“De corazón ofrezco disculpas, acepto todo lo que hubo... debes perdonarme…
¿Pidió realmente Norberto perdón a los homosexuales por haberles
ofendido?
Si lo hizo, desgraciadamente no tenemos el audio como prueba..ahora no se refirió por su nombre a la comundad lesbica gay sino a la comunidad con AMS, léase Atracción hacía el mismo sexo..
¿Por que no hablar correctamente?
Ahora no es la primera vez que el emimentísimo señor Cardenal pide perdón, en algunos momentos ha hecho a un lado su soberbia.., recuerdo que en la homilía pronunciada el pasado domingo 3 de julio cuando celebraba sus 50 años de sacerdote diocesano dijo;
Pero mejor leamos lo que ocurrió el sábado y en que contexto lo dijo...
¿Por que no hablar correctamente?
Ahora no es la primera vez que el emimentísimo señor Cardenal pide perdón, en algunos momentos ha hecho a un lado su soberbia.., recuerdo que en la homilía pronunciada el pasado domingo 3 de julio cuando celebraba sus 50 años de sacerdote diocesano dijo;
"Desde lo mas profundo de mi ser pido perdón al Señor y a su Pueblo Santo por mis debilidades y pecados y por mis omisiones y frialdades…."Y el sábado pasado dijo a los homosexuales presentes:
…"Por lo que a mí se refiera, les pido nuevamente perón si he utilizado palabras que no son las adecuadas, pero sepan que de ninguna manera mi intención ha sido ofenderles”.Me hubiera gustado -es mucho pedir- que el perdó lo hubiera reiterado en la homilía dominical abiertamente. Norberto es soberbio, lástima.
Pero mejor leamos lo que ocurrió el sábado y en que contexto lo dijo...
Ello ocurrió el sábado 29 de octubrede 2016 en la sede de la Conferencia del Episcopado Mexicano en Chautitlán, Estado de México, donde se llevó a cabo la segunda jornada del Décimo Encuentro “Courage Latino”, , y no en la homilía del domingo en Catedral como algunos lo han expresado…
Esta es la nota de Jesús Vladimir Alcántara Flores, del Sistema de Información del Arzobispado..Elaborada el sábado y difundida a las 20 horas.
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Nunca he intentado ofenderles: Card. Rivera a personas con atracción al mismo sexo
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Nunca he intentado ofenderles: Card. Rivera a personas con atracción al mismo sexo
Al
participar en el Décimo Encuentro “Courage Latino”, el Arzobispo de México
pidió perdón, a nombre propio y de sus sacerdotes, por cualquier termino ofensivo
utilizado vs. personas con AMS.
Este
29 de octubre, en la sede de la Conferencia del Episcopado Mexicano, Casa Lago,
se llevó a cabo la segunda jornada del Décimo Encuentro “Courage Latino”, cuyo
objetivo es impulsar el apoyo espiritual para hombres y mujeres con atracción
hacia el mismo sexo (AMS) que desean vivir una vida casta conforme a las
enseñanzas de la Iglesia Católica.
Al inicio de esta jornada de actividades, el
Arzobispo de México, Card. Norberto Rivera Carrera, dirigió un mensaje de aliento
a la comunidad de personas con AMS presentes en el recinto.
Previo a las palabras del Sr. Card.
Rivera Carrera, un miembro de la comunidad pidió la palabra para hablar sobre
su difícil situación, señalando que a los 23 años de edad acudió a la Basílica
de Guadalupe para confesarse, lugar donde el sacerdote lo reconvino
preguntándole si no le daba vergüenza sentir eso, lo que le hizo sentir
profundamente abatido, y posteriormente tomar la determinación de insertarse en
el “mundo homosexual”, donde se contagió de VIH. “Ni en mi familia ni en ningún
lugar encontré jamás el apoyo que yo esperaba; no nos hagan sentir que ni
siquiera a la Iglesia pertenecemos”.
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Homilía del 30 de Octubre de 2016, XXXI Domingo del Tiempo Ordinario.
Al escuchar las palabras del Santo Evangelio: "....Zaqueo, bájate pronto, porque hoy tengo que hospedarme en tu casa", San Lucas nos permite profundizar en la persona de Jesús, en su amor misericordioso, llegar a la profundidad de su acción salvadora hacia el pecador, transformando su vida y su casa. Jesús se acerca y apuesta por el hombre pecador, confía en la capacidad del ser humano de convertirse, de cambiar de vida. Aquí radica la Buena Noticia para nosotros, especialmente en una cultura donde se trata de implantar que la persona que ha actuado mal en su vida ya no tiene remedio. El Evangelio nos muestra que siempre puede haber una transformación radical en el corazón humano tan sólo con aceptar la persona de Jesús y su mensaje de conversión.
