Primeras planas y columnas.
MILENIO:
Espionaje 'agravia' a México: Calderón
El
ex presidente Felipe Calderón calificó de 'agravio' a las instituciones
mexicanas el espionaje que ejerció Estados Unidos en su gobierno, por lo que
pidió a la Secretaría de Relaciones Exteriores (SRE) trasmitir su “enérgica
protesta” a esas acciones. El panista expresó en varios mensajes a través de su
cuenta de Twitter su descalificación a esa práctica de la que fue objeto por
parte de la Agencia Nacional de Seguridad estadounidense (NSA, por sus siglas
en inglés) en 2010, como lo dio a conocer la revista alemana Der Spiegel con
base en documentos filtrados por Edwart Snowden, ex técnico de ese organismo.
Calderón señaló que estará atento a las gestiones de la cancillería y pidió que
se exija al gobierno estadunidense que explique las acciones y deslinde
responsabilidades.
**
EXCÉLSIOR:
Calderón exige investigación
El
ex presidente Felipe Calderón expresó su “enérgica protesta” contra el gobierno
de Estados Unidos por haber sido espiado durante su administración, como reveló
el pasado domingo el semanario alemán Der Spiegal. “Más que personal, es un
agravio a las instituciones del país, dado que se realizaron cuando ejercía el
cargo de Presidente de la República”, aseveró el ex mandatario en su cuenta de
Twitter. Por esa vía informó que solicitó al canciller José Antonio Meade que
transmita su inconformidad al gobierno de Estados Unidos y dijo que estará
atento a las gestiones que haga la dependencia para exigir explicaciones a
Washington y el correspondiente deslinde de responsabilidades.
**
LA
JORNADA: Energética protesta de Calderón
por espionaje de EU
El
ex presidente Felipe Calderón pidió al titular de la Secretaría de Relaciones
Exteriores (SRE), José Antonio Meade,
que transmita al gobierno de Estados Unidos su más enérgica protesta por el
espionaje del que fue objeto por parte de la Agencia de Seguridad Nacional
(NSA, por sus siglas en ingés) de ese país. En tanto, la presidenta de la
Comisión de Relaciones Exteriores del Senado, la panista Gabriela Cuevas,
demandó al gobierno de Enrique Peña Nieto mayor contundencia en su reclamo al
gobierno de Barack Obama por el espionaje del que han sido objetos cientos de
mexicanos, entre ellos el ex presidente Calderón y el propio titular del
Ejecutivo, cuando era candidato.
**
LA
RAZÓN:
· FCH condena espionaje; 'todos lo hacemos', dice EU
El
gobierno de EU restó importancia a las nuevas denuncias de espionaje a México y
otros países por parte de la Agencia de Seguridad Nacional (NSA, por sus siglas
en inglés), al señalar que todos los países realizan operaciones de
inteligencia. “Hemos dejado claro que Estados Unidos recoge información de
inteligencia en el extranjero del mismo tipo de la que recogen todos los
países”, indicó la vocera de la NSA, Caitlin Hayden. Con relación al caso más reciente, la
Cancillería mexicana condenó la violación de la privacidad de las
comunicaciones de instituciones y ciudadanos mexicanos, y calificó esta
práctica de “inaceptable, ilegítima y contraria al derecho mexicano y al
derecho internacional”.
EL
PAÍS:
España, bajo el
ojo del Gran Hermano
Los
servicios de inteligencia españoles tienen la fundada sospecha de que la
Agencia Nacional de Seguridad (NSA) ha rastreado millones de conversaciones
telefónicas, SMS o correos electrónicos con origen o destino en España, igual
que en Francia o Alemania. El consuelo es que están convencidos, como también
lo está el propio Gobierno, de que la poderosa agencia estadounidense dedicada
a interceptar comunicaciones a escala global no ha espiado en cambio a
políticos españoles, como sí ha hecho con la presidenta brasileña, Dilma
Rousseff, o el expresidente mexicano Felipe Calderón.
Columnas.
BAJO RESERVA/
EL UNIVERSAL
ALTOS MANDOS de
ejércitos del continente estarán reunidos hoy en México. El general
Salvador Cienfuegos, secretario de la Defensa Nacional, presidirá hoy la
Conferencia de Comandantes de Ejércitos Americanos. Los líderes de las fuerzas
armadas continentales analizarán e intercambiarán estrategias. Entre algunos de
los avances logrados por la Conferencia se encuentra el de la creación de una
red de comunicaciones de voz y video que enlaza a todos los ejércitos miembros
y que puede ser empleada en situaciones de emergencia y catástrofes.
EL
TEMA del espionaje por parte de Estados Unidos a presidentes como Enrique Peña
Nieto, de México, y Dilma Rousseff, de Brasil, ha generado ya preocupación en
la Comisión Interamericana de Derechos Humanos. Autoridades de ese organismo
internacional revelaron que en los próximos meses se celebrará una sesión en la
que se abordará el tema de la intervención de comunicaciones con fines de
labores de inteligencia, para determinar a nivel hemisférico la conveniencia de
que se establezca que es una vulneración a las garantías. Nos dicen que no se
permitirá que se olvide este asunto. El tema habrá de ser analizado no sólo
como un problema diplomático.
