9 nov 2015

Los más religiosos, los menos altruistas/Bibiana Belsasso

La Razón, 9 de noviembre de 2015
Los más religiosos, los menos altruistas/Bibiana Belsasso
 En El País salió publicado un artículo que me llamó mucho la atención. Revela que las personas religiosas se muestran menos altruistas con desconocidos que aquellos que son ateos o no religiosos. Es un estudio serio realizado en la Universidad de Chicago y Jean Dectey, neurocientífico y psicólogo, encabezó el trabajo. Se hizo un experimento con mil 170 menores de entre 5 y 12 años en seis países con culturas y tradiciones muy diferentes: Canadá, Estados Unidos, Jordania, Turquía, Sudáfrica y China, y se encontró que los escolares que no reciben valores religiosos en su familia fueron notablemente más generosos cuando se trataba de compartir sus tesoros con niños anónimos.
 El análisis The Negative Association between Religiousness and Children´s Altruisms Across the World (La Asociación Negativa entre la Religión y los Niños Altruistas en el Mundo) explica que los pequeños más religiosos son los que condenan de una forma más drástica y son mucho más duros cuando tienen que juzgar a algún compañero. Este hallazgo encaja bien con investigaciones previas con adultos que afirman que la religiosidad está directamente relacionada con el aumento de la intolerancia y de las actitudes punitivas hacia delitos interpersonales, incluida la posibilidad de impulsar penas más duras.

De acuerdo con el especialista Jean Dectey “los menores criados en ambientes religiosos serán menos generosos, pero más proclives a castigar a quien se porte mal”.
Esta investigación también cuestionó a los papás. Aquellos que son de creencias religiosas más arraigadas consideran que sus hijos son los más caritativos y altruistas. Paradójicamente, la percepción de estos padres fue opuesta a los resultados obtenidos.
El estudio se hizo en países muy diversos con culturas y religiones distintas, con cristianos y musulmanes. Lo que nos evidencia es que aquellos que tienen creencias religiosas fuertes sienten que de alguna manera ya tienen ganadas las indulgencias y no necesitan auxiliar al prójimo que no conocen. Aunque se dice que los humanos hemos evolucionado en gran medida por el trabajo altruista que se hace, que es que los que tienen ayuden a los más necesitados.
El artículo que publica El País nos recuerda la antigua tesis que ha sido abordada por varios autores sobre el debate de que si la religión, creer en un Dios que apoya pero que también castiga, provoca en los humanos una actitud más bondadosa, más solidaria y con mayor empatía hacia el sufrimiento de los demás, o los hace sentirse que son moralmente superiores que aquellos que son creyentes.
 Según varias investigaciones los creyentes apoyan, pero mayormente a gente de su propia comunidad.
 El sociólogo Robb Willer, de la Universidad de Stanford, efectuó otros tres estudios cuyos resultados fueron muy similares a los de la Universidad de Chicago.
 Quienes hicieron estos experimentos concluyen que aquellos que ya rezan por los demás, cubren su cupo de generosidad y por ello ya cumplieron su cuota de apoyo.
 Éstos son estudios serios, pero me gustaría saber qué piensan al respecto mis queridos amigos Jorge Traslosheros y Fred Álvarez, ambos reconocidos especialistas en temas religiosos.
 bibibelsasso@hotmail.com
Twitter: @bibianabelsasso




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