El
Papa Francisco en la boca de los lobos
Redacción siempre@elheraldo.hn, 21 de junio de 2014
El vaticanista Marco Politi afirma que el Sumo Pontífice tiene varios
opositores dispuestos a utilizar como armas para desprestigiarlo su supuesta
inercia y su personalidad latinoamericana
El
“Papa de la gente” y el “Papa moderno” le dicen muchos al sucesor de Benedicto
XVI y que ha sido recibido con los brazos abiertos por millones de fieles de
todo el mundo. No obstante, Francisco, que hace un año asumió el pontificado,
aunque se ha ganado el corazón de muchos, por no decir de la gran mayoría,
también tiene detractores, que lo han acusado de demagogia, de populismo, de
disminuir el primado papal, de llevar a una “protestantización” de la Iglesia,
de hablar demasiado de pobreza y de “ceder la catedral” a judíos, protestantes
y musulmanes.
“En un portal italiano llegaron a llamarlo ‘Pancho I’, una falta
de respeto y una forma de desprecio”, dijo el vaticanista Marco Politi, quien
considera que la revolución pacífica del primer Papa latinoamericano es
acechada por los lobos, que son los de la curia, los católicos
ultraconservadores y los del mundo económico. El experto en asuntos de la Santa
Sede y autor de ocho libros, entre ellos el más reciente “Francisco entre los
lobos”, dijo que estos detractores usarán la inercia y la personalidad del Papa
para desprestigiarlo, con una oposición silenciosa que se manifiesta de manera
agresiva en Internet.
REMEZÓN
“Francisco está tocando grandes intereses
económicos y la alarma de un atentado contra él del juez antimafia italiano
Nicola Gratteri es muy seria”, reconoció el vaticanista, al mencionar los
riesgos que corre el Papa al aprobar medidas que garantizan la transparencia
del Instituto de Obras para la Religión, mejor conocido como el Banco Vaticano,
acusado por décadas de blanqueo de dinero.La advertencia de Gratteri, fiscal
adjunto en Calabria, lanzada en noviembre pasado a medios de prensa italianos,
tras asegurar que la mafia “no dudarían en hacer una zancadilla” a Francisco
por desmantelar centros del poder económico, no generó preocupación en el
Vaticano, que aseguró que estaban todos “extremadamente tranquilos”.
Al mismo
Papa no le preocupa, y sus acciones que rompen el protocolo de seguridad, que
incluyen el uso del papamóvil de cristal blindado (desde el intento de
asesinato a Juan Pablo II en 1981), continuarán, porque él seguirá acercándose
a la gente. “Sé que me puede pasar algo, pero está en manos de Dios... Yo no
puedo saludar a un pueblo y decirle que lo quiero dentro de una lata de
sardinas, aunque sea de cristal. Para mí eso es un muro. Es verdad que algo
puede pasarme, pero seamos realistas, a mi edad no tengo mucho que perder”,
dijo Francisco en una entrevista exclusiva al diario español La Vanguardia.Las
oposiciones hacia las posturas del Papa se tratan en plural, porque “hay
prelados a favor de un punto y en contra de otro. Unos están a favor de la
comunión a los divorciados que se vuelven a casar, pero no aceptan que las
mujeres lleguen a cargos de poder en la Iglesia. Otros piensan que no se debe
ser tan duro con los homosexuales, pero se oponen a la legalización del
matrimonio homosexual”, sostiene el experto Marco Politi.El Papa argentino
quiere transformar con sus prédicas los lobos en corderos y espera a través del
ejemplo, el diálogo, la humildad y gestos emblemáticos vencer las resistencias.
