Mentiras que ardenJuan Pablo Proal
Revista Proceso # 17182, 26 de diciembre de 2010;
Revista Proceso # 17182, 26 de diciembre de 2010;
La explosión de un oleoducto en San Martín Texmelucan el domingo 19 se pudo haber evitado… si Pemex le hubiera dado mantenimiento. Así lo afirma un exempleado de la paraestatal despedido por denunciar actos de corrupción en la empresa y quien además asegura que es insostenible la versión de que el estallido se debió a las tomas clandestinas. Con esto, indica, la petrolera pretende no aparecer como culpable directa del siniestro y pagar compensaciones más bajas a los deudos de las víctimas.
SAN MARTÍN TEXMELUCAN, PUE.- “Fue una fuga de crudo”. Esa es la explicación que Juan José Suárez Coppel, director de Petróleos Mexicanos (Pemex), dio a la prensa el domingo 19 acerca de las causas de la explosión de un ducto de petróleo que mató a 29 personas.
La noche de ese domingo en el Complejo Petroquímico Independencia, el gobernador de Puebla, Mario Marín, le dijo al alcalde de San Martín Texmelucan, Noé Peñaloza: “Ya te había dicho de esto, pero no me hiciste caso. Tú tienes la culpa”.
El secretario general de la Organización de Comerciantes del Tianguis de San Martín Texmelucan, José Manuel Valencia Martínez, escuchó a Peñaloza cuando declaró a los medios locales que la tragedia se debía al mal mantenimiento de los ductos de Pemex.
Pero conforme transcurrían las horas se unificaron las versiones de los funcionarios: en la tragedia no hubo negligencia de Pemex; el accidente se debió al robo de combustible.
Al mediodía del domingo la atmósfera apesta a petróleo quemado. Suárez Coppel lleva más de 15 minutos platicando con Miguel Tame Domínguez, director general de Pemex Refinería, en un helicóptero. Ambos descienden de la aeronave rodeados de una nube de funcionarios con playeras del gobierno federal. En su recorrido dejan atrás a Peñaloza.
Suárez Coppel camina hasta detenerse metros después del Puente Rojo de San Damián, donde a las 5:50 de la mañana una gigantesca bola de fuego prendió la calle 11 de Noviembre.
Empleados federales colocan una mesa y ahí el director de Pemex ofrece detalles de lo que vio la mañana del domingo:
“Cuando llegamos al lugar de la fuga había una zanja de casi dos por dos hecha a mano. No es nuestra… Independientemente del daño en el ducto y además de los peritajes que se tengan que hacer, esa zanja no se hizo sola, es una toma clandestina. Hemos solicitado a los vecinos, a la población que nos ayude a identificar a los responsables de estos actos criminales (sic).”
Alcalde amenazado
Seis familiares de Fermín Damián Ramírez Méndez murieron calcinados. Es profesor jubilado y tiene una papelería; nació en San Martín y vive a unos metros de la zona de la explosión. Asegura que la versión de Suárez Coppel es inverosímil: “No hay evidencias; no había gente calcinada o una pipa que demuestren que estaban haciendo una ordeña”.
Armando Etcheverry Beltrán trabajaba en el área de Planeación de Pemex y su responsabilidad era evaluar los proyectos prioritarios de la paraestatal. En 2002 fue despedido por denunciar públicamente actos de corrupción, que incluían la venta de gasolina robada a estaciones de combustible.
Ahora forma parte de la organización no gubernamental Comité Nacional de Estudios de la Energía. Luego de conocer la versión de Pemex que atribuye el desastre al robo de crudo comenta:
“Hasta el momento no hay ninguna evidencia de que alguien se estuviera robando el crudo. ¿Por qué? Porque si tienes una toma clandestina y te revienta, estalla todo lo que hay alrededor. Con el fuego y la presión de esta explosión se hubieran quemado las pipas colocadas al lado del ducto que estaban ordeñando.”
El especialista comenta que uno de los integrantes de las cuadrillas que participaron en las tareas de rescate le dijo que el accidente fue causado por una avería en el ducto.
Aunque los medios impresos consignaron el regaño de Marín a Peñaloza, no se supo qué le respondió éste al mandatario estatal. Tampoco quedó consignado en la prensa por qué el alcalde de San Martín discutió con el presidente Felipe Calderón y manoteó frente a él.