TRASCENDIÓ/Milenio
Que
esta semana habrá conversaciones entre los gobiernos de México y Estados Unidos
sobre el caso del espionaje telefónico y electrónico durante la administración
de Felipe Calderón y al presidente Enrique Peña Nieto.
El
intercambio se mantendrá a nivel diplomático, específicamente entre los
embajadores Anthony Wayne y Eduardo Medina Mora, por lo que ningún funcionario
federal emitirá declaraciones sobre el tema.
FRENTES
POLÍTICOS/Excelsior
I.Los
mirones. A los funcionarios estadunidenses les gusta meter las narices en la
política interna de todas las naciones. Y esto, aunque antes quizás era un
secreto a voces, hoy está perfectamente comprobado. La Agencia de Seguridad
Nacional (NSA) de EU espió desde 2010 el correo electrónico de Felipe Calderón,
entonces presidente de México, así como las llamadas de Enrique Peña Nieto
cuando fue candidato a la Presidencia en 2012, de acuerdo con la revista alemana
Der Spiegel, que citó documentos filtrados por Edward Snowden. Tan sólo en dos
semanas, en junio de 2012, EU interceptó 85 mil 489 mensajes enviados entre EPN
y sus colaboradores. La cancillería, a cargo de José Antonio Meade, condena la
práctica y puntualizó que Barack Obama, presidente de EU, se comprometió a una
investigación exhaustiva. Habrá que esperar.
II.A
cuentas. La Comisión de Relaciones Exteriores del Senado, que encabeza la
panista Gabriela Cuevas Barrón, lamentó
el nuevo caso de presunto espionaje por la NSA. Informó que, debido a ello,
realizará gestiones para que los integrantes de la comisión se reúnan a la
brevedad con los representantes de los gobiernos de México en EU, Eduardo
Medina-Mora, y de la Unión Americana en nuestro país, Anthony Wayne.
Quieren analizar el tema a fondo. Sin hipocresías.
**
EL ASALTO A LA
RAZÓN/Carlos Marín
Milenio;
Si
es cierto que durante 15 días del año pasado el gobierno gringo interceptó 85
mil 548 mensajes en celulares del entonces candidato Enrique Peña Nieto y nueve
de sus colaboradores, los espiados no deben haber podido ir ni al baño porque
cada uno, en promedio, habría escrito ¡570 diarios!
Por
increíble que parezca, sin embargo, parece que así fue, y uno se queda con
ganas de saber por qué solo fueron curioseados un triste par de semanas.
También
fueron husmeados los correos electrónicos de Felipe Calderón, quien se indigna,
pero no a título personal, sino como un “agravio a las instituciones”
mexicanas.
A
diferencia de la mandataria brasileña, Dilma Rousseff, quien pidió a EU “una
explicación”, Calderón hace lo mismo que Peña: “En tanto la cancillería cumple
con su deber exigiendo las investigaciones respectivas, no haré más
declaraciones”.
Impecable
el razonamiento del secretario José Antonio Meade ante los senadores: de los
delitos no se piden explicaciones, sino investigaciones.
Petición
lógica… pero destinada a nunca ser satisfecha.
**
HISTORIAS
DE REPORTERO/Carlos Loret de Mola
El
Universal, 22 de octubre;
El correo
encriptado de Calderón
El
viernes a las 7:30 de la noche una muy buena fuente, de esas que aparecen poco
y fallan menos, me sorprendió con una comunicación: “pon tu reloj en el horario
de Alemania y, si puedes, aprende alemán, pero no le digas a nadie”.
No
pude deducir nada.
El
sábado también por la noche se manifestó de nuevo y aproveché para demandarle
más precisión en su alerta: “no te
pierdas Der Spiegel. Si sale algo, va a ser muy duro para México y Estados
Unidos. Si no sale, nos habremos salvado de una grande”, contestó.
Pasaron
pocas horas más. El domingo, temprano por la mañana, el informante me despertó:
“¿ya viste?”. No había visto, pero de inmediato me conecté a la página de la
prestigiada revista semanal alemana, considerada la más influyente de Europa.
Una
foto grande de Enrique Peña Nieto —mirando de reojo hacia la cámara, leve
sonrisa, de saco sin corbata, silla grande con forro de cuadros cafés—, bajo el
titular:
“Nueva filtración sobre el espionaje de EE.UU.
La NSA entró al email del Presidente de México”.
La
revelación, basada en los documentos en poder del ex analista de la CIA, Edward
Snowden, señala que a través de la operación Flatliquid, la Agencia de
Seguridad Nacional de Estados Unidos logró hackear el correo electrónico del
entonces presidente de México Felipe Calderón Hinojosa y obtuvo información
calificada de “lucrativa”.
