JAVIER ESPINOSA Enviado especial Rangún (Birmania)
El Mundo, 27 NOV. 2017 15:27
La entrevista con el general Min Aung Hlaing, acusado de organizar la campaña de limpieza étnica, incide en el poder de los uniformados.
El Papa Francisco recaló hoy en Birmania en lo que constituye uno de sus periplos más complejos y a las pocas horas de su llegada se entrevistó con el jefe del ejército, el general Min Aung Hlaing, en un encuentro que pese a su brevedad pone de relieve el significado papel que todavía juegan los militares en la precaria transición democrática del país.
Según un portavoz del Vaticano, se trató de una visita "de cortesía" en la que ambos hablaron "de la gran responsabilidad de las autoridades del país en este proceso de transición".
Al general de 61 años se le achaca en última instancia la campaña de limpieza étnica apadrinada por sus subordinados contra la minoría Rohingya, que ha supuesto la expulsión de al menos 624.000 integrantes de esta comunidad hacia Bangladesh."
Es una exageración decir que el número de bengalíes -el militar no usa la palabra rohingya- que han huido es muy grande", llegó a escribir en su página de Facebook.
La cita con Min Aung Hlaing estaba prevista para el día 30, después de que Jorge Bergoglio se encontrara con el presidente del país, Htin Kyaw, y con la Premio Nobel Aung San Suu Kyi, sin que nadie haya explicado este cambio de agenda."¿Quién manda en este país? Aung San Suu Kyi están el bolsillo de los militares. Ellos son los que mandan", opinó Kyaw Min, un veterano político Rohingya instalado en Rangún, compartiendo un análisis que comienza a prodigarse entre los expertos de Birmania, que cuestionan el rumbo que ha tomado el proceso político. "En este momento Birmania parece mucho más un estado autoritario que una democracia incipiente. Es hora de que el gobierno comience a cumplir algunas de las promesas que hicieron durante el proceso electoral y se centre en la defensa de los derechos humanos en lugar de socavarlos en cada oportunidad que se le presenta", indicó por su parte David Baulk, de la ONG pro derechos humanos, Fortify Rights.
El máximo jerarca de la iglesia católica llegó a las 13:30 (hora local) a Rangún y fue recibido por miles de fieles en el aeropuerto de esta urbe. Fuentes religiosas indicaron que cerca de 7.000 integrantes de la comunidad Kachin, otra atribulada minoría del país, han acudido desde el norte del país para asistir a la visita papal.
Se les podía ver bailando en las inmediaciones de esas instalaciones y después reunidos en torno a la catedral de Santa María, en pleno centro de Rangún, fácilmente reconocibles dado que la mayoría acudió vestida con sus trajes tradicionales como si se tratara de un gran festejo.
Francisco también fue recibido con amenazas por el grupo de monjes budistas radicales Ma Ba Tha, cuyo portavoz Tawparka, advirtió que habría "una respuesta" si el clérigo defiende la causa de los rohingya como ha hecho en el pasado."Espero que no toque un asunto tan sensible porque el pueblo birmano no lo aceptaría. No hay problema si habla sobre el Islam, pero es inaceptable que hable sobre los rohingya y los terroristas extremistas", manifestó a la agencia Reuters.
El simple uso o no del término rohingya se ha convertido en un elemento de enorme simbolismo durante este desplazamiento del Pontífice. Varios líderes católicos locales han pedido públicamente al Papa que no lo utilice precisamente para evitar cualquier reacción violenta de sectores como Ma Ba Tha, que ya ha protagonizado serios altercados en los años precedentes.
El obispo de Bhamo y ex director de Caritas Birmania, Raymond Sumlut Gam, aclaró a la agencia vaticana Asianews que "afirmar que los rohingya son perseguidos puede generar graves tensiones" en el país. "Daría pretexto a los extremistas, podrían surgir problemas", le secundó el portavoz de la Conferencia episcopal de Birmania, Mariano Soe Naing.
Se cite o no, la crisis de los Rohingya continúa su curso con cientos de ellos que siguen huyendo a Bangladesh pese al reciente acuerdo firmado por esta nación y Birmania para comenzar antes de finales de enero la repatriación de los refugiados.
Fuentes del Consejo de Derechos Humanos de Naciones Unidas indicaron a la agencia Reuters, que esa entidad mantendrá una reunión especial el 5 de diciembre para analizar los graves señalamientos que se han realizado contra los militares birmanos y los grupos de vigilantes locales que les apoyaron en su ofensiva contra la minoría musulmana.La investigación que realizó un equipo especial designado por el Consejo en marzo recogió todo un cúmulo de testimonios de las víctimas que hablaban de un "patrón sistemático de homicidios, torturas,violaciones e incendios provocados" por los uniformados y sus aliados.
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