Durante
el Ángelus,
Francisco expresó su dolor frente a «la terrible violencia de Múnich y
Kabul», y rezó en la Plaza San Pedro por todas las víctimas de los
deplorables actos de terrorismo y violencia.
Vatican Insider, 24/07/2016
GIACOMO
GALEAZZI
CIUDAD
DEL VATICANO
Después de haber
dicho estas palabras, el Papa pidió a los fieles y peregrinos
que estaban en la Plaza que rezaran con él un Ave María, que él mismo
pronunció en voz alta
con evidente conmoción. El Pontífice también se refirió a los jóvenes de todo
el mundo que están llegando a Cracovia para asistir a la JMJ: «Yo
también partiré el próximo miércoles, para
encontrar a estos chicos y chicas, y para celebrar con ellos y por ellos el
Jubileo de la Misericordia, con la intercesión de San Juan
Pablo II. Les pido que nos acompañen con la oración. Desde
ahora saludo y agradezco a los que están trabajando
para recibir a los jóvenes peregrinos, con numerosos obispos,
sacerdotes, religiosos y religiosas, laicos. Un pensamiento especial dirijo a
los muchos jóvenes coetáneos que, no
pudiendo estar presentes en persona, seguirán el evento a
través de los
medios de comunicación. ¡Estaremos todos unidos en la oración!» Y la
lección está en el
Evangelio: «No se puede vivir sin pan, no se puede vivir sin perdón, y no se
puede vivir sin la ayuda de Dios en las tentaciones», explicó el Papa al
reflexionar en su catequesis sobre las «tres peticiones» que hay en el Padre
Nuestro.
En
esta oración, «que Jesús nos enseña», hay tres
peticiones « que expresan nuestras necesidades fundamentales: el pan, el perdón y la ayuda
en las tentaciones». Es decir, «el pan que Jesús nos hace
pedir es aquel necesario, no el superfluo; es el pan de los peregrinos, el
justo, un pan que no se acumula y no se desperdicia, que no sobrecarga nuestra
marcha. El perdón es, ante todo, aquel que nosotros mismos
recibimos de Dios: solamente la conciencia de ser pecadores perdonados por la
infinita misericordia divina puede hacernos capaces de cumplir gestos concretos
de reconciliación fraterna. Si una persona no se siente pecador
perdonado, no podrá nunca hacer un gesto de perdón o de
reconciliación. Se inicia
en el corazón, en donde
nos sentimos pecadores perdonados. La última petición, «no nos
dejes caer en la tentación», expresa la conciencia de nuestra
condición, siempre
expuesta a las insidias del mal y de la corrupción. ¡Todos
sabemos lo que es una tentación!». Después el Papa se
preguntó: «pero,
¿para qué sirve el Espíritu Santo?
Sirve para vivir bien, para vivir con sabiduría y amor,
haciendo la voluntad de Dios». Por ello, explicó, sería muy hermosa
una oración, «en esta
semana, que cada uno de nosotros pidiera al Padre: ‘Padre, ¡dame el Espíritu
Santo!’». Y la Virgen «nos lo demuestra con su existencia, completamente
animada por el Espíritu de Dios.
Que ella nos ayude a orar al Padre unidos a Jesús, para vivir
no en manera mundana, sino según el Evangelio, guiados por el Espíritu Santo».
«¡La
oración —explicó Papa
Bergoglio— es la primera y principal "herramienta de trabajo" en
nuestras manos! Insistir con Dios no sirve para convencerlo, sino para
fortalecer nuestra fe y nuestra paciencia, es decir, nuestra capacidad de
luchar junto a Dios por las cosas que son realmente importantes y necesarias».
Y entre ellas hay una, la más importante, pero casi nunca la pedimos a
Dios, que es el Espíritu Santo. « Y Jesús lo dice:
‘Si ustedes, que son malos, saben dar cosas buenas a sus hijos, cuánto más el Padre
del cielo dará el Espíritu Santo a aquellos que
se lo pidan’. ¡El Espíritu Santo! Debemos pedir que el Espíritu Santo
venga a nosotros».
Después, Francisco
saludó y agradeció «a todos los
que están trabajando
para acoger a los jóvenes peregrinos», y dirigió un saludo
especial a los jóvenes que no podrán participar
en la JMJ. El Papa citó también la
exhortación del beato
Piergiorgio Frassati y se dirigió a los jóvenes
peregrinos de Italia y de otros países, «en particular, a los
de São Paulo y di
São João de Boa
Vista en Brasil; el Coro "Giuseppe Denti" de Cremona y a los
participantes en la peregrinación en bicicleta desde Piumazzo a Roma,
enriquecida por el compromiso de la solidaridad. Saludos a los jóvenes de
Valperga y Pertusio Canavese, Turín: continuad a probar y a
vivir mediocremente, como han escrito en su camiseta. Les deseo a todos un buen
domingo. Y por favor no se olviden de rezar por mí. ¡Buen
almuerzo y hasta pronto!».
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