20 oct 2013

Enrique Camarena: "Mártir, con verdades a medias"


 Mártir, con verdades a medias/JORGE CARRASCO ARAIZAGA
Revista Proceso No 1929, 19 de octubre de 2013;
 A un informe especial del Senado estadunidense, elaborado a lo largo de dos años para indagar la trama del caso Irán-Contras (la triangulación ilícita de recursos para abastecer a la contrarrevolución de Nicaragua), le faltaron dinero y tiempo para asomarse a lo ocurrido al sur de su frontera: el asesinato de Enrique Camarena, agente de la DEA que sí había descubierto esa relación insana del narcotráfico latinoamericano con la inteligencia de Washington. Al “thriller” Camarena-Caro Quintero-CIA se le suman nuevos elementos, algunos de los cuales apuntan incluso a los servicios secretos de Israel y a un par de extraños accidentes aéreos fatales.
Estados Unidos hizo de Enrique Camarena un mártir de su política antidrogas basándose en verdades a medias. En la investigación especial del Senado sobre el caso Irán-Contras soslayó “por falta de recursos” la relación del Cártel de Guadalajara con los narcotraficantes centroamericanos y cubano-estadunidenses colabo­radores de la CIA e implicados en la muerte del agente de la DEA.

 El encargado de sortear lo ocurrido con Camarena en México fue un personaje ahora de primer nivel en el gobierno de Barack Obama: el secretario de Estado, John Kerry. Éste encabezó a finales de los ochenta la investigación senatorial sobre el Irán-Contras, la operación ilegal de tráfico internacional de drogas y armas del gobierno estadunidense con la que se topó el agente de la DEA cuando indagaba a los narcotraficantes mexicanos.
 La indagatoria del Senado quedó incompleta también pues no incluyó la muerte de un actor central de la ilícita operación: el agente israelí Amiram Nir, fallecido el 30 de noviembre de 1988 en un sospechoso accidente aéreo en Michoacán, donde operaba como “empresario aguacatero”.
 Kerry se encargó de la investigación del Irán-Contras en su calidad de presidente del Subcomité sobre Terrorismo, Narcóticos y Operaciones Internacionales del Comité de Relaciones Exteriores del Senado de Estados Unidos. Otro de los miembros de ese comité era el actual vicepresidente Joe Biden.
 El entonces presidente de ese Comité, Claiborne Pell, pidió a Kerry investigar el escándalo de la operación ilegal ordenada por el gobierno de Ronald Reagan para traficar armas de Irán hacia los contrarrevolucionarios de Nicaragua, con el apoyo de los servicios secretos de Israel y de narcotraficantes latinoamericanos.
 Después de dos años de investigación, en abril de 1989, Kerry dio a conocer un informe sobre las relaciones entre la política exterior estadunidense y el tráfico de drogas de América Latina a Estados Unidos. En su reporte, fechado en diciembre de 1988, dejó fuera a México pese al asesinato de Camarena en Guadalajara, en marzo de 1985.
 Washington atribuyó el homicidio a los líderes del ya desaparecido Cártel de Guadalajara: Rafael Caro Quintero; Miguel Ángel Félix Gallardo, El Padrino; y Ernesto Fonseca Carrillo, Don Neto. Pero como lo revelaron Proceso (1928) y la televisora estadunidense Fox News, en el crimen estuvo implicada la Agencia Central de Inteligencia (CIA) con el apoyo de narcotraficantes que facilitaron la operación Irán-Contras.
 Kerry inició la investigación en 1986, un año y medio después del asesinato de Camarena. De acuerdo con el exagente de la DEA Héctor Berrellez, encargado de la Operación Leyenda desplegada por Estados Unidos en México tras el crimen, los jefes del Cártel de Guadalajara no actuaron solos, sino con el apoyo de la CIA y de la Dirección Federal de Seguridad, la policía secreta del régimen priista.
 El ahora secretario de Estado estadunidense evitó indagar esos hechos conocidos ahora, 28 años después. En su informe dijo que el subcomité “no tuvo tiempo ni recursos” para concentrarse en otros países, como México, Paraguay, Perú, Bolivia y Brasil.
 En el caso de México se limitó a decir que el reporte de 1989 sobre la Estrategia para el Control Internacional de Narcóticos de Estados Unidos reiteró su preocupación de que la corrupción relacionada con las drogas estaba socavando el cumplimiento de la ley en el país.
 Citó ese documento al decir que un año antes hubo en México un incremento de narcotraficantes colombianos, implicados inicialmente en facilitar el traslado de cocaína a Estados Unidos, y se limitó a decir que el nivel de corrupción en el país era una “preocupación prioritaria” de Washington.
