Ciudad Juárez, como en sus peores épocas/
J. JESÚS ESQUIVEL
Cifras de la Fiscalía de Chihuahua, un informe de la DEA y un recorrido de este semanario por Ciudad Juárez confirman que ha vuelto a ser una de las localidades más peligrosas del mundo, con niveles inéditos de violencia. Todos los días bandas rivales del narcotráfico se enfrentan a tiros en las calles y los muertos se cuentan por cientos cada mes. Ante ese panorama, las autoridades prefieren tender un manto de silencio.
CIUDAD JUÁREZ, Chih.- Las peleas entre integrantes de los cárteles que imperan en esta ciudad –que remiten a la peor etapa de inseguridad de la misma, en el sexenio de Felipe Calderón– ubican a la localidad fronteriza como una de las más peligrosas del país con el consentimiento de las autoridades.
“Son narcotraficantes y pandilleros los que se están matando entre ellos, en una guerra propiciada por el Cártel de Sinaloa, que domina y controla la plaza de Ciudad Juárez, y eso le conviene a las autoridades federales, estatales y locales. Los muertos son delincuentes, a nadie le importan”, explica a Proceso un alto funcionario de una de las agencias de inteligencia del gobierno de Estados Unidos que operan en México.
Las afirmaciones del funcionario del gobierno de Donald Trump, que habla con este semanario a condición del anonimato, coinciden con las que también hacen funcionarios mexicanos de los servicios de inteligencia y con análisis e informes recientes de la DEA.
Las cifras oficiales de la administración de Enrique Peña Nieto arrojan estadísticas sobre inseguridad, homicidios y violencia en Ciudad Juárez similares a las que se alcanzaron el gobierno pasado, bautizado como el Sexenio de la Muerte. En lo que va de 2018, según números de la Fiscalía General del Estado de Chihuahua, se han cometido 113 homicidios al mes en la localidad.
“La plaza está muy caliente”, comenta a Proceso un funcionario de los servicios federales de inteligencia de México, quien pide el anonimato. “Hay muchos muertos, pero los ejecutados son pandilleros y narquillos de poca monta y además las ejecuciones ocurren en las zona paupérrimas de la ciudad, como la del Centro, donde fluye el narcomenudeo que se diputan las pandillas y las bandas aún afiliadas a lo que queda del Cártel de Juárez”, agrega.
Durante el recorrido que hizo este semanario por diferentes zonas de Ciudad Juárez se pudo corroborar que la violencia generada por la demanda de drogas de Estados Unidos está relegada a los puntos más humildes y a la zona centro.
Las calles aledañas a la avenida Juárez –y que abarcan un cuadro desde la catedral hasta la avenida y barrio Vicente Guerrero– son campo de batalla entre La Línea, Barrio Azteca y Los Mexicles, asociados al Cártel de Juárez (al que muchos llaman el Nuevo Cártel de Juárez), y Los Artistas Asesinos, ejército criminal vinculado con el Cártel de Sinaloa.
El funcionario de la agencia estadunidense de inteligencia expone así la situación: “Es una limpieza interna entre criminales que le conviene a las autoridades de México, más a las federales y estatales. Por increíble que parezca, La Línea está eliminando a miembros de los Barrio Azteca y de Los Mexicles, y a integrantes de Los Artistas Asesinos. Son matanzas que favorecen al gobierno federal y al estatal, por eso no hacen nada para evitarlo. Son criminales matando a criminales. ¿A quién le importan? Al gobierno, no, y menos a la gente de Juárez que no está metida en el negocio de las drogas”.
Al alza
Los medios nacionales no hacen eco de la matanza de criminales que no para un día en esta frontera; los despachos sobre estos hechos en los periódicos locales o en los noticiarios de radio y televisión pasan a segundo término.
La suma de ejecuciones de 2018 supera a la registrada años antes, cuando Ciudad Juárez se convirtió en un punto de cobertura internacional y era catalogada como una de las ciudades más violenta del planeta a causa del narcotráfico, la corrupción y la impunidad gubernamental.
“Al gobierno federal le conviene que Juárez no vuelva a tener la notoriedad de hace unos 10 años, porque expone sus fracasos; y al gobierno del estado, menos. Luego de que parecía que la ciudad se había tranquilizado, habían revivido las inversiones y el flujo de gente que llega de Estados Unidos por compras o por placer, otra vez hay calles desiertas y muchos negocios han cerrado sus puertas”, expone el funcionario de los servicios de inteligencia mexicanos, mientras acompaña el recorrido de Proceso.
