En un corte de caja preliminar, el saldo de la guerra contra el narco para el Ejército y la Marina es negativo
Jésica Zermeño/reportaje
Reforma, Ciudad de México (16 septiembre 2012).- Durante el sexenio fueron nombrados una y otra vez como el último recurso para el combate al crimen organizado, pero todavía no se ve cercano su regreso a los cuarteles. Para bien y para mal, nunca antes en la historia reciente del país las Fuerzas Armadas habían tenido tanto contacto con los mexicanos como en los últimos seis años.
El sexenio en el que inició la guerra contra el crimen organizado termina con casi 66 mil elementos de la Secretaría de la Defensa Nacional y la Marina realizando labores de seguridad pública y combate al crimen organizado: 49 mil elementos militares y 16 mil 925 marinos en todo el territorio nacional cada mes, según datos del Sexto Informe de Gobierno.
El Ejército dejó de participar exclusivamente en operaciones especiales de combate y en la erradicación de cultivos de mariguana y amapola, para patrullar lo mismo caminos rurales que zonas urbanas. La Marina inició operaciones en tierra, lejos de los puertos. Ambos reforzaron sus labores de inteligencia.
El número de elementos militares casi no creció durante el sexenio: mientras las células criminales brotaron en zonas impensadas en 2006, salpicando de violencia poblaciones antes tranquilas, y las detenciones de los delincuentes parecen no tener fin, la Secretaría de la Defensa Nacional incrementó sólo en 6.5 por ciento el número de sus efectivos, llegando a 209 mil 706 elementos. La Secretaría de Marina creció un poco más: tiene hoy 54 mil 214 elementos, 14.2 por ciento más que cuando Calderón llegó al poder.
A ellos agradeció el Presidente el pasado 3 de septiembre, en su mensaje con motivo del Sexto Informe de Gobierno, por estar "en la primera línea de defensa de la Patria".
"Dondequiera que se siente su presencia, se recupera la tranquilidad de las comunidades. Y, para mí, ha sido el mayor de los honores ser Comandante Supremo de las Fuerzas Armadas. Siempre leales a las instituciones de la República y a los mexicanos", dijo Calderón en el Palacio Nacional.
Sin embargo, en lugar de reducirse, las operaciones para contener la violencia van en aumento, siempre con la participación de las Fuerzas Armadas.
Tras el primer operativo conjunto –inédito en su tipo por reunir fuerzas militares y civiles–, que inició en diciembre de 2006 en Michoacán, hoy están en marcha 12 operativos más de este tipo que cubren la mitad de las entidades del país: Aguascalientes, Baja California, Campeche, Chiapas, Chihuahua, Coahuila, Durango, Guerrero, Michoacán, Nuevo León, Quintana Roo, San Luis Potosí, Sinaloa, Tabasco, Tamaulipas y Veracruz.
Ni siquiera el primer operativo, implementado en el estado natal del Presidente, pudo llegar a su fin en este sexenio.
En este escenario, producto del recrudecimiento de la violencia de la delincuencia organizada y su enfrentamiento con las fuerzas de seguridad, cuatro de cada 10 mexicanos tienen que convivir cotidianamente con los patrullajes y las operaciones de los uniformados, civiles y militares, pues las corporaciones policiacas municipales y estatales quedaron totalmente rebasadas y, en algunos casos, coludidas con la delincuencia y desintegradas.
La detención de cuatro generales este año deja ver que también las Fuerzas Armadas fueron infiltradas.
Presupuesto
Para llevar a cabo sus nuevas responsabilidades, el presupuesto de las Fuerzas Armadas en la administración calderonista no creció tanto como el gasto de la Secretaría de Seguridad Pública.
El Congreso de la Unión incrementó el presupuesto de la Sedena en 72.9 entre 2007 y 2012, al pasar de 32 mil 200.9 millones a 55 mil 610.9 millones de pesos. El de la Semar se incrementó en 79.7 por ciento: de 10 mil 951.3 millones de pesos que le fueron asignados en 2007 pasó a 19 mil 679.6 millones. El presupuesto para la Secretaría de Seguridad Pública casi se triplicó en este periodo.
La mayor parte de este aumento se consumió en gasto corriente. En 2012, el gasto en este rubro representó el 97 por ciento del gasto de la Sedena, y el 92 por ciento de la Semar. Los sueldos de la tropa se duplicaron con el fin de darles mejores condiciones de vida para la lucha y evitar la deserción.
