 años de edad. Muy pocos jóvenes acudieron a cumplir con esta obligación ciudadana. Y es que hace apenas dos semanas se comenzaron a difundir los pormenores de la elección. Y si a esto se le suma que los partidos políticos en la capital han perdido credibilidad, no hubo llenos ni multitudes para sufragar. Cuando el recuento electoral no castiga a partidos por la baja participación, las votaciones sólo sirven a la clase política. Son los ciudadanos los que pierden. Otra vez.
V.Desfronterizado. Rodrigo Medina, exmandatario de Nuevo León, y una decena de sus excolaboradores están en problemas. Aldo Fasci Zuazua, asesor jurídico del gobierno estatal en la Subprocuraduría del Combate a la Corrupción, solicitó colaboración para conocer si los exfuncionarios tienen inmuebles en otras entidades. Por el momento, 22 ya les fueron embargados. No quiso meterse mucho en las negaciones de Rodrigo Medina. La pandilla del exgobernador está acusada de peculado y ejercicio indebido de funciones, lo que habría provocado un daño patrimonial de tres mil 600 millones de pesos. Medina cree que se trata de una persecución política. La palabra es de la justicia. ¿Cárcel o más impunidad?
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TEMPLO MAYOR/ Reforma
TRAS la sorpresiva jornada electoral de ayer, queda claro que el 2018 ya no es lo que era.
UN MANOTAZO blanquiazul hizo saltar las piezas del tablero de ajedrez político rumbo a la próxima elección presidencial. Al arrebatarle al PRI las gubernaturas de Veracruz, Quintana Roo, Tamaulipas y Chihuahua, los panistas se reposicionaron.
Y TODAVÍA falta ver cómo se resuelven los comicios en Aguascalientes y Durango, que en la madrugada también parecían pintarse de azul y blanco.
CON ESTE resultado -más el triunfo en Puebla- crece la figura de Ricardo Anaya, quien también suspira por el 2018. Falta ver si logra un acuerdo con Rafael Moreno Valle y Margarita Zavala, que seguramente hoy amanecen engallados.
POR OTRO LADO, también quedó que Morena llegó para quedarse. Si bien le faltó ganar alguna gubernatura, el lopezobradorismo logró ir más allá de los límites de la Ciudad de México y sacudir otros estados como Veracruz, Zacatecas y Oaxaca.
EL QUE no entrega buenas cuentas es Manlio Fabio Beltrones, pues el PRI sólo retuvo tres gubernaturas (Hidalgo, Tlaxcala y Zacatecas) aunque hay que reconocerle haber recuperado Oaxaca y Sinaloa.
Y DONDE tendrán que reflexionar mucho sobre sus posibilidades a futuro es en el PRD, dado que no ganaron nada por sí mismos, sino solamente de la mano de los panistas. Pareciera que México ahora tiene un tripartidismo… ¡de tres y medio partidos!
PRIMERO fue en Nuevo León, donde el independiente Jaime Rodríguez hace un año le arrebató la gubernatura al PRI.
Y AHORA a Tamaulipas también le tocó trasquilada tricolor, luego de que el panista Francisco García Cabeza de Vaca acabó con la racha de 86 años de gobiernos priistas.
HABRÁ QUE VER si se completa la ruta del Noreste en 2017, cuando -¡aaay, nanita!- tocará al PRI enfrentar elecciones en Coahuila, donde los Moreira han reinado en los últimos dos sexenios.
VISTO el cochinero generalizado en este proceso electoral, bien valdría preguntarle a los partidos políticos: ¿no sería más fácil crear un sistema que fuera parejo para todos?
PORQUE la intromisión de gobernadores, guerra sucia, uso de recursos públicos, compra de votos, no fueron exclusivos de un solo estado.
LOS PANISTAS de Veracruz se quejan de que Javier Duarte les hizo lo mismo que Rafael Moreno Valle a los priistas poblanos. Y los perredistas en Quintana Roo acusan a Roberto Borge de actuar como si fuera Valentín Maldonado, el delegado en Coyoacán. ¡Qué cosa!
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Las
elecciones son hasta ahora algo demasiado costoso como para no darse cuenta de
la necesidad de cambiarles el modelo.
Los
partidos subvencionados, las carretadas de dinero por fuera del subsidio
estatal; las aportaciones privadas; el disimulo de las autoridades en el
dispendio de obsequios o sobornos, como se les quiera ver, en tiempos de
campaña; las campañas mismas, su extensión, su duración, su insoportable
presencia en los medios machacones e imaginariamente equilibrados; la justicia
de un reparto injusto de tiempos en la radio y la TV; la “espotización” del
pensamiento político, cuya naturaleza lo debería alejar de la factura
comercial; y en general toda esta mecánica casi de contienda deportiva, son
cuestiones frente a las cuales algo se debe hacer.
Durante
mucho tiempo se creyó haber encontrado la piedra filosofal cuya oportunidad nos
iba a abrir las puertas de una jamás vista decencia política.
Si
construíamos la democracia con una amplia participación ciudadana desde la mecánica
electoral misma, si los votos iban a ser libremente emitidos, limpiamente
contados y genuinamente considerados para darle legitimidad a quien ostentara
cargos públicos, todo lo demás vendría por consecuencia y añadidura. Se apostó
por la “ciudadanización” sin darse cuenta (o sin querer darse cuenta) de un
factor evidente: los ciudadanos también construyeron —los mismos—, la fórmula
de los partidos y sus estructuras.
El
problema quizá radique en el fracaso de esa idea: poner a los ciudadanos
aleatoriamente insaculados en el pale de administradores electorales
temporales, es decir, en jefes de casilla, revisores y fugaces burócratas de la
contabilidad del sufragio, no garantiza nada. Mucho menos se ofrece garantía
alguna cuando los consejeros electorales viven (en teoría) al margen de las
fuerzas en pugna y contienda.
Y
si durante algunos momentos de esplendor, en concreto la elección por cuya
alternancia llegó a la presidencia Vicente Fox, el Instituto Federal Electoral
funcionó correctamente (sin dejar de ser por ello caro y oneroso), el
truculento mecanismo de presión por el cual fue extinguido tras el dudoso
resultado del 2006, echó abajo sus méritos originales.
Pero
no es el problema nada más del Instituto Nacional Electoral o los órganos
locales.
El
problema consiste en las ligas entre la administración pública y la política
electoral. Por obvia razón los gobiernos provenientes de partidos políticos
desean prolongar sus dominios. No sólo por una lógica necesidad de continuismo
en sus programas y formas de actuar, sino apara afianzar el dominio de grupos y
tendencias ideológicas, pero principalmente (y ésta es la causa real) negocios
y beneficios.
Y
quien dice negocios y beneficios dice también corruptelas y operaciones
dudosas.
Por
eso hoy vemos cómo horas antes de la contienda se observan en todas partes
brotes violentos. No son esas expresiones efecto de la disputa ideológica, sino
del afán de dominio y amedrentamiento de los ciudadanos.
Tiros
y bombas molotov en Zacatecas y Veracruz, donde hasta una cabeza humana fue
arrojada cerca de donde se instalaría una casilla en Emiliano Zapata; roces con
la fuerza pública en Hidalgo, ataques a autobuses con acarreo de militantes en
Sinaloa, reparto de tinacos y despensas en la Ciudad de México, brotes violentos
en los lejanos municipios de Chihuahua.
