Revista Proceso No. 1995, 24 de enero de 2015
Felipe
Calderón critica en Gustavo Madero, el presidente del PAN, lo que él ejerció
cuando estuvo en Los Pinos: su poder unipersonal, y hasta amenaza con abandonar
el partido –como declaró en entrevista desde Davos, Suiza, la semana pasada– y
buscar una nueva opción política de largo plazo. En su ofuscamiento, el
exmandatario acusa a Madero de cerrar las puertas a los ciudadanos. Para el
exsenador Marko Cortés, Calderón y su grupo no entienden que su tiempo ya pasó.
Acostumbrado
a controlar y manipular a personajes como Germán Martínez y César Nava, a
quienes impuso como presidentes del Partido Acción Nacional (PAN) con todo el
poder que tenía como jefe del Ejecutivo, Felipe Calderón quiso hacer lo mismo
con Gustavo Madero. No pudo.
Y
ese es el origen de una guerra en la que Madero le ha ganado todas las batallas
a Calderón, quien perfila ya su capitulación con el anuncio, justo en medio del
proceso electoral, de su eventual renuncia al PAN para construir una nueva
“opción política” de largo plazo.
En
entrevista con El Financiero el jueves 22 –desde Davos, Suiza–, criticó que el
PAN cerró la puerta a los ciudadanos, que lo gobierna una “coalición de
intereses” y la corrupción “de ciertos líderes”, pero también anticipó la
derrota de Margarita Zavala, su esposa, en las elecciones internas para
presidente de ese partido.
“Tendrá
éxito en lo que haga, no estoy seguro que sea en el PAN”, admitió. “Si este
partido sigue siendo un instrumento de participación ciudadana y opción de bien
común, lo va a tener. Y si se ha convertido ya en un instrumento de intereses
parciales, no lo va a tener; más vale que no sea ahí”.
Estas
insólitas declaraciones de Calderón perfilan otra ruptura en la cúpula del PAN,
derivada de una disputa de más de cuatro años con Madero –su antiguo aliado–
para controlar ese partido.
“No
ha habido presidente del PAN más acosado desde la Presidencia de la República
que Madero”, aseguró al reportero a finales de 2012 Juan Molinar, quien adujo
que Calderón y sus operadores querían controlar al chihuahuense desde antes de
la elección interna de 2010 y, al no lograrlo, postularon a Roberto Gil Zuarth.
–¿Ahí
se escribió la mala relación de Madero con Calderón?
–Se
escribió desde antes. ¿Por qué ponen a Gil? A Madero le pidieron todo: Querían
que fuera mascarón de proa (figura decorativa que ostentaban al frente los
buques antiguos) y él quería ser capitán, como lo es.
Y
es que Calderón estaba acostumbrado a que el PAN de Martínez y Nava hiciera
todo lo ordenado por él desde Los Pinos, pero eso cambió con Madero, recuerda
Marko Cortés, exsenador y coordinador de la campaña de reelección de éste.
“El
partido le concedió todo a Calderón cuando estaba en el gobierno. El problema
vino cuando, con Madero, ya no podía influir o determinar las decisiones en el
partido. La inconformidad vino de la intención permanente de que las decisiones
del partido fueran los deseos de Felipe.”
–¿Madero
no se dejó manipular?
–Por
supuesto que no.
Con
Madero en la presidencia del PAN, Calderón no pudo imponer a Ernesto Cordero
como candidato presidencial ni, tras la derrota de Josefina Vázquez Mota en
2012, logró retomar el control partidario. Su más reciente fracaso es que
Zavala no logró una diputación plurinominal y se negó a competir por una de
mayoría.
Para
Cortés, quien sí quedó inscrito como diputado plurinominal, Calderón es un
“cínico y desmemoriado”, porque él sí ejerció de manera “unipersonal” el poder
en el PAN desde Los Pinos. “Felipe es un activo valioso, pero su tiempo cuando
tomaba decisiones como presidente ya pasó”.
