Palabras
del Presidente d Enrique Peña Nieto,
durante la Promulgación de la Ley General de los Derechos de Niñas, Niños y
Adolescentes
Miércoles 3 de diciembre de 2014
Señoras
y señores.
Muy
buenas tardes a todas y a todos ustedes.
Quiero
saludar la presencia del señor Presidente de la Mesa Directiva de la Cámara de
Diputados.
A
las presidentas de las Comisiones de Grupos Vulnerables y de Derechos de la
Niñez del Senado de la República y de la Cámara de Diputados.
Al
señor Presidente de la Comisión Nacional de los Derechos Humanos, a quien le
agradezco mucho su presencia en este evento.
A
la representante de la UNICEF, al Embajador de UNICEF.
A
las distintas autoridades del Gobierno de la República, que hoy están aquí
presentes.
Agradezco
a mi esposa que me haga favor de acompañar en la promulgación de esta ley.
Y
agradecer a Mario Luis Fuentes.
Y
a quienes forman parte de distintas agrupaciones, organizaciones de sociedad
civil, que trabajan desde distintos ámbitos de participación en la sociedad,
por procurar mejores condiciones para la familia, para la niñez.
A
todas, mi reconocimiento y gratitud por su presencia.
De
manera muy particular, a las muy distinguidas damas que hoy nos acompañan.
A
las y los Senadores de la República.
A
las y los Diputados que nos acompañan en este evento.
A
muy distinguidas damas, decía yo, del ámbito de la comunicación que encabezan
esfuerzos en distintas organizaciones, para privilegiar o procurar una mejor
Nación y, sobre todo, velar por los derechos de la niñez y, sobre todo, el
respeto al ámbito familiar.
Quiero
saludar a presidentas de los DIF estatales, que hoy también nos acompañan en
este acto.
Y
a todo este distinguido auditorio que me acompaña en la promulgación de esta
importante ley, que como se ha señalado anteriormente por quienes me han
antecedido en el uso de la palabra, sin duda, es producto del esfuerzo de todas
y de todos, especialmente de un Congreso comprometido con México, de quienes
han hecho un amplio debate en distintas comisiones, y quienes a partir de
distintas iniciativas pudieron concentrar en este ordenamiento, que hoy estoy
promulgando, la visión compartida de distintas expresiones políticas.
Muchas
gracias, y mi reconocimiento a todas y a todos ustedes.
Permítanme,
antes de iniciar el mensaje, desde este espacio, expresar mi más sentido pésame
ante el sensible fallecimiento de uno de los ministros integrantes de la
Suprema Corte de Justicia de la Nación, del Ministro Sergio Valls.
Desde
aquí quiero expresar mis más sentidas condolencias, en primer lugar, a su
familia, a sus compañeros integrantes de la Suprema Corte de Justicia de la
Nación y a todos sus demás compañeros, amigos, que él seguramente cultivó a lo
largo de su vida.
Desde
aquí, expreso mi más sentido pésame a todos ellos por este sensible
fallecimiento, el del señor Ministro don Sergio Valls. Que descanse en paz.
Señoras
y señores:
La
riqueza más grande de México y de cualquier Nación está en cada uno de sus
habitantes, especialmente en sus niñas, niños y adolescentes.
En
nuestro país viven 40 millones de menores de 18 años, prácticamente uno de cada
tres mexicanos. Trabajar por sus derechos, por su educación y pleno desarrollo
es un deber ético y un compromiso permanente del Gobierno de la República, aún
más, del Estado mexicano.
Sociedad
y autoridades tenemos la responsabilidad de crear las condiciones propicias
para que cada niña, niño y adolescente estudie y se desarrolle en un ambiente
adecuado que le permita realizarse plenamente.
Cada
uno de nuestros menores debe tener la posibilidad de dedicar su tiempo y su
energía a las actividades propias de su edad, además de contar con una sana
recreación y un entorno libre de violencia, discriminación, abuso o maltrato.
Y
para hacerlo realidad, a partir de hoy, México cuenta con un instrumento legal,
yo me permitiría decir, de avanzada, que es precisamente la ley que hoy
promulgo, la Ley General de los Derechos de Niñas, Niños y Adolescentes.
Como
lo saben ustedes, se trata de una iniciativa de trámite preferente que envié al
Congreso de la Unión, por cierto, es la primera vez que hago uso de esta
facultad del Ejecutivo Federal, por tratarse de un tema sensible y de gran
relevancia para la vida de nuestro país.
Quiero
nuevamente reconocer ampliamente a las y los legisladores federales, por haber
discutido, enriquecido y aprobado esta ley, cuyo objetivo es salvaguardar el
interés superior de nuestros menores y reconocer sus derechos inherentes.
En
este sentido, cabe destacar que la ley aprobada incorpora propuestas de las 50
iniciativas presentadas por las y los diputados y senadores anteriormente.
Valoro
especialmente las aportaciones de académicos, autoridades, organismos
internacionales, como UNICEF, así como de organizaciones de la sociedad civil,
que permitieron concretar esta innovadora legislación.
La
Ley General de los Derechos de Niñas, Niños y Adolescentes, establece los
principios y los criterios que deben orientar la política nacional en esta
materia.
Los
aspectos más trascendentes de este nuevo ordenamiento jurídico pueden dividirse
en tres grandes rubros:
Primero.
Se reconoce a las niñas, niños y adolescentes como titulares de un amplio
catálogo enunciativo de derechos. Entre ellos, destaca el derecho a la igualdad
sustantiva, esto significa que todos los menores deben gozar del mismo trato,
derechos y oportunidades.