Pero
sea como sea mañana amaneceremos con mil 819 cargos renovados en 14 entidades
del país. La capital de la República habrá elegido a sesenta diputados
fundadores, cuya obra (diría el cursi) trascenderá el tiempo y nos dará una
primera y esplendorosa Constitución, lo cual le vamos a untar gozosamente al
queso de nuestras ilusiones.
Doce
nuevos gobernadores entonarán el cántico de la transformación de sus estados y
la justicia para sus antecesores, lo cual quizá ocurra en uno o dos casos, más
por venganza menos por justicia. También se nos presentarán casi mil nuevos
presidentes municipales en otros tantos ayuntamientos cuya condición, sea cual
sea, no cambiará en su trienio.
Los
jilgueros nos hablarán (o gorjearán) sobre la importancia de la jornada
ejemplar y democrática, y las cosas, en poco tiempo, volverán a ser como
siempre, como antes.
Y
con los resultados en la mano, con la nueva distribución del poder encima del
tapete verde del juego ambicioso de la política, comenzará la lucha feroz y
marrana por la presidencia nacional. Sólo quedan seis meses de este año y los
tórridos semestres por venir del 2017, cuya faz ya se dibuja horrible.
Al
menos para la pelea feroz y la navaja en los espolones. Lo veremos.
Esos
estados, que anoche vivían una auténtica guerra de cifras, son: Veracruz,
Aguascalientes, Quintana Roo, Chihuahua, Tlaxcala, Oaxaca, Durango y
Tamaulipas. Sólo en tres estados se veían hasta anoche ganadores claros:
Puebla, donde el panista Antonio Gali aventajaba con casi 10 puntos; Sinaloa,
donde el priísta Quirino Ordaz tenía ventaja que parece irreversible, e
Hidalgo, donde el priísta Omar Fayad también lideraba con amplia ventaja en
todas las encuestas. Salvo esas, el resto de las entidades tenían anoche dos
“ganadores” y la lucha mediática incluía cifras triunfales de uno y otro lado:
Manlio Fabio Beltrones, quien decía que el PRI llevaba ventaja “en 10
elecciones”, sin precisar cuáles, y Ricardo Anaya que celebraba “un número
histórico de gubernaturas para el PAN” y hablaba de “tres estados ganados” y
otros arriba, y hasta Agustín Basave se subía al carro del triunfalismo
asegurando victorias del PRD en Tlaxcala, Oaxaca y Quintana Roo, los dos
últimos en alianza.
La
única declaración sensata de la noche la daba el presidente del INE, Lorenzo
Córdova, quien llamaba a todos los partidos, ante los duelos mediáticos y de
encuestas, a esperar los resultados oficiales que comenzaron a marcar
tendencias más o menos claras hasta pasada la medianoche de ayer.
Sobre
la participación del electorado, otra de las incógnitas por el ruido de las
campañas, en general se vieron elecciones concurridas en varios estados.
Chihuahua, Tamaulipas y Quintana Roo reportaron filas para votar en varios
momentos del día, mientras que en el resto de los estados la afluencia fue
regular, así que es de esperarse una participación en porcentajes típicos de
comicios estatales, por arriba del 50%, con grados variables de abstencionismo
por entidad. El único caso donde la gente no salió a votar, y se observaron
escenas lamentables de casillas vacías a lo largo del día, fue en la Ciudad de
México. La complicada elección de la Asamblea Constituyente no entusiasmó a los
capitalinos, con todo y bombardeo publicitario y una costosa inversión de más
de 200 millones de pesos en su organización; la lluvia y el debut de México en
la Copa América dieron la puntilla a una elección que podría incluso ser
descalificada por uno de los partidos más fuertes que contendieron en ella:
Morena.
Ese
sería el principal motivo de preocupación que arrojan los comicios de ayer,
como antesala del 2018: que en la cerrada competencia que se veía hasta anoche
en buena parte del país —y que es casi seguro que se repetirá en la elección
presidencial— la irresponsabilidad y falta de madurez de los actores políticos,
sumado a escenarios de votación altamente competida, con diferencias mínimas,
podrían llevarnos a vivir, en la próxima sucesión presidencial que ya está en
marcha, un escenario de conflictividad, descalificación y desconocimiento de
los resultados, como el que anoche se veía en varias entidades, y como el que
ya conocimos los mexicanos en la compleja elección del 2006 con el apretado
triunfo de Felipe Calderón, desconocido por Andrés Manuel López Obrador y luego
legitimado por el PRI.
Para
colmo, los protagonistas de aquella noche aciaga del 2006 están otra vez en la
escena de la sucesión 2018: López Obrador, como el único candidato seguro,
Felipe Calderón, como promotor y estratega de su esposa Margarita Zavala, y
hasta Manlio Fabio Beltrones, hoy dirigente y aspirante no declarado por el
PRI.
La
pregunta sería, si nos atenemos al ensayo, si así de confuso e incierto será el
2018: ¿tendremos también dos ganadores por la Presidencia la noche de la
elección?
José
Antonio Meade, titular de Sedesol, representa la otra cara: es un funcionario
talentoso y con buenos números en cuatro secretarías de Estado, en dos sexenios
diferentes. Es una opción si ese piso electoral resulta muy bajo. No es
militante del PRI y es la figura que más se acercaría a un candidato
independiente impulsado por el priismo como para formar un frente en torno
suyo.
Aurelio
Nuño es el aspirante priista joven, sin una carrera partidaria fuerte, pero
enarbola una carta, como la Reforma Educativa, que puede levantar una
candidatura y dar un rostro nuevo. Es una suerte de posición intermedia entre
Osorio y Meade, asumiendo que el primero, por lo menos hasta hoy, tiene una
ventaja importante en las encuestas.
Pero
más allá de eso, el PRI, pasados estos comicios, tiene que decidir qué cartas
pondrá sobre la mesa y cómo jugarlas. No se puede dar el lujo de repetir la
experiencia de 2000 y 2006, porque incluso parte de un piso más bajo que en
esos comicios. El tricolor, más que cualquier otro partido, debe comenzar a
definir con quién y cómo competirá en el 18. Eso de que no son los tiempos es
apostar contra sí mismo.
Fue
la síntesis de la regresiva democracia mexicana que se vio en las últimas
semanas, que se desbordó por las 12 elecciones para gobernadores, cuya dinámica
de confrontación obedeció a que este domingo se empezaron a marcar los
territorios para las elecciones presidenciales en 2018. Las noticias del
domingo son inconclusas en su mayoría y no permiten ver con claridad todo el
escenario para dentro de dos años y medio. Pero en una primera aproximación, se
puede argumentar que si la oposición quiere arrebatar al PRI la presidencia,
tendrá que replantear su esquema de alianzas para estar en niveles
competitivos.
Para
entender la ecuación habrá que responder las razones del porqué las
expectativas de unos eran tan distintas a las confianzas de otros en estos
comicios, que ya tienen reservada su cita en el Tribunal Electoral. ¿Cómo es
posible que si el presidente Enrique Peña Nieto está reprobado en su aprobación
en la mayoría de las 12 entidades en contienda, el PRI no fue apaleado? La
aprobación del presidente estaba en los bajos 20 por cientos, razón por la cual
los candidatos priistas lo escondieron de sus campañas. Su figura era negativa
y los empujaba al fondo. Los gobernadores priistas locales no estaban mejor. En
los nueve estados que gobiernan, el electorado quería que saliera del poder y
hubiera alternancia; seis de cada 10 electores en cuatro de ellos reprobaban la
acción del gobernador.