Durante
el sexenio anterior, el Presidente y su gabinete emplearon fundamentalmente dos
vías para comentarse información delicada: un servidor con varias cuentas de
correo encriptadas y mensajes a través del sistema de Blackberry (BBM). Así se
pasaban datos confidenciales, delineaban sus estrategias, levantaban alertas,
compartían temores y hasta se confiaban asuntos personales.
Operaron
siempre bajo el supuesto de que nadie los estaba leyendo. Imposible saberlo…
aún.
La
nota de Der Spiegel expresa que la NSA reportó que “por primera vez en la
historia tuvo acceso a la cuenta pública de correo electrónico del presidente
(Felipe) Calderón”.
Si
por “cuenta pública” se refiere a la común, a la que puede conocer cualquier
mexicano con sólo ingresar a la página web de la Presidencia de la República,
no tuvieron en su poder nada delicado: esa cuenta manejaba asuntos comunes y
denuncias ciudadanas.
Si,
en cambio, lograron entrar al correo encriptado de Felipe Calderón, la historia
es diferente: tuvieron acceso a información privilegiada que les pudo dar
ventaja en negociaciones, influencia en la política y multimillonarios beneficios
económicos.
¿Qué cuenta de
correo fue hackeada? Lo sabremos cuando se revele el contenido de los mensajes…
si se revela.
Por
lo pronto, la respuesta diplomática del gobierno mexicano vuelve a ser tibia
frente a una flagrante violación a la soberanía nacional.
**
Columna
Serpientes y Escaleras/24 Horas
El
siervo espiado/ Salvador García Soto
Que
Felipe Calderón ha sido el presidente que más se abrió a la relación con
Estados Unidos y que más concesiones (legales y extralegales, constitucionales
y no) dio a Washington, eso no está en duda. El ex presidente mexicano, como
pocos de sus antecesores, se echó a los brazos del Tío Sam y, a cambio de que
le guiaran en su sanguinaria lucha contra el narcotráfico, dejó que las
agencias de seguridad estadunidenses -de la DEA a la CIA y del Ejército a los
Marines- tuvieran como nunca injerencia en el territorio y las operaciones de
seguridad nacional de México, con o sin tratados constitucionales de por medio.
No
fue gratuito que a su salida de la Presidencia, después del violento periodo
que significó su sexenio por las cifras de muertos, desaparecidos y golpes al
narcotráfico, Calderón haya sido acogido por la principal universidad
estadunidense y se haya refugiado con su familia en el vecino país, desde donde
esporádicamente vuelve a México y se mantiene activo en política a través de su
grupo de senadores oposicionistas y combativos que encabeza Ernesto Cordero.
Pero
toda esa política entreguista y dócil hacia la Casa Blanca no evitó que el
gobierno de Barack Obama, como antes el de George W. Bush, ejerciera sobre el
presidente de México y sobre los principales miembros de su gabinete un
espionaje descarado a través de las cuentas de correo de la Presidencia, además
de la intercepción de sus llamadas de celular, en lo que constituye una
práctica que quizá para los Estados Unidos podrá ser “legal” y hasta “normal”,
según sus leyes y prácticas internacionales, pero que representa una abierta
violación constitucional y de soberanía para las instituciones mexicanas.
Descubrir
que desde Washington se espía a los presidentes de México, a través del uso de
los servidores de compañías de nacionalidad estadunidense, o que la Agencia de
Seguridad Nacional (ASN) haya penetrado fácilmente los servidores de la
Presidencia; confirma, a partir de las revelaciones de Edward Snowden, las
sospechas de que el internet y las principales compañías que manejan las redes
sociales, buscadores y correos personales, colaboran con la red mundial de
espionaje que tendió desde la Casa Blanca, con autorización legal de su
Congreso, el ex presidente Bush y continuó la administración Obama, siempre
bajo el argumento de su seguridad y la lucha contra el terrorismo.
Sólo
que el espionaje realizado a Calderón, siendo presidente, no tuvo nada que ver
con terrorismo, por los informes revelados por la prensa alemana, y fue más
bien una intromisión en la política interna y las decisiones del gobierno
mexicano. Y para colmo, la respuesta que ha recibido la cancillería mexicana,
encabezada por José Antonio Meade, y el gobierno de Enrique Peña Nieto en sus
protestas por el espionaje, ha sido casi una segunda burla por parte de nuestro
principal socio comercial y vecino. Porque primero Obama le ofreció a Peña que
investigaría la queja que personalmente le dio en la pasada reunión del G-20,
según informó la Presidencia, y luego la SRE citó al embajador Antonhy Wayne a
dar explicaciones sobre la intromisión en comunicaciones telefónicas de
Calderón y del mismo Peña Nieto como presidente electo.
