Retrospectiva
Enfoque de Reforma 10-Ene-1999
Tras el reconocimiento oficial que les otorgó la reforma al artículo 130 constitucional de 1992, las distintas iglesias que coexisten en México han comenzado a tender puentes con los partidos políticos a fin de establecer alianzas que les permitan llevar a cabo sus proyectos.
Para nadie es casualidad que tanto Cuauhtémoc Cárdenas como Vicente Fox hayan visitado al Papa Juan Pablo II el año pasado: los fieles de la Iglesia Católica representan poco más del 80 por ciento de la población mexicana.
De acuerdo con el investigador en asuntos religiosos Carlos Martínez Assad, el acercamiento abierto entre partidos políticos y las iglesias es aún bastante novedoso. De hecho, dice, el encuentro entre Cárdenas y el Papa fue algo "inusitado". En tanto, Vicente Fox "siempre ha sido muy claro con relación a los principios del panismo y su vinculación con la iglesia".
Y es que, según explica Antonio Roqueñí, ex representante legal de la Arquidiócesis de México, los políticos no pueden prescindir de los líderes religiosos. Anteriormente, señala, esta relación era oculta, pero ahora "quien no se reúne sabe que su campaña está incompleta; ya que todos los candidatos se bendicen y promueven con los obispos".
Inclusive, está comprobado que los candidatos van directamente a hablar con el pastor para que no los "golpee" y transmita a sus fieles quiénes son; asimismo, en las homilías se aclara si esos políticos son creyentes o no, explica Fred Alvarez, ex asesor de la subsecretaría de Asuntos Religiosos de la Secretaría de Gobernación.
Encuentros cercanos
Tras el restablecimiento de las relaciones institucionales entre el Estado y las iglesias, éstas adquirieron un protagonismo político excepcional, que ahora se refleja aún más con homilías relativas a las elecciones y también con enjuiciamientos de las políticas económicas y sociales del Estado.
En 1994, los evangélicos, por primera vez, realizaron un debate público entre los candidatos a la Presidencia y diferentes organizaciones religiosas protestantes.
"El único que no quiso participar fue Ernesto Zedillo, porque quería reunirse con nosotros en privado y no aceptamos. Posiblemente esto marcó la relación, pues seguimos ignorados por Zedillo, a pesar de que sabe quiénes son los evangélicos", señala Abner López, presidente de la Iglesia Nacional Presbiteriana de la Ciudad de México.
Inclusive, a diferencia de Carlos Salinas de Gortari, quien durante su mandato instituyó el desayuno anual con los líderes evangélicos, Zedillo se ha mantenido al margen.
Sin embargo, dentro de la feligresía evangélica las opiniones se dividieron. "En Tabasco, 90 por ciento de los evangélicos se manifestó en favor de Zedillo, y en el Distrito Federal por Cárdenas".
Con anterioridad, también la Iglesia Católica había comenzado a maniobrar con miras a la sucesión presidencial. De acuerdo con Fred Alvarez, antes del destape de Luis Donaldo Colosio, buena parte de la jerarquía eclesiástica se dejaba seducir por Manuel Camacho Solís. "El candidato de la iglesia católica era él", asegura.
"Desde Acción Ciudadana, el sacerdote jesuita Enrique González Torres, actual rector de la universidad Iberoamericana, impulsó la candidatura de Camacho", dice Alvarez y recuerda la frase del obispo de Hermosillo, Carlos Quintero Arce: "Camacho sí le tiene amor a México".
No obstante, otro grupo apoyaba a Colosio -quien públicamente se declaró creyente y practicante-, por su apoyo a las comunidades eclesiásticas de base y su voluntad de esclarecer el asesinato del cardenal Juan Jesús Posadas Ocampo.
Ahora, según Abner López, la mayoría de la comunidad evangélica ve con agrado a Esteban Moctezuma Barragán, ya que el secretario de Desarrollo Social ha invitado a algunos representantes de esta iglesia a participar en el Consejo Consultivo de la dependencia.
"Otro grupo fuerte simpatiza con Cárdenas y otro, sin mentirle, simpatiza con Fox, porque le gusta el estilo que tiene para hablar", asegura el líder evangélico.
Recién fundado el PRI -como PNR-, contaba con la simpatía y el apoyo de estos evangélicos y católicos. "Nuestra afinidad política fue con el PRI antiguo y parece que por lógica sería con el PRD actual, sin embargo nos preocupa la fragilidad del PRD".
López comenta que algunos grupos evangélicos se identifican con el Partido Acción Nacional. Inclusive, afirma, ha habido presidentes municipales y diputados panistas con creencias evangélicas. "El partido se está abriendo a otras opciones, aunque quién sabe qué pasaría si la jerarquía panista se entera de esto".
Sin embargo, para otro sector de esta iglesia existe temor ante un eventual triunfo del PAN, por la suposición de que el país regresaría a la época anterior a las Leyes de Reforma. "Si no fueran tan católicos (en el PAN), muchos evangélicos simpatizarían con este partido", asegura.