Con
este nivel de rechazo a los gobernantes priistas, varios estados en pugna
debieron haber sido menos complicados para la oposición, pero no lo fueron.
Tlaxcala es un ejemplo, donde las dos senadoras que contendieron por el PAN y
el PRD son reconocidas por su fuerza y talento y, sin embargo, el PRI les hizo
la vida imposible. Aguascalientes es otro caso, donde las estrellas alineadas
para una recuperación del poder por parte del PAN se les descompusieron y
estaba en el umbral del fracaso. Oaxaca terminó el día con una decepción para
la oposición –sin que se pueda establecer la victoria de nadie–, por la
confianza que tenía el aspirante de la coalición PAN-PRD de derrotar al PRI.
La
izquierda pudo arrasar en Tlaxcala y Oaxaca, pero la diáspora de sus fuerzas y
la incapacidad para llegar a alianzas les impidieron cantar victoria el domingo
por la noche. En Zacatecas sucedió algo similar, donde a lo largo de todo el
día el candidato de Morena estuvo varios puntos detrás del candidato del PRI,
toda vez que el PRD y el PT, sus aliados naturales, optaron por contender con
otros compañeros de elección. Tamaulipas no puede verse bajo esta ecuación,
porque el choque entre dos bloques políticos se definirá por cuál de los
candidatos fue visto como el menos contaminado por la delincuencia. Veracruz
sale de la norma de este domingo, por el fenómeno que se dio en el estado.
El
gobernador Javier Duarte se reunió en tres ocasiones con el jefe de Morena,
Andrés Manuel López Obrador, para llegar a un acuerdo. Según personas que
conocen los detalles de las reuniones, la propuesta fue apoyo a cambio de nada.
Les convenía a ambos, le dijo Duarte a López Obrador, porque éste aumentaría su
base electoral y él dividiría a la oposición. Como a López Obrador no le
importaba ganar este domingo en ningún lado sino ampliar su territorio
clientelar, el acuerdo cuajó. Lo que no esperaban quienes avalaron la
iniciativa de Duarte era que la salvaje lucha entre los candidatos del PRI y la
alianza PAN-PRD le abriera camino a un candidato mediano de Morena, que en el
último tramo del cierre de las urnas podría arrebatarles, incluso, la victoria.
Con
la excepción de Durango, Hidalgo, Puebla, Sinaloa y si para el cierre de esta
edición no cambian las tendencias en Quintana Roo, nadie podrá reclamar la
victoria con certeza. Lo que sí podrán comenzar a revisar los estrategas
electorales que tienen en el horizonte el 2018 es que la maquinaria electoral
del PRI, por encima de sus propios líderes, le continúa aportando el músculo
que los hace competitivos y evita derrotas que parecían inevitables. La
fragmentación de la izquierda ayudó a Morena pero no colocará a López Obrador
en el nivel de competencia si insiste en rechazar las alianzas. Para el PRD,
este domingo es una gran lección que como están, pronto se volverán
irrelevantes. Para el PAN, el mensaje está claro: si mantienen la conducción
nacional como hasta ahora, la presidencia no se abrirá para ese partido en el
próximo futuro. Es decir, si no cambian sus estrategias, habrá PRI por seis
años más.
Twitter:
@rivapa
En
2018, ¿queremos que nuestro jefe de Estado y del gobierno federal, el comandante en jefe de
las Fuerzas Armadas, el que ejerce un presupuesto de más de cuatro billones de
pesos al año, sea elegido con menos de un tercio de los votos que pueden
equivaler, dependiendo de la participación, a uno de cada diez mexicanos
inscritos en el padrón electoral? Desde luego que no. Para eso se inventaron
las segundas vueltas: para darle mayor fuerza y legitimidad a los ganadores,
sobre todo en sistemas presidenciales donde, a diferencia de Estados Unidos, el
voto está fragmentado en más de dos partidos.
Imaginemos
que en 2018 el PRI-Verde lanza su candidato presidencial, el PAN al suyo, López
Obrador va por Morena y el PRD no se le une y pone al propio. Además, por ahí,
se lanza un candidato independiente. Existe la posibilidad, muy real, de que el
ganador lo haga con menos de un tercio de los votos. Sin segunda vuelta, las
encuestas se convertirán en el instrumento para que los electores decidan en
una lógica de voto útil. ¿Queremos dejarle a los encuestadores, después de todo
lo que ha pasado, esta tarea? ¿No convendría más que el voto se fraccione en
una primera vuelta y sólo pasen a la segunda los dos candidatos con más votos
(a menos que uno de ellos alcance cierto umbral o la diferencia entre el
primero y el segundo sea sustancial)? Desde luego que sí. Es lo más racional
para una democracia con creciente fragmentación como la nuestra.
No
sólo eso. Con la segunda vuelta se resolvería otro problema: el creciente enfrentamiento
duro, ríspido, incluso ilegal, entre los partidos. Ya el senador priista Emilio
Gamboa, el panista Roberto Gil y el secretario de Gobernación, Miguel Ángel
Osorio Chong, se han pronunciado a favor de una nueva reforma electoral para
prohibir la llamada “guerra sucia”. Por supuesto que no lo van a lograr
impidiéndola en la ley. Lo que tienen que hacer es cambiar los incentivos para
que los partidos no se den con todo. Y eso lo pueden obtener con la segunda
vuelta porque los partidos serían muy respetuosos de no atacar a los
adversarios sabedores que luego podrían necesitar de ellos en una probable
alianza rumbo a la segunda vuelta.
En
fin. El problema es que ni el PRI ni López Obrador van a querer la segunda
vuelta. Van a preferir jugársela a una sola vuelta para evitar que en la
segunda se aglutine una posible coalición antipriista o antilopezobradorista.
Eso es, quizá, lo que más le convendría a ellos, no al régimen democrático. Si
de verdad pensaran en la salud de la República, ya estarían cambiando la
Constitución para permitir la segunda vuelta. No lo van a hacer porque les
interesa la salud de sus partidos. Por tanto, me temo que nos quedaremos sin
segunda vuelta con el riesgo muy real de que el próximo Presidente gane con
menos de un tercio de los votos y los partidos sigan dándose hasta con la
cubeta.
Twitter:
@leozuckermann
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La sorprendente elección de ayer/ Pablo Hiriart
Uso De Razón
El Financiero,
Lo parejo de la elección en algunos estados donde debió ganar la oposición de calle, revela que el PRI todavía está vivito y coleando. Su fortaleza fue fuertemente zarandeada ayer, pero no se le da por muerto.
En cambio, la oposición mostró una debilidad que sorprende, pues el dirigente nacional del PAN, Ricardo Anaya, dijo que su partido había ganado cuando menos en tres estados.
Son estados grandes, es cierto, pero fueron pocos para como están las cosas en el país.
Tenemos, pues, que el principal partido de oposición sólo puede asegurar el triunfo en tres estados de doce. Se trata de un mal resultado para Acción Nacional, salvo que se confirmen los indicios que lo podrían dar como ganador en Chihuahua, Durango, Aguascalientes y Tamaulipas.
