25 mar 2016

La iglesia y el Obispo Samuel Ruiz /Reportaje de Arturo Cano/ Retrospectiva

La iglesia y el Obispo/Arturo Cano
 Suplemento Enfoque, 26 de febrero de 1995
Sábado 11 de febrero. Una mesa en Los Pinos. A la derecha del presidente Ernesto Zedillo, el secretario de obernación Esteban Moctezuma Barragán; a su izquierda, el procurador general de la República, Antonio Lozano Gracia. Del otro lado de la mesa, el obispo de San Cristóbal de las Casas, el obispo de San Cristóbal de las Casas, Samuel Ruiz García, flanqueado por los cardenales Ernesto Corripio Ahumada y Adolfo Suárez Rivera.

Sin preámbulos, el presidente de la República cede la palabra al procurador Lozano. Caen, uno tras otro, los cargos. El ambiente no puede ser más tenso. Los cardenales saben o intuyen de las órdenes de aprehensión contra el obispo Samuel Ruiz y sus principales colaboradores.
El obispo de San Cristóbal, Tatic para los indios en si diócesis, escucha una acusación contra el obispo Samuel Ruiz y sus principales colaboradores.
El Presidente Ernesto Zedillo pide dejar la historia y la ordena al procurador que siga. El reporte sostiene que el obispo no sólo sabía sino que estuvo de acuerdo con la insurrección en Chiapas.
Samuel Ruiz se defiende un punto tras otro y habla de torturas a los detenidos: "En todo caso, es la palabra de ellos contra la mía", concluye.
El presidente Ernesto Zedillo pide entonces la opinión de los cardenales.
Corripio y Suárez Rivera apoyan lo dicho por el obispo Ruiz. Es lo que sabemos desde siempre, dicen.
El presidente Ernesto Zedillo cierra: "El testimonio de los cardenales es intachable".
La tensión se disipa.
Antes de la despedida, Samuel Ruiz explica, sobre todo al Presidente, cómo toma decisiones completa o correcta, porque la gente a mi alrededor me quiere mucho y no me dice todo".

Los seis personajes se ponen de pie. El Presidente Ernesto Zedillo y Samuel Ruiz se acercan y se dan un abrazo. El presidente dice: "Ayúdeme...". "Por supuesto", alcanza a responder a Ruiz: "Y nosotros le ayudaremos en Roma", se completa la frase.
De Los Pinos, los cardenales Suárez y Corripio se van a comer con Samuel Ruiz.
Los acompaña Esteban Moctezuma, secretario de Gobernación.
¿Y la orden de aprehensión?
¿La noticia es que estoy libre", dijo el Obispo Ruiz, el domingo doce, a punto de regresar a Chiapas.
LOS CARDENALES Y EL PRESIDENTE
El miércoles 8, el presidente Ernesto Zedillo convocó a los tres cardenales y al presidente de la Conferencia del Episcopado Mexicano (CEM), Sergio Obeso. Acudieron Corripio, Suárez Rivera y el arzobispo de Guadalajara Juan Sandoval Iñiguez. En esa reunión se presento un informe muy similar al que escucharía, tres días más tarde, el obispo Ruiz.
Las respuestas de los cardenales fueron variadas.
Sandoval Iñiguez dijo que ya se esperaba algo así y que el obispo Ruiz tenía que aclarar sus implicaciones con la guerrilla.
El cardenal con mayor antigüedad, Ernesto Corripio, respondió que a él le constaba que Ruiz siempre había trabajado por la paz y que denunció en su momento los riesgos de violencia.

EL arzobispo de Monterrey Adolfo Suárez, habló primero del contacto que mantiene con su natal San Cristóbal de las Casas y pidió al Presidente que escuchara la versión del obispo Samuel Ruiz: "Me consta que él lo ha buscado desde hace mucho".
El presidente y los cardenales acordaron una nueva reunión el sábado 11, con la presencia del obispo Ruiz. A la salida de Los Pinos, Suárez Rivera le dijo a Sandoval Iñiguez: "Ya sabemos tu posición", y le pidió que no acudiera a la siguiente reunión.
El arzobispo de Guadalajara no estuvo en Los Pinos el sábado 11, pero no dejó pasar el tema: aseguro que el Vaticano ya ha pedido su renuncia a Samuel Ruiz. En los días siguientes, llegaría a hablar de dos cartas firmadas por el Papa, que el cardenal Sandoval asegura haber visto.
