20 oct 2019

Las columnas políticas, 20 de octubre de 2019

Huyen en Culiacán familias militares
Por miedo, luego de ser amagadas tras el fallido operativo para detener a Ovidio Guzmán familias de militares abandonaron sus viviendas en el complejo habitacional de la Colonia 21 de Marzo. 
Fuentes militares aseguraron que las familias fueron evacuadas y enviadas a la sede de la Novena Zona Militar para su tranquilidad. 
Se trata de al menos 60 de 140 familias de soldados que viven en la Unidad Habitacional Militar, ubicada por la carretera a Mazatlán, la cual alberga también oficinas y una sucursal de Banjército. 
El jueves, el complejo de 16 edificios de departamentos fue atacado por un comando de presuntos integrantes del Cártel de Sinaloa. 
El Secretario de la Defensa, General Luis Sandoval, reconoció un día después el ataque en la Colonia 21 de Marzo como un acto de presión para soltar al presunto narcotraficante. 
"Se acercaron a la unidad habitacional, entraron, hicieron fuego sobre la unidad habitacional. De ahí se llevaron un elemento de seguridad civil contratado para la seguridad de las instalaciones y a un elemento de tropa que estaba vestido de civil", detalló en la conferencia que encabezó con el Secretario de Seguridad, Alfonso Durazo. 
En un video interno, militares califican de cobardes los actos violentos de miembros del Cártel de Sinaloa registrados el jueves en Culiacán e indican que fueron abatidos más de cinco gatilleros.
El material se usó presuntamente para levantar la moral de las tropas.
"En Culiacán cumplimos con la misión, a pesar de que se estima que eran 700 u 800 delincuentes, sólo 350 de nosotros les hicimos frente.
En la grabación obtenida por REFORMA se muestran imágenes de entrenamiento operativo de los soldados. (Reforma, nota Marcos Vizcarra y Benito Jiménez).
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Las columnas políticas, 20 de octubre de 2019
Templo Mayor/ Reforma
LOS MILITARES están molestos. Luego del papelazo del gobierno federal en Culiacán, por vías tanto oficiales como oficiosas, diversos sectores castrenses han dejado sentir su incomodidad.
OBVIAMENTE, de entrada, les molesta la falta de preparación de un operativo tan delicado, su ejecución y posterior echada para atrás. Existe inclusive la versión de que el Ejército fue hecho a un lado, para darle su primera medalla a la recién creada Guardia Nacional. Para colmo, la improvisación gubernamental, a los primeros que puso en peligro fue a los familiares de los propios soldados, que ya tocaron a retirada en la plaza.
A ESO se suma que, para variar, fueron los de verde olivo los que tuvieron que sacarle las castañas del fuego a Andrés Manuel López Obrador, pese a lo cual se les ha querido colgar la culpa de todo lo que salió mal. Y vaya que los militares aguantan mucho... pero no que se metan con su orgullo.
EL QUE está viviendo una paradoja es Alfonso Durazo, pues justo antes del estallido en Culiacán, sus sueños de ser gobernador de Sonora estaban en su apogeo. Tan es así que, casuaaalmente, alguien colocó su nombre en tres encuestas pre-pre-preelectorales para medir cómo andaban sus bonos en el terruño.
CUENTAN que con todo y que la gobernadora, Claudia Pavlovich, sale muy bien evaluada, en los sondeos Morena va a la cabeza, lo cual tenía muy entusiasmado al secretario de Seguridad y Protección Ciudadana. Pero después de que se tropezó con un Ovidio, es posible que el sueño de Durazo se haya convertido en pesadilla.
DA LA IMPRESIÓN de que a Martí Batres no le ha quedado muy claro qué diablos es la lucha por la igualdad de los derechos de las mujeres. Resulta que el senador exigió formar parte de la Comisión de Igualdad de Género, porque no le gustó que estuviera integrada ¡sólo por mujeres!
TAL VEZ el morenista es de los que piensan que también debería haber un Día del Hombre, para "equilibrarlo" con el Día de la Mujer, sin entender que no se trata de un asunto de festejos, sino de reivindicación de derechos y de exigencia de mejores condiciones de vida.
QUÉ COSAS tan raras pasan a veces en San Lázaro. Resulta que a Gerardo Fernández Noroña se le olvidó hasta el bolivarismo, pues terminó trabajando para los cabilderos de la industria tabacalera. El diputado del PT fue el instrumento para que el ajuste al IEPS que pagan los productos de tabaco se hiciera humo. Lo más curioso del asunto es que la representante de este sector es Shirley Camacho, que por pura casualidad -no sean malpensados- es hija de Yeidckol Polevnsky.