Con una baja aceptación de la gestión gubernamental, poca popularidad del presidente, inseguridad, mal humor social y el dólar casi a 19 pesos, el PRI ganó la mayoría de los estados. Estados pequeños, pero fueron muchos.
El PAN y PRD no fueron una alianza arrolladora como hace seis años, pues no ganaron donde fueron juntos contra el PRI, salvo, quizás, en Durango y por poco en Veracruz.
Morena tuvo un buen desempeño dada su novatez como partido, pero no fue la barredora que algunos analistas auguraban.
En Veracruz, Morena fue tercero, tal y como lo adelantó la encuesta de EL FINANCIERO, que algunos propagandistas calificaron de “cuchareada”.
Resulta alentador subrayar que lo negro de las campañas no tuvo su correspondiente en la jornada electoral de ayer domingo, pues la ciudadanía respondió con civilidad ejemplar y los incidentes de consideración se cuentan con los dedos de una mano.
Quizá la nota más fuerte en esta elección la representa el resultado en Veracruz, donde el PRI habría perdido por sólo dos o tres puntos.
En un estado endeudado, ensangrentado, dolido por el gobierno despótico de Javier Duarte, el electorado castigó al PRI. No había de otra
El PRI, con cifras impresentables en materia económica y en seguridad, tenía una misión imposible que era retener Veracruz.
La victoria contundente del PAN en Puebla es casi la única que ese partido puede presumir con holgura y sin alianza con el PRD.
En Tamaulipas, donde siempre ha gobernado el PRI y se vive una crisis de seguridad desde hace largo tiempo, la moneda estaba en el aire.
Hasta anoche se contaba voto a voto sin resultado claro para nadie, aunque distintas encuestas de salida daban ventaja al panista García Cabeza de Vaca.
Chihuahua, donde hay un gobernador del PRI mal evaluado porque nunca pudo explicar cómo es que se hizo de un banco, la votación era cerrada y la casa de campaña del panista Javier Corral se abstuvo de festejar.
En síntesis, el PRI sigue ganando elecciones y es competitivo aun en estados donde ha gobernado mal. Pero ayer fue un mal día para ese partido.
Los electores pusieron su parte al acudir pacíficamente a las urnas a depositar su voluntad.
Ahora falta que los partidos estén a la altura del comportamiento ciudadano, que fue ejemplar, acepten los resultados, o impugnen y admitan el fallo del Tribunal.
Twitter: @PabloHiriart
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FRENTES POLÍTICOS/Excelsaior
I.Es normal. Todos se sienten ganadores. Omar Fayad se proclama triunfador en Hidalgo; Alejandro Murat y Pepe Toño dicen haber vencido en Oaxaca; en Veracruz, los Yunes levantan la mano. Y candidatos del PRI y del PAN se arrebatan a declaraciones el triunfo en Tamaulipas. Así es la costumbre de los discursos al cierre de casillas. Lo que no es normal es que los PREP no funcionen. Tan caro nos cuesta la democracia en México para que los ciudadanos no podamos consultar los resultados. Esto sólo ayuda al río revuelto. A estas alturas, en las primeras horas de la madrugada de hoy, hay, más o menos, unos 20 o 25 nuevos gobernadores electos. Al paso que vamos, no va alcanzar el territorio nacional. ¿Y los votos, apá?
II.Madrugadores. Para eso sí están buenos. Para decir que sus respectivos partidos vencieron. Ya se reparten el pastel electoral. Tras varias semanas de campañas sucias, tanto los partidos como el INE están listos para preparar una reforma electoral que beneficie a todos. Con propuestas negras salen perdiendo los institutos políticos, las instituciones y la ciudadanía. Tan es así que la Fiscalía Especializada para la Atención de Delitos Electorales recibió 575 correos electrónicos y mil 464 llamadas telefónicas de posibles delitos electorales. Es decir, van dos mil 39 denuncias recibidas por la Fepade. Más las que se sumen. Es una prueba de que las trampas electorales difícilmente saldrán del vocabulario democrático.
III.El despreocupado. En un comunicado, la delegación Cuauhtémoc negó que hubiera reparto de materiales o despensas para promover el voto en favor de Morena, como acusaron fuentes perredistas de la capital. De acuerdo con funcionarios delegacionales, las bodegas y estacionamientos de la demarcación fueron cerrados desde el pasado viernes y no se utilizan para apoyar al hermano de su delegado. Su jefe, Ricardo Monreal, no estuvo en la delegación ni en la Ciudad de México, sino que se trasladó a Zacatecas para seguir el desarrollo de la campaña en ese estado, donde su hermano David es el candidato de Movimiento Regeneración Nacional. Sorprendidos se mostraron en redes sociales: esos viajes de Monreal no los tiene ni Obama, diría El Peje.
IV.No pegó. Las casillas en la Ciudad de México, a pesar de haber sido instaladas en su totalidad, no tuvieron la afluencia esperada. Los votantes apenas se acercaron, lo que algunos capitalinos atribuyen a falta de información sobre la elección de la Asamblea Constituyente. En su mayoría quienes asistieron a las urnas fueron mayores a los 40 años de edad. Muy pocos jóvenes acudieron a cumplir con esta obligación ciudadana. Y es que hace apenas dos semanas se comenzaron a difundir los pormenores de la elección. Y si a esto se le suma que los partidos políticos en la capital han perdido credibilidad, no hubo llenos ni multitudes para sufragar. Cuando el recuento electoral no castiga a partidos por la baja participación, las votaciones sólo sirven a la clase política. Son los ciudadanos los que pierden. Otra vez.
V.Desfronterizado. Rodrigo Medina, exmandatario de Nuevo León, y una decena de sus excolaboradores están en problemas. Aldo Fasci Zuazua, asesor jurídico del gobierno estatal en la Subprocuraduría del Combate a la Corrupción, solicitó colaboración para conocer si los exfuncionarios tienen inmuebles en otras entidades. Por el momento, 22 ya les fueron embargados. No quiso meterse mucho en las negaciones de Rodrigo Medina. La pandilla del exgobernador está acusada de peculado y ejercicio indebido de funciones, lo que habría provocado un daño patrimonial de tres mil 600 millones de pesos. Medina cree que se trata de una persecución política. La palabra es de la justicia. ¿Cárcel o más impunidad?
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TEMPLO MAYOR/ Reforma
TRAS la sorpresiva jornada electoral de ayer, queda claro que el 2018 ya no es lo que era.
UN MANOTAZO blanquiazul hizo saltar las piezas del tablero de ajedrez político rumbo a la próxima elección presidencial. Al arrebatarle al PRI las gubernaturas de Veracruz, Quintana Roo, Tamaulipas y Chihuahua, los panistas se reposicionaron.
Y TODAVÍA falta ver cómo se resuelven los comicios en Aguascalientes y Durango, que en la madrugada también parecían pintarse de azul y blanco.
CON ESTE resultado -más el triunfo en Puebla- crece la figura de Ricardo Anaya, quien también suspira por el 2018. Falta ver si logra un acuerdo con Rafael Moreno Valle y Margarita Zavala, que seguramente hoy amanecen engallados.