Una
y otra acción del gobierno de México no obtuvieron resultados; no hay ni
investigación ni explicación claras del acto de intromisión. Ahora, que se
revelan las infiltraciones en los servidores mismos de la Presidencia y de las
comunicaciones personales del Presidente, el tono de la protesta de la
Cancillería tendría que subir y buscar otro tipo de acciones que expresen el
rechazo mexicano a esas prácticas violatorias de la soberanía. Si espiaron a un
presidente que se les tendió como un siervo, que otra cosa puede esperarse el
actual inquilino de Los Pinos. Un gesto de dignidad no le vendría mal a la
desigual y poco fiable relación con el poderoso vecino.
NOTAS
INDISCRETAS… En los avances que da por todos lados el secretario José Carlos Ramírez
Marín de sus investigaciones sobre funcionarios responsables de las tragedias
en zonas irregulares de Acapulco se puede advertir una cosa: van sólo sobre
funcionarios de segundo nivel y difícilmente acusarán a políticos o gobernantes
de primera línea. Será la política del hilo y lo más delgado… ¿Qué están
percibiendo los grupos delincuenciales en el Distrito Federal que ya matan a
niños a mansalva o penetran descaradamente a las policías o desatan balaceras
en plena vía pública y a la menor provocación? Huelen la debilidad… Se lanzan
los dados. Serpiente doble.
**
Aliado, no
vasallo/Pascal Beltrán del Río
Excélsior,
22/10/2013 00:34
Desde
el 9 de junio pasado, cuando se hicieron públicas las revelaciones de Edward
Snowden sobre la NSA y su infraestructura –“que le permite interceptar
prácticamente todo”–, he escuchado decenas de veces decir que sólo los ingenuos
se sorprenden de que Estados Unidos haga espionaje en diversas partes del
mundo, incluyendo a sus aliados.
Probablemente
eso sí sea una obviedad, pero lo amplio y sistemático de las intercepciones son
la novedad en este caso.
Estados
Unidos ha ido más allá de lo que pudiera constituir una acción de defensa en
contra de posibles ataques terroristas contra sus intereses.
De
acuerdo con la información que Snowden presuntamente compartió con medios
internacionales, la NSA ha espiado lo mismo a gobiernos que a ciudadanos
comunes. Y ha interceptado millones de comunicaciones telefónicas y de internet
no sólo con propósitos de seguridad nacional sino también económicas, como lo
reveló el domingo Der Spiegel.
Una cosa es
saber que los servicios de inteligencia estadunidenses –con presupuesto de 75
mil millones de dólares al año– pueden obtener información útil en cualquier
parte del mundo, y otra muy distinta es aceptar dócilmente que lo espíen a uno.
Por
desgracia, México ha pasado de la colaboración sumisa con los órganos de
inteligencia de EU, como ocurrió el sexenio pasado con la firma de un acuerdo
que autorizaba las intercepciones en territorio nacional, a una respuesta
confusa frente a la revelación pública de la magnitud del espionaje.
Lo
que se conoció el domingo vía el semanario alemán –la penetración de la red de
internet de la Presidencia, incluyendo la cuenta de correo electrónico de
Felipe Calderón–, es a todas luces indignante. Sería un error no advertir que
las señales del espionaje estadunidense contra México ya eran claras desde
junio, y ha habido una tardanza inexplicable para protestar como debe hacer
cualquier nación soberana que se respete.
Ha
hecho bien Calderón en exigir públicamente una investigación de hechos que,
como él mismo dice, lo agravian, pero más aún a la nación. Pero el ex
Presidente debería aclarar en qué consistió el contrato firmado entre su
gobierno y el de EU en febrero de 2007 denominado Mexico Technical Surveillance
System. De acuerdo con una justificación general, el programa tenía por
objetivo “crear un sistema de operaciones para la seguridad en las redes de
comunicaciones que permita administrar datos y contenga herramientas de
análisis forense”.
El
convenio, que hizo público Excélsior en julio pasado, se dio en la colaboración
antidrogas entre los dos países, que después se formalizaría como Iniciativa
Mérida. Duró cinco años, pues hay una actualización del contrato, el 27 de
abril de 2012. De acuerdo con los documentos en poder de este diario, se
permitió la instalación de 107 estaciones de rastreo, capaces de monitorear 60
llamadas telefónicas simultáneas y datos de servidores de internet. Los
equipos, provistos por la empresa Verint Systems, podían almacenar hasta 25 mil
horas de conversaciones.
Es
válido preguntarse si alguno de esos equipos se utilizó para interceptar el
correo electrónico de Calderón, a partir de 2010, así como los mensajes de
texto y las llamadas del entonces candidato presidencial Enrique Peña Nieto y
sus colaboradores cercanos, en la campaña de 2012. Por eso es necesario el
testimonio del ex mandatario, que debería formar parte de una investigación en
México para determinar el alcance del espionaje.