El general brigadier Martín Terrones, director de comunicación social de la Sedena, la clase política no respaldó lo suficiente a las Fuerzas Armadas con presupuesto, pues sigue siendo, junto con Guatemala, el que menos recibe de América con relación al PIB, el 0.49 por ciento.
En contraste, la milicia ecuatoriana recibe 3.48 por ciento; la colombiana, 2.30 por ciento, y la brasileña, 1.73, por mencionar algunos países.
Sin embargo, el general asegura que con lo disponible, gracias a un fideicomiso en la Secretaría de Hacienda, se pudieron adquirir vehículos y capacitar a los militares para cumplir la encomienda calderonista, que tenía como uno de los principales retos para el Ejército la instrumentación de operaciones urbanas, por la cercanía con la población.
"A partir de este sexenio, nosotros tuvimos un cambio muy radical: el enfrentamiento directo con la delincuencia organizada. Adquirimos vehículos SandCat con blindaje para las operaciones contra el crimen organizado en las poblaciones... Antes sólo teníamos las Cheyenes, que no estaban blindadas... Además, a partir de este sexenio se organizaron centros de adiestramiento para operaciones urbanas en las diferentes regiones militares. Hemos intentando que ese acercamiento, que es un gran reto, no traiga graves consecuencias", dice el militar.
Entre las adquisiciones, está también equipo de inteligencia para ambas secretarías. Incluso, se creó la Unidad de Inteligencia Naval, a principios de 2008. El incremento de las actividades de inteligencia permitió que las Fuerzas Armadas detuvieran a por lo menos 16 capos de alto nivel.
Acercamiento
A la par de las nuevas actividad de las Fuerzas Armadas y su mayor interacción con la población, llegaron las violaciones a los derechos humanos. Detenciones ilegales, asesinatos, desapariciones y abusos de autoridad en general comenzaron a relacionarse con los militares, hoy todavía la institución más respetada por los mexicanos.
Hasta el 31 de agosto, la CNDH había remitido 106 recomendaciones por violaciones a los derechos humanos contra la Sedena y 18 recomendaciones contra la Semar.
Para intentar revertir
esta situación, comenzó la instrucción de los elementos en derechos humanos. La
asistencia de militares a clases de esta materia en universidades privadas se
convirtió en algo común. Según cifras oficiales, el 95 por ciento de militares
y marinos ya fueron capacitados.
Además, con el fin de
mantener su prestigio social, la Sedena puso en marcha un amplio programa de
acercamiento con la población que incluyó, por primera vez en la historia del
Ejército y la Fuerza Aérea Mexicana, dos exhibiciones aéreas en la base de
Santa Lucía, Estado de México, que tuvieron una afluencia de más de 320 mil
personas, según los organizadores.
También hubo exposiciones
en el Distrito Federal, Monterrey, Puebla y Guadalajara, y en febrero de 2011
se abrieron las puertas del Campo Militar Número 1 a todo el público los
domingos. Por primera vez, bicicletas y paseantes en instalaciones militares.El acercamiento a las tropas se permitió también después de los desfiles militares, como el de hoy. Desde 2010 familias enteras pudieron acercarse e incluso subirse a los vehículos de la milicia.
Para Javier Oliva, la actuación de las Fuerzas Armadas en este sexenio ha sido exitosa, a pesar de su sobreexposición y las violaciones a los derechos humanos, pues las tropas se utilizaron para apagar cualquier infierno que prendió.
"El presidente Felipe Calderón asegura que ha habido una estrategia integral contra el crimen organizado. En realidad lo que hubo fue una estrategia parcial, donde se privilegió el uso de las Fuerzas Armadas, lo que sí ha sido exitoso. Pero el resto, la prevención, no ha existido. ¿Qué está haciendo la autoridad civil? ¿Dónde está la complementariedad?
"El primer paso que tiene que darse es continuar en la estrategia de utilización de las Fuerzas Armadas, pero en un esfuerzo notable, comenzar a fortalecer, por regiones si es necesario, a las instituciones policiacas civiles de todos los niveles. ¿Qué no hay mecanismos políticos para exigir que se saneen las policías?", se pregunta.
El pasado 5 de septiembre, Miguel Osorio Chong, coordinador de Diálogo Político y Seguridad del Presidente electo, anunció que las Fuerzas Armadas continuarán en las calles el próximo sexenio, hasta nuevo aviso.
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