POR OTRO LADO, también quedó que Morena llegó para quedarse. Si bien le faltó ganar alguna gubernatura, el lopezobradorismo logró ir más allá de los límites de la Ciudad de México y sacudir otros estados como Veracruz, Zacatecas y Oaxaca.
EL QUE no entrega buenas cuentas es Manlio Fabio Beltrones, pues el PRI sólo retuvo tres gubernaturas (Hidalgo, Tlaxcala y Zacatecas) aunque hay que reconocerle haber recuperado Oaxaca y Sinaloa.
Y DONDE tendrán que reflexionar mucho sobre sus posibilidades a futuro es en el PRD, dado que no ganaron nada por sí mismos, sino solamente de la mano de los panistas. Pareciera que México ahora tiene un tripartidismo… ¡de tres y medio partidos!
PRIMERO fue en Nuevo León, donde el independiente Jaime Rodríguez hace un año le arrebató la gubernatura al PRI.
Y AHORA a Tamaulipas también le tocó trasquilada tricolor, luego de que el panista Francisco García Cabeza de Vaca acabó con la racha de 86 años de gobiernos priistas.
HABRÁ QUE VER si se completa la ruta del Noreste en 2017, cuando -¡aaay, nanita!- tocará al PRI enfrentar elecciones en Coahuila, donde los Moreira han reinado en los últimos dos sexenios.
VISTO el cochinero generalizado en este proceso electoral, bien valdría preguntarle a los partidos políticos: ¿no sería más fácil crear un sistema que fuera parejo para todos?
PORQUE la intromisión de gobernadores, guerra sucia, uso de recursos públicos, compra de votos, no fueron exclusivos de un solo estado.
LOS PANISTAS de Veracruz se quejan de que Javier Duarte les hizo lo mismo que Rafael Moreno Valle a los priistas poblanos. Y los perredistas en Quintana Roo acusan a Roberto Borge de actuar como si fuera Valentín Maldonado, el delegado en Coyoacán. ¡Qué cosa!
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¿Será?/ 24
Horas
AMLO, el
perdedor
De
confirmarse las tendencias, en la jornada electoral de ayer hubo dos
perdedores: Andrés Manuel López Obrador y Ricardo Monreal. A pesar de todos los
recursos que canalizaron para la candidatura de David Monreal en Zacatecas, no
ganaron. Y lo mismo le pasó en Veracruz al morenista Cuitláhuac García. Esto
significa que, contrario a lo que muchos piensan, AMLO y su campaña del frijol
con gorgojo no ha permeado en el interior de la República. ¿Será?
Fuerza
focalizada
Uno
de los grandes ganadores de la jornada de ayer fue el abstencionismo, sobre
todo en la CDMX, donde se percibe que la gente nunca entendió a ciencia cierta
qué se votaba. Eso sí, con la participación que hubo se confirma que la disputa
en la capital está entre Morena y el PRD. Aunque lleva la delantera el partido
que dirige Martí Batres. ¿Será?
Mensaje
contra el odio
De
gira por Washington, DC, la secretaria de Relaciones Exteriores, Claudia Ruiz
Massieu, participará esta semana en el Foro Global del Comité Judío Americano,
donde dictará una conferencia ante más de dos mil 500 líderes de esta
comunidad, provenientes de 70 países. El objetivo es fortalecer los vínculos
con un pueblo que fuera víctima de la “retórica del odio”, justo en el momento
en que Donald Trump ha sembrado un discurso similar en su camino hacia la Casa
Blanca. ¿Será?
Por
más cátedras
Nos
comentan que entre la comunidad científica y tecnológica que encabeza el
titular del Conacyt, Enrique Cabrero, fueron bien recibidos los anuncios
recientes del presidente Enrique Peña, pues pese al difícil entorno económico,
instruyó a seguir promoviendo el Programa de Cátedras para Jóvenes
Investigadores con el fin de llegar a dos mil cátedras en 2018, diseñar un
programa de estímulos fiscales que incentive la inversión privada en
investigación y desarrollo experimental y seguir ampliando la infraestructura
científica y tecnológica. ¿Será?
#
Lenguas Viperinas/LSR
LAS
MALETAS DEL senador del PAN, Fernando Yunes, concentraron varias horas la
atención de la jornada electoral de este 5 de junio. Y el contenido de las
mochilas aún no se conoce. Resulta que en Coatzacoalcos fue detenido en su
camioneta el legislador, quien es el hijo del abanderado del PAN-PRD a la gubernatura,
Miguel Ángel Yunes Linares. Él argumentó que fue una acción de intimidación,
pero la autoridad veracruzana dijo que fue retenido para una revisión de
rutina, por lo que le pidieron abrir las maletas que llevaba, pero se negó y
entonces fue trasladado ante la PGR en donde lo liberaron inmediatamente. Nos
aseguran que por órdenes de su padre, se fue a encerrar a su casa.
EL
PRI ECHÓ TODAla carne al asador o mejor dicho, al Time Line de Twitter, durante
la jornada electoral del 5 de junio. Ayer fue evidente que desde temprana hora
se impulsaron hashtags como #YoVotéPRI y #MéxicoDecidióPRI. Más entrada la
tarde en la red social Twitter también se observó una estrategia para impulsar
etiqueta con los nombres de los candidatos que pretendían posicionar como
ganadores. Otro partido que logró posicionarse y eso por un incidente
inesperado fue el PAN, con la etiqueta #yunes, por la detención del senador
Fernando Yunes, hijo del candidato del PAN a la gubernatura de Veracruz, Miguel
Ángel Yunes. PRD y Morena prácticamente no aparecieron en los temas más
mencionados de las redes.
EN
EL TRIBUNAL Electoral de Poder Judicial de la Federación (TEPJF) ya se alistan
para recibir las impugnaciones de las 14 elecciones de este domingo. Nos dicen
que es probable que las definiciones, en al menos cuatro estados, tarden varios
días, por lo que ya están en contacto de los equipos de abogados de
prácticamente todos los partidos políticos con los magistrados. Acabó la carrera
electoral, pero inició la guerra de los abogados.
Lun,
06 de Junio de 2016
MORENA
NO PIERDE la oportunidad de hacer campaña a favor de su virtual candidato a la
elección presidencial de 2018, Andrés Manuel López Obrador. Y es que el rostro
del tabasqueño apareció ayer hasta en las acreditaciones que el comité
ejecutivo nacional repartido entre reporteros que acudieron a sus conferencias
de prensa. El gafete, el cual tuvieron que devolver, tenía impresa la cara del
político y detrás de esta el nombre del partido.#`
#
Columna Alhajero/Martha Anaya
24 Horas
El “regalito” de Duarte
¡Imposible!, por lo visto, que Javier Duarte no hiciera de las suyas el día D. Según supimos, la idea de detener la camioneta en que viajaba el senador del PAN, Fernando Yunes –con un par de mochilas “sospechosas”- fue del mismísimo gobernador de Veracruz.
Y ahí comenzó el tango de dimes y diretes que ocupó no sólo buena parte de la sesión del órgano electoral veracruzano a lo largo del día, sino que provocó reacciones a nivel nacional: lo mismo de la Fepade que del presidente del Senado, Roberto Gil Zuarth; y por supuesto se convirtió en la comidilla en las mesas políticas.