 No dijo nada más y la historia de lo ocurrido con el agente de la DEA en México la armaron el gobierno y la prensa estadunidenses para responsabilizar únicamente al Cártel de Guadalajara, en particular a Caro Quintero. El excapo fue liberado en agosto pasado por la justicia mexicana, pero Estados Unidos dice que lo quiere juzgar en su país, por lo que ya solicitó a la Procuraduría General de la República su detención con fines de extradición.
 Lo que sabe Caro Quintero de lo ocurrido con Camarena puede comprometer más a Estados Unidos, aunque Kerry haya evadido cualquier relación de los narcotraficantes mexicanos y de la CIA en la operación Irán-Contras.
 Incluso, el ahora encargado de la política exterior de Estados Unidos matizó la participación del cubano anticastrista Félix Ismael Rodríguez en ese tráfico ilegal del gobierno de Ronald Reagan y su operador, el coronel Oliver North. En el reporte del subcomité que encabezaba, Kerry identifica a Rodríguez como un veterano de la frustrada invasión de Bahía de Cochinos, en 1961, con la que Estados Unidos pretendía una contrarrevolución en Cuba para derrocar a Fidel Castro.
 Confirma que se trataba de un antiguo oficial de la CIA asignado por Oliver North en septiembre de 1985 –medio año después del asesinato de Camarena– al mantenimiento de las operaciones de suministro de armas a los contras en la base de la Fuerza Aérea de Ilopango, al oriente de la capital salvadoreña.
 El exagente de la DEA Héctor Berrellez señala al cubano-estadunidense como agente de la CIA y partícipe en la muerte de Camarena, así como en la entrega de dinero del tráfico de drogas a los contras. Pero Kerry desestimó señalamientos en ese sentido. Uno de ellos, el del exnarcotraficante Ramón Millán Rodríguez, quien habló de una reunión en Miami, efectuada en junio de 1987, para ofrecerle una ayuda de 10 millones de dólares a favor de los opositores armados al régimen sandinista.
Matta Ballesteros
Lo que no pudo ocultar el informe de Kerry, ante las evidencias de su propio gobierno, fue la participación del narcotraficante hondureño Juan Ramón Matta Ballesteros en el complot internacional armado por la administración Reagan ante la prohibición del Congreso estadunidense de vender armas a Irán, país con el que Washington no tenía relaciones diplomáticas y estaba en guerra con Irak. Reagan completó la operación mediante la entrega de ayuda financiera a la contra con dinero del narcotráfico y el tráfico ilícito de armamento a Irán.
Socio del Cártel de Guadalajara, Matta Ballesteros fue también señalado por Berrellez como proveedor de dinero al exagente cubano de la CIA Félix Rodríguez para entregárselo a los contras, y como participante en la operación de secuestro, tortura y asesinato de Camarena.
En su reporte, Kerry confirmó la colaboración de Matta Ballesteros en el Irán-Contras, con el apoyo incluso del Departamento de Estado, que ahora encabeza. Dice el reporte que esa dependencia encargada de la política exterior de Estados Unidos “seleccionó cuatro compañías para dar asistencia humanitaria a los contras”.
Las compañías fueron Setco Air, propiedad de Matta Ballesteros; Diacsa, empresa aérea de Miami propiedad de los narcotraficantes Floyd Carlton y Alfredo Caballero; Frigorífico de Punta Arenas, operada por narcotraficantes cubano-estadunidenses que no identifica, y Vortex, otra firma aérea propiedad en parte del también narcotraficante Michael Palmer.
En total esas empresas recibieron 806 mil 401 dólares del Departamento de Estado. Setco, la empresa de Matta Ballesteros, cobró 185 mil 924 dólares para el transporte de “ayuda humanitaria” a los contras entre finales de 1985 y mediados de 1986.
Dijo Kerry que el subcomité “no obtuvo respuestas claras” de por qué el gobierno estadunidense seleccionó a esas empresas para que recibieran recursos públicos.
Antes de que el Departamento de Estado contratara a Setco, la empresa de Matta ya era proveedora de los contras. A principios de 1984 fue la principal compañía usada por aquellos en Honduras para el transporte de equipo y personas: al menos un millón de municiones, alimentos, uniformes y otros pertrechos militares, según consigna el informe de Kerry. Setco también recibió recursos a través de las cuentas secretas de Oliver North en sus operaciones ilegales.
