Aurora
Reyes/BLANCA
GONZÁLEZ ROSAS
Revista Proceso # 1964, 21 de junio de 2014
El
viernes 13 se evidenció que la gestión de las artes visuales bajo la
presidencia de Enrique Peña Nieto se sustenta en el autoritarismo y la ignorancia.
Servil
con la autoridad e indiferente ante el compromiso con los ciudadanos que pagan
su salario, Fausto Alzati, exdirector de Televisión Educativa –organismo
adscrito a la Secretaría de Educación Pública– ofendió a las personas que
asistieron a la inauguración de la muestra antológica de Aurora Reyes,
censurando la lectura de su poema “Hombre de México” (1948) –a cargo de su
nieto, el actor Héctor Godoy– y exigiéndoles alabar al presidente Peña Nieto
(http://www.proceso.com.mx/?p=374850).
Interesante
tanto por el discurso feminista de su iconografía como por su ausencia en la historiografía del arte
mexicano, Aurora Reyes forma parte de la generación que adoptó los principios
estéticos y políticos de la Escuela Mexicana de Pintura en la década de los treintas.
Nacida en 1908 en Parral, Chihuahua, la artista dividió su actividad
profesional entre la pintura, ilustración, poesía, enseñanza de artes visuales
en escuelas públicas y actividad sindicalista.
Integrante
de la Liga de Escritores y Artistas Revolucionarias (LEAR) que se fundó en 1934 como crítica y
alternativa a las estéticas mexicanistas de consumo turístico –entre las que se
contaban los denominados mexican souvenir paintings (“souvenirs pictóricos
mexicanos”) de Diego Rivera–, Aurora Reyes ganó un concurso para sumarse a las
intervenciones murales del emblemático Centro Escolar Revolución.
Ubicada
en la esquina de Niños Héroes y Arcos de Belén en la Ciudad de México, esta
escuela primaria con 100 aulas, estadio para deportes, espacios de recreo,
bibliotecas y un teatro, sintetizaba las ideas de educación socialista del
presidente Lázaro Cárdenas: gratuita, integral, nacionalista, sin prejuicios de
raza o clase social, y con énfasis en la justicia social.
A
diferencia de la exaltación idealista de la actividad magisterial que
caracterizaba la pintura mural de sus colegas, Aurora Reyes representó una
maestra o figura femenina agredida brutalmente por un cristero. Además de la
denuncia sobre la violencia a las mujeres, en la pintura sobresale la asustada
valentía de una niña que, a diferencia de los pequeños varones que la
acompañan, se atreve a mirar frontalmente la escena. En el retrato femenino
también ella destacó.
Concebidos
como una unidad entre el personaje y su entorno, estas piezas se convierten en
una pequeña y simbólica biografía del retratado, ya sea Frida Kahlo mirándose
desnuda en un espejo o la modelo Estela Ruiz, quien, a diferencia de su imagen
en los billetes de diez pesos, fue representada pictóricamente como la
abandonada novia del general Sánchez Taboada. Dos interesantes obras que no se
encuentran en la exposición.
Conformada
con dibujos y pinturas realizados aproximadamente entre 1936 y 1957 que
pertenecen a sus nietos, la exhibición antológica de Aurora Reyes fue
organizada para celebrar el Día de la Mujer en el Salón de la Plástica Mexicana
el pasado mes de marzo.
Actualmente
en la inapropiada entrada de las instalaciones de Televisión Educativa, el
conjunto en exhibición no merece ni el emplazamiento ni la censura de Alzati,
quien fuera director de esa institución hasta su destitución el lunes 16. Por
el contrario, la creación de esta artista debe ser objeto de un análisis que
permita ubicar tanto la localización de las piezas como sus influencias,
propuestas, particularidades y desarrollo.
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