Revista Proceso...No..1984, 7 de noviembre de
2014.
El priista
Javier Duarte, uno de los gobernadores más criticados del país, está por
entregar su cuarto informe de gobierno. Él insiste en que, en Veracruz, la
única delincuencia que hay es el robo de “frutsis” y “pingüinos”, y que la
nueva policía estatal será un buen “legado” para la entidad. Pero la realidad
lo refuta: sólo en lo que va de 2014 se han encontrado 47 cadáveres en fosas.
Además, la situación financiera empeora: en dos años, la deuda estatal pasó de
30 mil millones de pesos a 39 mil millones. Y se aproxima su prueba de fuego:
los Juegos Centroamericanos y del Caribe.
XALAPA, VER.-
Javier Duarte de Ochoa llegó a la recta final de su gobierno, y con 48 meses de
administración y 24 por transcurrir, el priista entrega saldos negativos en
seguridad y justicia, además de una deuda pública que sigue creciendo: pasó de
30 mil millones de pesos a 39 mil millones en dos años, según reveló Mauricio
Audirac, exdirector del Órgano de Fiscalización y hoy tesorero del mandatario.
En contraparte,
Duarte emprendió una política exterior que privilegia las apariencias. Algunos
ejemplos son la organización de los Juegos Centroamericanos y del Caribe
Veracruz 2014 (JCC) y la 24 Cumbre Iberoamericana, que reunirá a jefes de
Estado de todo el Continente Americano y España, y se realizará en diciembre
próximo en la zona conurbada Veracruz-Boca del Río.
En lo que va
del año 47 cuerpos han sido hallados en la entidad en cinco distintas
narcofosas. Aunado a ello, se siguieron reportando secuestros y extorsiones,
sobre todo en la zona centro (Córdoba, Orizaba, Fortín) y en el sur
(Coatzacoalcos, Minatitlán, Las Choapas).
El único rubro
en el que la Secretaría de Seguridad Pública (SSP) y la Procuraduría General de
Justicia (PGJE) habían entregado buenas cuentas era en relación con la Alerta
Amber: más de una decena de niños y jóvenes que habían desaparecido regresaron
a sus hogares gracias a este mecanismo de búsqueda rápida.
Sin embargo,
dicho logro se opacó el pasado 5 de septiembre, cuando la fiscalía dio a
conocer el hallazgo de los cadáveres de Karime Cruz Reyes y de su tía Mónica
Reyes Baruch en una fosa de la colonia Luis Echeverría (Coatzacoalcos). La
Alerta Amber para la niña Karime, de cinco años, se activó 45 días después de
su secuestro, lo que desató la rabia de familias del sur de la entidad y la
burla en redes sociales hacia los cuerpos de seguridad y procuración de
justicia.
En ese
contexto, Duarte de Ochoa acudirá el sábado 15 al Congreso local a dejar su
cuarto informe de labores y dirigirá un mensaje a los diputados. Inmediatamente
saldrá a retomar la agenda organizativa de los JCC.
Para esta
ocasión, el mandatario decidió omitir el tradicional acto de salutación y
recepción con gobernadores priistas, senadores, diputados federales, alcaldes
de todo el estado, cámaras empresariales, deportistas profesionales e
invitados.
En una
coyuntura de crisis, falta de liquidez, cercanía de los JCC y de la Cumbre de
Jefes de Estado, no habrá “pasarela política”, a diferencia de 2013, cuando
Duarte dio su informe en San Juan de Ulúa, y de hace dos años, cuando lo rindió
en el World Trade Center de Boca del Río.
En 2011, además
de su primer informe preparó una magna presentación para presumir sus “primeros
100 días de gobierno”. Aquella vez, el priista acarreó a más de 5 mil personas
a la Benemérita Escuela Normal Veracruzana.
