9 dic 2019

Defienden a Arreola ante Poniatowska

Defienden a Arreola ante Poniatowska
En nombre de Juan José Arreola, su familia respondió a declaraciones hechas por Poniatowska sobre la relación que mantuvo con el escritor.
Nota de Francisco Morales V.
Reforma, 8 de diciembre de 2019
En nombre del escritor Juan José Arreola, su familia hizo llegar a este diario un comunicado que responde a las declaraciones recientes de las escritoras Elena Poniatowska y Tita Valencia sobre las relaciones que mantuvieron con el autor.
En una entrevista sobre el libro autobiográfico El amante polaco, publicada en REFORMA, Poniatowska revela que la paternidad de su hijo Emmanuel Haro corresponde a Arreola, a quien le tiene, en sus palabras, un "rechazo absoluto".
Al diario El País, la pianista y escritora Tita Valencia le reveló también que su única novela Minotauromaquia está inspirada en su relación con Arreola, a la que se refiere como cruel y abusiva.

Ambas, menores que el escritor en edad, fueron sus alumnas en el taller literario que impartía.
"Con tristeza y molestia hemos leído las recientes declaraciones de dos conocidas autoras que, efectivamente, sostuvieron relaciones sentimentales con nuestro querido padre y abuelo", comienza la carta de la familia Arreola.
"Por respeto a ellas y a él ?ausente para defenderse?, habíamos decidido mantenernos en silencio. Sin embargo, la verdad de los hechos de aquellos años se ha transformado hoy en una injusta narrativa de falsedades que no podemos soslayar", continúa.
Con el título "Fe de erratas" el documento lleva adjunto copias facsímiles de una carta y dos postales de Elena Poniatowska y de dos cartas de Tita Valencia que, a juicio de los Arreola, hace evidente una versión histórica distinta a la difundida.
"Sabemos quién fue nuestro padre y abuelo. Acompañándolo en la vida conocimos muy de cerca de lo que era y no capaz. Su personalidad bondadosa siempre lo mantuvo lejos de cualquier forma de violencia", escribe la familia sobre el asunto.
En una carta fechada el 23 de febrero de 1955, enviada desde Francia, Poniatowska le dice a Arreola que no quiere que éste la acompañe al momento del nacimiento de su hijo, pero que no tendrá inconveniente de que el escritor lo vea de vuelta a México.
"¡Por ti, siento un gran cariño, un gran respeto, y bien creo que a veces, te quiero como antes ¡...con todo ese amor que te dí, en Ganges ¡... Pero tienes que quedarte en México, y trabajar ¡ continuar la obra que empezaste y ser positivo¡
"Cuando me dices que has puesto en orden tu vida, para estar cerca de mí, siento como un gran miedo, como que fuiste a echar a perder quien sabe que de muy bello que tenías ¡...Y no puedes Juan José¡ (...)", dice textualmente la carta mecanografiada.
Las cartas de Valencia a Arreola, del 22 y 23 de marzo de 1966, son de la pianista y escritora declarándole su amor al autor y pidiéndole perdón por no acompañarlo en lo que califica como tiempos difíciles, sin especificar el porqué.
"Y piensa también que si todo debiera ser maravilloso para tí, y pleno, y a tu medida, a condición de excluirme para siempre, no sólo lo aceptaría sino sentiría que lo más importante se había ganado", escribe Valencia..
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Revela Poniatowska historia de su familia
Elena Poniatowska presenta en 'El amante polaco' una autobiografía, donde rememora a sus antepasados y hace revelaciones sobre su familia.
Nota de Erika P. Bucio
Reforma, 2 de diciembre
La escritora Elena Poniatowska (París, 1932), siempre dedicada a escribir sobre los demás, nunca ha hablado de sí misma en sus libros. Hasta ahora, cuando ha comenzado a trazar la historia de su estirpe: los Poniatowski.
En El amante polaco. Libro I (Seix Barral) se remonta al siglo 18, en tiempos de Catalina la Grande, la emperatriz rusa que impuso en el trono a quien fuera su amante: Stanislaw Poniatowski (1732-1798), el último Rey de Polonia, del que desciende la escritora.
En esta primera entrega, quiso añadir la historia de sus padres, hermanos y la suya propia en México.
Los pasajes novelados sobre la vida del Rey Stanislaw y las cortes europeas del siglo 18 van intercalados con los fragmentos sobre Poniatowska. Apenas un centenar de páginas donde se permite hablar de sí misma, pero serán lo más cercano a una autobiografía de la Premio Cervantes 2013.
Si bien la crítica literaria ya ha señalado los guiños autobiográficos contenidos en Lilus Kikus y La flor de lis, la escritora casi siempre se había mostrado renuente a hablar de sí misma.
