25 jul 2016

Las amistades católicas del «golpista» Gülencatólicas del «golpista» Gülen

Las amistades católicas del «golpista» Gülen
En los últimos meses, la campaña de los medios nacionalistas turcos contra el predicador y el movimiento Hizmet ha aludido a menudo a sus relaciones con la Iglesia católica e incluso con la Santa Sede
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Fethullah Gülen con Papa Wojtyla
 Vatrican Insider, 24/07/2016/
GIANNI VALENTE
En la reacción furibunda que se desencadenó tras el golpe de Estado fallido el 15 de julio por la noche, el presidente Tayyip Erdogan y su aparato relacionaron inmediatamente el «cuartel general» del complot golpista con Hizmet, el movimiento internacional del predicador islámico Fethullah Güllen. En realidad, todos los canales y los instrumentos de la propaganda que pertenecen al bloque de poder de Erdogan indican desde hace años que Hizmet (en turco «Servicio») es una «organización del terror gülenista» y le atribuyen atentados, secuestros, desapariciones de ‘enemigos’ y otros intentos fallidos para desestabilizar ilegalmente el orden político turco. Una campaña de criminalización que en los últimos meses, sobre todo en la prensa nacionalista más aguerrida, ha aludido en varias ocasiones a las relaciones entre la red de Hizmet y la Iglesia católica, incluido el Vaticano.