Las reacciones fueron variadas. Hubo quienes no pararon de reír ante las distintas escenas del senador negándose a bajar de la camioneta –ni siquiera cuando la remolcaron- y menos de permitir que la policía revisara las dichosas maletas. Los memes no tardaron en circular con el hijo de Miguel Ángel Yunes abrazado a las maletas.
Otros –incluidos algunos estrategas de la campaña del priista Héctor Yunes Landa– pensaban que el incidente afectaba la elección y aumentaba las posibilidades de que se fuera a judicializar (que es la apuesta de Acción Nacional, según los priistas).
Y lo que los puso todavía más de malas fue el papelón de que ni la Fepade, ni la delegación de la PGR querían recibir la camioneta y al eminente pasajero blanquiazul porque, argüían, se trataba de un senador de la República y no lo podían detener.
Así que la camioneta –con el senador y sus maletas– se pasó las horas en el estacionamiento de la subdelegación de la PGR hasta que a las siete de la noche fue liberada y despedida a huevazos al salir del lugar, cortesía del insigne jarocho al mando de la entidad.
El pronóstico de Fidel Herrera.- El ex gobernador veracruzano no podía perderse estos comicios, ¡faltaba más! Sobre todo si uno de los contendientes más fuertes es uno de sus más acérrimos enemigos: Miguel Ángel Yunes Linares, quien ahora busca la gubernatura por la alianza PAN-PRD.
Pero Fidel Herrera Beltrán, déjenme contarles, andaba de lo más optimista la noche previa a la elección. Recibía llamada tras llamada a su celular, reportándole de distintos rumbos del estado qué tan listos estaban para la elección.
El ex mandatario sonreía. Nos presumía una chamarra roja (color priista) y una camiseta verde (color del PVEM en el que ahora milita su hijo) y preguntaba: “¿Qué tal la combinación, eh?”.
En la sala de su casa, con un té de por medio, Fidel nos hizo un recuento distrito por distrito –con nombre y apellido de cada uno de los principales contendientes– de quién podría ganar.
La historia podría resumirse así: donde el PRI no gana –sea porque se lo lleve el PAN o Morena– es normal que quede en segundo lugar. Y eso, junto con los tres puntos de ventaja que da normalmente la movilización de la estructura tricolor, es suficiente para que Héctor Yunes Landa gane.
Su pronóstico: 31 puntos para Héctor Yunes (PRI), 27 para Miguel Ángel (PAN-PRD) y 24 para Cuitláhuac García (Morena).
En un rato sabremos qué tanto acertó, porque hasta ahorita –antes del cierre de esta columna– unos y otros se han declarado vencedores.
Gemas: obsequio de Cuitláhuac García, candidato de Morena a la gubernatura de Veracruz: “Ya le dije a Héctor (Yunes) que es un traidor a la patria”.
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Teléfono Rojo/José Ureña/ 24 Horas
Días después: euforias, llantos y tribunales
Los resultados de las votaciones van en otra parte, en la nota del día.
A partir de ellos será fácil imaginar el comportamiento a asumir en las próximas horas y, tal vez, meses por cada una de las fuerzas políticas en liza, pero no cambiará respecto a procesos anteriores.
El cuadro será el siguiente:
Partidos y candidatos ganadores magnificarán sus victorias con enfoques específicos y declaraciones triunfalistas en todos los espacios mediáticos.
Los perdedores llorarán sus derrotas con denuncias de anomalías y delitos electorales conocidos: compra de votos, alteración del padrón, uso público de recursos en campañas…
Pero al final serán siete magistrados electorales, bajo la presidencia de Constancio Carrasco, quienes atenderán quejas e impugnaciones y deberán dar la razón a unos o a otros.
La interpretación de la voluntad popular por la Sala Superior del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación (TEPJF).
Sólo uno o dos estados a salvo
El escenario quedó listo desde las campañas.
Durante los meses previos a las votaciones de ayer entrevisté a autoridades electorales y dirigentes partidistas sobre cómo avizoraban los días siguientes al 5 de junio.
Los magistrados electorales, me dijo uno de ellos, “estamos convencidos que al final de cuentas casi todos los resultados para gobernador caerán a la Sala Superior y debemos estar preparados para tomar decisiones”.
-¿Cuáles, por ejemplo?
-¿Cuáles no? –me refutó-; si acaso uno o dos estados no.
Con base en las tendencias, era fácil imaginar a Hidalgo y tal vez Puebla o Sinaloa, donde las ventajas de los punteros eran claras, respectivamente, para el priista Omar Fayad, el panista Antonio Gali y el priista Quirino Ordaz.
Sin embargo, el Partido Revolucionario Institucional (PRI) ya prepara impugnaciones por el proceso en Puebla no tanto por los números finales, sino por lo desigual de la contienda para su candidata Blanca Alcalá.
Ya se analizan las anulaciones
Si esas previsiones resultan, hablamos de 10 gubernaturas en manos de la justicia.
Con una salvedad:
Puede haber quejas debidamente sustentadas y con gravedad suficiente para llevar a la anulación.
Ya se verán los términos de los recursos interpuestos, pero dé por descontado: la autoridad judicial ha registrado anomalías suficientes para repetir este fenómeno vivido hasta ahora por dos estados en la era moderna: Tabasco y Colima.
En 2000 se dio la primera sorpresa cuando el TEPJF desconoció el triunfo del priista Manuel Andrade y convocó a elecciones extraordinarias.
Resultado: en 2000 ganó con ocho mil votos y en 2001 superó con 16 mil al perredista Raúl Ojeda Zubieta.
En 2003 pasó lo mismo con Colima y repitió en 2015 porque al entonces gobernador Mario Anguiano se le pasó la mano para obstaculizar al priista José Ignacio Peralta.
Por coincidencia, Andrade condujo la segunda victoria de Peralta.
Y por coincidencia, Andrade podría ser el ganador de cinco gubernaturas: dos suyas, las de Peralta y, si se confirma, la de Mauricio Góngora en Quintana Roo.
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ITINERARIO POLÍTICO | Ricardo Alemán
Milenio
Mentirosos del voto
Lo habíamos pronosticado. Todos por igual, sean políticos, líderes de partidos, candidatos y hasta fanáticos —de todos los colores—, recurrieron al engaño descarado y la mentira procaz, luego de la jornada electoral de ayer domingo.
Y es que en una suerte de milagro de la “multiplicación de los triunfos”, la noche de ayer todos se dijeron ganadores, nadie aceptó la derrota y, en todos los casos, convocaron a los medios para cantar pingües victorias que no probaron, más allá de su dicho, el voluntarismo y la mitomanía electoral.
La política y las elecciones convertidas en groseros actos de fe, donde no hay lugar para la honestidad y —donde lo importante—, parece ser engatusar al electorado con supuestas victorias que nadie prueba; como si las elecciones se ganaran con encuestas y alarde de victorias imaginarias.
Pero el problema no solo son los mentirosos de la política y sus mentiras del voto. No, el verdadero problema está en la sociedad, en votantes y electores. ¿Por qué aceptamos las mentiras electorales y a los mentirosos del voto?
La respuesta la saben todos, porque casi todos vivimos del autoengaño político y electoral; porque más que el engaño y la mentira de los políticos, los ciudadanos creemos nuestras propias mentiras y nuestro engaño, al extremo de que justificamos y hasta aplaudimos a nuestro partido preferido, líder adorado, o candidato enamorado si se vale de la mentira y el engaño para ganar.
