"Los
excesos de Mondragón"/Ricardo Alemán
Columna Itinerario Político
Periódico El Universal, 19 de marzo de 2014
Mucho
se ha dicho sobre las razones que empujaron la salida de Manuel Mondragón del
cargo de Comisionado Nacional de Seguridad. Sin embargo, la forzada renuncia se
aceleró por un puñado de excesos en los que incurrió el octogenario
funcionario. ¿Excesos? Sí, excesos propios de lo más rancio del viejo PRI. Van
los ejemplos.
Resulta
que a los pocos días de ocupar la Comisión Nacional de Seguridad, el respetado
Manuel Mondragón y Kalb sorprendió a propios y extraños cuando dispuso de casi
500 policías federales –además de vehículos y telefonía celular– para la
vigilancia personalizada de su numerosa familia, de sus amigos y colaboradores
más cercanos.
Es
decir, que el primero y segundo círculos de la burocracia de la Comisión
Nacional de Seguridad disponían de custodios, vehículos y medios de
comunicación, pagados por el dinero público, como si se tratara de una piñata
sexenal. Eso sin contar que todos los parientes de Mondragón –literalmente
hasta el perico– disponían de una pareja de policías federales que los cuidaban
a toda hora y los acompañaba a todo lugar. Un ejemplo, la novia de uno de los
nietos del respetado doctor presumía “a los guarros” que le puso el generoso
abuelo.
Además,
en otro exceso que no vio sólo el que no quería ver, Mondragón prácticamente
utilizó para su servicio personal el estacionamiento de la extinta SSP que se
localiza en periférico. ¿Y para qué esa excentricidad? Casi nada, para
“guardar” su nada despreciable colección de autos de lujo. Sin duda un
importante ahorro económico para los gatos del comisionado. Pero eso no fue
todo. Al doctor se le ocurrió la brillante idea de plaquear todos sus autos de
lujo con matrículas de la Policía Federal. Es decir, de tanto en tanto se veían
autos de colección supuestamente al servicio de la Policía Federal.
Más.
Por instrucciones del propio comisionado, buena parte de su primer círculo de
colaboradores no acudió a realizar los exámenes de control de confianza. ¿Por
qué? Porque Mondragón sabía que corrían el riesgo de ser rechazados. Frente a
esa negativa del comisionado, las secretarías de Marina, Sedena y Gobernación
prácticamente lo relegaron de las decisiones importantes y de seguridad
nacional. Mondragón y sus “muchachos” eran vistos como un peligro de
potenciales filtraciones.
El
caso más escandaloso fue la detención de “El Chapo” Guzmán. Resulta que
mientras los titulares de la secretaría de la Marina Armada y Gobernación se
pasaron toda la noche del 21 de febrero y la madrugada del 22 en espera de
resultados positivos del operativo para la detención de “El Chapo” –y que por
razones de seguridad se excluyó a la Comisión Nacional de Seguridad–, de manera
inesperada se apareció Mondragón y Kalb antes del traslado de “El Chapo” a un
penal y, en medio de una nada grata discusión, exigió ser él el responsable del
traslado. Es decir, saludó con sombrero ajeno.
Pero
no es todo. En realidad la relación entre Manuel Mondragón y Miguel Ángel
Osorio se rompió por lo menos desde septiembre de 2013. Y es que el comisionado
de Seguridad Nacional no entendió que el nuevo diseño institucional para la
Secretaría de Gobernación lo colocaba como subordinado de Osorio Chong. Sin
embargo, Mondragón se amparó en “la buena prensa” que lo había acompañado, para
hacer y deshacer a su antojo, a pesar de que no mantenía vinculo alguno con los
grupos Hidalgo y México, hegemónicos en el gobierno de Peña Nieto.
Por
eso –y porque resultó por lo menos sospechoso que se negara a que su primer
círculo se sometiera a los exámenes de confianza–, la Secretaría de Gobernación
dejó de convocar a Mondragón a las sesiones del Gabinete de Seguridad Nacional
y a la Coordinación de Temas de Seguridad Pública.
Aún
más. Cuando Mondragón se negó a evaluar a su primer círculo, los gobiernos
estatales se negaron a la exigencia del Comisionado Nacional de Seguridad
Pública de evaluar a sus mandos de seguridad estatal, a pesar de que es una
exigencia constitucional. Eso provocó escándalos de ingobernabilidad como el
que hoy vive Tabasco –en donde el gobernador Arturo Núñez se niega a evaluar al
general retirado Audomaro Martínez–, porque seguramente lo habrían rechazado.
La
salida de Mondragón era más que urgente. Y la buena noticia es la llegada de
Monte Alejandro Rubido. Al tiempo.
EN
EL CAMINO
En
solidaridad con Pablo Hiriart, víctima de la peor represión contra los
periodistas mexicanos; el fanatismo y la intolerancia de otros periodistas.
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