Columna Itinerario Político/Ricardo Alemán
El Universal, 11 de febrero de 2010
¿También rompe con Calderón?
El sentido común dice que la misiva dirigida por Fernando Gómez Mont a “Don César” para renunciar a su militancia en el PAN, en realidad debió decir: “Don Felipe”. O si se quiere emplear el refranero popular; “Escucha César, para que entiendas Felipe”.
Y es que el secretario de Gobernación no rompió con el grupo de “Don César”, y tampoco con el PAN; en el fondo Gómez Mont “mandó al diablo” la política de alianzas ordenada por el presidente Calderón a “Don César”. Por eso obliga la pregunta: ¿también rompe con Felipe Calderón?
Eso sólo lo sabe Gómez Mont. Pero lo que está a la vista de todos es el extraordinario paralelismo entre el destape de Calderón en julio de 2004 —quien rompió con las decisiones presidenciales de Fox—, y la renuncia del titular de Gobernación al PAN. ¿Calderón también reprenderá de manera pública a Gómez Mont? ¿Continuará como responsable de Gobernación?
Más allá de la resultante en la relación Calderón-Gómez Mont, lo cierto es que asistimos a la mayor crisis del PAN en sus tiempos de partido en el gobierno. ¿Por qué? Porque el de Calderón en realidad es el primer gobierno de Acción Nacional —el de Fox nunca lo fue—, y porque la mancuerna Calderon-Gómez Mont era precisamente el “uno-dos” de una generación azul que no sólo lleva en las venas el espíritu fundacional del PAN, sino la carga histórica del apostolado opositor contra el PRI.
Así, cuando se rompe el consenso partidista, de proyecto y futuro entre “el uno y el dos” del gobierno azul, y cuando el “número dos” decide “mandar al diablo” al número uno —por la conducción del partido y sus alianzas contranatura—, entonces asistimos a una fractura en el gobierno y el PAN que empuja al partido a las 12 elecciones estatales, no sólo en calidad de derrotado, sino fracasado.
Es decir; el PAN de Nava y Calderón —sus alianzas y estrategias—, terminan por convertirse en un partido censurado, reprobado, fracasado en su examen histórico de congruencia y doctrina, y que llegará a julio vacío, derrotado. Y con ello le habrá servido más al PRI que a su historia. Vale recordar que Felipe Calderón ganó la candidatura presidencial y la elección de 2006, en buena medida por su origen doctrinario y por el apoyo del panismo como el de Gómez Mont. ¿Quién va a votar hoy por el PAN?
Y las “razones que me veo obligado a no revelar por discreción profesional”, que esgrimió Gómez Mont en su carta de renuncia, son pura congruencia, ya que se trata de un político serio, de valores, principios y palabra. Todos saben que para amarrar alianzas con el PRI, comprometió su palabra a que el PAN no pactaría electoralmente con el PRD. Pero no le cumplieron ni Calderón ni “Don César”. Otro triunfo para el PRI.
¨***Columna Bajo Reserva/El Universal, 11 de febrero de 2010
¿Todo por el todo?
Ayer renunció al PAN el operador de la política interna del gobierno de Felipe Calderón, y con ello, se dice, anticipa su renuncia a la Secretaría de Gobernación y, desde luego, se despide de la precandidatura presidencial. ¿Pues qué pasó? El martes 9 en la noche, en la sede nacional del que fue su partido y fundó su familia hace décadas, hizo el último esfuerzo por impedir la alianza del PAN con la izquierda, en torno a Gabino Cué, por la gubernatura de Oaxaca. Gómez Mont, como otros panistas, no quiere a Cué. Pero hay mucho más que eso. El secretario renunció porque, para avanzar con el PRI en varios frentes (el presupuesto, una reforma fiscal), se había comprometido a detener la alianza en Oaxaca. Y casi lo logra. Casi convence a los consejeros. Obvio: no pudo. Entonces la coalición se tradujo en una afrenta de César Nava y su grupo en contra de sus esfuerzos por tender puentes. ¿Es posible que Nava, amigo y protegido de Felipe Calderón haya avanzado en esa alianza sin el apoyo del Presidente? Si Calderón apoyó a Nava, es porque calculó una ruptura en todas sus dimensiones; si, por el contrario, Nava se fue por la libre (difícil de creer), entonces el dirigente panista le habrá salido caro al mandatario. Ahora sí, el Presidente se juega el todo por el todo: ¿Se imagina qué pasará si, a pesar de las alianzas y con costos tan altos, el PAN no se recupera en 2010?
Comió con Francisco Rojas en Polanco; cenó con Alejandro Encinas en Palmas. Josefina Vázquez Mota se movilizó tratando de contener daños. Y no sólo ella: varios de los cercanos al presidente Calderón intentaron cerrar filas, exponer que la decisión de Fernando Gómez Mont es de él. Que se va solo. Que no se rompen pactos. Pero si Josefina se dedicó a tender puentes, otros operadores de Nava y a nombre del Presidente dijeron ayer que Gómez Mont fracasó como operador político del gobierno, y como panista. El perdedor es el Presidente. Esta coyuntura lo deja frente a dos caminos excluyentes: o mantiene viva la esperanza de las reformas en alianza con el PRI vía Gómez Mont, o apuesta a ganar elecciones estatales con coaliciones que dinamitan la posibilidad de las reformas. A Calderón le ganó, otra vez, la militancia panista al rol de jefe de Estado.
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