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 Incentivos y consecuencias/Eduardo Caccia
REFORMA, 20 Oct. 2019
La señal que lanzó el gobierno de México con el repliegue en Culiacán, no abona a la narrativa de un país donde impere el Estado de derecho. Salvó vidas, sin duda, falta saber a qué costo. Rescato la autocrítica de algunos actores de la autollamada 4T que reconocen errores en el operativo. Preocupa que el líder siga creyendo que "vamos muy bien" y que asuma cualquier insinuación de que no es así como crítica opositora. ¿Para qué quiere AMLO una Guardia Nacional si con el argumento del mal menor, no la va a usar? Otorgar patente de corso a los narcos para que trabajen para el país, seguramente también salvará vidas.
Vivimos una paradoja. El Presidente y el gobierno federal se equivocan de enemigos. Por un lado, son suaves con los criminales y les hacen exhortaciones morales que son motivo de burla popular en varios sectores de la población, y por otro lado se muestran amenazantes, implacables contra las empresas y los empresarios vía una política fiscal que equipara ciertos delitos fiscales con la delincuencia organizada, sin mediar juicio de por medio. Cualquier narcotraficante tiene derecho a un juicio justo antes de ser condenado, un empresario que haya cometido fraude con facturas falsas, no.
Aplaudo el objetivo de incrementar la recaudación y disminuir o erradicar la defraudación fiscal, me cuesta trabajo creer que la batería legal del Estado se apunte con prepotencia contra quienes arriesgan su patrimonio para crear empresas que producen fuentes de trabajo y en muchos casos tienen iniciativas sociales que contribuyen a una mejor sociedad y desarrollo económico. ¿Qué hay de la inmensa mayoría que vive bajo el cobijo de la economía informal? ¿Por qué el Estado parece sólo ver a los contribuyentes cautivos?
Todo grupo social opera con un sistema de incentivos y consecuencias, algunos del orden natural (toco un cable, sin aislamiento, cargado de corriente eléctrica, recibo una descarga; no es negociable), otros salidos de la mente del ser humano para una mejor convivencia (Yuval Noah Harari las identifica como creaciones ficticias, es decir, son narrativas ajenas al orden natural) como el concepto de nación, el Estado, la ley, la religión. Estos incentivos y consecuencias forman un gran marco de actuación para las personas, donde el Estado tiene como primerísima función la seguridad de sus ciudadanos, y estos a cambio deben contribuir para que el Estado tenga los recursos necesarios.
Cuando los incentivos y las consecuencias se invierten, el Estado tiende a tener más de lo que no quiere y menos de lo que sí quiere. Al lanzar una señal al mundo de que en México se imponen los criminales (y la consecuencia que reciben es un "¡fuchi, guácala!") la inversión extranjera y el turismo no tienen incentivos para venir. Al ponerles la pistola del SAT en la sien a los empresarios, no se tienen los incentivos para abrir más empresas y generar más fuentes de trabajo. Por otro lado, los grupos criminales tienen ahora más incentivos para seguir delinquiendo, y quienes están en la economía informal tienen más incentivos para seguir ahí, sin pagar impuestos.
Necesitamos cambiar las condiciones de vida de muchos mexicanos para evitar estos incentivos: "Tus lágrimas seca, muchacho, / pronto vas a acostumbrarte. / Tus manos están temblando/ como cualquier principiante. / Las calles han sido tu escuela / y el vandalismo tu vida. / Pasaste hambres y tristezas, / la mafia ahora es tu familia". (Fragmento, El niño sicario, Calibre 50).
Imagino un pacto nacional por la legalidad y el progreso para cerrar filas con el presidente López Obrador, donde éste reconoce que necesita escuchar a expertos que hoy desprecia (algunos incluso correligionarios) y promueve cambios legales para que los incentivos estén a favor de que haya más empresarios y empresas, se trabaje en mancuerna para conseguir sus metas de los programas sociales de la mano de Empresas Socialmente Responsables y generamos un círculo virtuoso de empleo y desarrollo económico con mejor distribución de la riqueza. Para que esto suceda, el Presidente y su gobierno deben dejar de ver enemigos donde pueden tener aliados.
"Plebes que siguen mis pasos, / voy a darles un consejo. / Valoren familia y trabajo, / sean hombres de provecho". (Op. cit.).
