Rumores de renuncia y enfermedades graves: quiénes están detrás de las fake news que desgastan al Papa
Los sectores conservadores lanzaron la versión de un Papa enfermo y debilitado por su reciente operación de colon que estaría pensando en abdicar
La Nación, 27 de agosto de 2021/ Elisabetta Piqué CORRESPONSAL EN ITALIA
El Papa jugando al metegol en el Vaticano, tras la audiencia del 18 de agosto pasado, otra señal de su buena salud
El Papa jugando tras la audiencia del 18 de agosto pasado, otra señal de su buena salud. Divisione Produzione Fotografica - Vatican Media
ROMA.- Un nuevo misil cayó el lunes pasado sobre el pontificado del papa Francisco. Con caracteres cubitales y título catástrofe, el diario italiano de derecha Libero, en una nota de apertura aseguró que Jorge Bergoglio, enfermo y débil luego de su operación de colon de julio pasado, está pensando en renunciar, algo que podría darse al cumplir 85 años, el 17 de diciembre próximo.
Aunque fake, la noticia dio enseguida la vuelta al mundo. Si bien es cierto que Bergoglio en diversas ocasiones dijo que no tendría ningún problema en seguir los pasos de su predecesor y renunciar si la salud no lo acompaña, no hay ninguna evidencia de que una abdicación esté en sus planes en este momento.
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“Seguramente una renuncia le encantaría al bloque conservador que se opone a Jorge Bergoglio desde el principio de su pontificado reformista, pero me parece que es más wishful thinking, una expresión de deseos, que periodismo”, dijo a LA NACION Jacopo Scaramuzzi, vaticanista de la agencia italiana Askanews.
El artículo sobre la presunta inminente renuncia de Francisco fue escrito por Antonio Socci, periodista católico conservador que nunca aceptó la elección de Francisco y autor en 2014 de un libro (Non é Francesco) con el que intentó demostrar que fue inválida su designación en el cónclave de marzo de 2013. Su hipótesis se basó en que hubo una votación que debió rehacerse porque unas boletas habían quedado pegadas, como reveló Francisco, vida y revolución, biografía escrita por esta corresponsal.
Lo cierto es que, años atrás, Socci sí tuvo una primicia, al escribir un artículo parecido al del lunes pasado, sobre una posible renuncia de Benedicto XVI, siempre en el diario Libero. “En ese caso la nota era verídica y Socci era creíble porque tenía llegada al entorno de Joseph Ratzinger. Pero en este caso Socci no tiene ninguna información de primera mano, no es creíble”, subrayó Scaramuzzi, autor de diversos libros sobre el Vaticano, el último Dios, al fondo a la derecha, donde justamente habla de los enemigos del Papa venido desde el fin del mundo.
A través de fuentes seguras, LA NACION pudo saber que el Papa sigue recuperándose bien de la operación al colon a la que se sometió el 4 de julio pasado, que fue exitosa. Basta seguir sus apariciones públicas en el Ángelus dominical o en las audiencias generales de los miércoles para ver que, más allá de sus 84 años y demás achaques, como la ciática, ha superado bastante bien la cirugía al colon. Aunque él mismo admite abiertamente que ahora debe cuidarse. Fiel reflejo de esto, al recibir este viernes en audiencia a los participantes a un encuentro del International Catholic Legislators Network, en la Sala Clementina, arrancó su discurso así: “Quisiera pedirles disculpas porque no les hablo de pie, pero sigo en el período post-operatorio y tengo que hacerlo sentado”. “Discúlpenme”, les pidió, consciente de sus limitaciones.
Lo cierto es que, como coinciden todos los observadores, un Papa a punto de renunciar tendría otro aspecto -se lo ve sonriente y animado en público y el otro día hasta jugó al metegol al final de una audiencia general- y no tendría en agenda diversos viajes, planes y procesos, como diría el primer Papa jesuita. El 12 de septiembre próximo irá a Hungría y Eslovaquia, una gira como siempre breve pero más que nutrida, que será puesta bajo la lupa de todo el mundo al ser la primera después de la intervención de julio. Francisco también tiene planes de viajar a Glasgow en noviembre para la Cumbre Climática, luego a Grecia y Chipre, así como, cuando sea posible, al castigado Líbano y Sudán del Sur. Además, piensa “crear” (ése es el verbo) una nueva tanda de cardenales, quizás antes de fin de año.
“Bergoglio también tiene programado un doble sínodo sobre sinodalidad para 2023, por lo que es evidente que no piensa en absoluto en una renuncia, sino que se trata evidentemente de un nuevo ataque, como siempre que viene de adentro”, indicó Scaramuzzi.
Si bien corren rumores -de los que también se hizo eco Libero-, de que el Papa está preparando un documento para regular jurídicamente la figura del papa-emérito, versión que abonó la hipótesis de abdicación ya que hablaba de una presunta renuncia de los pontífices a los 85 años, LA NACION tampoco encontró evidencia alguna de esto. “Si fuera así, estaría en todo su derecho de hacerlo, pero tampoco tiene nada que ver con los planes de Francisco, que aparece más que capacitado para gobernar y con intenciones de gobernar por mucho tiempo más, hasta que Dios y la salud se lo permitan”, apuntó Scaramuzzi.
La nota de Socci advirtió que lo que padece Francisco es una “enfermedad degenerativa”, como dicen algunos desde cuando fue operado al colon. Pero muchos otros recuerdan que también Juan Pablo II tenía una enfermedad degenerativa (Parkinson) y su pontificado duró unos diez años más desde que se detectó. Y que a lo sumo la única enfermedad degenerativa que tiene Francisco es la ancianidad, que en todo caso lleva muy bien, vista la energía que tiene a los 84 años.
“Es claro que algunos quieren que su pontificado termine, esperan que la operación al colon de julio pasado marque el principio del fin y utilizan la enfermedad como rampa de lanzamiento de misiles en su contra”, comentó a LA NACION otro analista que prefirió no ser nombrado. “Tratan de crear confusión y difundir la fake-news de que el Papa está enfermo, débil, cansado... Quieren deslegitimizarlo y que aparezca ante el mundo sin capacidad de mando, frágil”, agregó.
¿Por qué? Los motivos son viejos y conocidos. Hay un bloque que querría otro tipo de Iglesia, con una moral en blanco y negro, que no digiere el cambio de estilo de papado, la libertad interior de Francisco, la reciente limitación del uso del antiguo rito tridentino (la misa en latín), la determinación a hacer limpieza en las finanzas del Vaticano caiga quien caiga -el mega juicio en curso en el que hay un cardenal en el banquillo hubiera sido impensable hace una década-, la pastoral abierta a los gays, a los divorciados vueltos a casar, a los migrantes y a los excluidos, entre otros aspectos claves del pontificado de Francisco.
En estos días muchos vaticanistas recordaron que en octubre de 2015 también provocó revuelo mundial la fake-news sobre un tumor en el cerebro del Papa, publicada en primera plana por un diario italiano, que entonces salió a ser desmentida por el Vaticano.
Esta vez no hizo falta decir nada. En el entorno de Francisco nadie se escandalizó por el nuevo misil, sino que hubo risas y hasta comentarios de este tenor: “No tienen idea de quién es este Papa, ni de lo benéfica que es para la longevidad la mala lactosa”.
Elisabetta Piqué
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