La relación de Estados Unidos con Matta Ballesteros se acabó tras el asesinato de Camarena y sólo entonces el gobierno estadunidense hizo valer la clasificación del narcotraficante hondureño como un “infractor de la DEA clase 1”.
 El reporte de Kerry apenas dedica un párrafo al asesinato: “En marzo de 1985 el agente de la DEA Enrique Camarena fue secuestrado y brutalmente asesinado en México. Camarena investigaba las actividades de Ramón Matta Ballesteros y Miguel Ángel Félix Gallardo al momento de ser secuestrado. Ambos, Ballesteros y Gallardo, fueron considerados socios en una gran organización de tráfico de cocaína que trabajó a través de México hacia Estados Unidos. En seguimiento del asesinato de Camarena, la DEA comenzó una intensa búsqueda de Matta”.
Pese a caer de la gracia de Estados Unidos, el narcotraficante hondureño no fue detenido sino hasta 1988, tres años después del asesinato. Contrario a la presión que ejerció contra México, el gobierno estadunidense evitó hacer lo mismo con el gobierno de Honduras, uno de sus aliados en el propósito de derrocar a los sandinistas y apoyar a los contras. El ejército hondureño detuvo a Matta en abril de 1988 y de inmediato lo envió a República Dominicana y de ahí a Miami, donde fue detenido y procesado.
Conexión israelí
El informe del Senado estadunidense sobre el Irán-Contras evitó también al operador israelí del tráfico de armas, el agente Amiram Nir, quien falleció en Uruapan en un accidente aéreo el 30 de noviembre de 1988, un mes antes de que Kerry firmara su reporte, en el cual el nombre del operador israelí ni siquiera se mencionó.
Después de sus actividades al servicio del Irán-Contras, Nir apareció en México como socio principal de una empresa exportadora de aguacates: Nucal. En uno de sus viajes entre Uruapan y el Distrito Federal murió en un accidente cuando viajaba en una avioneta Cessna T-210 propiedad de la empresa Aerotaxis de Uruapan, con la matrícula XA-HAQ.
La prensa michoacana habló de una falla mecánica de la avioneta, que al intentar aterrizar de emergencia se fue a pique en un barranco cerca de Ciudad Hidalgo, en el noreste del estado. Nir se había embarcado con una identidad falsa.
Sus restos fueron identificados por un ciudadano argentino, Pedro Cruchet, quien declaró a la policía michoacana que Nir era francés y estaba en México como turista; sin embargo el gobierno de Michoacán informó que éste tenía un pasaporte emitido en Tel Aviv con una visa entregada por el consulado de México en Londres, apenas unos días antes del accidente.
La prensa internacional dio a conocer que se trataba de un asesor del entonces primer ministro de Israel, Isaac Shamir, y estaba vinculado con el caso Irán-Contras.
La historia de Nir y su papel en los servicios de inteligencia y espionaje de Israel la dio a conocer el periodista galés Gordon Thomas en su libro Mossad. La historia secreta, publicado en 1998, 10 años después de la sospechosa muerte de quien fue pieza clave en la operación ilegal.
Cuenta que el cuerpo de Nir fue llevado a Israel y que más de mil personas acudieron al funeral, entre ellos el ministro de Defensa, Isaac Rabin. Según Gordon, el jefe del Ejército israelí se refirió a la misión de Nir como “labores secretas todavía no reveladas”.
Asegura que para el Mossad (el servicio secreto de Israel) su agente fue asesinado por la CIA a fin de asegurarse de que no habría problemas para Reagan y su vicepresidente George Bush en el juicio contra Oliver North. Dice el periodista especializado en espionaje internacional: “Un apoyo a esta teoría lo aportó el comandante naval norteamericano que había acompañado a Nir a Teherán en su misión para liberar a los rehenes (estadunidenses) de Beirut.
“La historia del comandante se refería al hecho de que Nir había conocido a George­ Bush, entonces vicepresidente, el 29 de julio de 1986, en el hotel Rey David de Jerusalén, donde lo había puesto al corriente sobre la operación de venta de armas a Irán, vía Israel.”
Al parecer Nir grabó en secreto la conversación y la tenía como prueba para relacionar a Bush con el canje de armas por rehenes. En esa reunión también estuvieron Charles McKee y Matthew Gannon, oficiales de campo de la CIA, quienes murieron días después de Nir también en un accidente aéreo: el 21 de diciembre de 1988 el vuelo 103 de Pan-Am explotó en el aire cuando volaba sobre la ciudad escocesa de Lockerbie. Tres años después de su muerte, la casa de Nir fue asaltada. De ella robaron grabaciones y documentos.

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