Mártir,
con verdades a medias/JORGE CARRASCO ARAIZAGA
Revista
Proceso No 1929, 19 de octubre de 2013;
A
un informe especial del Senado estadunidense, elaborado a lo largo de dos años
para indagar la trama del caso Irán-Contras (la triangulación ilícita de
recursos para abastecer a la contrarrevolución de Nicaragua), le faltaron
dinero y tiempo para asomarse a lo ocurrido al sur de su frontera: el asesinato
de Enrique Camarena, agente de la DEA que sí había descubierto esa relación
insana del narcotráfico latinoamericano con la inteligencia de Washington. Al
“thriller” Camarena-Caro Quintero-CIA se le suman nuevos elementos, algunos de
los cuales apuntan incluso a los servicios secretos de Israel y a un par de
extraños accidentes aéreos fatales.
Estados
Unidos hizo de Enrique Camarena un mártir de su política antidrogas basándose
en verdades a medias. En la investigación especial del Senado sobre el caso
Irán-Contras soslayó “por falta de recursos” la relación del Cártel de
Guadalajara con los narcotraficantes centroamericanos y cubano-estadunidenses
colaboradores de la CIA e implicados en la muerte del agente de la DEA.
El
encargado de sortear lo ocurrido con Camarena en México fue un personaje ahora
de primer nivel en el gobierno de Barack Obama: el secretario de Estado, John
Kerry. Éste encabezó a finales de los ochenta la investigación senatorial sobre
el Irán-Contras, la operación ilegal de tráfico internacional de drogas y armas
del gobierno estadunidense con la que se topó el agente de la DEA cuando
indagaba a los narcotraficantes mexicanos.
La
indagatoria del Senado quedó incompleta también pues no incluyó la muerte de un
actor central de la ilícita operación: el agente israelí Amiram Nir, fallecido
el 30 de noviembre de 1988 en un sospechoso accidente aéreo en Michoacán, donde
operaba como “empresario aguacatero”.
Kerry
se encargó de la investigación del Irán-Contras en su calidad de presidente del
Subcomité sobre Terrorismo, Narcóticos y Operaciones Internacionales del Comité
de Relaciones Exteriores del Senado de Estados Unidos. Otro de los miembros de
ese comité era el actual vicepresidente Joe Biden.
El
entonces presidente de ese Comité, Claiborne Pell, pidió a Kerry investigar el
escándalo de la operación ilegal ordenada por el gobierno de Ronald Reagan para
traficar armas de Irán hacia los contrarrevolucionarios de Nicaragua, con el
apoyo de los servicios secretos de Israel y de narcotraficantes
latinoamericanos.
Después
de dos años de investigación, en abril de 1989, Kerry dio a conocer un informe
sobre las relaciones entre la política exterior estadunidense y el tráfico de
drogas de América Latina a Estados Unidos. En su reporte, fechado en diciembre
de 1988, dejó fuera a México pese al asesinato de Camarena en Guadalajara, en
marzo de 1985.
Washington
atribuyó el homicidio a los líderes del ya desaparecido Cártel de Guadalajara:
Rafael Caro Quintero; Miguel Ángel Félix Gallardo, El Padrino; y Ernesto
Fonseca Carrillo, Don Neto. Pero como lo revelaron Proceso (1928) y la
televisora estadunidense Fox News, en el crimen estuvo implicada la Agencia
Central de Inteligencia (CIA) con el apoyo de narcotraficantes que facilitaron
la operación Irán-Contras.
Kerry
inició la investigación en 1986, un año y medio después del asesinato de
Camarena. De acuerdo con el exagente de la DEA Héctor Berrellez, encargado de
la Operación Leyenda desplegada por Estados Unidos en México tras el crimen,
los jefes del Cártel de Guadalajara no actuaron solos, sino con el apoyo de la
CIA y de la Dirección Federal de Seguridad, la policía secreta del régimen
priista.
El
ahora secretario de Estado estadunidense evitó indagar esos hechos conocidos
ahora, 28 años después. En su informe dijo que el subcomité “no tuvo tiempo ni
recursos” para concentrarse en otros países, como México, Paraguay, Perú, Bolivia
y Brasil.
En
el caso de México se limitó a decir que el reporte de 1989 sobre la Estrategia
para el Control Internacional de Narcóticos de Estados Unidos reiteró su
preocupación de que la corrupción relacionada con las drogas estaba socavando
el cumplimiento de la ley en el país.
Citó
ese documento al decir que un año antes hubo en México un incremento de
narcotraficantes colombianos, implicados inicialmente en facilitar el traslado
de cocaína a Estados Unidos, y se limitó a decir que el nivel de corrupción en
el país era una “preocupación prioritaria” de Washington.
No
dijo nada más y la historia de lo ocurrido con el agente de la DEA en México la
armaron el gobierno y la prensa estadunidenses para responsabilizar únicamente
al Cártel de Guadalajara, en particular a Caro Quintero. El excapo fue liberado
en agosto pasado por la justicia mexicana, pero Estados Unidos dice que lo
quiere juzgar en su país, por lo que ya solicitó a la Procuraduría General de
la República su detención con fines de extradición.
Lo
que sabe Caro Quintero de lo ocurrido con Camarena puede comprometer más a
Estados Unidos, aunque Kerry haya evadido cualquier relación de los
narcotraficantes mexicanos y de la CIA en la operación Irán-Contras.