CERCA, LEJOS
Al centro y arriba, la imagen de la Virgen de Guadalupe. ¿Abajo a la izquierda? Aquí tenemos un obispo nacido en Guanajuato, mediador de una guerra. ¿Abajo a la derecha? Aquí tenemos un embajador, un diplomático astuto que no quiere despedirse sin dejar la casa arreglada a su gusto. Aquí tenemos, a don Jerónimo Prigione. A unos metros de él esta Samuel Ruiz, cerca, lejos, Cerca, dos hombres de Iglesia, ambos políglotas. Hace 35 años, los dos eran conservadores. Lejos. Prigrione sigue conservador. Ruiz hizo suya la causa de los indígenas; "Me importa la liberación, la teología me vale un bledo", dijo en una entrevista.
Cerca, lejos. El nuncio Prigrioni ha querido que se vaya desde hace años, abiertamente desde 1993. El obispo Ruiz sigue en su diócesis. Trago difícil para un nuncio que ha conseguido casi todo lo que se a propuesto: ser factor determinante en el cambio de más de la mitad de los obispos mexicanos, por ejemplo. Un Nunció con la medalla al pecho del restablecimiento de relaciones México- Vaticano: "México ha sido devuelto a Dios", dijo en ese 1992.
El miércoles 22, Prigrione Ruiz comparten una misa con 50 jerarcas de la iglesia mexicana, Misa de la unidad, la llaman algunos. ¿Unidad? Hace 72 horas, cinco decenas de auténticos coletos apedrearon la Catedral de San Cristóbal. El diario "extremistas a sueldo de los latifundistas" Qué dijo de ellos en la misa de la unidad? Ni una palabra.
Los obispos, pródigos en declaraciones en torno a Chiapas y al papel de Samuel Ruiz como presidente de la Comisión Nacional de Intermediación (CONAI), prefieren el silencio. Una mención a Chiapas, quizá, hubiera sido molesta para el nuncio Priogrionem siempre con la mirada baja a lo largo de la celebración religiosa.
A su lado, Luis Reynoso Cervantes, el obispo de Cuernavaca y asesor canónico de la misión apostólica, el hombre que según sacerdotes de su diócesis, fue enviado por Prigioni para desmantelar la obra de Sergio Méndez Arceo.
Los cincuenta jerarcas en la misa dan una buena imagen del mapa del Episcopado mexicano, construido en una buena parte por la influencia del nuncio Priogrione en el Vaticano.
Abajo del Nuncio, el abad de la basílica de Guadalupe, Guillermo Schulenburg, aliado suyo en el empeño de dividir la Arquidiócesis de México, entre otras cosas, para hacer del Santuario del Tepeyac una circunscripción eclesiástica independiente.
Más abajo, en el centro, Sergio Obeso Rivera, arzobispo de Xalapa y presidente de la CEM por tercera ocasión, a quien buena parte de los sacerdotes y laicos de la ciudad de México querrían como arzobispo.
Los cincuenta jerarcas sin testigos de la manta con las imágenes de la Virgen de Guadalupe y de Samuel Ruiz que se cuela en la Basílica, de las banderitas blancas de los cartelones que aparecen hacia el final de la misa: "Don Samuel, profeta de este tiempo".
El nuncio Prigrioni ni siquiera las mira. El abad Schulenburg se mueve nervioso en su asiento. El cardenal Corripio celebra. El sermón es de Manuel Pérez Gil, arzobispo de Tlalnepantla. Chiapas no asoma.
Misa de la unida, luego. ¿Iglesia dividida? "Creo que es pluralismo" dice Pedro Arriaga, viceprovincial de la Compañía de Jesús.
Pluralismo, vaya. De inmediato, Pedro Arriaga SJ añade: Sin olvidar que la Iglesia de Dios es santa y pecadora. En la Iglesia tenemos también nuestras raíces de oscuridad, y en algunos momentos pueden aflorar más esas raíces que la buena voluntad del mensaje de Jesús".
Santa y pecadora, la iglesia católica o, para ser más exactos, su jeraquía, ha mostrado sus ángulos opuestos en torno al caso del obispo Samuel Ruiz.
El cardenal Juan Sandoval Iñiguez, de meteórica carrera pues su ordenación episcopal fue apenas el 30 de abril de 1988, aseguró un día haber visto las cartas papales donde se pedía a Samuel Ruiz su renuncia. En otras declaraciones se autodesmentía.
