De Hebei a Culiacán
LINOTIPIA / Peniley Ramírez
EN REFORMA, 07 octubre 2023
Hebei es una provincia china de unos 75 millones de habitantes, a unas tres horas por carretera de la capital, Beijing. Es conocida por grandes monumentos, incluida una parte de la Gran Muralla. Desde allí, empresas como Hebei Shenghao venden compuestos químicos con nombres extraños: 79-03-8, 288573-56-8, 79099-07-3. Los números aparecen en mensajes a clientes, escritos con plumón rojo sobre bolsas, en cuyo interior se ve un polvo amarillento, como el que se usa para hacer gelatinas.
Estos números son códigos de precursores químicos con los que se elaboran millones de dosis mortales de fentanilo. Qingshun Li es un operador de este negocio boyante. Vende por internet y cobra en criptomonedas o por Western Union. En el verano de 2022, un agente de la DEA le tendió una trampa. Se comunicó con él por mensajes cifrados.
-¿Cuál es el precio de 79099? ¿Cómo acepta el pago? Estamos interesados en grandes cantidades, pero me gustaría verificar la calidad -escribió el agente.
-Son 240 dólares el kilogramo. Aceptamos bitcoins y transferencias de dinero.
La garantía es la mejor calidad. ¿Se enviará a EU o México? En el caso de México, la cantidad mínima del pedido es de 25 kg. Si se envía a EU, no hay límite de cantidad -respondió Li.
Como prueba, el agente pagó por un kilogramo. Le llegó por mensajería a una dirección en Florida. Más confiado, Li dio detalles.
-También hago muchas entregas a México -escribió-. Los más populares en México son 79099 y 288573 y 79-03-8 incluidos 103-63-9.
En los siguientes meses, el agente preguntaba por otras sustancias. Li parecía dispuesto a enviar lo que fuera, incluido cloruro de propionilo, un reactivo popular entre los "cocineros" de fentanilo. Li envió al agente unas fotos -supuestamente de México- donde se ven unos bidones azules.
-Tengo un almacén en México con 800 litros de 79-03-8 -dijo-. Tengo muchos clientes en México y he estado trabajando con ellos durante 6 o 7 años. Ha sido un suministro estable.
Los clientes, añadió Li, están en Sinaloa y Jalisco. Si lo que dijo es cierto, el suministro en esa foto es suficiente para elaborar unas tres toneladas de fentanilo.
Esta semana, EU acusó a Li y otros ciudadanos chinos por narcotráfico en una corte en Florida. Los detalles del operativo, que describí acá, son parte de la acusación. En el catálogo de Li había unas 30 sustancias que pueden usarse como precursores y reactivos para elaborar fentanilo. Él no vendía el fentanilo terminado, sino los insumos para elaborarlo. Uno de sus productos es el N-Boc-4-Piperidona.
En enero, la Marina y la Aduana decomisaron 304 kilogramos de esa sustancia en el Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México. Una semana después, en Manzanillo, la Marina encontró 15 tambos con la misma sustancia en un buque con bandera portuguesa. Debe prohibirse en la ley esta sustancia, recomendó el gabinete de seguridad. Una legisladora de Morena lo propuso en el Congreso. La iniciativa sigue esperando su turno en comisiones.
En este sexenio, el gobierno ha reportado el decomiso de más de siete mil kilogramos de fentanilo. Y ha insistido en que el país es solo un paso de la droga.
Revisé dos años de informes oficiales. Las autoridades, cada tanto, anuncian decomisos. A veces son 20 mil pastillas en extractores de jugo, o 600 mil pastillas en botellas de proteína, en frascos abandonados en terminales de autobús o más de 500 mil pastillas en coches que viajaban en caminos de terracería. Otras veces las encuentran en cubetas de pintura, bases de mesa, entre almohadas y colchas, en bolsas de café en grano o en albercas inflables.
Cuando la droga va a la frontera, casi siempre decomisan pastillas. Cuando el decomiso ocurre en puertos de entrada, incautan precursores. A pesar de esto, el gobierno sigue diciendo -volvió a decirlo esta semana Rosa Icela Rodríguez- que en México no hay laboratorios de fentanilo, como si los precursores se convirtieran en pastillas por algún milagro guadalupano.
Primero, las autoridades dijeron que en México no había laboratorios sino "talleres". Ahora, el Ejército los llama "centros de manufactura". Desde China, suministradores como Li presumen su negocio mexicano. Los políticos, mientras tanto, repiten una versión irreal, que se contradice con los casos judiciales y sus propios informes.
@penileyramirez
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