@eduardo_caccia
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México vs. España et al./Luis Rubio
en REFORMA, 20 Oct. 2019
México llevó a cabo innumerables reformas -tanto económicas como políticas- a lo largo de las últimas cuatro décadas y, sin embargo, los resultados fueron insuficientes o, al menos, muy desiguales. Algunos sectores y regiones del país crecieron y se beneficiaron, otros se estancaron y no han podido salir de su letargo. Pero incluso en donde los avances han sido notables, otros factores, como la inseguridad y el desempeño educativo, impidieron mejores resultados. En esto México contrasta notablemente con otras naciones que emprendieron una ruta reformadora en las mismas décadas pero que, con todos sus avatares, lograron mayores beneficios. La pregunta es por qué.
Cada país tiene sus características, historia, cultura y condiciones particulares. Algunos viven en un contexto geopolítico que les impone urgencia y reduce latitud en lo que pueden hacer, como podría pensarse de Taiwán, nación sobre la cual pende una enorme presión por parte del dragón asiático y le lleva a subordinar intereses pequeños sobre su viabilidad más fundamental. Otras naciones experimentaron rompimientos bruscos con su pasado debido, por ejemplo, al fin de una dictadura, como fue el caso de España, Chile y Corea, lo que, por un lado, abrió la oportunidad de transformarse, a la vez que generó una gran presión social para lograrlo. En Colombia, la recuperación de la nación como entidad viable luego de la era de las mafias del narco -proceso que llevó décadas- obligó a la transformación general de su país.
El común denominador de todas esas naciones es que rompieron con el pasado. Algunas lo hicieron por la existencia de un gran liderazgo, otras porque las circunstancias así lo provocaron o porque la sociedad no permitió que se dieran desviaciones y tuvo la fortaleza para lograrlo. Algunas encontraron anclas que les obligaron a seguir un camino, como fue el caso de España y Portugal frente al imán que representaba la entonces Comunidad Europea. Todas, sin embargo, han procurado una transformación integral, todo ello dentro de las naturales y lógicas restricciones que toda nación enfrenta y que recuerda la famosa frase de Otto von Bismarck de que las leyes y las salchichas siguen un proceso similar de manufactura y lo que sale no es lo más perfecto, sino lo posible.
México ha sido un gran reformador en unos ámbitos y muy pobre en otros. La razón es doble y explica parte de la razón por la cual el electorado actuó como lo hizo en 2018. Para comenzar, el país no ha experimentado un cambio de régimen desde que inició el gobierno postrevolucionario en la década de los veinte del siglo pasado. Aunque por supuesto ha habido toda clase de cambios y alteraciones en la forma de gobernar -y sobre todo de elegir- a los gobernantes, la esencia del régimen sigue siendo la misma. Los dos gobiernos panistas no llevaron a cabo modificaciones sustantivas a esa estructura y el gobierno actual va corriendo a la revitalización del viejo sistema centralista y unipersonal.
En ese contexto, es claro que las reformas que México emprendió -muchas de ellas sumamente ambiciosas y trascendentes- ocurrieron en un contexto muy distinto al de las naciones que mencioné en los párrafos anteriores y otras similares. En México las reformas fueron promovidas por el propio régimen y su vector principal era el de transformar la actividad económica para recuperar elevadas tasas de crecimiento y los beneficios que de ello se derivaran. Pero el objetivo del régimen no era, no podía ser, su desmantelamiento, como sí ocurrió en países en que hubo una ruptura real y definitiva, esencialmente por el fin de una dictadura.
Adolfo Suárez, y luego Felipe González, rompieron con el régimen franquista y se abocaron a construir uno nuevo, democrático y representativo, con una economía moderna. Su objetivo era una reforma integral tanto económica como política y, aunque en el transcurso del tiempo experimentaron crisis y retrocesos de diversa índole, su brújula era clara y persistieron en el camino, como ocurrió en las otras naciones reformadoras.
En México, el objetivo era reactivar la economía, pero siempre sin afectar los intereses nodales cercanos al régimen. Esto produjo situaciones peculiares que distinguieron al proceso respecto a otras latitudes: por ejemplo, las privatizaciones se concibieron como medio para generarle ingresos al gobierno, no como un vehículo para provocar crecimientos súbitos de productividad a la economía. De la misma forma, se liberalizaron algunos sectores -sobre todo la industria- pero se preservó la protección para los servicios (bancos, seguros, comunicaciones), provocando ardua competencia para los industriales mexicanos, sin servicios competitivos que los asistieran. En algunos casos, notablemente en el sur del país, el gobierno no sólo toleró (y más ahora), sino que ha protegido a sindicatos perniciosos como la CNTE, cerrándole la puerta tanto al desarrollo de los educandos que requieren otro tipo de educación para salir avante en este mundo hipercompetitivo, a la vez que acendró impedimentos para la instalación de nuevas inversiones, altamente productivas, en la región.
