13 ene 2013

Festeja Madero el fin del calderonismo


'El PAN no es de un grupo'.- Madero

Fuera de la Presidencia y sin la sombra de Felipe Calderón, el PAN entra en una ruta de definiciones en la que se juega su supervivencia
Ernesto Núñez, reportero.
Reforma, 13 enero 2013.- "Acción Nacional no es patrimonio de una persona ni de un grupo". Con esa frase, el chihuahuense Gustavo Madero declara el final del calderonismo.
Un mes y ocho días después de que el PAN dejó la Presidencia de la República, el líder partidista luce sereno, como si le hubieran quitado un peso de encima.
A sus anchas, en medio del salón de sesiones del Comité Ejecutivo Nacional del PAN, Madero dice: "es algo normal que durante seis años, del 2000 al 2006, el PAN fuera Vicente Fox. Era algo muy normal que entre 2006 y 2012 el PAN era lo que dijera, hiciera, declarara o actuara Felipe Calderón. Es una tendencia a tratar de personalizar una institución en un hombre, en un apellido. Creo que es un error".

Custodiado por 20 retratos de personajes que han sido dirigentes nacionales del PAN (desde Manuel Gómez Morin hasta César Nava, incluido el expulsado Manuel Espino), Madero describe un partido que dejó de ser eclipsado por la figura presidencial de Calderón, cuyo retrato también cuelga en los muros del salón, justo entre Carlos Castillo Peraza y Luis Felipe Bravo Mena.
"Hoy que no somos gobierno, que no tenemos una figura presidencial que eclipse al PAN... que lo eclipse en el sentido de que se atraviese como una figura que no permite ver más que ese satélite que se atravesó en la órbita temporalmente, porque era el que estaba teniendo toda la preeminencia... hoy lo que estamos teniendo es ese contraste. Pero es normal, no es ruptura, son condiciones distintas: estar en la Presidencia o dejar de estar en la Presidencia", explica.
Madero tiene claro que le ganó la partida a Calderón: cuando el ex Presidente quiso imponer una refundación del PAN antes de dejar el poder, Madero y su grupo lograron que el Consejo Nacional mandara a marzo de este año una reforma de estatutos en la que el calderonismo no lleva la batuta.
En la transición Madero ganó la interlocución con Enrique Peña Nieto, al imponerse él, Santiago Creel y Juan Molinar -y no alguien del gobierno calderonista- como negociadores del Pacto por México.
Además, poco a poco ha ido ocupando las posiciones estratégicas, tanto en la burocracia partidista como en el Congreso: colocó a Molinar al frente de la Fundación Rafael Preciado Hernández; a Luis Alberto Villarreal como dirigente de la bancada en San Lázaro; a José Isabel Trejo como presidente de la Comisión de Hacienda; a Arturo Salinas como presidente de la Comisión para el Fortalecimiento del Federalismo, y a personajes como Jorge Villalobos y Fernando Larrazabal en la burbuja del grupo parlamentario.
Sin embargo, evita hablar detalladamente de sus victorias sobre el calderonismo, y se limita a describir el partido que está construyendo:
"Hoy lo que aparece con mayor intensidad y claridad es lo que el partido es: el CEN, los dirigentes estatales, sus grupos parlamentarios, sus liderazgos... todos tienen mayor relevancia porque se vuelven los actores visibles más constantes, más vigentes. Hubo un cambio de situación: la opinión pública se dirige al CEN y ya no a la Presidencia".
Madero asegura que desde que él llegó a la dirigencia diciembre 2010- las decisiones empezaron a tomarse más en el PAN y menos en Los Pinos. Pero admite que hoy que se ha terminado la administración panista se siente más libre.
"Me siento muy bien, con mucha satisfacción de que estamos haciendo cosas importantes para mantener al partido unido, fuerte, consolidado, entrándole a la agenda de autocrítica, de evaluación y de corrección de fallas, pero en un ambiente positivo. Como nunca, los comités estatales están teniendo una vida muy activa coordinada por el comité nacional, el CEN está teniendo iniciativas muy interesantes que van a llevar a la reforma de estatutos, a la depuración del padrón y a un tercer tema, que es la revisión programática del PAN".
-¿El calderonismo, el propio Felipe Calderón, pueden regresar a tratar de controlar el PAN?, se le pregunta.
"Aquí todos tienen la puertas abiertas, todos los liderazgos los necesitamos y les damos la bienvenida. Pero lo que sí hay es una convicción de que el PAN no tiene dueño, no es patrimonio de una persona ni de un grupo, debe ser un partido plenamente institucional, democrático e incluyente de todas las expresiones de quienes lo conforman. Ésa es una convicción muy personal que estaré defendiendo", responde.