Así
no va Margarita: Calderón
Expatriado
tras entregar el poder a Enrique Peña Nieto, Calderón no ha podido debilitar a
Madero y sus pronunciamientos han subido de tono ante cada golpe recibido.
Por
ejemplo, el 18 de mayo de 2013, cuando Madero adelantó que podría remover como
coordinador a Cordero, Calderón escribió en su cuenta de Twitter: “Vieja regla
del PAN: los asuntos internos se ventilan internamente. Cuando los presidentes
la preservábamos, el partido avanzó notablemente”.
El
14 de agosto del año pasado, luego de la difusión de un video donde aparecen
diputados panistas en una fiesta privada con mujeres en Puerto Vallarta,
Calderón lamentó la situación del PAN.
“Me
da tristeza y pena. Yo lo que veo es un proceso de degradación y descomposición
moral y de corrupción que no sé qué límite pueda tener. Pena y vergüenza, no
hay nada más que decir.”
Pero
nunca había sugerido, siquiera, la posibilidad de renunciar al PAN y menos de irse
a otra fuerza política, como lo hizo desde Davos, Suiza, en una entrevista con
el director de El Financiero, Enrique Quintana.
“Tal
como está, no es útil para el propósito que el PAN fue creado, que es
dignificar la política a través de un nuevo tipo de políticos. El PAN cerró las
puertas a los ciudadanos y está ahora puesto a trabajar en función de intereses
de grupo y en una coalición de intereses que gobierna el PAN y que lo está
arruinando como alternativa ciudadana.”
Calderón,
quien presidió el PAN de 1996 a 1999, se planteó tres opciones ante la
situación que vive su partido: La primera, “no hacer nada y decir a ver cómo se
arregla solo”, la descartó por ser éticamente insostenible.
La
segunda, recomponer al PAN, reconstruirlo desde sus cimientos mediante el
fortalecimiento de los valores éticos que le dieron rumbo mucho tiempo.
“También
implica cambiar dirigencias, también implica renovarlas, también implica una
apuesta muy fuerte para luchar contra todos esos intereses que manipulan
padrones, que usan recursos muchas veces inexplicables, que aprovechan aparatos
completos para establecer condiciones de ese grupo.”
Lo
que hasta ahora no había dicho es su tercera opción: “Habrá que pensar
seriamente en crear otra opción política, así sea que tome una o dos décadas en
fructificar”.
Sobre
su esposa, quien según él “tiene carisma maravilloso”, lamentó que le haya sido
negada la diputación plurinominal. “Hubiera sido una gran ayuda para incluso
esos grupos legitimarse un poco o cubrir cara, e incluso para ganar votos para
el PAN”.
“Cínico
y desmemoriado”
No
siempre hubo pleito entre Madero y Calderón: El primero apoyó a trasmano al
segundo en su precandidatura presidencial, en la elección interna de 2005
frente a Santiago Creel, su primo.
En
una cena organizada por Liliana Rojero, amiga de ambos, Madero le pidió a Juan
Camilo Mouriño, coordinador de la precampaña de Calderón, no hacer público su
apoyo. “No me metan, porque Creel es mi primo, que sea Liliana”.
Madero
se hizo amigo de Margarita Zavala, con quien fue diputado, y estrechó su
relación con Calderón cuando, en 2008, el presidente del PAN, Germán Martínez,
lo nombró coordinador de los senadores panistas, en sustitución de Creel.
Pero
la decisión de ese movimiento no fue del presidente del PAN, sino de Calderón,
quien gobernaba ese partido desde Los Pinos. El propio Martínez le confesó que
era una decisión presidencial por presiones de las televisoras.
“Es
el presidente. ¿Por qué no hablas con él?”, le pidió Martínez a Creel, quien
unos días después cenó con Calderón en Los Pinos, y éste negó la versión: “Yo
creo que debes arreglar tu asunto con Germán”.