Las
revelaciones de Der Spiegel y otros medios nada tienen de anecdóticas. Es
insuficiente decir, para calmar a la opinión pública, que ya se exigió una
investigación a Washington. El gobierno de EU no tiene afán alguno en reparar
el daño de sus acciones.
Ayer
escribí que México quizá debe llamar a su embajador ante la Casa Blanca en lo
que espera resultados de la pesquisa o adoptar alguna medida drástica que dé fe
de su molestia y rechazo.
El
gobierno de Francia –también blanco de espionaje– convocó al embajador
estadunidense Charles Rivkin al parisino muelle de Orsay, sede de su
cancillería, para pedir explicaciones oficiales.
El
Senado anunció que gestionaría una reunión entre la Comisión de Relaciones
Exteriores y el embajador estadunidense en México, Anthony Wayne, y el
embajador mexicano en Washington, Eduardo Medina Mora.
El
Ejecutivo no puede quedarse atrás. Sin alterar la relación estratégica con
Estados Unidos, debe dar una señal de rechazo a las acciones inaceptables de la
NSA y dejar claro que México es su aliado, no su vasallo. Y debe conducir su
propia investigación para conocer hasta dónde fue vulnerada la seguridad del
país.
**
CNNMéxico.
Ante la posibilidad de ser espiados por el Gobierno de Estados Unidos, los
altos funcionarios del gobierno del expresidente Felipe Calderón Hinojosa
evitaban enviar documentos importantes vía correo electrónico y cuando se
comunicaban por teléfono lo hacían en clave, señaló el exasesor internacional
durante el sexenio calderonista, Rafael Fernández de Castro.
"Lo
más importante se le daba impreso (a Calderón). Cuando tenía que sostener una
conversación muy importante, lo prefería hacer caminando por el bosque de
Chapultepec (…) las llamadas eran por la red federal y uno utilizaba la red
para hablarle al presidente Calderón por el teléfono rojo que tienen los
funcionarios de muy alto nivel ", agregó.
Quien
también hizo declaraciones sobre el tema, fue el exsecretario de Trabajo,
Javier Lozano, quien afirmó que funcionarios federales también tenían un
“mecanismo encriptado” para enviar correos electrónicos, sin embargo, de
acuerdo con las filtraciones del excontratista de la Agencia de Seguridad Nacional,
Edward Snowden, dichos mecanismos fueron superados.
**
Los
medios hoy...21 de octubre
MILENIO:
La presidencia era espiada por EU desde
2010
La
Agencia de Seguridad Nacional de Estados Unidos (NSA, por su sigla en inglés)
espió desde 2010 el correo electrónico del entonces presidente Felipe Calderón
como hizo también con las llamadas de Enrique Peña Nieto cuando fue candidato a
la Presidencia en 2012, de acuerdo con la revista alemana Der Spiegel, que citó
documentos filtrados por Edward Snowden.
Además, se reveló que el espionaje del que fue víctima Enrique Peña Nieto
en dos semanas de junio de 2012 permitió interceptar 85 mil 489 mensajes de
texto enviados por el entonces candidato presidencial y sus colaboradores. La
Secretaría de Relaciones Exteriores reiteró su “categórica condena por la
violación de la privacidad de las comunicaciones de instituciones y ciudadanos
mexicanos. Esta práctica es inaceptable, ilegítima y contraria al derecho
mexicano y al derecho internacional”.
***
EXCÉLSIOR:
Calderón dio aval a espías… y lo
espiaron
El
gobierno de Estados Unidos espió en mayo de 2010 el correo electrónico del
entonces presidente Felipe Calderón, utilizando el mismo sistema de
intercepción de comunicaciones que su gobierno autorizó que se instalara en
México tres años antes. Este sistema
también interceptó en 2012 más de 85 mil mensajes, entre ellos los enviados por
el actual mandatario, Enrique Peña Nieto, de acuerdo con filtraciones del ex
contratista de la CIA, Edward Snowden, difundidas ayer por la publicación
alemana Der Spiegel. El proyecto para hackear los correos de Calderón,
denominado Flat Liquid, fue autorizado por personal de alto rango de la Agencia
de Seguridad Nacional (NSA, por sus siglas en inglés).
· ***
LA
JORNADA: EU espió a placer al gobierno
de Felipe Calderón
La
Agencia de Seguridad Nacional de Estados Unidos (NSA, por sus siglas en inglés)
hackeó cuentas de correo de la Presidencia de México por años y obtuvo
información interna ‘‘lucrativa’’ –en sus propias palabras– sobre toma de
decisiones del sistema político mexicano, a través de su división especializada
en espionaje denominada Operaciones de acceso personalizado (Tailored Access
Operations, TAO), según documentos filtrados por el ex analista de la agencia
Edward Snowden y revelados por la revista alemana Der Spiegel. Después de
husmear sistemáticamente las comunicaciones internas del gobierno mexicano, la
agencia logró finalmente descifrar las claves para ingresar al servidor de la
Presidencia de la República durante el sexenio pasado. De esta forma, Felipe
Calderón, el mandatario que colaboró de manera más estrecha con Washington que
todos sus antecesores, fue uno de los blancos del espionaje estadunidense.