“Hay mucha resistencia pasiva, inercia. No se hace nada. Esperan”, recalca
Politi.ENTRE LO MODERNO Y LO POPULAR
No solo la postura del Papa argentino sobre
diversos temas de interés mundial generan críticas, también su actitud jovial
molesta a sus detractores. El vaticanista mencionó que entre las críticas más
frecuentes que hacen algunos prelados en forma privada es que no tiene la talla
de un Papa y que actúa como un afable latinoamericano. “Es una manera de
algunos en la curia de disminuirlo, de reducirlo a una personalidad
folclórica”, afirma.Francisco lo que quiere es humanizar la figura del Papa,
“ser eclesial, perder el sabor de emperador romano, los zapatos y la capa rojos
y el título de pontífice máximo, que además era pagano”, señala Politi, y
agrega que “la verdad es que es el único Papa de la era moderna que proviene de
una metrópoli. El no viene ‘del fin del mundo’, viene de una metrópoli con más
de 15 millones de habitantes, donde conviven culturas, religiones y etnias
diferentes”. Su apertura y visión no la han tenido otros papas, al punto que ha
sido capaz de llevar a un musulmán y a un judío a su viaje a Tierra
Santa.Francisco, en la entrevista a La Vanguardia, dijo que la dimensión de
párroco es la que más muestra su vocación, “servir a la gente me sale de
dentro”.El Sumo Pontífice no es dado a los “banquetes VIP” ni a la ostentosidad,
“apago la luz para no gastar mucha plata, por ejemplo. Son cosas que tiene un
párroco”. No obstante, aunque en su vida están esas características de cura,
Francisco dijo que también se siente Papa, responsabilidad que lo ayuda a
“hacer las cosas con seriedad”, tal y como él dijo. “Mis colaboradores son muy
serios y profesionales. Tengo ayuda para cumplir con mi deber. No hay que jugar
al papa párroco. Sería inmaduro. Cuando viene un jefe de Estado, tengo que
recibirlo con la dignidad y el protocolo que se merece. Es verdad que con el
protocolo tengo mis problemas, pero hay que respetarlo”, dijo a La
Vanguardia.
LAS REACCIONES
Este pensar molesta a muchos que están acostumbrados a
ver al Papa como una figura inaccesible, que se rige por las reglas que no dan cabida
a sentimentalismos de esos que ayudan a romper el protocolo.Francisco es
diferente, y dejó clara su personalidad desde que llegó al Vaticano,
estableciendo su morada en la residencia Santa Marta y no en el Palacio
Apostólico, su pontificado ha estado marcado por su sencillez y su cercanía a
la gente; y la etiqueta de “indisciplinado” se la ha ganado por invitar a
alguien a subir al papamóvil, por saludar a la gente y besar a niños y enfermos
en sus paseos por la plaza de San Pedro.
Ser aficionado al fútbol, tener una
cuenta en Twitter y usar un pasaporte común y corriente y no uno emitido por el
Vaticano son para unos las cualidades de un Papa moderno, para otros de uno que
no está a la altura de ese cargo. A los lobos que lo acechan les molesta que hable
de la pobreza, pero esto es lo que él dijo sobre la importancia de que la
iglesia sea pobre y humilde: “la pobreza y la humildad están en el centro del
Evangelio y lo digo en un sentido teológico, no sociológico. No se puede
entender el Evangelio sin la pobreza, pero hay que distinguirla del pauperismo.
Yo creo que Jesús quiere que los obispos no seamos príncipes, sino
servidores”.
En cuanto a la iglesia latinoamericana, Marco Politi dijo que nota
que los obispados de todo el mundo no toman posición a favor de la política
reformista de Francisco, “es extraño, todos tienden a decir veamos cómo va, una
inercia total, no presentan documentos ni programan iniciativas a su favor”,
señala el experto.Bien podría suceder que a Francisco lo dejen solo, pero él no
se amedrenta, tiene una clara estrategia, “quiere que surjan todas las
posiciones, que se debatan y se voten. Una gran experiencia parlamentaria, como
en el Concilio Vaticano II en la década del 60. Los dos sínodos sobre la
familia en 2014 y 2015 son etapas para favorecer la movilización”, sostiene
Politi.Sin duda alguna, cuando Francisco deje de ser Papa será recordado,
algunos lo harán de manera positiva, otros negativa. ¿Pero cómo quiere él que
lo recuerden? A La Vanguardia le dijo que no lo ha pensado, “pero me gusta
cuando uno recuerda a alguien y dice: ‘Era un buen tipo, hizo lo que pudo, no
fue tan malo’. Con eso me conformo”.
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