Durante
su visita pastoral a Calabria, al sur de Italia, el papa Francisco decidió
detener el vehículo en el que viajaba al ver a un niño con discapacidad junto a
su familia a un lado de la carretera.
Bergoglio ordenó detener el vehículo, descendió, se acercó al niño, que se
encontraba recostado en una camilla móvil, lo bendijo, lo besó y saludó a la
familia y a los niños que lo rodeaban.
“¡Bravo,
Papa Francisco!”, exclamaban conmovidas las personas que lo rodeaban.
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