La noche del miércoles 22, Peñaloza recibió a Proceso en su oficina. En vez de explicar por qué discutía con Calderón se limitó a pedir disculpas y comprensión. Aclaró que no estaba facultado para hacer declaraciones sobre la conflagración que dejó en cenizas al menos 80 casas.
El reportero le recuerda que el domingo había asegurado que la tragedia se debía al mantenimiento inadecuado de los ductos. El alcalde calla y nuevamente pide que su silencio sea comprendido.
Funcionarios del ayuntamiento –que pidieron el anonimato– revelaron a este semanario que el presidente municipal fue amenazado: “Si repites esa versión le diremos a la prensa que tú eras el responsable de dirigir una célula de robo de crudo”, le dijeron.
Irresponsabilidad institucional
De los combustibles que los grupos criminales roban de los ductos de Pemex, el petróleo crudo es el peor negocio.
Sólo puede usarse como combustible para calentar. No sería rentable para una organización delincuencial extraerlo y luego llevarlo a Estados Unidos para refinarlo, reflexiona Etcheverry. Con una explicación más sencilla, José Manuel Valencia Martínez respalda, por separado, esa hipótesis: “Los vecinos se hubieran dado cuenta; al lado del ducto debes colocar una pipa que estaría a la vista de todos”.
“Aquí no habíamos escuchado de robo de crudo”, confía Alejandro Tlatoa. Tras la explosión este hombre sacó de su casa a toda la familia y cuando huía rumbo a la carretera vio que en el motel Oasis había gente que pedía auxilio. Regresó por una escalera. Dejó a su familia a salvo, fue al motel y le salvó la vida a seis mujeres y cuatro hombres.
José Manuel Valencia, líder de los comerciantes del tianguis de San Martín Texmelucan –el más grande de Latinoamérica, con 18 mil vendedores, un mínimo de 50 mil clientes cada martes y 18 hectáreas de extensión– señala que Pemex sostiene la versión del robo de crudo para pagar indemnizaciones más bajas.
Hasta ahora no se sabe el monto que Pemex destinará a las víctimas. El director de la paraestatal no supo precisar cuánto le corresponderá a cada deudo.
En la conferencia de prensa que presidió el miércoles 22 se le preguntó qué medidas había tomado la paraestatal para prevenir el robo de combustibles. No respondió.
Sea robo de crudo o falta de mantenimiento en los ductos, Pemex queda mal parada en esta tragedia. Etcheverry recuerda que, según el apartado 13 del artículo 31 de la Ley de Petróleos Mexicanos, el responsable directo de cualquier eventualidad es el director de la paraestatal.
El periodista Pedro Alonso Benítez dio a conocer en el diario Puntual que el 20 de febrero de 2007 Pemex Refinación envió un oficio en el que informaba que había detectado 168 fallas en el tramo correspondiente entre San Martín Texmelucan y Venta de Carpio. En ese trecho se encuentra el ducto que explotó. Alonso obsequió una copia de ese documento a Proceso.
En el texto, Manuel Betancourt García, entonces subdirector de Planeación, Coordinación y Evaluación de Pemex, y José A. Gómez, subdirector de Finanzas y Administración, le advirtieron a Martha Olvera Rodríguez, subdirectora de Programación y Presupuestación Financiera acerca de riesgos de accidentes en el sistema.
La única forma de conocer la verdad, concluye Etcheverry, es que Pemex haga públicos los monitoreos del “diablo instrumentado”, un aparato que detecta las fugas de presión en el interior de los ductos. Así se podría comprender dónde ocurrió la falla, a qué hora y si hubo o no negligencia en cerrar con prontitud la válvula que bombea el combustible.
El miércoles 22, Tame Domínguez no dio a conocer el peritaje de “los diablos instrumentados”; se limitó a declarar: “Tengo las gráficas de operación donde no se ve la más mínima indicación de variaciones en la presión”.
A las ahora chamuscadas calles de San Martín llegan muchos funcionarios. Felipe Calderón, Suárez Coppel, Mario Marín, Rafael Moreno Valle (mandatario electo), Noé Peñaloza…
Todos sostienen la misma versión: “Fue un robo de combustible, no se preocupen, todo va a estar bien”. Y mientras tanto, como paliativo, mandan a sus colaboradores a repartir botellas de agua y chiclosos donados por Telmex.
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