La victoria lo justifica todo; la mentira y a los mentirosos.
Por eso, la noche de ayer pocos repararon en el absurdo mostrado por los líderes del PRI, Manlio Fabio Beltrones; del PAN, Ricardo Anaya, y del PRD, Agustín Basave, quienes reclamaron triunfos como si hubiesen estado en juego más de 20 gobiernos estatales.
Y es que según Beltrones, el PRI se alzó con 10 victorias, a pesar de que hasta anoche solo tenía certeza en cuatro gobiernos estatales; Hidalgo, Sinaloa, Zacatecas y Oaxaca.
Según Anaya, el PAN tenía seguros tres triunfos; Puebla, Tamaulipas y Veracruz y peleaba Durango, Chihuahua y Aguascalientes. Lo cierto, sin embargo, es que solo tiene seguros Puebla y Tamaulipas.
Según Basave, el PRD ganaría Tlaxcala, Quintana Roo, Durango, Veracruz, Oaxaca y Ciudad de México.
Y según los voceros de Morena, el partido de AMLO habría ganado Veracruz, Zacatecas y la Ciudad de México.
¿Quién miente? ¿Por qué el engaño vulgar?
Pero es peor si vamos a cada entidad. Los Yunes en Veracruz; Héctor y Miguel Ángel —del PRI y PAN–PRD, respectivamente—, se dicen ganadores, lo mismo que el abanderado de Morena, Cuitláhuac García. ¿Quién miente?
En Tamaulipas, el panista Francisco Cabeza de Vaca y el priista Baltazar Hinojosa, reclaman la misma victoria. ¿Quién miente?
En Chihuahua ocurre algo similar: Javier Corral y Enrique Serrano se dicen ganadores. ¡Alguno nos engaña! Y en la misma situación están en resto de los estados, donde no existe un solo demócrata, de esos cuya cultura democrática los lleve a reconocer la victoria de la democracia y del adversario.
Y está claro que el PRI será el partido con más victorias y con más votos en la elección de ayer, pero se antoja difícil que llegue a los 10 triunfos; es cierto que el PAN tiene dos victorias y que pelea otras dos, pero también habría perdido dos gobiernos actuales, Sinaloa y Oaxaca.
Y podrán decir misa el PRD y Morena, pero lo cierto es que su división los llevó al fracaso y a la posible extinción en el caso de los amarillos.
Ya conocemos las mentiras. Hoy conoceremos a los mentirosos del voto.
Al tiempo.
#
EL DESENCANTO
DEMOCRÁTICO | Rafael Cardona
La Crónica‘
Las
elecciones son hasta ahora algo demasiado costoso como para no darse cuenta de
la necesidad de cambiarles el modelo.
Imposible
todavía conocer resultados definitivos de los abroncadas elecciones de ayer. Si
antes las elecciones debían esperar la conformación de Colegios Electorales
para llegar a su culminación en los hechos, ahora quedan siempre las instancias
judiciales; es decir, la decisión del Tribunal Electoral del Poder Judicial de
la Federación cuyo prestigio, por cierto, no ha crecido en los últimos meses,
dada su confrontación teórico jurídica frente al Instituto Nacional Electoral.
Cada quien ha interpretado la ley de acuerdo con su saber y su entender y el
divorcio ha sido evidente y riesgoso, dicen los más.
#
GUERRA DE
CIFRAS: ENTRE LA PERCEPCIÓN Y LA MENTIRA | Salvador García Soto
El Universal
Si
el 2016, como tanto se dijo, fue ensayo del 2018, podemos respirar, pero
también preocuparnos. Respirar porque los escenarios de violencia que auguraba
el tono estridente y sucio de las campañas políticas no se cumplieron y si bien
no fueron las jornadas color de rosa que veía Peña Nieto —por episodios de
violencia armada en Tamaulipas y Veracruz— tampoco las incidencias afectaron el
desarrollo normal de las 14 elecciones y hubo casos, como Oaxaca, que rompieron
el pronóstico de comicios violentos. Pero al mismo tiempo, hay motivos para
preocuparse: hasta anoche la confusión reinaba en más de la mitad de los
estados en disputa y, sin esperar resultados oficiales, los dos grandes bloques
en disputa —PRI y sus aliados contra PAN-PRD— se declaraban ganadores en al
menos siete estados en los que llegaron a la votación empatados y así se
mantenían anoche, con diferencias mínimas de tres a cinco puntos entre el
primero y el segundo lugar.
#
Columna Razones/JORGE
FERNÁNDEZ MENÉNDEZ
Excelsior
Ahora,
a trabajar el 2018
El
único que tiene definido su escenario es AMLO, beneficiado por cientos de miles
de spots gratuitos y su proselitismo.
Un
día después de las elecciones de 1997, Vicente Fox anunció su intención de
buscar las elecciones presidenciales, con una estrategia que le permitió, en el
2000, derrotar por primera vez al PRI en siete décadas.
Mientras
Fox construía su candidatura (y su triunfo), en el tricolor se inició un
proceso complejo y difícil, que en realidad había iniciado mucho antes, con la
17 asamblea del partido que le había puesto “candados” a las candidaturas,
mismos que obligaban para ser candidato a tener, antes, un puesto de elección
popular. Era la respuesta de un sector del priismo al presidente Zedillo y
parte de un pulso que llevó a ese partido a tener siete presidentes nacionales
en seis años y que dejó fuera a los personajes con los que Zedillo tenía mayor
afinidad, como Guillermo Ortiz y José Ángel Gurría.
Ello
obligó al PRI, en lugar de buscar una candidatura única, a iniciar un proceso
interno en el que Francisco Labastida tuvo que confrontarse en una lucha
durísima, e inútil, con Roberto Madrazo. No le alcanzó para ganar, pero sí para
debilitar la candidatura de Labastida. Cuando concluyó el proceso interno, Fox
tenía en las acusaciones y golpes que había proporcionado Madrazo todos los
argumentos para su campaña contra Labastida.
Seis
años después, el empeño de Madrazo por ser candidato frustró otros intentos en
el priismo, quizás el más importante, la opción de Enrique Jackson. Con Madrazo
en la boleta y nuevamente dividido, el PRI tuvo la peor elección de su
historia, relegado a un lejano tercer lugar. En esos comicios, López Obrador ya
había construido su candidatura desde el GDF, deshaciéndose, con buenas y malas
artes, de rivales internos como Cuauhtémoc Cárdenas y Rosario Robles, mientras
que Felipe Calderón desoyó la advertencia del entonces presidente Fox para que
no adelantara tiempos (en realidad para que le diera tiempo a su gallo, que era
Santiago Creel) y se lanzó por una candidatura que terminó colocándolo en Los Pinos.
Hoy Margarita intenta algo similar.
En
el 2012 los papeles se invirtieron. Mientras López Obrador, como hasta ahora,
seguía adelante con una campaña que había iniciado en el año 2000, el PAN no
supo definir su candidato y la elección interna lo dejó terriblemente
desgastado, con pocos recursos y muy dividido. El PRI preparó desde tiempo
atrás a Peña Nieto. Manlio Fabio Beltrones, el único que buscó la candidatura,
muy rápido la dejó de lado para sumarse a Peña. Esa ausencia de desgaste
interno explicó en buena medida el triunfo del PRI.
