“Maduro
traicionó a Chávez”: el general Alcalá/RAFAEL
CRODA
Proceso # 2066, 5 de junio de 2016
Nicolás
Maduro traicionó el ideario de Hugo Chávez y ha metido a Venezuela en una
crisis económica y política cuya salida es el referéndum revocatorio, afirma en
entrevista con Proceso el general Clíver Alcalá, cercano colaborador del
fallecido líder venezolano desde que éste inició en 1992 el Movimiento
Bolivariano Revolucionario 200. Los cuestionamientos de Alcalá reflejan la
creciente inconformidad dentro del ejército. De hecho, sectores del “chavismo
crítico” empiezan a confluir en un movimiento cívico-militar que cree en la
necesidad de un cambio de rumbo en el país y que busca perfilarse como una
alternativa política chavista, de izquierda y… “antimadurista”.
BOGOTÁ.-
El general Clíver Alcalá Cordones es un militar de la entraña del chavismo. Por
eso sus palabras pesan como piedras en Venezuela, en especial en la cúpula
gobernante, y en particular cuando el destinatario de sus críticas es el
presidente Nicolás Maduro, a quien acusa de “traicionar” el ideario de Hugo
Chávez, el líder de la Revolución Bolivariana y quien lo eligió como su
sucesor.
Sostiene
que Maduro, en particular, ha dado “la espalda” a Chávez por el “irrespeto” que
ha mostrado a la Constitución, por sus “acciones antidemocráticas”, por “ceder
soberanía a trasnacionales” en el Arco Minero del Orinoco –aún por explotar– y
“por no escuchar al pueblo, que exige un cambio de rumbo”.
De
acuerdo con el general, la percepción de que Maduro acabó por “traicionar” el
legado de Chávez “la comparte la gran mayoría del pueblo y, por supuesto, no
escapa a la mayoría de la FANB (Fuerza Armada Nacional Bolivariana)”.
El
comandante Chávez, asegura, “nunca se imaginó el giro que daría la revolución
en manos de Maduro. Claro, manteniendo el discurso, pero haciendo lo contrario.
La FANB ha sufrido más que otra institución del Estado ese giro ideológico. Y
eso tendrá sus consecuencias”.
Para
Alcalá Cordones, no ocurrirá un golpe de Estado, sino “un alineamiento total
con la Constitución” por parte de los militares en caso de que la inconformidad
social se desborde y el gobierno le pida a la FANB reprimir.
–Usted
conoce hasta la médula a la FANB. ¿Cree que en un escenario de confrontación
violenta la institución actuaría en defensa del régimen?–, se le pregunta al
general.
–La
fuerza armada respeta la Constitución que dejó el comandante Chávez. Por eso la
fuerza armada es chavista en su espíritu y en su filosofía; no madurista. Y se
va a mantener dentro de la Constitución y junto al pueblo venezolano a la hora
de las soluciones y de dirimir cualquier situación.
–¿Y
eso incluye al alto mando militar?
–Creo
que sí, pero la fuerza armada es un conjunto, y si el alto mando no funciona
como funciona el resto, le pasará lo que le pasó en el golpe de abril (de
2002), cuando la cúpula se separó de la base.
De
acuerdo con el general, el golpe de Estado del 12 de abril de 2002 contra el
presidente Hugo Chávez falló porque fue una decisión de la cúpula militar con
la que la oficialidad, los mandos medios y la tropa no estuvieron de acuerdo.
Por
eso, el mandatario fue restituido en el cargo 48 horas después. Uno de los que
revirtió la asonada fue Alcalá Cordones, entonces comandante de la Brigada de
Infantería en Maracaibo.
Hoy
considera que esa fractura entre el alto mando y la oficialidad puede volver a
ocurrir si algunos de los jefes de la FANB optan por respaldar con represión la
permanencia en el poder de Maduro, cuya gestión es rechazada por entre 75% y
80% de los venezolanos, según todas las encuestas.
Referendo,
una salida
Alcalá
Cordones es el militar de más alto rango que critica a Maduro de manera
pública. Lo hace, además, desde su prestigio como chavista de pura cepa.
Acompañó a Chávez desde 1982, cuando éste fundó el Movimiento Bolivariano
Revolucionario 200, grupo clandestino de izquierda dentro del ejército.
“Estudiamos
muy bien al país y planificamos la insurgencia que nos correspondía hacer ante
la situación de caos y crisis que vivía Venezuela. Era una situación muy
parecida a la que vivimos hoy, con malestar social, crisis económica y
gobernantes que no escuchan al pueblo”, afirma.
El
4 de febrero 1992 el entonces capitán Alcalá Cordones participó en el intento
de golpe de Estado contra el entonces presidente Carlos Andrés Pérez. Aunque el
alzamiento falló, marcó la irrupción en el escenario nacional del teniente
coronel Hugo Chávez, líder de la insurrección.
Cuando
Chávez se convirtió en presidente de Venezuela, en febrero de 1999, Clíver
Alcalá Cordones fue su edecán y casi su sombra en el Palacio de Miraflores,
sede del Ejecutivo.