"El gobierno tiene el derecho y la obligación de aplicar a aquellas acciones necesarias para que se observe el Estado de Derecho", diría el obispo de Tuxtla Gutiérrez, Felipe Aguirre.
Definido como "hombre de Iglesia", es decir, institucional, el presidente de la CEM y arzobispo de Xalapa, Sergio Obeso aseguró que la Iglesia respalda a Samuel Ruiz en su "misión mediadora".
Adolfo Suárez Rivera pidió respeto a la labor de Samuel Ruiz y se dirigio a sus pares del Episcopado: "No somos quiénes para juzgarlo".
Los jesuitas y dominicos pidieron mediante desplegados públicos que Samuel Ruiz y la CONAI se mantengan como mediadores.
Un alud de declaraciones.
Distanciado del círculo del nuncio Prigrione, Sergio Obeso logro que la CEM, es decir, los obispos como cuerpo de colegiado, proclamara que a Samuel Ruiz "El Episcopado mexicano lo considera como un hermano en comunión con el Santo Padre...".
FUERZAS DESATADAS
El viraje gubernamental en Chiapas desató campañas múltiples contra políticos, religiosos, sacerdotes, periodistas. Después de las movilizaciones a favor de la paz y de nuevos cambios en la estrategia del gobierno, las campañas se detuvieron. La dirigida contra Samuel Ruiz no.
Arreció incluso cuando Eduardo Robledo, en su discurso de despedida, puso por delante su salida a las de Armando Avendaño y el Obispo Samuel Ruiz.
Pero la consideración de que el Obispo Ruiz era un "estorbo" en Chiapas viene de antes. Asimismo, en los primeros días de diciembre de 1994, el presidente Ernesto Zedillo propuso una Comisión Legislativa como fórmula para negociar la paz en Chiapas e implícitamente desconoció a la CONAI encabezada por el obispo Ruiz.
El rechazo del EZNL e incluso, el ayuno del obispo de San Cristóbal empujaron al gobierno a dar marcha atrás.
Luego del anuncio de la acción judicial-militar el 9 de febrero pasado, la CONAI se resistió a desaparecer. El 17 de febrero, dio a conocer una "Iniciativa de emergencia", con propuestas concretas para que el gobierno y el EZLN reinicien el diálogo.
La nueva iniciativa de la CONAI se dio en medio de una hostilidad generalizada no sólo contra sus integrantes y el obispo Ruiz, sino prácticamente contra todos los religiosos que integran la diócesis de San Cristóbal de las Casas.
Los párrocos de pequeñas poblaciones carecen de la cobertura de prensa y de la defensa internacional y pueden ser más vulnerables que el obispo Ruiz.
La nueva iniciativa de la CONAI se dio a conocer dos días después de que agentes de la PGR catearon la parroquia y el convento de San Jacinto, en Ocosingo en busca de armas para el EZLN, que se guardaban ahí según denuncia de Teresa Morales, ex empleada del templo. No encontraron nada. Era el primer cateo con orden judicial del lugar, que antes había sufrido tres allanamientos extralegales en un año.
El vicario de la diócesis, Gonzalo Ituarte, quien acompañó a los agentes durante una infructuosa inspección de la parroquia y el convento, dijo que el operativo formaba parte de la "campaña de desprestigio" contra el obispo.
La posibilidad de que los auténticos coletos cumplan sus amenazas no están canceladas. "La campaña serguirá en la medida en que se alien las fuerzas económicas con las políticas, las mismas fuerzas económicas con las políticas, las mismas fuerzas represivas del ejército, la policía, como ha sucedido en otros países, pues parece que a todo ajuste económico, entran los tanques", dice el jesuita Pedro Arriaga.
LAS CARTAS MISTERIOSAS
El ir y venir de declaraciones de los jerarcas de las versiones de prensa se han centrado en la existencia de dos cartas en las que, se presume, el papa Juan Pablo II pide a Samuel Ruiz que renuncie a su diócesis. Algunos jerarcas, como el cardenal Juan Sandoval Iñiguez, aseguran haber visto las misivas que, según su versión, fueron entregadas a Samuel Ruiz en su propia mano por el nuncio Prigrione.
 ¿Por qué el nuncio no las ha dado a conocer?
 "Ninguna de las cartas que ha recibido el obispo de la Santa Sede habla de la renuncia y menos existe una firmada por el Papa", asegura Antonio Roqueñí, asesor canónico de Samuel Ruiz y ex apoderado jurídico de la Arquidiócesis de México.