**
Comunicado
de la Cancillería
POSICIÓN DEL
GOBIERNO DE MÉXICO SOBRE INFORMES ADICIONALES DE PRESUNTAS ACTIVIDADES DE LA
AGENCIA DE SEGURIDAD NACIONAL DE ESTADOS UNIDOS
Domingo
20.10.13| México, D. F. | Comunicado 392
Ante
filtraciones adicionales publicadas en medios internacionales en relación con
presuntas acciones de espionaje realizadas por la Agencia de Seguridad Nacional
de Estados Unidos, el Gobierno de México reitera su categórica condena a la
violación de la privacidad de las comunicaciones de instituciones y ciudadanos
mexicanos. Esta práctica es inaceptable, ilegítima y contraria al derecho
mexicano y al derecho internacional.
El
Presidente de Estados Unidos de América, Barack Obama, se comprometió en su más
reciente encuentro con el Presidente Enrique Peña Nieto a realizar una
investigación exhaustiva que conduzca al deslinde de responsabilidades.
Este
mismo compromiso fue confirmado por el Secretario de Estado de Estados Unidos,
John Kerry, durante una reunión de trabajo sostenida en días recientes con el
Secretario de Relaciones Exteriores, José Antonio Meade.
Mediante
una nota diplomática, el Gobierno de México habrá de reiterar la importancia
que tiene para nuestro país dicha investigación,
misma que deberá ser concluida a la brevedad.
En
una relación entre vecinos y socios no hay cabida a las prácticas que se alega
tuvieron lugar. Por ello, el diálogo institucional que sostienen las instancias
correspondientes es fundamental para mantener su relación de confianza y
respeto.
Columnas:
**
Espionaje: ¿Qué
hacer ante las nuevas revelaciones?/Pascal Beltrán del Río
Excélsior,
21/10/2013
El
conocimiento público sobre el espionaje estadunidense de los últimos años en
México y el resto del mundo no deja de crecer.
A
finales de junio pasado se supo, mediante una nota del diario británico The Guardian,
que la embajada mexicana en Washington había sido blanco de escuchas el sexenio
pasado.
Una
fuente diplomática que consulté por aquellos días me confirmó que el entonces
embajador Arturo Sarukhán solía invitar a sus interlocutores a salir de su despacho
cuando se trataba de hablar de asuntos delicados, pues ya sospechaba que le
habían sembrado micrófonos.
Días
después, en julio, Excélsior dio a conocer que el gobierno del presidente
Felipe Calderón había accedido a una petición del Departamento de Estado para
instalar equipo de espionaje en territorio nacional, proporcionado por la
empresa Verint, para interceptar, analizar y almacenar comunicaciones
telefónicas y de internet.
Las acciones de espionaje fueron pactadas
por los gobiernos de México y Estados Unidos en febrero de 2007, en el marco de
la cooperación antidrogas entre los dos países, que meses después sería
formalizada como Iniciativa Mérida. El programa para interceptar
comunicaciones incluso fue ampliado en 2012 sin que a la fecha se conozcan
públicamente sus objetivos.
Posteriormente,
a principios de septiembre pasado, la cadena brasileña TV Globo reveló, con
base en documentos filtrados por el analista Edward Snowden, que la Agencia de
Seguridad Nacional de Estados Unidos había espiado a Enrique Peña Nieto y a
nueve de sus más cercanos colaboradores, durante la campaña presidencial de
2012.
Las
revelaciones en Brasil también incluyeron acciones de espionaje contra
funcionarios de ese país, lo cual provocó una encendida protesta en la tribuna
de la Asamblea General de la ONU por parte de la presidenta Dilma Rousseff,
quien además canceló por ese motivo una visita de Estado a Estados Unidos.
El
día de ayer, el semanario alemán Der Spiegel fue más allá. Con base en los
mismos documentos dados a conocer por Snowden, el medio hizo público que la NSA
había penetrado con éxito en la red de internet de la Presidencia de la
República el sexenio pasado, y que había infiltrado la cuenta de correo del
propio presidente Felipe Calderón.
Asimismo,
confirmó las acciones de espionaje contra Peña Nieto y sus colaboradores, al
tiempo que precisó la magnitud de las intercepciones: conoció el contenido de
más de 85 mil mensajes de texto.
De ser
auténticos los documentos que dio a conocer Der Spiegel el día de ayer —y no
hay razones para dudar de ello—, indigna la petulancia de la NSA, que se jacta
de haber logrado acceder a un privilegiado punto de observación del “sistema
político de México y su estabilidad interna”, mediante el espionaje
sistemático a “comunicaciones diplomáticas, económicas y del liderazgo del
país”.
