Columna Razones/Jorge Fernández Menéndez
Publicado en Excélsior, 19/12/2008;
¿Negoció Fox con el narcotráfico?
Quien fue un reconocido vocero de la Presidencia de la República, Rubén Aguilar (“lo que el presidente Fox quiso decir...”), acaba de ofrecer una entrevista al periódico Frontera, en Tijuana, que permitiría comprender, si esa fue la filosofía con que se encaró el problema en la pasada administración, por qué se salió totalmente de control la lucha contra el narcotráfico y por qué al asumir el gobierno el presidente Calderón, aunque no estuvieran las instituciones plenamente preparadas para ello, tuvo que cambiar sus prioridades y lanzar en forma urgente los operativos con el fin de recuperar territorios controlados por el crimen organizado.
Según el ex vocero presidencial, se “debe negociar” “de facto, no por canales oficiales” con el narcotráfico, y agrega que esa “puede y es una decisión que deberá tomar el gobierno de la República, no tiene otra salida... la única manera de ganar la guerra es negociando, no derrotando al enemigo”. Profundiza en el tema: “La propuesta de una siguiente acción va encaminada a que el crimen organizado se sujetara a ciertas reglas en el negocio de la venta de drogas; en este sentido, la estrategia del gobierno (sería) sentarse con el crimen organizado y negociar con él nuevos términos de acción”. Aguilar pidió un “pacto” con el narcotráfico, se refirió a los mecanismos de instrumentación, a los límites del mismo y pidió negociar la legalización de las drogas, para disminuir la violencia. En ese esquema, dijo el ex vocero:“Los narcotraficantes no se verían obligados a contar con altos niveles de armamentismo” y se reduciría la violencia (sic).
Si esa fue la concepción del gobierno de Fox en la lucha contra el narcotráfico, se podría comprender por qué se dejó solos a los pocos hombres y mujeres que realmente emprendieron en el pasado ese esfuerzo; por qué muchos de ellos también terminaron siendo cooptados por las organizaciones criminales; por qué el Estado mexicano se concentró en los problemas políticos previos y posteriores a las elecciones de 2006 y abandonó territorios y espacios para el crimen organizado y por qué algunos personajes que incluso trabajaron de lleno en Los Pinos, acusados de ser parte de esas organizaciones criminales, terminaron tranquilamente, en libertad, disfrutando, hasta hoy, de buenos negocios en el sector público.
La declaración de Rubén Aguilar implica la claudicación del Estado en algunas de sus tareas fundamentales y se basa en supuestos que no tienen relación con la realidad. Se debe pactar, acordar con el narcotráfico, dice Rubén, pero, ¿qué se va a pactar?, ¿la cantidad de droga que pueden introducir al país y la que pueden vender entre nuestros adolescentes y la que
Quien fue un reconocido vocero de la Presidencia de la República, Rubén Aguilar (“lo que el presidente Fox quiso decir...”), acaba de ofrecer una entrevista al periódico Frontera, en Tijuana, que permitiría comprender, si esa fue la filosofía con que se encaró el problema en la pasada administración, por qué se salió totalmente de control la lucha contra el narcotráfico y por qué al asumir el gobierno el presidente Calderón, aunque no estuvieran las instituciones plenamente preparadas para ello, tuvo que cambiar sus prioridades y lanzar en forma urgente los operativos con el fin de recuperar territorios controlados por el crimen organizado.
Según el ex vocero presidencial, se “debe negociar” “de facto, no por canales oficiales” con el narcotráfico, y agrega que esa “puede y es una decisión que deberá tomar el gobierno de la República, no tiene otra salida... la única manera de ganar la guerra es negociando, no derrotando al enemigo”. Profundiza en el tema: “La propuesta de una siguiente acción va encaminada a que el crimen organizado se sujetara a ciertas reglas en el negocio de la venta de drogas; en este sentido, la estrategia del gobierno (sería) sentarse con el crimen organizado y negociar con él nuevos términos de acción”. Aguilar pidió un “pacto” con el narcotráfico, se refirió a los mecanismos de instrumentación, a los límites del mismo y pidió negociar la legalización de las drogas, para disminuir la violencia. En ese esquema, dijo el ex vocero:“Los narcotraficantes no se verían obligados a contar con altos niveles de armamentismo” y se reduciría la violencia (sic).
Si esa fue la concepción del gobierno de Fox en la lucha contra el narcotráfico, se podría comprender por qué se dejó solos a los pocos hombres y mujeres que realmente emprendieron en el pasado ese esfuerzo; por qué muchos de ellos también terminaron siendo cooptados por las organizaciones criminales; por qué el Estado mexicano se concentró en los problemas políticos previos y posteriores a las elecciones de 2006 y abandonó territorios y espacios para el crimen organizado y por qué algunos personajes que incluso trabajaron de lleno en Los Pinos, acusados de ser parte de esas organizaciones criminales, terminaron tranquilamente, en libertad, disfrutando, hasta hoy, de buenos negocios en el sector público.
La declaración de Rubén Aguilar implica la claudicación del Estado en algunas de sus tareas fundamentales y se basa en supuestos que no tienen relación con la realidad. Se debe pactar, acordar con el narcotráfico, dice Rubén, pero, ¿qué se va a pactar?, ¿la cantidad de droga que pueden introducir al país y la que pueden vender entre nuestros adolescentes y la que
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