“No hay cosas
positivas”
En entrevista,
el legislador local del PT Fidel Robles expone que es difícil encontrar “cosas
positivas” en el cuarto año de gobierno de Duarte, e inclusive en lo que va del
sexenio: “Hay un gran endeudamiento que se viene arrastrando desde que Duarte
era subsecretario de Finanzas en el anterior gobierno. Se incrementó cuando el
priista iba a la mitad de su sexenio y sigue aumentando; tenemos problemas de
laudos laborales en casi todos los ayuntamientos”.
Robles afirma
que hoy Veracruz vive una situación de zozobra, de inseguridad derivada del
fortalecimiento de los grupos delictivos: “No vemos la capacidad de la Policía
Acreditable, no hay seguridad para detener la ola de violencia, que si bien no
sólo afecta a Veracruz, hay que enfatizar que aquí se deriva de una
incompetencia de la llamada ‘policía confiable’”.
El diputado
petista asevera que, ante un panorama adverso, Javier Duarte y sus funcionarios
de primer nivel utilizan un discurso de “ir hacia adelante” y de “prosperidad”
como mero mecanismo de defensa.
“Yo no creo que
(Duarte) esté inconsciente o ignorante de la situación. Trata de tener un
discurso triunfalista y de grandes logros, de que se hacen las cosas bien, pero
es un mecanismo de defensa político.”
El senador
Fernando Yunes Márquez –hijo del exdirector nacional del ISSSTE y expriista
Miguel Ángel Yunes Linares– asegura que hay visos de que el gobierno de Veracruz
no tiene “capacidad”, “va en caída libre” y carece de un proyecto, pues la
mitad del gabinete estatal tiene “aspiraciones políticas adelantadas”.
“Alberto Silva
quiere ser diputado por Tuxpan (actual vocero); Erick Lagos quiere ser diputado
por Acayucan (actual secretario de Gobierno); Jorge Carvallo, diputado por Los
Tuxtlas (actual titular de Sedesol); Nohemí Guzmán, de Protección Civil,
diputada por Coatepec; Vicente Benítez (actual oficial mayor de Educación)
quiere ser legislador; Eduardo Vega (funcionario de la Secretaría de Gobierno),
diputado por Xalapa; Tarek Abdala, quiere ser diputado por Cosamaloapan, y dos
o tres o más que se me escapan. Son políticos que no quieren terminar el
sexenio con él (Duarte).”
Apenas en
septiembre pasado, Yunes Márquez visitó al secretario de Gobernación federal,
Miguel Ángel Osorio Chong, para solicitarle por escrito la presencia de la
Gendarmería Nacional, recuerda el senador panista, quien expone que las
estadísticas delincuenciales en materia de robos a transeúntes, casas y
negocios, secuestros, extorsiones y ejecuciones así lo ameritaba.
“Y, en ese
panorama, vemos a un secretario de Seguridad, Arturo Bermúdez, moverse con un
cinismo, con una impunidad, de no querer aceptar que se están haciendo mal las cosas.
Ahí lo más decente para un funcionario público que sabe que hace su trabajo
mal, es que dé un paso al costado. No lo hizo, se quedó en el cargo, amparado
por el gobernador.”
En ese clima de
inseguridad, Duarte envió el pasado 4 de septiembre una iniciativa de ley al
Congreso local para legalizar la entrega de recompensas en efectivo a quienes
colaboren en averiguaciones previas y ayuden a la aprehensión, procesamiento y
sentencia condenatoria de delincuentes.
Esa propuesta
es criticada por el legislador panista Julen Rementería, quien asegura que
dichas partidas “discrecionales” podrían ser utilizadas para “otros fines”
–electorales o de desvío de recursos. Duarte, en cambio, plantea que las
recompensas son una “herramienta útil” para una efectiva procuración de
justicia.
“La recompensa
consiste en una cantidad en numerario que se ofrece y, en su caso, se entrega
en un solo pago o en exhibiciones periódicas, con cargo a la suficiencia
presupuestal destinada por el gobierno del estado para dicho fin”, expone el
proyecto de ley publicado en la Gaceta Legislativa.