La
reacción del gobierno mexicano ante el tema del espionaje estadunidense es ya
claramente insuficiente. Bastante grave es la revelación de que se
interceptaron las llamadas de un candidato presidencial —que a la postre
resultó ganador de los comicios de julio de 2012— como para agregar a ello la
infiltración de la red de internet de la Presidencia.
Mediante
el canciller José Antonio Meade, el gobierno mexicano ha dicho que exigió a
Washington una investigación de las acusaciones. Lo dijo Meade en su
comparecencia de la semana pasada en el Senado y lo repitió en la entrevista
que le hice el mismo día en Excélsior Televisión.
Lo
que ya no puede hacer el gobierno de México es esperar a que Estados Unidos
concluya dicha pesquisa al ritmo que le convenga. Debe exigir resultados ya, y
probablemente retirar a su embajador ante la Casa Blanca hasta que éstos se
hagan públicos, o alguna otra medida drástica que haga patente la seriedad del
enojo ante la intromisión.
Sería
un error pecar de ingenuos. La embajada de Estados Unidos es un frente de los
intereses comerciales —y económicos, en general, de ese país—; las acciones de
espionaje no sólo son una afrenta política y diplomática, sino, como bien
apuntó ayer la cadena RT (previamente conocida como Russia Today), seguramente
dieron a Washington una ventaja competitiva en materia de inversiones.
En
el conjunto de comunicaciones espiadas por la NSA, ¿qué pudo saberse en Estados
Unidos? ¿Sólo la vida privada del Presidente y el candidato o datos claves de
seguridad nacional que nos hagan vulnerables a todos?
**
Columna EL
ASALTO A LA RAZÓN/Carlos Marín
Milenio,
22 de octubre.
Calderón
y Peña: objetivos lógicos
Del
espionaje abundan referencias tan antiguas como las de agentes que orejeaban
para Moisés, David o Josué, o la clasificación de espías que hizo Sun Tzu
(siglo IV aC): “Nativo, interno, doble, liquidable, y flotante” que, “cuando
están activos todos ellos, nadie conoce sus rutas”. A esto, escribió el chino
en El arte de la guerra, “se le llama genio organizativo, y se aplica al
gobernante…”.
Isabel
Primera de Inglaterra se sirvió de su principal secretario, sir Francis
Walsingham, a finales del siglo XVI para, mediante redes de agentes en toda
Europa, penetrar el corazón de otras naciones (enemigas o aliadas). A este
cuate se le reconoce desde entonces como “maestro de espías”: supervisaba las
políticas exterior, nacional y religiosa; fue embajador en Francia y partidario
tenaz de la exploración, colonización y sometimiento de Irlanda y de la unión
con Escocia, así como hacer de Inglaterra la mayor potencia marítima (en una
economía cada vez más globalizada). Descubrió y desactivó varias conspiraciones
contra la reina y, con información de sus espías, aseguró la ejecución de María
Estuardo.
Al
servicio de Napoleón, Joseph Fouché (Cocinero de la conspiración, le decía
Robespierre) tuvo a su cargo la Policía de Francia (que se convertiría en el
temible Ministerio de Interior) y se le concede la paternidad del espionaje
moderno, entendido como una prioridad de Estado. Sus artimañas para el
hurgamiento fueron piedra de toque del FBI en EU o el MI-6 inglés, que se
volvieron clave en el desarrollo de la Segunda Guerra Mundial (con la red
Orquesta Roja trabajando para los aliados en los países ocupados).
La
guerra fría fue constante duelo de espías entre las potencias, con casos tan
célebres como los de Harold Adrian Russel Philby o Kim Philby (integrante del
grupo estalinista Los cinco de Cambridge); los agentes dobles Blake, Ames y
Penkovski, o el derribo del avión espía U-2 de 1960 por migs soviéticos y cuyo
piloto, Francis Gary Powers, fue apresado y luego cambalachado por agentes
rusos.
Después,
la caída del Telón de Acero, lejos de acabar con el espionaje, lo reactivó,
sobre todo con los atentados de 2001 para penetrar al integrismo islámico (que
llevó al encuentro y asesinato de Bin Laden diez años después).
Frente
a las “bondades” de su práctica como asunto de Estado, los WikiLeaks de Julian
Assange (desde 2007) vinieron a ser el primer gran machetazo a caballo de
espadas: filtraciones de decenas de miles de documentos secretos que el Estado
gringo mantenía bajo reserva.
Y
de ahí a lo de ahora (caso Snowden): la difusión de gobiernos y gobernantes
espiados por la Agencia de Seguridad Nacional de Estados Unidos, entre quienes
están el ex presidente Felipe Calderón y, como candidato a sucederlo, Enrique
Peña Nieto.
Pues…
¡ni modo que no!