 Las cartas del Papa son un misterio.
 No es lo que el 26 de octubre de 1993, el nuncio Jerónimo Prigrione cita al obispo Samuel Ruiz para leerle pasajes de una carta presuntamente procedente del Vaticano donde se le acusa de "desviaciones doctrinales".
 El obispo Ruiz le pide a Prigrione una copia de la carta. Prigrione se la niega. No obstante, el resumen de las "desviaciones doctrinales" circula confusamente en la prensa aparentemente filtrado por el nuncio.
Entonces, la ofensiva de Prigrione fue una respuesta directa a la actitud de Samuel Ruiz, quien en agosto de 1993, le entregó al Papa Juan Pablo II el documento titulado En esta hora de gracia, durante su visita a Yucatán. La dura crítica al neoliberalismo y la denuncia de la cruda situación de los indígenas eran dos ejes de ese documento que propicio el endurecimiento de la ofensiva del Nuncio contra Samuel Ruiz.
El personaje del Vaticano con quien Samuel Ruiz ha intercambiado correspondencia es Bernardin Gantin. Prefecto de la Sagrada Congregación para los Obispos, de línea conservadora y único africano en la lista de posibles sucesores del Papa.
La primera carta de Samuel Ruiz está fechada el 8 de noviembre de 1993, y dirigida al nuncio Prigrione con copia a Gantin. En ella, pide un desglose de los puntos que sólo conoció verbalmente. Hasta ahora, el obispo no ha recibido respuesta escrita.
En mayo y julio de 1994, Samuel Ruiz realiza dos visitas a Roma, donde es recibido por una larga fila de funcionarios del Vaticano. Gantin lo recibe en las dos ocasiones.
El 9 de julio de 1994, Gantin escribe una carta a Samuel Ruiz pero no se la entrega en Roma. En ella habla por primera vez de entablar un "diálogo fraterno" con la Sagrada Congregación para los Obispos.
Los acontecimientos políticos de México demoran la entrega de esa carta. El obispo de San Cristóbal recibe hasta el 28 de octubre.
La respuesta son dos cartas fechadas los días 18 y 19 de noviembre. La primera dirigida a Gantin y la segunda al Papa y enviada a través del cardenal Suárez Rivera.
La respuesta de Gantin, fechada el 21 de diciembre, es entregada por intermedio del obispo Felipe Aguirre. Es la primera vez que lo dicen a Ruiz que está considerando la posibilidad de citarlo a Roma.
El tono de las cartas de Gantin no es el del cese: "No se trata de un juicio, ni se trata de una sentencia, sino de un llamado a la conciencia de obispo de vuestra excelencia".
Una interpretación muy elástica es que, mediante estas cartas, le abren una puerta a Samuel Ruiz para que renuncie voluntariamente.
El 31 de enero de 1995, Samuel Ruiz responde a la última carta de Gantin con una explicación del conflicto chiapaneco, de su papel de mediador, y le asegura que no confunde su responsabilidad pastoral con un apego al cargo.
También afirma que una iniciativa de remoción sería inoportuna y le pide que no envíe ningún citatorio antes de mediados de marzo, cuando considera que estará en condiciones de dar una respuesta completa y satisfactoria a los requerimientos del Vaticano.
 Iglesia
Batallas en Catedral
Hasta ahora, el Vaticano sólo ha emprendido un procedimiento administrativo para el "diálogo fraterno" con el obispo Ruiz sobre su acción pastoral. El, por su parte, a pesar de la tensión en Chiapas, ha puesto en marcha un Sínodo dicesano. Antes de retirarse, el cardenal Ernesto Corripio hizo en la Arquidiócesis de México.
LOS PENDIENTES DE PRIGRIONE
Luego de sus grandes logros, el restablecimiento de relaciones diplomáticas México-El Vaticano y la reforma del 130 constitucional, el nuncio Jerónimo Prigrione se ha empeñado en arreglar sus pendientes: la sucesión en la Arquidiócesis de México, la salida de Samuel Ruiz de la diócesis de San Cristóbal, el nombramiento del nuevo embajador mexicano ante el Estado Vaticano y la presidencia de la CEM.
Ha ganado puntos que lo tienen en la delantera, pero la situación del obispo Ruiz ha polarizado las posiciones dentro de la Iglesia y le ha ganado mayores animadversiones. Quizá esa sea la razón de su silencio.
