Se salta periodismo instantáneo las reglas tradicionales
Por David
Carr, publicado originalmente en TYT; y en Reforma en español, el 2 de agosto
Mis
noticias de medios sociales han tomado un giro sangriento en semanas recientes.
He visto cuerpos esparcidos por campos y hospitales en Ucrania y la Franja de
Gaza.
La
geopolítica y la omnipresencia de los medios sociales han convertido al mundo
en un lugar más pequeño y quizás más sangriento. Alertas noticiosas llenas de
conteos de bajas aparecen en nuestros smartphones, notificaciones de Facebook
rebosan de súplicas exhortando a la acción en nombre de las víctimas, mientras
que Twitter hierve con reportes de último segundo, algunos realizados por
profesionales y otros por ciudadanos, desde las escenas de desastre y caos.
Ya
no tenemos que esperar a que el conductor de voz autoritaria llegue a dar las
noticias. Los reportes ciudadanos son rápidamente ampliados por los
periodistas, y estos periodistas escriben sobre lo que ven, a menudo vía
Twitter, antes de consultar con sus superiores respecto a qué significa todo
eso.
El
atestiguar algo es la herramienta más antigua y quizás la más valiosa en el
arsenal del periodista, pero se convierte en algo diferente cuando se da a
conocer en el crisol del tiempo real, sin pausa para la reflexión. No hay
censura, se distribuye rápidamente a nivel mundial y genera una reacción inmediata
de la gente.
La
ausencia de las capas convencionales del periodismo -corresponsales que envían
reportes que entonces son editados para garantizar buen gusto y precisión- ha
puesto a varios periodistas bajo escrutinio, en gran medida por reaccionar a lo
que vieron frente a ellos.
Un
reportero de The Wall Street Journal se preguntó en Twitter qué pensarían los
pacientes en un hospital de la Franja de Gaza respecto a que el liderazgo de
Hamas se había establecido en esa misma ubicación. Ayman Mohyeldin, un
corresponsal de NBC News, presuntamente fue retirado de la Franja de Gaza tras
subir un comentario en Twitter sobre un ataque israelí que cobró las vidas de
cuatro niños palestinos, acompañado por el hashtag #horror.
Anne
Barnard, una reportera de The New York Times que cubre el conflicto
israelí-palestino, fue criticada en Twitter... por no tuitear. Ella le ve un
valor periodístico al servicio de textos cortos. Entrevistada en la radio
pública de EU, Barnard dijo: "Creo que, en general, trae más beneficios
que problemas. Tenemos que recordar que nuestra labor principal son los
reportes que hacemos en el lugar. Sabes, nuestro trabajo no es tuitear en
tiempo real".
La
capacidad de Twitter para transmitir información visual lo ha convertido en un
aspecto aún más importante de la narrativa noticiosa. A menudo, es una sola
imagen la que llega a representar eventos importantes.
Barbie
Zelizer, catedrática en la Universidad de Pennsylvania, comenta que los medios
sociales no han alterado fundamentalmente el vocabulario de la guerra.
"Con mayor frecuencia, hay más fotos tomadas por más gente, pero siguen
sirviendo el mismo propósito: darnos un vistazo, una ventana, al
conflicto".
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