Pasados
estos comicios, de los que no tenemos cifras certeras, confiables, al momento
de escribir estas líneas, el PRI, el PAN y el PRD tendrá que definir qué
quieren hacer, cómo y con quién. Como desde el 2000, el único que tiene
definido su escenario es López Obrador, beneficiado en esta ocasión por cientos
de miles de spots gratuitos y su proselitismo: él ha sido el candidato real en
las campañas más importantes para Morena,
como Veracruz.
En
el PRI, el único precandidato que verá su futuro enlazado con los comicios de
ayer es Manlio. Claro que será importante para el presidente del PRI ver
cuántos estados ganaron y cómo, pero también en una visión de futuro lo es
saber cuál es el piso electoral desde el que puede operar el PRI.
Los
tres precandidatos que son miembros del gabinete tendrán una afectación
indirecta, partiendo precisamente de la lectura que se le dé a ese piso
electoral. Miguel Ángel Osorio Chong, el secretario de Gobernación, es un
priista con todo el peso y la actitud partidaria. Llegará con un triunfo
abrumador en su tierra Hidalgo y evitará el desgaste en otros temas y
territorios. Es un hombre de partido, pero se ha mantenido relativamente
alejado (en términos públicos) de las disputas internas y no veo que los
resultados modifiquen su camino.
#
2018,
¿como el 5 de junio?/ Raymundo Riva Palacio
Columna Estrictamente
Personal
El Financiero,
Las
portadas de la prensa nacional e internacional no pudieron ser más elocuentes
el domingo. Bombas Molotov en Veracruz y Zacatecas, violencia en Chihuahua,
Hidalgo y Sinaloa, documentos apócrifos contra el PRD en Quintana Roo y contra
el PRI en Zacatecas, nuevos videos y audios en YouTube que vinculaban a un
candidato a gobernador con Los Zetas. La información sobre la jornada electoral
del 5 de junio subrayó la violencia de la contienda. Denuncias en el Instituto
Nacional Electoral donde se exigió la renuncia del secretario de Gobernación,
decenas de detenidos por presuntos actos electorales en varios estados, dos incidentes
de alto impacto que involucraron enfrentamientos de la policía con dos
senadores panistas en Quintana Roo y Veracruz. Ningún suceso que afectara las
elecciones en sí mismas, pero que el ensordecedor megáfono político magnificó
como si hubiera crisis.
#
Segunda vuelta: ahora más que nunca/LEO
ZUCKERMANN
Excelsior
Segunda
vuelta: ahora más que nunca
El
voto en México se está fragmentando como resultado del creciente rechazo del
electorado a los partidos tradicionales y a las reglas que permiten ganar con
un porcentaje mínimo de votos.
Hoy,
después de las elecciones de ayer, resulta aún más urgente que se apruebe la
segunda vuelta electoral en México. No sólo para resolver la creciente
fragmentación del voto que hace posible que un candidato gane con menos de un
tercio de los votos, sino como solución para atemperar los ánimos y ataques
entre las distintas campañas, la mal llamada “guerra sucia”. Me explico.
El
voto en México se está fragmentando como resultado del creciente rechazo del
electorado a los partidos tradicionales y reglas que permiten ganar con un
porcentaje mínimo de votos. En este contexto no es nada utópico pensar que el
próximo Presidente gane con menos de un tercio de la votación nacional. ¿De
verdad queremos esto? ¿Qué fuerza y legitimidad tendría un mandatario con el
respaldo de uno de cada tres electores?
Hemos
pasado de un sistema de tres partidos grandes y la morralla a uno de dos
partidos medianos, cuatro más chicos y la morralla. Los dos medianos son PRI y
PAN. Luego vienen cuatro más chicos: Morena, PRD, Verde y Movimiento Ciudadano.
Y más debajo de ellos están Nueva Alianza, Encuentro Social y el PT. En este
contexto de fragmentación, es posible que un candidato gane con muy pocos
votos.
#
La sorprendente elección de ayer/ Pablo Hiriart
Uso De Razón
El Financiero,
Lo parejo de la elección en algunos estados donde debió ganar la oposición de calle, revela que el PRI todavía está vivito y coleando. Su fortaleza fue fuertemente zarandeada ayer, pero no se le da por muerto.
En cambio, la oposición mostró una debilidad que sorprende, pues el dirigente nacional del PAN, Ricardo Anaya, dijo que su partido había ganado cuando menos en tres estados.
Son estados grandes, es cierto, pero fueron pocos para como están las cosas en el país.
Tenemos, pues, que el principal partido de oposición sólo puede asegurar el triunfo en tres estados de doce. Se trata de un mal resultado para Acción Nacional, salvo que se confirmen los indicios que lo podrían dar como ganador en Chihuahua, Durango, Aguascalientes y Tamaulipas.
Con una baja aceptación de la gestión gubernamental, poca popularidad del presidente, inseguridad, mal humor social y el dólar casi a 19 pesos, el PRI ganó la mayoría de los estados. Estados pequeños, pero fueron muchos.
El PAN y PRD no fueron una alianza arrolladora como hace seis años, pues no ganaron donde fueron juntos contra el PRI, salvo, quizás, en Durango y por poco en Veracruz.
Morena tuvo un buen desempeño dada su novatez como partido, pero no fue la barredora que algunos analistas auguraban.
En Veracruz, Morena fue tercero, tal y como lo adelantó la encuesta de EL FINANCIERO, que algunos propagandistas calificaron de “cuchareada”.
Resulta alentador subrayar que lo negro de las campañas no tuvo su correspondiente en la jornada electoral de ayer domingo, pues la ciudadanía respondió con civilidad ejemplar y los incidentes de consideración se cuentan con los dedos de una mano.
Quizá la nota más fuerte en esta elección la representa el resultado en Veracruz, donde el PRI habría perdido por sólo dos o tres puntos.
En un estado endeudado, ensangrentado, dolido por el gobierno despótico de Javier Duarte, el electorado castigó al PRI. No había de otra
El PRI, con cifras impresentables en materia económica y en seguridad, tenía una misión imposible que era retener Veracruz.
La victoria contundente del PAN en Puebla es casi la única que ese partido puede presumir con holgura y sin alianza con el PRD.
En Tamaulipas, donde siempre ha gobernado el PRI y se vive una crisis de seguridad desde hace largo tiempo, la moneda estaba en el aire.
Hasta anoche se contaba voto a voto sin resultado claro para nadie, aunque distintas encuestas de salida daban ventaja al panista García Cabeza de Vaca.
Chihuahua, donde hay un gobernador del PRI mal evaluado porque nunca pudo explicar cómo es que se hizo de un banco, la votación era cerrada y la casa de campaña del panista Javier Corral se abstuvo de festejar.
En síntesis, el PRI sigue ganando elecciones y es competitivo aun en estados donde ha gobernado mal. Pero ayer fue un mal día para ese partido.
Los electores pusieron su parte al acudir pacíficamente a las urnas a depositar su voluntad.
Ahora falta que los partidos estén a la altura del comportamiento ciudadano, que fue ejemplar, acepten los resultados, o impugnen y admitan el fallo del Tribunal.
Twitter: @PabloHiriart
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