Las relaciones entre el movimiento de Fethullah Gülen y el Akp, el Partido de la justicia y del desarrollo que llevó al poder a Erdogan en 2002, representan un indicio precioso para descifrar las enigmáticas dinámicas políticas y geopolíticas que ha adoptado Turquía en los últimos lustros. El Akp tuvo durante mucho tiempo el apoyo de Hizmet, cuya influencia en la magistratura ayudó a debilitar a la oposición y a los militares. Erdogan señala a Gülen como el primer enemigo, subrayó el analista Nat da Polis, «aunque haya sido su padre espiritual». El carismático líder de Hizmet se refugió en Pennsylvania desde 1999, porque lo perseguían los generales turcos. Con el paso el tiempo, su red dio un contributo importante para que el Occidente viera a Erdogan y al Akp como artífices de un islam político turco concebido en términos de democracia conservadora, una especie de versión islámica de los Partidos Populares europeos (El Akp incluso fue miembro observador del Partido Popular europeo de 2005 a 2013, antes de sumarse sl grupo euroescéptico Alianza de los Conservadores y Reformadores Europeos).
 En ese periodo, la percepción de un islam turco abierto al encuentro con la modernidad y a la colaboración con las demás tradiciones religiosas se apoyaba también en todas las iniciativas de diálogo y de cooperación que pusieron en marcha los miembros de Hizmet en todo el mundo con instituciones y grupos católicos. Las mismas que en los últimos años, después de la ruptura y con una mayor hostilidad por parte de los aparatos «erdoganianos» hacia Gülen y los suyos, han sido fustigadas y a menudo deformadas por los medios de comunicación filo gubernamentales, que las han hecho pasar como indicios de complicidades «globales» del complot «gülenista».
 En los últimos meses, en las páginas de los diarios relacionados con el nacionalismo más extremista, se intensificaron (qué casualidad) que estigmatizaban las colaboraciones y patrocinios que ofrece la red de Gülen a realidades académicas y sociales que pertenecen a la Iglesia católica. El 13 de julio, dos días antes del golpe fallido, el periódico «Yeni Akit» publicó un reportaje sobre presuntas donaciones (de unos 3 millones y medio de dólares en total) de la red de Gülen para la construcción de dos iglesias, una en Texas y otra en Australia. «Gülen», comentaron los autores del reportaje, «ofrece una nueva religión a su medida, una mezcla de cristianismo y hebraísmo, sin preocuparse por las reacciones del mundo islámico, una decisión que será apreciada por el Vaticano». Una semana antes, en el «Daily Sabah» (órgano creado en 2014 para contrarrestar las campañas de la prensa anti-Akp) los lectores fueron informados de una fabulosa operación urdida por «la organización terrorista de Fethullah Gülen» con la Universidad Católica de Lovaina, que habría recibido donaciones de los gülenistas por un millón de dólares con el objetivo de «formar imanes sostenitores» para sustituir los que envió Turquía a Bélgica.
 A finales de junio, en «Ak?am» (histórico diario adquirido recientemente por los aparatos gubernamentales) apareció la historia de la denuncia que presentó una ong californiana, dedicada a San Francisco de Asís y animada por católicos de la diáspora iraquí, en contra de instituciones financieras turcas, acusadas de haber sostenido a los yihadistas del Estado Islámico. El artículo se refería a los vínculos entre la ong y la red de Gülen, con la intención de que la denuncia fuera percibida como una operación anti-turca inspirada por el «Estado paralelo gülenista». El periódico sostenía también que los afiliados de Hizmet a menudo citan en sus discursos al santo de Asís y que organizan con católicos encuentros y conferencias «a favor del diálogo interreligioso.»
 A mediados de junio, en las páginas de «Yeni Akit» apareció un artículo dedicado al empresario Alaaddin Kaya, que recibió una orden de arresto por su participación en la campaña anti-corrupción de diciembre de 2013, que llevó a la renuncia de cuatro ministros y que ahora es presentada por los aparatos gubernamentales como un primer intento de golpe por parte del ex aliado Gülen. En el artículo se indicaba que las distancias que expresó Gülen frente no eran sinceras, y se recordaba que justamente el empresario Kaya tuvo un papel fundamental en la organización del encuentro en Roma entre Papa Juan Pablo II y una delegación de Hizmet, guiada por Gülen, en febrero de 1998.
La visita de Gülen al Papa polaco, víctima del atentado del turco Alí Agca, a menudo es mencionada en las teorías conspiracionistas del ultranacionalismo turco como prueba principal del sospechoso «sincretismo» anti-nacional atribuido a Hizmet. Pero en su guerra abierta, los detractores de Gülen también esgrimen argumentos diametralmente opuestos. Con la intención de atribuir al personaje y a su movimiento el estigma del doble juego y del disimulo, difunden las que presentan como grabaciones de viejas conferencias que pronunció el predicador en los primeros años noventa: en esa época, en tiempo de las guerras balcánicas, Gülen habría definido al Vaticano como «la cabeza de la serpiente» y se habría referido a «lobbies» de Estados Unidos y de europa al servicio de los palacios sacros.
 Los contactos de los afiliados de Hizmet, incluso con representantes de las instituciones vaticanas, son conocidos y se llevan a cabo a la luz del sol. En Roma, las iniciativas de la confraternidad son organizadas por el Instituto Tíber, con eventos culturales y convivios inspirados en el diálogo entre las religiones y las culturas.
 El pasado 15 de julio, en la X edición de la Cena de la Amistad, organizada en el Palacio Brancaccio por el Instituto (con el patrocinio del Pontificio Instituto de Estudios Árabes y de Religions for Peace), el discurso principal, dedicado al tema «Misericordia y medio ambiente», fue pronunciado por Melchor José Sánchez de Toca, Subsecretario del Pontificio Consejo para la Cultura. «Durante más de cuarenta años», se lee en la página de Facebook del Instituto Tíber, que publicó el comunicado que difundieron los portavoces oficiales del movimiento después del golpe fallido, «Fethullah Gülen y los miembros del movimiento Hizmet han sostenido y demostrado su compromiso por la paz y la democracia. Hemos denunciado repetidamente las intervenciones militares en la política interna. Estos son los valores fundamentales de los miembros de Hizmet. Condenamos cualquier intervención militar en la política de Turquía». El comunicado concluye afirmando que «son extremadamente irresponsables los comentarios de los ambientes pro Erdogan sobre el movimiento Hizmet».


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