Francisco reúne al
‘G-8’ para decidir el nuevo gobierno de la Iglesia
El Papa inicia la
reforma de la curia el día en que el Banco Vaticano hace públicas sus cuentas
Bergoglio escuchará a los cardenales sobre el papel de la mujer
Nota de PABLO ORDAZ Roma 1
OCT 2013;
El objetivo no es
solo reformar la curia romana, contagiada en los últimos tiempos por la mala
influencia del diablo, que —según advirtió el papa Francisco el pasado sábado
ante la Gendarmería— “trata de crear una guerra civil en el Vaticano”. Los ocho
cardenales de los cinco continentes elegidos por el papa Francisco tendrán
también la difícil misión de ayudarle en el gobierno de la Iglesia. Desde hoy
hasta el jueves, en la intimidad de la biblioteca privada del apartamento
pontificio, el Papa escuchará la opinión del “consejo cardenalicio” o “G8 de
los cardenales” sobre las finanzas vaticanas —por primera vez en su historia,
el Instituto para las Obras de Religión (IOR) presenta hoy públicamente sus
cuentas—, pero también sobre la búsqueda de un papel más relevante de la mujer
en la Iglesia. La última palabra, no obstante, será la de Francisco.
Las caras del
consejo cardenalicio
• Giuseppe
Bertello. Italiano (70 años). Preside el Governatorato de la Ciudad de
Vaticano. Fue nuncio de la Santa Sede en México, donde marcó distancias con
Marcial Maciel, fundador de los Legionarios de Cristo.
• Javier
Errázuriz. Chileno (80 años). Es ingeniero de formación. Es el actual arzobispo
emérito de Santiago y lo fue antes de Valparaíso y de Santiago. Fue también
presidente de la Conferencia Episcopal de ese país.
• Laurent
Monsengwo. Nacido en la República Democrática del Congo (73 años). Vinculado al
movimiento Pax Christi. Intervino en la transición a la dictadura de Mobutu. El
papa Benedicto XVI lo nombró arzobispo de Kinshasa en 2007.
• Reinhard Marx.
Alemania, 1953. Es el arzobispo de Múnich, la sede que también ocupó Ratzinger.
En la curia pertenece a la congregación para la Educación Católica y de las
Iglesias Orientales. Es uno de los más jóvenes.
• Oswald Gracias.
Indio (68 años). Es arzobispo de Bombay y presidente de la Federación de
Conferencias Episcopales de Asia. Experto en el ámbito jurídico. Fue nombrado
cardenal por el papa Benedicto XVI en el año 2007.
•Sean P. O’Malley.
Estadounidense (69 años). Es arzobispo de Boston. Es conocido por su lucha
contra los abusos sexuales que han sacudido la Iglesia. Fue uno de los cuatro
elegidos para visitar las diócesis irlandesas denunciadas por pederastia.
• Óscar R.
Maradiaga. Hondureño (70 años). Arzobispo de Tegucigalpa. En su país tenía fama
de progresista hasta 2009, cuando se puso del lado de los golpistas que
derrocaron al presidente José Manuel Zelaya.
• George Pell.
Australiano (72 años). Es arzobispo de Sidney. Es uno de los más conservadores
de la curia. Estuvo siempre muy próximo a Juan Pablo II. Ha sido acusado de
encubrir abusos de la Iglesia en su país.
Los cardenales,
nombrados por Francisco el pasado mes de abril, están ya en Roma, alojados en
la residencia de Santa Marta, el mismo lugar en que pernoctaron durante el
proceso de elección del nuevo pontífice y donde Jorge Mario Bergoglio, al que
espanta la soledad del apartamento pontificio, vive y celebra misa cada mañana.
Durante la de ayer, dijo que las reuniones del consejo de cardenales y los
documentos que sean capaces de elaborar son “necesarios para planificar y hacer
bien las cosas”, pero no constituyen “la vitalidad de la Iglesia”. El Papa, que
ya ha dejado claro que desea una Iglesia “pobre y para los pobres”, con la
brújula puesta en las periferias del mundo y de la fe, tiene la intención de
limitarse estos días a escuchar y a conocer los más de 80 documentos de trabajo
que ya han sido elaborados.
La elección de los
ocho cardenales —el italiano Giuseppe Bertello, el chileno Francisco Javier
Errázuriz, el indio Oswald Gracias, el alemán Reinhard Marx, el congolés
Laurent Monsengwo Pasinya, el estadounidense Sean Patrick O’Malley, el
australiano George Pell y el hondureño Óscar Andrés Rodríguez Madariaga— se
produjo el pasado mes de abril, pero fue ayer cuando el papa Francisco
constituyó oficialmente la comisión mediante un quirógrafo. Ya en la entrevista
con Antonio Spadaro, el director de La civiltà católica, la revista de los
jesuitas, Bergoglio hacía hincapié en el valor de la consulta: “Oigo a algunas
personas que me dicen: no consulte demasiado y decida. Pero yo creo que
consultar es muy importante. Los consistorios y los sínodos, por ejemplo, son
lugares importantes para lograr que esta consulta llegue a ser verdadera y
activa. Lo que hace falta es darles una forma menos rígida. Deseo consultas reales,
no formales”. También resaltaba que, en cualquier caso, el llamado G8 no es una
invención suya: “La consulta a los ocho cardenales, ese grupo consultivo
externo, no es decisión solamente mía, sino que es fruto de la voluntad de los
cardenales, tal como se expresó en las congregaciones generales antes del
cónclave”.
En cualquier caso,
el portavoz del Vaticano se esforzó ayer en rebajar la atención mediática que
—como en todo lo que concierne al papa Francisco— rodea el encuentro de los
ocho cardenales en Roma. No se informará puntualmente, dijo Federico Lombardi,
del contenido de las reuniones ni habrá tampoco un comunicado final. Se les ha
pedido discreción a los cardenales y se ha advertido de que, pese al huracán de
titulares que protagoniza Francisco, las cosas de palacio —y sobre todo las de
los palacios pontificios— seguirán caminando a paso de cardenal. No hay que
olvidar que todos los asuntos sujetos a revisión, ya se trate de la
reorganización interna de la Iglesia como de la discusión del papel de la mujer
o del trato a las nuevas familias, son de un calado y de una complejidad
considerables.
Coincidiendo con
la primera reunión del consejo de cardenales, el padre Lombardi anunció que el
Instituto para las Obras de la Religión (IOR), la famosa, por sus escándalos,
banca del Vaticano, publicará a las ocho de la mañana del martes, y a través de
su página web, (www.ior.va), el informe anual del año 2012. El texto contará
con alrededor de 100 páginas y se trata de “un documento técnico” que irá acompañado
por una introducción. El presidente del IOR, Ernst von Freyberg, ya anunció en
octubre que se publicaría el informe, en un intento de arrojar luz sobre uno de
los organismos que más quebraderos de cabeza ha dado a la Iglesia en los
últimos tiempos y que el papa Francisco mostró desde el principio voluntad de
reformar.
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