Según los registros oficiales de Chihuahua, en Ciudad Juárez se cometieron 72 homicidios en enero de este año, 43 en febrero, 56 en marzo, 65 en abril, 126 en mayo, 178 en junio, 177 en julio y 182 en agosto. La fiscalía suma 889 homicidios hasta el mes pasado. Sin embargo, organizaciones defensoras de los derechos humanos y algunos medios locales sostienen que la cifra es de por lo menos 930 asesinatos en el mismo periodo, sin tomar en cuenta los poco más de 30 que ya ocurrieron en las primeras dos semanas de septiembre.
Para exponer lo que a todas luces ocurre en Ciudad Juárez –y que los gobiernos federal y estatal prefieren que no se difunda–, el miércoles 5, pasadas las 15:00 horas, sicarios de La Línea portando armas largas (fusiles AK-47) ingresaron al restaurante de la cadena estadunidense Applebee’s para ejecutar a cuatro narcomenudistas que comían ahí. Los cuatro resultaron heridos (uno murió más tarde) junto con un niño de cuatro años, a quien una bala le destrozó un riñón y se encuentra grave a la espera de un trasplante.
El ataque a media tarde se llevó a cabo no muy lejos del consulado de Estados Unidos; para evitar el escándalo, los encargados de relaciones publicas de Applebee’s en la ciudad fronteriza se ocuparon inmediatamente “de tranquilizar a la prensa local”, para no darle mucha importancia el incidente. Lo pudo corroborar el reportero por medio de una colega que conoce al personal de confianza de la cadena estadunidense de restaurantes y que mostró el intercambio de mensajes electrónicos con sus amigos “sobre la balacera entre narcos”.
El desdén de las autoridades estatales y sobre todo de las locales por el torrente de muerte y violencia que aqueja a Ciudad Juárez quedó de manifiesto dos horas y media después ese mismo día.
El gobernador Javier Corral y Armando Cabada, presidente municipal de Ciudad Juárez, asistieron a la inauguración del hotel Marriott Courtyard, el primero de esta cadena en la ciudad fronteriza. El reportero atestiguó cómo ambos hablaron de una urbe pujante y en paz, que sigue atrayendo turismo e inversiones:
“La inauguración de este bonito hotel representa la confianza que tiene el sector empresarial y el turismo en Ciudad Juárez y en el estado de Chihuahua”, presumió el gobernador.
Informe de la DEA
Informes y análisis de la DEA elaborados recientemente y proporcionados a Proceso para su revisión resaltan la disputa entre las organizaciones criminales locales por el narcomenudeo.
Uno de los reportes de la oficina de la DEA en El Paso, Texas, indica que debido a la presunta disolución del Cártel de Juárez, hace unos siete años, y luego de la llegada a la zona de operadores y capos del de Sinaloa (en 2008, 2009 y 2010) y que se asentaron en la región, los pandilleros que se dedicaron al trasiego de drogas de modo independiente para el mercado local son ahora un problema para las grandes organizaciones que manejan la exportación a Estados Unidos.
“La plaza de Ciudad Juárez fue recuperada por el Cártel de Sinaloa. Muchos de los criminales que trabajaron para el Cártel de Juárez y que desertaron hace unos siete años para trabajar como traficantes independientes, están siendo eliminados dentro de las pandillas a las que pertenecen y que se dedican al mercado local de la venta de drogas, como cristal, heroína y metanfetaminas”, se lee en una de las partes del informe de 23 folios.
“Por ordenes del Cártel de Sinaloa los pandilleros de La Línea, Barrio Azteca, Mexicles y Artistas Asesinos llevan a cabo una limpieza interna de elementos que han dejado de funcionar para los intereses y objetivos del tráfico de drogas hacia Estados Unidos. La injerencia de muchos jóvenes en la venta de narcóticos a nivel local es contraproducente para lo que busca consolidar el Cártel de Sinaloa en Ciudad Juárez y por ello ordenó su eliminación y desaparición… esta es la causa de la violencia que aqueja a Ciudad Juárez, al igual que la complicidad de la Policía Municipal, (a la) que controlan los narcotraficantes de Sinaloa”, se destaca en el reporte de la DEA fechado en julio de este año.