Lo
sorprendente no es tanto que fueran espiados, sino que lo hubiesen sido por tan
breve tiempo y, para colmo, que nada notable ni abracadabrante les hayan
encontrado…
**
LA
TRAICIÓN A CALDERÓN
Columna
Estrictamente Personal/Raymundo Riva Palacio
Ejecentral.com
Cuando
se reveló el espionaje de la Agencia Nacional de Seguridad (NSA, por sus siglas
en inglés) en México y Brasil, el gobierno del presidente Enrique Peña Nieto
optó por una estrategia distinta a la que siguió la presidenta Dilma Rouseff.
La cancillería brasileña protestó de manera enérgica y pública, mientras la
mexicana fue por una de bajo perfil. A medir por los resultados, la mexicana
fue mucho más eficaz. Tuvieron respuesta inmediata, igualmente discreta. Se entregaron las notas
diplomáticas y recibieron en Washington al jefe del CISEN. Los brasileños
tuvieron que subir los gritos, hasta que un mes después, finalmente, los
atendieron.
Hoy,
nuevos documentos filtrados por el revelador de secretos, el ex técnico de la
CIA Edward Snowden, publicados por la revista alemana Der Spiegel (El Espejo)
en su edición de este domingo, obligan al gobierno mexicano a modificar y
elevar la calidad de su protesta. No basta pedir explicaciones al gobierno de
Estados Unidos y que el presidente Barack Obama ofrezca investigar para
determinar si hubo o no violación de la ley, porque en este caso, dentro del
marco jurídico de esa nación, no violó nada la NSA.
La ley
estadounidense, respalda por el Capitolio, le permitió a Estados Unidos, -desde
el gobierno de George W. Bush-, interceptar todas las comunicaciones
electrónicas.
En sus reclamos personales, diplomáticos mexicanos dijeron que también habían
interceptado conversaciones telefónicas, para lo cual necesariamente,
argumentaban, tendrían que haber penetrado las redes de telefonía
mexicana. En previas revelaciones se
identificó a la división de la NSA, “Tailored Access Operations” (TAO),
responsable de este tipo de operaciones que espiaba a modo a cada país y a cada
necesidad.
En
los documentos analizados por Der Spiegel uno afirma: “TAO entró exitosamente al servidor principal en el dominio de la Presidencia
Mexicana.., para ganar acceso de primera mano a la cuenta del correo
electrónico del presidente Felipe Calderón”. El dominio, añadió la NSA en
el informe, también era usado por los miembros del gabinete y contenían
“comunicaciones diplomáticas, económicas y de liderazgo que continuaron
proveyendo una visión privilegiada del sistema político mexicano y de la
estabilidad interna”.
Esta
operación llamada “Flatliquid”, no parece tener nada que ver con el terrorismo.
En ninguna parte del documento se justifica la penetración de las
comunicaciones de la Presidencia mexicana bajo el argumento de la lucha contra
Al Qaeda y todas sus derivaciones terroristas, razones por las cuales se inició
el espionaje global, ni se establecen cuáles son las razones de Estado para
husmear en la política interna mexicana. Más aún, en el documento secreto, la
NSA afirma que la oficina de Calderón se convirtió en “una fuente lucrativa” de
información.
“Flatquid” es la confirmación de que es
imposible confiar en el gobierno de Estados Unidos y que la relación bilateral
tiene que ser estrictamente a partir de la defensa de los intereses nacionales.
El ex presidente Calderón cambió la naturaleza histórica de esa relación con
niveles de colaboración inéditos, que sólo son proporcionales al nivel de
penetración y espionaje inédito que hizo el gobierno con el que se casó
incondicionalmente. Se puede argumentar que Washington se rió de él y que lo traicionaron.
Su
gobierno le abrió completamente la puerta, permitió que sus agencias de
inteligencia trabajaran activamente en territorio mexicano, que coordinaran
operaciones de campo e interrogaran a detenidos antes que los ministerios
públicos federales. Les entregó muchas de las llaves de la seguridad mexicana,
facilitándoles la construcción de un enclave en suelo nacional. Pero aún así,
como sucede con un país que sí entiende que la seguridad de su Estado y sus
intereses van por encima de todo, no fue suficiente. Los documentos muestran
que más allá de sus preocupaciones de seguridad, existían dudas sobre la
estabilidad y el futuro de México. Más de 85 mil comunicaciones interceptadas
del entonces candidato presidencial Enrique Peña Nieto y nueve de sus colaboradores,
reveladas anteriormente, así lo ratifican.
Las
dudas mexicanas sobre la legalidad del espionaje se fortalecen con las
revelaciones de “Flatliquid”, operación de la cual el gobierno mexicano no ha
sido informado. Este espionaje rebasa cualquier explicación y justificación
previa de Washington, y es una abierta intromisión en los asuntos internos
mexicanos. Exige una nueva respuesta del gobierno mexicano, pero no puede ser
en los términos como se planteó. Como a Calderón en la praxis, a Peña Nieto lo
han engañado y traicionado. No le dijeron que las entrañas de la Presidencia de
México, para efectos de ver cómo se mueven y reaccionan, están siendo vistas
por ellos. Y lo que él piensa, dice y manda, también.
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