“Ahí
lo vi revisar, proponer y redactar partes de todos los artículos de la Constitución
(elaborada ese año por una Asamblea Constituyente) y por eso asumo ese texto
como el legado político y el ideario que él nos dejó”, señala.
Alcalá
Cordones dice que en la Carta Magna está plasmado el referendo revocatorio como
una herramienta para someter a examen a los gobernantes.
La
convocatoria al referendo revocatorio es, para el militar retirado, una salida
a la crisis política luego de que el Poder Judicial, incondicional a Maduro,
virtualmente anuló las facultades constitucionales de la Asamblea Nacional
mediante fallos que han dejado sin efecto todas las leyes que ha aprobado ese
órgano legislativo desde enero pasado, cuando la oposición asumió su control.
Pero
la activación del proceso para convocar a un referendo revocatorio ha sido
retrasada mediante artilugios administrativos del Consejo Nacional Electoral,
que también responde a las directrices del presidente.
Alcalá
Cordones sostiene que si la oposición, como lo ha hecho hasta ahora, presenta
el número de firmas que señala la ley para convocar a un referendo, Maduro está
obligado por la Constitución a someterse a esa consulta para que los votantes
decidan si debe o no mantenerse en el cargo. Y, en ese escenario, él votaría
por la salida del mandatario del poder.
El
general, quien se retiró de la FANB tras la muerte de Chávez, en 2013, deplora
que Maduro intente impedir la realización de un referendo revocatorio.
Y
pregunta: “¿Por qué tener miedo a un referendo? ¿Será porque lo has hecho mal,
porque no estás cumpliendo con tus promesas o porque no estás cumpliendo con el
Plan de la Patria que te dejó el comandante Hugo Chávez? ¿O será que no quieres
cumplir con lo que quiere el pueblo venezolano?”
Fuego
amigo
Los
cuestionamientos de Alcalá Cordones son sintomáticos de la creciente
inconformidad dentro del chavismo y de la FANB por el desabasto de alimentos y
medicinas, la inflación que devora los salarios, el racionamiento de agua y
electricidad, y la inseguridad pública en un país que ha recibido mil millones
de millones de dólares por exportaciones petroleras en 17 años de chavismo.
El
general observa los resultados de los comicios legislativos de diciembre pasado
como la prueba reina del malestar popular, pues la oposición recibió 67% de los
escaños en la Asamblea Nacional. Y estima que hoy 90% de los venezolanos quiere
un referendo revocatorio.
Maduro,
señala, tiene que “someterse a examen”. Dice que “según el presidente, aquí no
está pasando nada. Bueno, sométase a la voluntad popular”.
Y
sostiene que si el mismo Chávez se sometió a un referendo revocatorio en 2004,
del cual salió airoso –según los resultados oficiales, 59% de los votantes
decidió mantenerlo en el poder–, ¿por qué Maduro se niega a hacerlo?
Desde
luego, Maduro ya acusó recibo de las críticas de Alcalá. Tan lo hizo y tan
consciente está el presidente del impacto de esos cuestionamientos en las filas
militares y en el chavismo con más formación ideológica, que, sin nombrarlo,
esta semana lo acusó de promover “la traición, la división, la confusión” y de
golpear “el corazón moral” de la reserva activa de la FANB.
El
general considera que quienes hablan de traición “deberían verse en el espejo”.
Pero
en contraste con la reacción de Maduro, los compañeros de armas de Clíver
Alcalá Cordones, entre ellos los que acompañaron a Chávez en el fallido golpe
de Estado contra Carlos Andrés Pérez el 4 de febrero de 1992 –los llamados
militares del 4F–, han guardado un revelador silencio.
Incluso
el exministro de Defensa y gobernador del estado Vargas, general Jorge Luis
García Carneiro, dijo que nunca se referiría a Alcalá Cordones como “traidor” y
señaló que respeta sus opiniones.
Otros
poderosos militares retirados que ocupan altos cargos en el régimen, como los
gobernadores del Zulia, Francisco Arias Cárdenas; del Táchira, José Gregorio
Vielma Mora, y de Trujillo, Henry Rangel Silva –todos ellos del 4F– han evitado
lanzar recriminaciones a Clíver Alcalá Cordones.
Lo
mismo ha hecho su hermano Carlos Alcalá Cordones, alcalde del municipio de
Vargas, general retirado y parte del grupo insurreccional del 4F.
Fisuras
en la familia militar
La
abogada y experta en temas militares Rocío San Miguel considera que los
planteamientos de Alcalá Cordones son un reflejo “de las profundas críticas que
se hacen al interior de la fuerza armada a la gestión de Maduro”.
La
presidenta de la ONG Control Ciudadano para la Seguridad, la Defensa y la Fuerza
Armada Nacional sostiene que la crisis económica, “que cada día es más salvaje,
está repercutiendo también en la familia militar venezolana y eso ha creado
profundas fisuras en las instituciones castrenses”.