Fuerza Civil,
su “legado”
A través de
boletines, entrevistas y presentaciones, Javier Duarte ha presumido que la
nueva policía de élite de Veracruz, denominada Fuerza Civil (FC), será el “legado”
de su administración. La integran 2 mil
elementos con –alardearon Duarte y el titular de la SSP, Arturo Bermúdez–
adiestramiento y capacitación de mandos policiacos y militares de Estados
Unidos, Francia, Guatemala, Israel, República Checa, Salvador y también del
Ejército Mexicano y la Secretaría de Marina.
Los integrantes
de este grupo están divididos en varios destacamentos: paracaidistas, grupo
Tajín, división PEA (Policía Estatal Acreditable), división Jaguar, división
Fuerza de Reacción y Apoyo (que participa en operativos contra delincuencia
organizada), compañía K-9 (policías para actos masivos y de detección de drogas
apoyados en una cuadrilla canina), compañía marítima y terrestre, Estado Mayor
y Operativo (EMO), Policía Estatal de Caminos (PEC), Policía Motorizada y
Policía Montada (para zonas serranas, rurales y de difícil acceso).
Aunque la FC
fue presentada el pasado 21 de septiembre, apenas entró en operaciones la
semana pasada en Coatzacoalcos, Tuxpan, Córdoba, Veracruz, Boca del Río y
Xalapa, ciudades que serán sede de los JCC y deberán garantizar la seguridad de
7 mil atletas de 31 países.
En el parque
vehicular de la Fuerza Civil destacan automotores Gurkha, con blindaje nivel 6,
camionetas Suburban con blindaje 5 y el techo semidescubierto para llevar un
tirador, así como camionetas pick up 4×4. Aunque se presumieron nuevas
aeronaves y lanchas motorizadas de la SSP, estás ya existían: conservaban la
misma matrícula que al inicio de sexenio y sólo fueron pintadas de otro color.
La presentación
de la FC se vio inmersa en el escándalo. Una semana antes, el gobernador Javier
Duarte declaró que en el puerto de Veracruz la criminalidad había disminuido
considerablemente: “Antes se hablaba de balaceras y asesinatos, de
participación de la delincuencia organizada”, y actualmente sólo se perpetran
delitos del fuero común, como robos de “frutsis” y “pingüinos” en los Oxxo.
Dicha
declaración le costó duras críticas en medios nacionales, redes sociales y
manifestaciones públicas, sobre todo por el contexto de indignación nacional a
raíz del asesinato de seis personas y 43 normalistas de Ayotzinapa
desaparecidos en Guerrero. Las protestas públicas en Veracruz se hicieron bajo
la consigna “No somos frutsis, no somos pingüinos, somos estudiantes desaparecidos”.
En redes
sociales circularon imágenes como la de un pingüino aplastado y salpicado de
mermelada roja, simulando sangre, con una cinta amarilla como cerco de
seguridad y la leyenda: “Veracruz no es tiendita, ni nosotros frutsis ni
pingüinos. Aquí no pasa nada, sólo somos de los estados más inseguros del
país”. La existencia de dichos memes fue catalogada por los priistas como una
“campaña” orquestada por el PAN.
Con su cuarto
informe de gobierno encima y con los JCC a la vuelta de la esquina, Duarte ha
pedido en dos ocasiones una tregua a la prensa, y que ésta hable de “cosas
positivas” y deje de lado el tema de “la seguridad”.
“Yo sé que hay
medios de comunicación que quieren ver que estamos de la patada, algunos
insisten en eso. Se los dije la otra ocasión: hablar mal de Veracruz es escupir
para arriba. Muchas veces sólo queremos ganar una nota estridente o que se
pueda vender, pero al final estamos hablando mal de nosotros mismos.
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