TRIBUNALES
ECLESIÁSTICOS
La
estrategia del Papa para agilizar los procesos; se prevé que haya dos grados de
juicio con jueces diferentes
Artículo de ANDREA
TORNIELLI
CIUDAD
DEL VATICANO, 1 de octubre de 2013
La
lucha contra la pederastia y los abusos por parte de sacerdotes y religiosos
sigue siendo una de las prioridades del Pontificado de Francisco, como lo fue
para su predecesor. Entre las hipótesis que se están considerando para mejorar
las normas existentes estaría la de crear tribunales eclesiásticos, a nivel
nacional o regional, especializados y con competencias para juzgar justamente
estos casos y con mayor rapidez.
Se
discutió sobre ello durante la segunda parte del Consistorio convocado por el
Papa y que se llevó a cabo el lunes por la mañana, en el que participaron los
cardenales que estaban presentes en ese momento en Roma. Después de la decisión
sobre la canonización de Roncalli y Wojtyla, los purpurados fueron consultados
por Francisco.
El
pasado 6 de abril, después de haber recibido en audiencia al Prefecto del
ex-Santo Oficio, mons. Gerhard Müller, el Papa recomendó "particularmente
que la Congregación, siguiendo con la línea querida por Benedicto XVI, actúe
con decisión en relación con los casos de abusos sexuales, promoviendo sobre
todo las medidas de protección de los menores, la ayuda de cuantos en el pasado
hayan sufrido violencias, los procedimientos necesarios hacia los culpables, el
compromiso de las Conferencias episcopales en la formulación y realización de
las directivas necesarias en este terreno tan importante para el testimonio de
la Iglesia y su credibilidad". Una señal clarísima: la línea de la firmeza
no cambia.
La
actual normativa, impulsada por Ratzinger y vigente desde hace una década
-aunqe se recrudeció en 2010- prevé que los casos de abusos contra menores no
ean tratados en las sedes locales, sino directamente en Roma, en la Congregación
para laDoctrina de la Fe. Después de las leadas de escándalos en los Estados
Unidos, Irlanda y Alemania, entró en vigor una especie de "legislación de
emergencia", con la posibilidad de llegar, por vías administrativas, a la
suspesión del estado clerical del sacerdote culpablemente reconocido. Aunque
todo tenía que pasar por el equipo especial de la Congregación, del que se
encargaba hasta hace un año el monseñor maltés Charles Scicluna, desde hace
tiempo el ex-Santo Oficio delegaba a los tribunales eclesiásticos locales: en
ese caso, los tribunaes actuaban con un mandato de la Santa Sede. Pero se
trataba de tribunales instituidos "ad hoc" para determinado caso y no
de estructuras estables ni, por ende, especializadas.
Ahora,
entre las hipótesis que se están estudiando, para que sea más eficiente la
intervención y, sobre todo, para garantizar los derechos de las víctimas y la
defensa del acusado, es la de crear tribunales a nivel regional o nacional, que
podrían estar vinculados a cada una de las Conferencias episcopales. Tribunales
capaces de juzgar con competencia y rapidez tanto en la primera como en la
segunda instancia los casos de abuso, de manera que, en el caso de los dos
grados de juicio, haya un colegio diferente. Gracias sobre todo al compromiso y
al testimonio personal de Benedicto XVI, la mentalidad está cambiando, aunque
lentamente. Las Conferencias episcopales están elaborando y poniendo en
práctica normativas precisas (que derivan de las normativas generales de la
Santa Sede), en las que se tiene en consideración la legislación civil y penal
de los distinos países. Una descentralización, con reglas claras, sería una
consecuencia lógica.
Otra
cuestión que están estudiando los juristas de la Santa Sede tiene que ver con
el recurso contra la suspensión del estado clerical por vía administrativa, en
los casos particularmente graves. Hasta ahora esla misma Congregación para la
Doctrina de la Fe la que representa la segunda instancia, pero hay algunos que
han propuesto que incluso para los casos de abuso la competencia pase al
Tribunal de las Singaturas Apostólicas.
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