A diferencia de su antepasado, el Rey Stanislaw, quien llevó puntual registro de sus pensamientos, actos de gobierno y aspiraciones, así como de sus desilusiones y traiciones, Poniatowska no mantiene ningún diario. Si acaso lo intentó por una semana, pero quedó interrumpido por la carga de trabajo. Una lástima, reconoce ahora ella misma, ante la gran cantidad de personajes que ha entrevistado.
La Premio Cervantes mexicana, acomodada en un sillón amarillo de su sala, desde donde disfruta de la vista del jardín de su casa en Chimalistac, conversa con REFORMA antes de viajar a Guadalajara, donde presentará, en la FIL, El amante polaco, un libro que, aclara, no pretende saldar cuentas con el pasado.
"Es como la despedida, porque, ya a los casi 88 años, te empiezas a despedir. Son los últimos años", define la escritora.
Pero también una oportunidad para abordar revelaciones.
Con la aprobación de su hijo Emmanuel Haro, Mane, Poniatowska publica ahora las circunstancias de su nacimiento, pero sin llamar jamás por su nombre a su padre biológico, el escritor Juan José Arreola.
Incluso la autora preferiría que la referencia a Arreola tampoco apareciera citada en esta entrevista, pero lo que antes guardó por tanto tiempo ya se ha desbordado.
Aunque sentencia: "Yo nunca, nunca lo voy a poner (su nombre). Ni siquiera me lo digo a mí misma. Ahí sí hay un rechazo absoluto".
Las claves en la novela, sin embargo, bastan para identificarlo. Se refiere a él como el Maestro a cuyas clases acude en una azotea de la Calle de Ganges, en la Colonia Cuauhtémoc, aficionado al ajedrez, y quien con Lilus Kikus, el primer libro de Poniatowska, inicia su colección Los Presentes en 1954.
"Usted es un pavorreal que ha venido a pavonearse a un gallinero", le espeta Arreola a una jovencísima Elena, quien acudía a clases con el escritor en esa azotea.
"Estoy sola. No sé que es el amor. Lo que me ha sucedido. El catre, la amenaza, el ataque nada tienen que ver con lo que leí en los libros", escribe.
¿Ha logrado perdonarlo?
No lo estimo, para mí no tiene ninguna estima.
Mane nació en Roma el 7 de julio de 1955. Tras un periodo de crisis en Francia, la escritora regresó con él a México. Tecleaba hasta los domingos en su Lettera 22 sus entregas para el diario Novedades. "(Mane) es esencial en mi vida", dice. Es su primogénito y la persona más cercana en su vida. Acompañaba a su madre a donde fuera.
En el libro, Poniatowska, hija del príncipe Jean E. Poniatowski y la mexicana Paula Amor, cuenta también al lector cómo llegó de Francia a México cuando era niña, con su madre y su hermana, mientras en Europa se libraba la Segunda Guerra Mundial, así como sus comienzos en el periodismo en 1953, cuando quería firmar como Elena Amor, porque le parecía más sencillo, pero se lo prohibió su "tía de lava", la poeta Pita Amor.
Reserva para la segunda parte otros pasajes de su vida.
"Una suerte vivir tantos años", dice. "Amigos que quería muchísimo, como José Emilio Pacheco, Carlos Fuentes, Carlos Monsiváis, Rosario Castellanos... Todos se fueron antes que yo, y siendo yo mayor que ellos".
"Mi vida fue y es la de la escritura", escribe Poniatowska. 
Y sin embargo, comparte con el lector sus tribulaciones, la culpa: "¿La vida era solo eso: solo escribir? ¿Descuidé a mis hijos por escribir? Escribo obsesa, me arden los ojos, ya perdí el ojo izquierdo de tanto exigirle".
"Eso sí te puedo decir: he sido muy trabajadora", aclara. "No he dejado de hacer periodismo".
Ya trabaja en la segunda parte de El amante polaco, con las batallas de Poniatowski, quien reinó de 1764 a 1795. Polonia siempre estuvo acechada por la voracidad de sus vecinos: Rusia, Prusia y Austria hasta ser finalmente borrada del mapa en 1795.
En la primera parte, la novelista se enfrentó a la falta de una bibliografía sobre el Rey Stanislaw en español, pero dispuso de The Last King of Poland, de Adam Zamoyski, la más completa investigación sobre el personaje, como echó mano de las Memorias del propio monarca, quien escribió de amor y odio, de fidelidad y abandono, de política y cultura, de paz y de guerra, de religión y desesperanza.
Descubrió a un escritor conmovedor y culto, que hablaba siete idiomas. Un hombre con una gran confianza en los demás. Un rasgo que Poniatowska siente compartir con él: la capacidad de entrega.
La autora presentará el libro el miércoles a las 20:00 horas, en el Salón 5 de Expo Guadalajara.

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