Dos
días después de esa cena, Creel fue destituido por Calderón para dejarle libre
el camino a Mouriño como aspirante presidencial. “Era una estrategia obvia para
descarrilarme, desde ese momento, con miras a la elección presidencial”,
interpretó el senador.
Madero,
mientras tanto, era objeto de burla en la casa presidencial por su impericia
para hacer declaraciones a nombre de los senadores del PAN. “Premio Gustavo
Madero a la peor declaración”, se instituyó como chunga, y hasta Maximiliano
Cortázar, vocero de Calderón, le habilitó un consultor para prepararlo.
Llegaron
las elecciones internas del PAN en 2010, tras la debacle de 2009 que implicó la
sustitución de Martínez por César Nava, secretario particular de Calderón que
tenía el control de todos los órganos de ese partido.
Aunque
inicialmente apoyó a Madero, respaldado por Margarita Zavala, Calderón mudó su
respaldo a Gil Zuarth. “Cerró el proceso jugando en dos pistas”, denunció Jorge
Manzanera, operador del exsubsecretario de Gobernación que resultó derrotado.
Y
la lógica en el PAN cambió: Calderón dejó la presidencia, tras la derrota de
Josefina Vázquez Mota, y Madero no sólo concluyó su primer periodo como
presidente del PAN, sino que se reeligió y ahora domina todas las instancias de
decisión de ese partido.
Con
ese control, solicitó licencia como presidente, se hizo nombrar uno de los 15
candidatos a diputados plurinominales, retomó el cargo que interinamente
ejercicio Ricardo Anaya, a quien envió como coordinador de los diputados en
sustitución de José Isabel Trejo, a quien hizo secretario general de ese
partido y quien seguramente lo sustituirá en la presidencia cuando sea legislador
y jefe de la bancada.
Aun
así, Marko Cortés afirma que Madero no ejerce el poder en el PAN como lo hizo
Calderón desde Los Pinos y por eso lo llamó “cínico y desmemoriado”, porque
impuso a Nava como presidente de ese partido, quien “después estuvo envuelto en
escándalos de corrupción”.
Intentó
lo mismo con Gil Zuarth, “sin tener éxito por el rechazo de los panistas que se
atrevieron a ponerle un alto en sus pretensiones”, y recordó que miembros de la
Comisión Permanente del PAN son los mismos que apoyaron a Cordero, “cuando
trató de imponerlo como candidato” presidencial.
Mencionó
a los gobernadores Guillermo Padrés, de Sonora, y Rafael Moreno Valle, de
Puebla, así como a líderes como Ulises Ramírez, del Estado de México, Jorge
Romero, del Distrito Federal, y Miguel Ángel Yunes, de Veracruz.
“Es
incongruente Felipe Calderón, porque cuando los tenía como aliados eran gente
muy valiosa y ahora son los grupos que manipulan al PAN”, expresó Cortés, quien
recordó también cómo impuso a su hermana en Michoacán con conductas hasta
delictivas.
“Denuncié
que todas las delegaciones federales estaban a la orden de la señora, las
decisiones de a quién se contrataba, qué programas se aprobaban, las cuales
eran tomadas en oficinas distintas a las de gobierno; denuncié el crecimiento
de 30 mil ciudadanos en el padrón del PAN y además que tenía el control del
comité estatal.”
Ahora,
dice, fue el propio Madero quien promovió una reunión de aspirantes a la
candidatura, y Salvador Vega y él declinaron a favor de Cocoa Calderón, y
antes, en 2012, ella fue propuesta por Madero como senadora, igual que otros
allegados a Calderón: Cordero, Alonso Lujambio, Mariana Gómez del Campo,
Roberto Gil y Javier Lozano.
“Ahora
esto no se valora y, al contrario, se olvidan todas las malas prácticas que
muchos padecimos.”
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