En
consecuencia, se fortalecen también las medidas de protección a los menores con
discapacidad.
El
derecho a la salud gratuita y de calidad, que incluye de manera destacada el
acceso a asesorías y orientación sobre salud sexual y reproductiva.
El
derecho a la educación de calidad, en congruencia con la Reforma Constitucional
en esta materia y que garantice su pleno desarrollo.
El
derecho de acceso a las tecnologías de la información y comunicación. Este
aspecto es valioso, pues se reconoce el uso de la banda ancha e internet como
instrumentos necesarios para que niños y jóvenes interactúen con éxito en el
Siglo XXI.
También
incluye el derecho a la participación. La voz y las ideas de los menores en
México deben ser escuchadas y tomadas en consideración, respecto a asuntos que
sean de su interés, conforme a su edad y desarrollo.
Además,
se amplían los derechos de las niñas, niños y adolescentes migrantes, para
brindar una mayor protección y asegurar su integridad. Se establece que
corresponderá al DIF Nacional y a los estatales, el alojamiento de menores
migrantes, mientras se determina su condición migratoria.
El
segundo rubro de este nuevo ordenamiento corresponde al fortalecimiento
institucional necesario para hacer efectivo los derechos de los menores.
Sería
insuficiente solamente enunciar derechos inherentes de niñas, niños y
adolescentes, y no fortalecer las instituciones del Estado mexicano, que estén
en aptitud y en capacidad de hacer realidad estos derechos.
Esta
ley crea nuevas instituciones y fortalece las ya existentes. Por ejemplo, prevé
la transición hacia un sistema nacional de protección integral, que será
encabezado por el propio Titular del Ejecutivo Federal y que contará con
representación de la sociedad civil.
De
igual forma, establece que la Secretaría Ejecutiva de este sistema sea un
órgano desconcentrado de la Secretaría de Gobernación, responsable de la
coordinación operativa.
A
efecto de garantizar la protección integral coordinada de los derechos en cada
entidad federativa y municipio, se creará e instalará un Sistema de Protección
de los Derechos de Niñas, Niños y Adolescentes.
También
se crean, a nivel Federal y estatal, Procuradurías de Protección que
coordinarán el trabajo conjunto de las autoridades para asegurar el respeto y
cumplimiento de los derechos de los menores.
Un
hecho a destacar es que por primera vez se regulan los Centros de Asistencia
Social, con el objetivo de garantizar las mejores condiciones de integridad,
seguridad y bienestar de las niñas, niños y adolescentes que ahí se atienden.
Y
finalmente, el tercer rubro, es la colaboración y coordinación entre órdenes de
Gobierno y organismos autónomos.
La
ley incorpora un capítulo específico que distribuye competencias entre la
Federación, estados y municipios.
En
esta materia, se obliga a los tres órdenes de Gobierno a que incorporen en sus
proyectos de presupuesto la asignación de recursos para dar cumplimiento a la
legislación que hoy estoy promulgando.
Respecto
a los órganos autónomos, destaca la facultad otorgada al CONEVAL para evaluar
la pertinencia de la política de desarrollo social en materia de derechos de
las niñas, niños y adolescentes.
Ello
contribuirá a que las acciones y esfuerzos gubernamentales tengan un enfoque
estratégico en las áreas de mayor prioridad.
Igualmente,
se obliga a la Comisión Nacional de los Derechos Humanos y a las Comisiones
estatales a contar con áreas especializadas para la protección de los derechos
de los menores.
Por
todos sus avances, las figuras que reconoce y por los beneficios que traerá su
aplicación, la Ley General de los Derechos de Niñas, Niños y Adolescentes es
una norma jurídica de especial relevancia social.
Al
promulgarla refrendo mi más firme compromiso con los derechos humanos, que son
indispensables para que nuestra sociedad viva en armonía y se desarrolle a
plenitud en todos los órdenes de la vida social.
Se
trata de fortalecer el Estado de Derecho en todo el país y de sentar las bases
para un mejor futuro como sociedad.
Por
experiencia y por historia, los mexicanos sabemos que el progreso y la paz
social, sólo son posibles con respeto al Estado de Derecho.
El
respeto a los derechos humanos, a la ley y a las instituciones son los
instrumentos con los que cuenta nuestra democracia para seguir creciendo y
consolidándose.
Señoras
y señores:
El
Gobierno de la República trabaja con decisión y compromiso para lograr una
mayor protección de nuestras niñas, niños y adolescentes, tal y como lo obliga
nuestra Constitución, y cito textualmente: En todas las decisiones y
actuaciones del Estado, se velará y cumplirá con el principio del interés
superior de la niñez, garantizando, de manera plena, sus derechos.
Seguiremos
trabajando para que en todo el territorio nacional cada menor goce de una buena
alimentación, y tenga acceso a servicios de salud, que vaya a la escuela y
reciba una educación de mayor calidad; que tenga una vida libre de violencia y
discriminación para garantizar su desarrollo y sano esparcimiento.
Si
queremos un México libre de violencia, es imprescindible que nuestros niños y
adolescentes crezcan en entornos de respeto, paz y armonía. De la formación que
reciban nuestros menores, dependerá que mañana tengamos una mejor sociedad.
Las
niñas, niños y adolescentes sanos, alegres y preparados de hoy, serán los
ciudadanos responsables, solidarios y comprometidos del futuro. Ellas y ellos,
son la mejor esperanza de un mejor México.
Muchísimas
gracias.
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