Columna Autonomía relativa
Milenio 2012-09-16:
A sus recién cumplidos 73 años parece que es momento de la discusión en el PAN. No me parece mal que se discuta en público lo que fue público: la derrota, sus causas y la orientación que debe tomar el partido. Por muchos años el PAN ha tratado de esconder sus problemas y lo que ha logrado es posponerlos; ahora es inevitable hablar de ello. Ante una dirigencia que generó un vacío, éste ha comenzado a llenarse. No sé si de buena forma, parece que no, pero de alguna manera se tenía que empezar. El paso adelante lo dio Javier Corral, rey de las plurinominales, hombre de escasas filias y múltiples fobias, dueño de un amplio vocabulario, de un alma envenenada y de una crisis de personalidad que lo hace suspirar por aparecer en la portada de cualquier medio. Este chihuahuense ha decidido lanzarse por la presidencia del partido a partir de una maniobra: filtrar una carta llena de insultos dirigida al presidente Calderón. A partir de eso Corral construirá y buscará el liderazgo del anticalderonismo. De eso trata su misiva.
Corral llama cobarde a Calderón, le dice que está fuera de la realidad. Con alardes de macho de cantina, dice que él defiende su honor al contestarle y decirle las cosas “en su cara”. Bueno, la verdad es que no resulta tan honorable aventarle de pedradas y culpar de todo a quien está a punto de cerrar la puerta; filtrar una carta a escondidas tampoco puede tomarse como decirle las cosas “en su cara” y no parece soporte de “nunca te he tenido miedo”. Pero es el concepto de defender el honor que alega el senador.
Corral
es un hombre inteligente, nadie lo puede negar, de palabra pronta, de maneras
vetustas que siempre busca quedar bien acomodado, estar del lado
políticamente correcto. Tienen razón quienes dicen que si Corral no fuera
cobarde ya estaría en el PRD, pero eso nunca va a suceder y no por los
principios del senador, sino porque sabe que su valía es ser disidente en el
PAN, que en el PRD sería uno más. Corral siempre ha jugado a ser el discordante
en las decisiones del PAN, por eso nunca aparece defendiendo al partido:
siempre se le verá vomitando en la puerta de su casa.
Dice
Corral que Calderón es colérico y que tiene mal carácter. No es ninguna novedad
decir el presidente tiene mal carácter, es como decir que Corral no
tiene escrúpulos para lograr sobresalir. Ambas cosas son sabidas. Que Calderón será víctima de su mal carácter,
puede ser, es parte de la condición humana, pero el hombre que toma decisiones
es quien se enfrenta a las consecuencias; quien nada más medra con palabras,
difícilmente enfrenta dilemas. Corral dice que las críticas al carácter de
Calderón las ha escuchado “de gente muy cercana” al presidente. También puede
ser. Quien tiene cercanos, tiene quejas: los hijos se quejan de los papás, las
mujeres de sus esposos, éstos de sus jefes, de sus hijos y de sus esposas. Eso es sorpresa para Corral porque él no
tiene cercanos. Basta estar a su lado política o personalmente para recibir una
puñalada.
Así inicia su
campaña Javier Corral: designando un grupo adversario y dispuesto a construir
desde la envidia y el rencor y, por lo mismo, tendrá seguidores. Dice Corral
que entre sus características no está la de cobarde. Puede ser. Simplemente es
miserable.
Twitter:
@juanizavala
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