La aceptación vaticana de la renuncia de Corripio al cumplir los 75 años de edad, fue un punto a su favor del Nuncio. Ahora falta que el sucesor del Arzobispo primado salga de entre los obispos cercanos al Nuncio. El nombre de Emilio Berlié, obispo de Tijuana, es el que suena más fuerte de ese lado.
El cardenal Juan Sandoval Iñiguez, que sucedió al asesinato Juan Jesús Posadas Ocampo, ha pasado a ser la cabeza del círculo cercano a Prigione, donde también se inscriben Berlie; Manuel Pérez -Gil, arzobispo de Tlanelpantla; Javier Lozano, obispo de Zacatecas; Luis Reynoso, obispo de Cuernavaca; Norberto Rivera, obispo de Tehuacan y los dos Felipes (Aguirre y Arizmendi), obispos de Tuxtla Gutiérrez y de Tapachula, Chiapas.
Pero los sacerdotes y obispos de la Arquidiócesis de México no parecen dispuestos a aceptar tranquilamente la designación de un personaje al gusto de Prigione.
A fines de octubre del 1994, un grupo mayoritario integrado por los delegados de pastoral de las Vicarias de la Arquidiócesis, envió al Vaticano la lista de sus próximos candidatos.
En un extenso documento dirigido al cardenal Bernardin Gantin, los religiosos presentan una lista de posibles sucesores de Corripio y contemplan obispos de las nuevas circunscripciones, en caso de que la Arquidiócesis de México, la más grande del mundo, se divida.
La lista la encabeza el actual presidente de la CEM, Sergio Obesa Rivera. En segundo lugar, aparece Abelardo Alvarado, actualmente a cargo de Comunicaciones Sociales de la CEM y obispo auxiliar de la Arquidiócesis. En tercero y cuarto sitios, Ricardo Watty y Luis Morales, obispos de Nuevo Laredo y Torreón respectivamente.
Sigue en el documento una lista de integrantes de la Arquidiócesis propuestos como nuevos obispos: Alberto Márquez Aquino, Manuel Zubillaga, Luis Fletes Santana, Mario Angel Flores y Guillermo Ortiz Mondragón.
La batalla por la sucesión del cardenal Corripio la permanencia o no del obispo Samuel Ruiz no tienen tan ocupado al nuncio Prigrione como para que descuide otro asunto de su interés: el nombramiento del nuevo embajador mexicano ante el Vaticano. Ya ha puesto, se afirma en la CEM, una paloma aprobatoria junto al nombre de Guillermo Jiménez Morales.
ACUSADOS
¿Por qué hacen tanto ruido 500 jesuitas? Pedro Arriaga, vicepresidente de la compañía de Jesús: responde: "Si viera que nuestros recursos son muy limitados, que tenemos 120 jesuitas de más de 65 años y que realizamos nuestras obras con muy pocos recursos.
¿Por qué, entonces hacen tanto ruido? Sigue Arriaga: "Quiza no han escogido como chivo expiatorio, en su afán de encontrar, culpables. Y es algo muy serio: cuando nos señalan nos persiguen y nos matan, no olvidamos que han muerto más de 40 jesuitas, en la última década, vícimas de fuerzas represivas".
Con los dominicos, los jesuitas han sido una de las congregaciones religiosas a las que ha buscado encontrar vínculos con los guerrilleros chiapanecos. A los jesuitas les descubrieron dos "Marcos" y luego se subrayaron los antecedentes jesuitas de Rafael Guillén Vicente.
Los ataques, dice Pedro Arriaga, vienen de "grupos cerrados o muy conservadores del Estado, aquellos que defienden intereses que no ven por el bien común, incluso a veces ligados con grupos eclesiales que no quieren el cambio".
La presencia de los jesuitas es significativa en la Universidad Iberoamericana, el Instituto Tecnológico de Estudios Superiores de Occidente, el Instituto Cultural Tampico, entre otras instituciones que atienden a unos 35 mil alumnos.
Mario López Barrio, rector del Instituto de Ciencias de Guadalajara, afirma que aunque "se dice que los ex alumnos nuestros alientan la revolución social", los jesuitas nunca han promovido la violencia.
Asegura: "Desgraciadamente, estudiaron aquí muchos otros que fueron impermeables a los valores nuestros... De estos ex alumnos, ciertamente no nos enorgullecemos. ¡Qué raro que no se nos acuse de haber preparado a prominentes hombres de negocios, de dudosa conducta, como se nos ataca de preparar revolucionarios.

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