Además
plantea que Maduro confía “cada vez menos” en los militares del 4F.
Alcalá
Cordones, quien antes de retirarse fue comandante de la estratégica región
militar en Guayana, está seguro de que sus críticas son compartidas en privado
“por muchos de quienes acompañan al presidente Maduro” y por sectores de la
FANB.
–¿Mantiene
contactos con esos sectores de la FANB?
–Yo
no puedo decir que eso es así porque entonces el gobierno diría que estamos
conspirando.
Para
San Miguel es muy claro que Alcalá Cordones no está solo. El también general y
exministro del Interior Miguel Rodríguez Torres ha hablado de un “vacío de
liderazgo” en el chavismo y de la necesidad de que el gobierno dialogue con la
oposición en vez de confrontarla.
Y
hace unos días, un grupo de militares del 4F, encabezado por el capitán
retirado y exgobernador de Mérida Florencio Porras, deploró “el grotesco
intento de algunos de perpetuarse en el poder a como dé lugar” y llamó al
gobierno a “dejar de obstaculizar los caminos democráticos y constitucionales”,
y aceptar el referendo revocatorio.
Las
crecientes manifestaciones públicas del chavismo crítico están confluyendo en
un movimiento cívico-militar que cree en la necesidad de un cambio de rumbo en
el país y que busca perfilarse como una alternativa política chavista, de
izquierda y antimadurista.
“Es
un esfuerzo que encabezan los compañeros de Marea Socialista (un grupo
expulsado del chavismo oficialista) para abrir un camino que pueda permitir
resolver los problemas que está viviendo Venezuela”, señala Alcalá.
La
izquierda chavista
El
pasado 31 de mayo, el militar y varios chavistas críticos, como el exministro
de Educación Héctor Navarro y el dirigente de Marea Socialista, Nicmer Evans,
acudieron ante el Tribunal Supremo de Justicia a presentar un recurso de
nulidad contra el decreto del Arco Minero del Orinoco, expedido por Maduro en
febrero pasado.
De
acuerdo con Alcalá Cordones, mediante ese decreto Maduro cede 112 mil
kilómetros cuadrados del territorio –una superficie mayor a la de Bélgica o
Guatemala– a trasnacionales chinas y canadienses a fin de que exploten los
enormes recursos mineros de la zona.
“Ese
decreto es inconstitucional porque atenta contra la soberanía del país y debe
ser derogado”, afirma el general.
Dice
que ni siquiera la Mesa de la Unidad Democrática (MUD) ha rechazado ese
decreto, lo que patentiza que hay muchos temas que lo separan de esa alianza
opositora.
Otra
discrepancia con la MUD es el llamado que hicieron diputados de esa coalición
al secretario general de la Organización de Estados Americanos, Luis Almagro,
para que éste promueva una reunión en la que se podría aplicar a Venezuela la
Carta Democrática –por anular el equilibrio de poderes– si así lo decide la
mayoría de países miembros del organismo.
“Eso
sería una intromisión en nuestros asuntos internos porque somos nosotros, los
venezolanos, los que estamos llamados a resolver nuestros problemas”, sostiene
el militar.
Alcalá
Cordones dice no temer a las acciones de represalia que el gobierno de Maduro
pudiera tomar contra él. “A nosotros, Chávez nos quitó el miedo”, afirma. Pero
el general sabe que en cualquier momento le pueden abrir en Venezuela un
proceso judicial por los cargos que sean, como ha pasado con dirigentes
opositores o con militares críticos. También está consciente de que la justicia
de Estados Unidos lo tiene en la mira. Él está en la llamada “lista Clinton”
por su presunta participación en el narcotráfico. Allí aparece desde 2011 junto
con los exdiputados Amílcar Figueroa y Freddy Bernal y el exoficial de
inteligencia Ramón Madriz.
Maduro,
quien en 2011 era canciller de Venezuela, dijo que esa acusación era parte de
una “agenda de agresión permanente” contra su país impulsada desde Washington.
Además, calificó a los cuatro chavistas como “ciudadanos decentes”.
Alcalá
Cordones atribuye su inclusión en la “lista Clinton” al testimonio que rindió
en su contra el narcotraficante venezolano Walid Makled, a quien dice haber
perseguido desde 2008, cuando era comandante y jefe de guarnición en Valencia.
Ese año, agentes de inteligencia decomisaron 388 kilogramos de cocaína en una
finca de la familia Makled y Walid huyó a Colombia, donde fue detenido en 2009.
En una cárcel colombiana fue interrogado por agentes de la DEA, ante quienes
denunció como sus cómplices a varios militares y funcionarios venezolanos,
entre ellos a Alcalá.
“Yo
ataqué al principal narcotraficante que había en el país en ese momento, a
Walid Makled (quien fue extraditado en 2011 a Venezuela, donde permanece en
prisión), y él luego me acusó a mí. Pero está en manos de las autoridades de
Estados Unidos excluirme o mantenerme en esa lista. Nadie me puede involucrar
en ninguna actividad ilícita”, sostiene.
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