El
remolino de la muerte/Jorge Wagensberg, Facultad de Física de la Universitat de Barcelona.
El
Periódico | 3 de abril de 2016…
La
escena no puede ser más tranquila, frecuente e hipnótica: una multitud de
hormigas desfilan disciplinadas en línea recta hacia un destino aparentemente
bien determinado. De repente, en algún punto de la procesión, algo perturba un
orden que se diría ancestral y eterno: unos pocos individuos se han
desorientado y cruzan sus caminos en todas direcciones. La procesión uniforme
se ha convertido en un bullicio caótico… hasta que, poco a poco, el caos es
vencido por un nuevo orden.
Pero
la expedición ya no se dirige a ninguna parte. Miles de individuos circulan
ahora sin darse cuenta de que acaban pasando siempre por el mismo punto. Ya no
hay objetivo, pasado ni futuro. Las obreras caminan y caminan en un círculo sin
fin y van cayendo exhaustas hasta que muere la última.
Las
hormigas tienen una enorme diversidad de comportamientos. Hay hormigas nómadas,
sedentarias, carnívoras, vegetarianas, agricultoras, carroñeras, oportunistas,
miméticas, crípticas… pero aprenden poco. Cuando una hormiga exhibe una
innovación radical es que ya es otra hormiga. Una hormiga no tiene plan b. Todo
lo que hace está programado en su genética. Su tiempo de vida es demasiado
corto para que pueda adaptarse a un capricho de la incertidumbre.
Las
hormigas que entran en el círculo de la muerte usan el olfato para seguir el
rastro de feromonas que dejan en el terreno por sus predecesoras en la marcha.
Muchas especies de hormigas ciegas o casi ciegas usan esta técnica como
solución única para orientarse. Ningún incidente azaroso hace que su estrategia
cambie.
Desde
que cada ciudadano va con cámara de vídeo en el bolsillo (ya existen
oficialmente más ‘smartphones’ que habitantes en el planeta), pocos fenómenos
improbables pasan inadvertidos: caída de meteoritos, tsunamis, terremotos,
accidentes, asaltos, ataques terroristas, una ballena paseando con su cría… Es
difícil que ocurra algo sin que haya alguna cámara cerca para registrar el
evento. (Muy sospechosamente, desde la aparición de los móviles solo ha caído en
picado el número de avistamientos de ovnis).
Por
todo ello Youtube es un escaparate altamente probable para encontrar sucesos
improbables. Y ahí es, en particular, donde se pueden observar varios casos
espectaculares de multitudes de hormigas agonizando obcecadamente en círculo y
a piñón fijo. Los comentarios de los observadores espontáneos de este fenómeno
destacan por su tendencia antropocéntrica y por sus bromas: misterioso suicidio
en masa, ritual mágico, exaltación mística colectiva, ceremonia de cohesión
social, concentración en trance, consumo de alguna planta alucinógena, adhesión
identitaria… ¿es posible que un comportamiento tan coherente y homogéneo no
tenga una explicación inteligible?
¿Cómo
se produce este fenómeno? Especularemos en seis tiempos.
Tiempo
uno: una multitud de hormigas desfila tranquilamente en ordenada procesión;
todo va bien.
Tiempo
dos: un individuo se despista (nunca mejor dicho) y se sale de la formación; la
excepción no tiene por qué trascender.
Tiempo
tres: el despistado se pone a explorar a su alrededor intentando recuperar el
rastro para regresar a la comitiva, si se pierde solo se pierde un miembro de
la expedición; para la colonia no es grave.
Tiempo
cuatro: la hormiga perdida se tropieza de repente con la autopista general, lo
cual ocurre cerca de donde se despistó pero en un punto anterior en el sentido
de la marcha. Esto significa que el individuo vuelve a pasar por el fatídico
punto; en principio se diría que se ha salvado, pero ahora puede haber
consecuencias irreversibles.
Tiempo
cinco: en la ruta se ha creado una bifurcación, es decir, hay un breve segmento
de la trayectoria que es común a la ruta original y al bucle. Esto significa
que parte de las hormigas que llegan por detrás siguen la ruta correcta pero
que hay otras infortunadas que quedan atrapadas en el bucle; la perturbación es
local pero se puede extender.
Tiempo
seis: con el tiempo la perturbación en la bifurcación se amortigua o se
amplifica; si se amplifica entonces el bucle se redondea y se cierra cada vez
más sobre sí mismo. Las hormigas, que tienen la prioridad única y obligada de
seguir el rastro de feromonas, van cayendo agotadas y sus cuerpos inertes se
van acumulando en el centro de la tragedia, que es donde reciben menos
patadas.Parece un agujero negro tragándose una galaxia entera.
El
fenómeno, que es conocido como ‘antmill’ (molino de hormigas), sirve como
metáfora del comportamiento humano a pesar de (o precisamente gracias a) la
enorme distancia que separa la inteligencia humana de la de un insecto. Una
hormiga solo es capaz de anticipar lo que ya ha ocurrido. Únicamente leen un
libro, aquel que está impreso en sus genes. El remolino de la muerte masiva no
tiene ningún sentido. Ocurre por no dudar y por no tener sentido crítico.
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