A nadie debería sorprender el atraso que persiste, la desigualdad regional o el resultado electoral.
@lrubiof
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El presidente frente al mal/Enrique Krauze
REFORMA; 20 Oct. 2019
Para caracterizar la naturaleza del mal, el presidente López Obrador no recurre a los marcos legales de una república sino a la esfera religiosa, en particular a dos de los Diez Mandamientos: "No mentirás", "No robarás". Extrañamente, en su discurso aparece poco el precepto que, desde el origen, norma la vida en sociedad: "No matarás". ¿Cómo operan, en la práctica, sus creencias?

"No mentirás". Aunque el presidente solía repetir que no miente, en tiempos recientes ha dejado de mencionarlo. Su diaria exposición de los problemas del país no se caracteriza por la sencilla y sincera confrontación de la verdad sino por la imprecisión, la evasión, el silencio, el insulto o la descalificación de quien lo cuestiona, y sí, la mentira. En la era de las "fake news" puede parecer normal que declare tener "otros datos" y que su público cautivo los avale, pero un sector creciente de la opinión sabe que esos datos alternativos son demostrablemente falsos. En los tiempos actuales no hay mentira impune.

"No robarás". La corrupción (entendida como el uso privado de los recursos públicos) ha sido la llaga mayor de nuestra vida pública y es loable la voluntad de enfrentarla, pero no basta la prédica moral del ejemplo o la palabra. La única vía probada es la denuncia de la prensa independiente, la información de instituciones autónomas de transparencia y la acción de un aparato judicial independiente, tres entidades que López Obrador -para decirlo con suavidad- desestima. Por lo demás, la discrecionalidad de varias decisiones de política pública (concesiones, nombramientos) y la presencia en su entorno de figuras emblemáticas de la corrupción (no solo económica sino sindical, política y electoral) restan credibilidad a sus empeños.
"No matarás". Como si se tratara de un mandamiento incómodo, el presidente suele eludir la palabra "criminales" o "asesinos". En alguno de sus exhortos se refirió eufemísticamente a "las personas que se dedican a esas actividades", como niños traviesos que merecen la reprimenda de las madres y abuelas por haber hecho algo malo o, mejor dicho, maloliente, que produce asco. El presidente no cree en la existencia intrínseca del mal (en particular del mal extremo, el asesinato). El presidente cree que todo asesino es una víctima del orden social. Por eso declaró que le "conmueven" las condiciones carcelarias del Chapo Guzmán, por eso tuvo expresiones de misericordia con sus familiares. En cambio, frente al dolor de las víctimas -como aquella madre desconsolada que se postró a sus pies para implorar por su hijo desaparecido, o los deudos de policías y soldados asesinados- el presidente muestra una retracción sombría.
De este extraño concepto del mal se desprenden consecuencias. La gradación del mal se ha invertido: el robo resulta más grave que el asesinato. Por eso la defraudación fiscal -sin duda punible- se ha elevado potencialmente al rango del crimen organizado. Por eso el verdadero crimen organizado se ha degradado al nivel de una mala crianza que se resuelve con admoniciones espirituales.
Otra derivación es el modo de combatir el mal. Abrazos, no balazos. Lo que nunca ha ocurrido en la historia humana ocurrirá en México. La pauta legal que castiga el crimen desde el Código de Hammurabi hasta las constituciones vigentes en todo el mundo se detiene en la Cuarta Transformación. Vivimos una Nueva Era que algún día borrará la injusticia social, raíz del mal. Entonces no habrá criminales. Entonces seremos felices. Mientras tanto reina la impunidad.
A partir de esa premisa se entiende que el ejército, la institución más querida y respetada de los mexicanos, esté siendo desvirtuado en sus labores esenciales, tentado por una tajada de poder (y, no nos engañemos, de dinero) y dedicado a la valiente tarea de defender el suelo patrio de esos peligrosos "masiosares", esos extraños enemigos que son los migrantes centroamericanos. A partir de esa premisa se entiende que la fuerza pública se doblegue no solo ante el crimen organizado sino ante el crimen desorganizado, el que ocurre en las calles y las plazas del país, donde los delincuentes comunes han entendido que tienen carta blanca.
El presidente López Obrador está a tiempo de reconocer que el mal radical existe en sí mismo, al margen de determinaciones sociales, que tiene grados, y que es irreductible por cualquier otra vía que no sea la del Estado de derecho. La inmensa mayoría del país, gente buena que no roba ni mata, lo agradecería.
www.enriquekrauze.com.mx

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