Depuración del padrón: primer paso
Madero defiende la decisión que tomó el año pasado: convocar a un proceso de refrendo para que un millón 800 mil personas registradas en los padrones de su partido dijeran si efectivamente siguen siendo panistas o no.
El resultado fue que 372 mil, apenas el 20 por ciento, refrendaron su membresía.
Según Madero, es falso que esta medida haya exhibido a un PAN más débil que el que había hace un año.
"Es una fortaleza, no nos debilita. Lo que hicimos fue dejar un universo claro; si esto lo quieren asimilar como la gran desbandada, lo que están haciendo es tratar de engañar con la verdad, con una verdad que es nominalmente cierta, pero que no transmite lo que está sucediendo en Acción Nacional", asegura.
Dicho eso, Madero admite que el refrendo exhibió un asunto más preocupante: la afiliación masiva de supuestos panistas para manipular los procesos internos de elección de candidatos.
Inflar los padrones en el PAN es un fenómeno detectado desde finales de los noventa, pero que se agudizó cuando el PAN llegó al poder. En 2002, por ejemplo, el ex dirigente Luis Felipe Bravo Mena abrió procesos de investigación por afiliaciones masivas en municipios del Estado de México. La crisis interna en esa entidad derivó en denuncias por corrupción entre los propios panistas y, a la larga, en una catástrofe electoral en 2009, cuando perdieron todos los municipios del llamado corredor azul.
Actualmente, en esa entidad quedaron sólo 14 mil 834 miembros activos y 8 mil 644 adherentes. La depuración fue de más de 137 mil presuntos militantes.
Otras entidades donde más de 100 mil personas desaparecieron de los registros panistas son Veracruz y Jalisco. En el DF se borraron más de 85 mil.
Estas cifras, según Madero, no son una mala noticia para su partido, pues los padrones inflados distorsionaban las contiendas internas y la propia planeación estratégica del partido.
"Hoy vamos a poder tener procesos internos confiables, democráticos, que nos den una ventaja electoral. No hay una relación directa entre el tamaño del padrón y el voto ciudadano. Los que quieren hacer creer que porque ahora tenemos 372 mil militantes vamos a tener una menor votación en las próximas elecciones están sacando una conclusión errónea. La fortaleza del PAN estará en si la gente se siente identificada con nuestros candidatos y propuestas, no por el tamaño de nuestra militancia".
Madero niega, sin embargo, que el inflar padrones haya sido, mayoritariamente, una práctica que revele corrupción. Y prefiere atribuir el fenómeno a las campañas masivas de afiliación, desarrolladas incluso vía teléfono celular, mandando un SMS.
Entre esas campañas destaca la que llevó César Nava a finales de 2009. Según su informe final de actividades al frente del CEN del PAN, en su periodo se afiliaron 463 mil 366 nuevos panistas, una cifra que, según otros panistas, correspondió al afán del grupo de Calderón por controlar las candidaturas del 2012.
Según las cifras actuales del PAN, los miembros activos pasaron de 354 mil 461 a 207 mil 198. Hubo un refrendo del 60 por ciento.
Los adherentes pasaron de un millón 514 mil 106 a 164 mil 871. Se refrendó apenas el 11 por ciento.
Esto invirtió la dinámica en el PAN: antes los adherentes eran una abrumadora mayoría y en los procesos de elección de candidatos a gobernador o a la Presidencia eran cortejados por los precandidatos.
Además, cambiará la correlación de fuerzas al interior del partido, pues la membresía es una de las variables estratégicas para definir el número de delegados por estado en una Asamblea Nacional, el número de asientos por entidad en el Consejo Nacional, el número y el orden de las candidaturas plurinominales al Congreso, e incluso contribuye a definir los presupuestos de los comités estatales.
Según Madero, la cifra depurada de 372 mil miembros equivale al número de panistas que tradicionalmente participan en sus procesos internos: entre 300 y 500 mil. Efectivamente, en el proceso interno del 2005 para elegir candidato presidencial participaron 315 mil 225 panistas, principalmente activos; pero en el proceso de febrero del 2012, entre Josefina Vázquez Mota y Ernesto Cordero, participaron 547 mil 40 militantes. Es decir, el PAN ha perdido al menos a 175 mil miembros que apenas hace un año votaron en la elección de su candidata presidencial. Aunque es factible que también en ese proceso se hayan inflado padrones para manipular la elección.
Madero dice estar cómodo con la cifra depurada, pero ya puso en marcha un nuevo proceso de afiliación de militantes.

Elecciones 2013
La agenda del PAN para el 2013 es intensa: Consejo Nacional el próximo fin de semana; Asamblea Nacional extraordinaria para reformar lo estatutos el 16 y 17 de marzo; una nueva Asamblea Nacional después de mayo para renovar el Consejo Nacional, y la renovación del Comité Ejecutivo Nacional en diciembre.
Si sus planes funcionan, Madero podría optar por la reelección, pero antes tiene que pasar la aduana del 7 de julio, cuando habrá elecciones en 14 estados de la República, incluida Baja California, el primer bastión que arrebataron al PRI, en 1989.
Madero adelanta que están abiertos a pactar alianzas con el PRD y otros partidos en todas las entidades, pero afirma que aún están analizándose los casos particulares.
Explica que la lógica de las eventuales alianzas debe ser acotar el poder de los gobiernos priistas desde los congresos locales y los ayuntamientos.
Finalmente, advierte que el PRI puede sacar a relucir su "ADN autoritario", por lo que estarán alertas para denunciar cualquier exceso, ya sea del gobierno federal o de los gobernadores.
"Hay muchas incertidumbres sobre si va a haber un reflujo autoritario para restaurar viejas prácticas en la Presidencia o si va a haber un entendimiento de las nuevas condiciones que tenemos como sociedad más plural. Pero todavía no está claro, no hay elementos sólidos para sacar conclusiones", agrega.

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