Zaqueo acepta el riesgo de tener bajo su techo a Jesús y estando ya en casa Zaqueo exterioriza su conversión radical exclamando: "...Mira, Señor, voy a dar a los pobres la mitad de mis bienes, y si he defraudado a alguien le restituiré cuatro veces más". Zaqueo acepta gozosamente dejarse literalmente vaciar la casa. Antes, su hogar era el lugar donde acumulaba, juntaba tantas cosas para garantizarse la vida. Ahora, que ha encontrado a Cristo, esas cosas le parecen superfluas, ridículamente insuficientes, y hasta estorbosas. Su seguridad ya no depende de los bienes acumulados, a partir de esta visita, todo esta centrado en Jesús. En la casa de Zaqueo, y en su vida, ahora hay espacio para acoger, espacio sobre todo, para vivir la presencia de Cristo.
El Evangelio de san Lucas nos dice que "hoy" es la cita decisiva con la Salvación de Dios. A todas luces, el encuentro de Zaqueo con Jesús fue un acontecimiento transformador. Por eso Jesús no puede menos de comentar: "Hoy ha llegado la salvación a esta casa". Pero este "hoy" que pronuncia Cristo es real, no sólo una palabra de adorno, se trata del "hoy de Dios", la salvación de lo que estaba perdido, la buena nueva de liberación para los débiles, para los enfermos y pecadores, ha llegado; la promesa mesiánica se ha cumplido. Así se hace efectiva la compasión amorosa del Dios de la vida, que proclama la primera lectura, tomada del libro de la Sabiduría. No hay duda, Jesús ha introducido "el Hoy de Dios" en nuestra Historia Humana, ya no más promesas, de ahora en adelante, la salvación ha llegado para transformar el corazón de la humanidad: todo tiene solución a partir de Cristo Jesús.
Hermanos, Hermanas, pasado mañana celebraremos la Fiesta de todos los Santos. En la historia de la humanidad siempre se nos han presentado ejemplos sobresalientes de hombres y mujeres que han brillado en el ejercicio del poder, en el deporte, en acumular riquezas, en el espectáculo, en el arte, o dicho de otro modo, se nos presentan a los triunfadores en las distintas actividades humanas. La Iglesia nos presenta en la pantalla de la liturgia a esos "ciento cuarenta y cuatro mil, de todas las tribus de los hijos de Israel" y a ese "gentío inmenso imposible de contar, de toda nación, raza, pueblo y lengua que está de pie delante del trono y del Cordero, vestidos de blanco". Los santos son los que han triunfado en el arte más divino, son los que han triunfado en la competición más humana. Pero la Iglesia no nos presenta a Todos los Santos, simplemente para que los contemplemos desde nuestras butacas o graderíos, sino para que nos entusiasmemos y nos decidamos a imitarlos con la convicción de que "sí se puede ser santo".
En el Antiguo Testamento la expresión "santo" es por excelencia una definición de Dios mismo y así lo seguimos expresando en nuestras celebraciones: "Santo eres en verdad Señor", "Santo eres en verdad Padre". Pero ya en el mismo Antiguo Testamento se expresa la posibilidad de que el ser humano participe de esa santidad de Dios, es más, Dios mismo invita a los hijos de Israel: "sean santos porque yo soy santo". La vocación del Pueblo Elegido es llegar a ser "un reino de sacerdotes y un pueblo santo". La base de la organización del Nuevo Pueblo de Dios, que es la Iglesia, es "la comunión de los santos". Ser santo, en la comunidad formada por Jesús, no es la excepción, sino la exigencia fundamental.
"Santo eres en verdad Señor, fuente de toda santidad". La multitud de santos que veneramos, admiramos y que queremos imitar, necesariamente nos llevan a la fuente misma de la santidad que es Dios, revelado en Cristo, nos llevan a meditar y a dejarnos invadir por la fórmula infalible de santidad, patentada por Jesús y practicada por los santos de ayer y hoy: Las Bienaventuranzas. Jesús, como un nuevo Moisés, desde el monte, proclama los criterios con los cuales se debe edificar la nueva comunidad, la nueva alianza. Son criterios que van al fondo del corazón humano, al fondo de la existencia cristiana, no para poner como modelo de santidad a un ser humano, sino al mismo Padre Celestial, porque "hay que ser perfectos como el Padre Celestial es perfecto".
Una fiesta íntimamente ligada a la de Todos los Santos es la fiesta de nuestros Fieles Difuntos, que celebraremos el día dos. Es una fiesta de la esperanza, porque esperamos que nuestros seres queridos, que ya han muerto, tengan la vida divina, tengan la felicidad que tanto anhelaron, tengan la santidad a la que fueron llamados y que consiste, como nos dice San Juan, "en llegar a ser semejantes a Dios y a verlo tal cual es". La fiesta de los Fieles Difuntos es la fiesta de la esperanza, de la esperanza que nace de la fe en la Pascua. La muerte siempre será para nosotros un momento oscuro, una lucha, una agonía, un misterio, pero al mismo tiempo, esa muerte, la podremos ver a la luz de la resurrección de Cristo y con la seguridad de que si Cristo resucitó, también resucitaremos nosotros, porque somos miembros de su Cuerpo. Celebremos pues esta fiesta con la actitud que manifestamos en la aclamación que hacemos al terminar la Consagración: "Anunciamos tu muerte, proclamamos tu resurrección. "Ven, Señor Jesús!"
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