Pero Antonio Roqueñí, quien también es juez eclesiástico, rechaza identificar a la Iglesia Católica con un grupo político. Argumenta que si bien se dice que los católicos se identifican con el PAN o que el PAN es un grupo político-católico, las cosas han cambiado. "Hoy más que nunca hay una pluralidad religiosa en los partidos políticos".
"Si se analiza el esquema de los votos, se rompería con los clichés que marcan los medios de comunicación en el sentido de que todos somos panistas y que tenemos condena hacia el PRD", precisa.
Respecto del PRI, plantea que éste "ha caído en la inmoralidad y le falta educación religiosa a las cabezas de ese partido". Y es que, explica, si se habla de política, tiene que existir transparencia, ética y honestidad.
Por otro lado el sacerdote Jesús Vergara, uno de los más reconocidos intelectuales de la Compañía de Jesús en México, advierte al respecto que si la Iglesia Católica obliga a la gente a votar por el PRI, le haría más daño que bien. "No por ser un partido político, sino por ser corrupto".
Sin embargo, acepta que a lo largo de su historia, la jerarquía católica ha sabido negociar con el PRI, aunque para las elecciones del 2000 considera que su iglesia no se la jugará con este partido.
En este sentido, rememora la postura de protesta asumida por el obispo Adalberto Almeida ante el fraude electoral que le arrebató la gubernatura de Chihuahua a Francisco Barrio, en 1986. El prelado decretó entonces un día de ayuno para reparar el "pecado público".
Con este acto, asegura, el gobierno se "asustó muchísimo" porque se dio cuenta de que el único que podía acabar con el PRI era la Iglesia Católica. "El mensaje de Adalberto era que la gente aprendiera a protestar. A partir de ahí, el gobierno se da cuenta que tiene que negociar con la iglesia".
Esto llevó finalmente, dice, a las modificaciones al artículo 130 constitucional.
Los encuentros con el poder
"Cualquiera de los obispos tiene línea directa con Liébano Sáenz", asegura Fred Alvarez, al responder a la pregunta de cómo se dan los encuentros entre las iglesias y el poder.
El 11 de noviembre pasado fue la última reunión oficial entre el secretario de Gobernación, Francisco Labastida Ochoa, el subsecretario de Asuntos Religiosos, Guillermo Jiménez Morales, y los miembros del Consejo Permanente de Arzobispos.
En esa reunión, de acuerdo con Luis Morales, presidente de la Conferencia del Episcopado Mexicano, se tocaron temas relacionados con las elecciones del año 2000, seguridad pública y las relaciones entre la Iglesia Católica y el Estado.
Para Morales, la iglesia invitará a sus fieles en las elecciones del 2000 a vivir una democracia no sólo electoral, sino una "cultura democrática cotidiana, participativa e incluyente".
En cuanto al diálogo con los partidos políticos, asegura que cuando se requiere de una interlocución, él mismo se reúne con ellos. Los encuentros se dan con periodicidad, al grado de que se piensa hacer un calendario más formal.
"Tanto los partidos políticos como la Iglesia Católica estamos abiertos a reunirnos; hace un mes estuve con un senador del PAN y hace 15 días, con un secretario general de un partido importante", relata el obispo de Torreón.
En el PAN, el encargado oficial del trato con las iglesias es Jorge Ocejo, director de Relaciones Nacionales de ese partido. Desde esta dirección, explica, se abren los espacios para hablar con las iglesias. Los encuentros "dependen del interés del partido para comunicarles algún asunto".
Asimismo, Acción Nacional tiene otro foro para comunicarse con las iglesias. En "A través del Diálogo" se llevan a cabo reuniones con "dirigentes de todo tipo", incluidos los religiosos.
En estos encuentros participan alrededor de 50 líderes sociales, se abordan temas relacionados con la política, la transición democrática y "las tendencias del voto".
"El partido tiene claro que debe abrirse a la sociedad y pretende ser conocido de primera mano; no sólo nos reunimos con católicos, lo hacemos también con evangélicos y judíos", expresa.
Además de los encuentros oficiales de este partido con las iglesias, las citas privadas forman parte de las agendas de los dirigentes panistas. En noviembre pasado, el líder de la fracción Parlamentaria del PAN en la Cámara de Diputados, Carlos Medina Plascencia, se reunió con dos obispos y hace nueve meses en su agenda se registró un encuentro con evangélicos.
Por el contrario, en el PRD, en estos momentos no hay un encargado oficial para dialogar con las iglesias. Cuando el partido necesita algo de ellas, el encuentro se da con Andrés Manuel López Obrador o con el secretario general del partido. Sin embargo, para la visita del Papa a México, el PRD designó a la senadora Amalia García como la responsable de llevar esta relación.
En el PRI, según se informó, tampoco existe un área responsable de llevar el contacto con las asociaciones religiosas. No obstante, se afirmó que tanto el presidente priísta, Mariano Palacios Alcocer; como el secretario general, Carlos Rojas, tienen muy buena relación con las distintas iglesias que hay en México
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