El informe de la DEA concuerda con la radiografía de las causas de la violencia que azota Ciudad Juárez y que elaboró para este semanario el alto funcionario que opera en la región limítrofe para otra de las poderosas agencias de inteligencia del gobierno de Trump: “Juárez está bajo el dominio total del Cártel de Sinaloa, el Cártel de Jalisco Nueva Generación (CJNG) intentó hace unos tres o cuatro años pelear por la plaza, pero no pudo. Aquí manda la gente de Ismael, El Mayo, Zambada García y sus hijos, y los sobrinos de Rafael Caro Quintero (hijos de su hermano Miguel)”.
El funcionario estadunidense hace un comentario que llama la atención y resalta el poder que tiene la gente del Mayo Zambada en Ciudad Juárez, que le arrebató a la fracción del Cártel de Sinaloa que estaba bajo la dirección de los hijos de Joaquín, El Chapo, Guzmán.
“Por Juárez sigue entrando mucha droga a Estados Unidos: heroína, metanfetaminas y derivados del fentanilo, mariguana y cocaína; el CJNG tiene mucho que ver con el tráfico de heroína y fentanilo, pero aunque no lo crean, para operar aquí en Juárez paga derecho de piso a la gente de Sinaloa. Ellos son listos (los del CJNG), no se meten en la limpieza interna de los grupos criminales de aquí, tal vez a eso más adelante le saquen alguna ventaja”, matiza el funcionario.
Por lo recopilado en los documentos y declaraciones de los representantes de las agencias de inteligencia, se percibe que Trump perdió hace tiempo la fe en el gobierno de Peña Nieto de avanzar en la lucha contra el narcotráfico y el crimen organizado. En dependencias estadunidenses como la DEA se mantienen en espera para colaborar en el marco bilateral de seguridad y combate al tráfico de drogas, pero ahora con el próximo presidente, Andrés Manuel López Obrador.
“Es obvio que nuestro gobierno debe hacer mayores cosas para detener el consumo de drogas; eso es esencial y necesario. Pero mientras en México el gobierno federal no se meta con seriedad y decisión a contener la corrupción, esta lucha está perdida”, admite uno de los agentes de la DEA en Texas que facilitó a Proceso la revisión del diagnostico de violencia en Ciudad Juárez.
Los servicios de inteligencia mexicanos aceptan que en el gobierno de Peña Nieto fueron apabullados por el narcotráfico y su corrupción. En el ocaso del sexenio peñanietista, el agente mexicano de inteligencia admite que “la corrupción por narco fue el gran obstáculo para cumplir las promesas de pacificación que hizo el presidente (Peña Nieto). Todo el país está violentado por el narcotráfico, pero aunque no toda, la prensa también tiene culpa: el gobierno federal y los de los estados han comprado su silencio; si no, cómo se explica que vean al país bañado en sangre y no se escandalicen como lo hacían cuando estaba Calderón”, subraya.
En Chihuahua, y tras la llegada de Corral al gobierno, se han realizado capturas esporádicas de capos locales, sin embargo los índices de violencia y ejecuciones siguen al alza.
En términos comparativos, con base en estadísticas oficiales del gobierno de Chihuahua sobre ejecuciones y homicidios dolosos en Ciudad Juárez, 2018 y hasta ahora el mes de agosto, pintan para ser los ciclos de mayor repunte en los niveles de violencia.
La recolección de datos fatales por parte de la fiscalía estatal exponen que en 2012 se cometieron 789 asesinatos en Ciudad Juárez, 514 en 2013, 438 en 2014 y 311 en 2015. A partir de 2016 las cifras comenzaron a subir: 546 ese año y 772 el siguiente.
Durante el mandado de Calderón, cuando Ciudad Juárez se destacó como símbolo del fracaso de la guerra contra el narcotráfico, en la urbe se registraron 9 mil 17 homicidios. La fiscalía recogió en sus informes que en 2008 aquí se cometieron mil 587 homicidios, 2 mil 643 en 2009, 3 mil 103 en 2010 y mil 684 en 2011. En el Sexenio de la Muerte el promedio mensual más bajo de ejecuciones en Ciudad Juárez fue en 2009, con 90, pero el más elevado fue en 2010, cuando sólo en octubre 359 personas fueron aniquiladas por la violencia relacionada con el tráfico de drogas.
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