Palabras del Ministro
Juan N. Presidente de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, y del CJF, durante
la Ceremonia del 97 Aniversario de la Promulgación de la Constitución Política
de los Estados Unidos Mexicanos de 1917.
Querétaro, Qro.
· “La sociedad
reclama y necesita jueces honestos y confiables (...) Por eso, los más de mil
200 juzgadores federales repudiamos la deslealtad constitucional de algunos
pocos. Pocos que manchan y denigran el trabajo de compromiso y responsabilidad
de la inmensa mayoría...”JSM;
Señor
licenciado Enrique Peña Nieto, Presidente Constitucional de los Estados Unidos
Mexicanos.
Señor
Senador Raúl Cervantes Andrade, Presidente de la Mesa Directiva de la Honorable
Cámara de Senadores; señor Diputado Ricardo Anaya Cortés, Presidente de la Mesa
Directiva de la Honorable Cámara de Diputados; señor licenciado José Calzada
Rovirosa, Gobernador Constitucional del Estado de Querétaro.
Distinguidos
miembros de la mesa; señores Gobernadores.
Señoras
y señores:
Hoy,
conmemoramos 97 años de la Constitución de 1917.
Los
mexicanos celebraremos en tres años el primer centenario de su vigencia.
100
años de estabilidad y continuidad constitucionales.
100
años que abarcan el mayor periodo de continuidad de la legalidad y de la
constitucionalidad en México.
Es
un gran orgullo para los mexicanos este logro político, pero, sobre todo,
cultural y civilizatorio.
Somos
hoy una democracia y un sistema de instituciones que opera bajo la normativa de
una Constitución.
Tenemos
una Constitución más grande que en 1917, y no nos referimos a la amplitud del
texto. Nos referimos al alcance de los derechos y su protección.
Por
muchas razones tenemos una Constitución, afortunadamente, mucho más amplía en
la tutela, defensa y garantía de las libertades y los derechos humanos.
Las
instituciones de la República tutelan una esfera de libertad mucho mayor, más
amplia y más rica que la que imaginaron los Constituyentes del 17, hace 97
años. Donde el texto decía: Libertad, hoy escribimos todo un catálogo de
libertades.
Hoy,
la Constitución es más que un texto, es un sistema que a través de la
jurisprudencia dice mucho más y construye un conjunto rico y sofisticado en la
defensa de las libertades públicas, que han permitido vivir en paz y en
libertad al amparo del Estado de Derecho.
De
ello, también debemos sentirnos orgullosos y agradecidos con nuestros padres y
abuelos; y al mismo tiempo, responsables ante nuestros hijos y nietos. Debemos
nosotros preservar nuestro hogar constitucional.
Para
consolidar un país de leyes e instituciones, un país en paz donde prevalezca el
Estado de Derecho, el poder revisor de la Constitución ha modificado su texto
para adaptar el contenido de la ley fundamental a las exigencias de una
sociedad en continuo cambio y movimiento.
El
régimen constitucional mexicano ha estado vivo por las demandas y exigencias
que la sociedad hace a sus Mandatarios y sus representantes. Por ello, México
está en condiciones de consolidar un sistema de pleno derecho y de mayor
eficacia de las normas.
Hoy,
el cumplimiento cabal de la Constitución y de las leyes es la mejor forma de
alcanzar equidad social y desarrollo.
Pero
el compromiso con la Constitución es relativamente sencillo en tiempos de paz y
de estabilidad. El gran reto viene cuando la República enfrenta momentos
difíciles, momentos de riesgo, de crisis, de conflicto y de inseguridad. En
esas circunstancias es donde tenemos que ser más cuidadosos con las formas que
establece la Constitución para situaciones de excepción.
Vivimos
en un sistema constitucional de atribuciones expresas en el que los poderes
públicos sólo podemos hacer aquello que estrictamente nos permiten las normas.
Tenemos que
observar con extrema pulcritud la forma de las normas.
Por
ello, en tiempos en los que la tranquilidad y la armonía entre los mexicanos se
ven amenazadas debemos buscar las soluciones en la Constitución y no fuera de
ella.
A
partir de nuestra experiencia histórica es preciso preferir siempre la
fortaleza institucional al desorden, las vías democráticas al uso de la fuerza
ilegítima, el respeto al régimen democrático representativo y Federal a la
ausencia del Estado constitucional.
No olvidemos
que hacer justicia por propia mano, promover y participar de la corrupción y
del abuso del poder afecta al desarrollo equitativo, a la tranquilidad social y
con ello al sistema democrático, pilar de nuestro orden constitucional.
Hoy,
cuando muchos y muchas mexicanas temen por su integridad y la de su familia,
por su tranquilidad y estabilidad, es preciso insistir en que las respuestas se
encuentran dentro de la Constitución y no fuera de ella.
La
paz y la seguridad, y con ellas el desarrollo, están dentro de la Constitución
y no fuera de ella.
Debemos
mantener la continuidad histórica de la Nación dentro de la Constitución, no
fuera de ella.
Señoras
y señores:
La
celebración que hoy nos convoca exige recordar por todos, principalmente por
nosotros, las autoridades, que nuestra única lealtad es para y con la
Constitución.
En
el Poder Judicial de la Federación creemos que esa lealtad implica reconocer,
respetar y hacer valer las salvaguardas con que contamos los mexicanos para
fortalecer el México justo, democrático, incluyente y vigoroso al que
aspiramos.
Sabemos que la
sociedad reclama y necesita jueces honestos y confiables. Los merece la
sociedad. Por eso, los más de mil 200 juzgadores federales repudiamos la
deslealtad constitucional de algunos pocos. Pocos que manchan y denigran el
trabajo de compromiso y responsabilidad de la inmensa mayoría.
Sabemos
que la justicia que descansa en juzgadores honestos, profesionales y preparados
será siempre más sólida, cierta y eficaz, garante del Estado de Derecho.
También
tenemos claro, para garantía de la sociedad, que la Constitución define con
precisión los tramos de responsabilidad que en los temas de justicia a cada uno
corresponde.
Refrendemos
nuestra lealtad. Honremos la historia nacional que continuamos construyendo día
con día, dando vida a esas salvaguardas que están en la Constitución.
Apostemos
por la institucionalidad y la unidad. Cumplamos, todos, con nuestras
obligaciones dentro de la Constitución, no fuera de ella.
Celebremos
así, hoy, a nuestra Constitución, por el bien y la tranquilidad de todos.
Muchas
gracias.
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