Incluso,
el ahora encargado de la política exterior de Estados Unidos matizó la
participación del cubano anticastrista Félix Ismael Rodríguez en ese tráfico
ilegal del gobierno de Ronald Reagan y su operador, el coronel Oliver North. En
el reporte del subcomité que encabezaba, Kerry identifica a Rodríguez como un
veterano de la frustrada invasión de Bahía de Cochinos, en 1961, con la que
Estados Unidos pretendía una contrarrevolución en Cuba para derrocar a Fidel
Castro.
Confirma
que se trataba de un antiguo oficial de la CIA asignado por Oliver North en
septiembre de 1985 –medio año después del asesinato de Camarena– al
mantenimiento de las operaciones de suministro de armas a los contras en la
base de la Fuerza Aérea de Ilopango, al oriente de la capital salvadoreña.
El
exagente de la DEA Héctor Berrellez señala al cubano-estadunidense como agente
de la CIA y partícipe en la muerte de Camarena, así como en la entrega de
dinero del tráfico de drogas a los contras. Pero Kerry desestimó señalamientos
en ese sentido. Uno de ellos, el del exnarcotraficante Ramón Millán Rodríguez,
quien habló de una reunión en Miami, efectuada en junio de 1987, para ofrecerle
una ayuda de 10 millones de dólares a favor de los opositores armados al
régimen sandinista.
Matta
Ballesteros
Lo
que no pudo ocultar el informe de Kerry, ante las evidencias de su propio
gobierno, fue la participación del narcotraficante hondureño Juan Ramón Matta
Ballesteros en el complot internacional armado por la administración Reagan
ante la prohibición del Congreso estadunidense de vender armas a Irán, país con
el que Washington no tenía relaciones diplomáticas y estaba en guerra con Irak.
Reagan completó la operación mediante la entrega de ayuda financiera a la
contra con dinero del narcotráfico y el tráfico ilícito de armamento a Irán.
Socio
del Cártel de Guadalajara, Matta Ballesteros fue también señalado por Berrellez
como proveedor de dinero al exagente cubano de la CIA Félix Rodríguez para
entregárselo a los contras, y como participante en la operación de secuestro,
tortura y asesinato de Camarena.
En
su reporte, Kerry confirmó la colaboración de Matta Ballesteros en el
Irán-Contras, con el apoyo incluso del Departamento de Estado, que ahora
encabeza. Dice el reporte que esa dependencia encargada de la política exterior
de Estados Unidos “seleccionó cuatro compañías para dar asistencia humanitaria
a los contras”.
Las
compañías fueron Setco Air, propiedad de Matta Ballesteros; Diacsa, empresa
aérea de Miami propiedad de los narcotraficantes Floyd Carlton y Alfredo
Caballero; Frigorífico de Punta Arenas, operada por narcotraficantes
cubano-estadunidenses que no identifica, y Vortex, otra firma aérea propiedad
en parte del también narcotraficante Michael Palmer.
En
total esas empresas recibieron 806 mil 401 dólares del Departamento de Estado.
Setco, la empresa de Matta Ballesteros, cobró 185 mil 924 dólares para el
transporte de “ayuda humanitaria” a los contras entre finales de 1985 y
mediados de 1986.
Dijo
Kerry que el subcomité “no obtuvo respuestas claras” de por qué el gobierno
estadunidense seleccionó a esas empresas para que recibieran recursos públicos.
Antes
de que el Departamento de Estado contratara a Setco, la empresa de Matta ya era
proveedora de los contras. A principios de 1984 fue la principal compañía usada
por aquellos en Honduras para el transporte de equipo y personas: al menos un
millón de municiones, alimentos, uniformes y otros pertrechos militares, según
consigna el informe de Kerry. Setco también recibió recursos a través de las
cuentas secretas de Oliver North en sus operaciones ilegales.
La
relación de Estados Unidos con Matta Ballesteros se acabó tras el asesinato de
Camarena y sólo entonces el gobierno estadunidense hizo valer la clasificación
del narcotraficante hondureño como un “infractor de la DEA clase 1”.
El
reporte de Kerry apenas dedica un párrafo al asesinato: “En marzo de 1985 el
agente de la DEA Enrique Camarena fue secuestrado y brutalmente asesinado en
México. Camarena investigaba las actividades de Ramón Matta Ballesteros y
Miguel Ángel Félix Gallardo al momento de ser secuestrado. Ambos, Ballesteros y
Gallardo, fueron considerados socios en una gran organización de tráfico de
cocaína que trabajó a través de México hacia Estados Unidos. En seguimiento del
asesinato de Camarena, la DEA comenzó una intensa búsqueda de Matta”.
Pese
a caer de la gracia de Estados Unidos, el narcotraficante hondureño no fue
detenido sino hasta 1988, tres años después del asesinato. Contrario a la
presión que ejerció contra México, el gobierno estadunidense evitó hacer lo
mismo con el gobierno de Honduras, uno de sus aliados en el propósito de
derrocar a los sandinistas y apoyar a los contras. El ejército hondureño detuvo
a Matta en abril de 1988 y de inmediato lo envió a República Dominicana y de
ahí a Miami, donde fue detenido y procesado.
Conexión
israelí
El
informe del Senado estadunidense sobre el Irán-Contras evitó también al
operador israelí del tráfico de armas, el agente Amiram Nir, quien falleció en
Uruapan en un accidente aéreo el 30 de noviembre de 1988, un mes antes de que
Kerry firmara su reporte, en el cual el nombre del operador israelí ni siquiera
se mencionó.
Después
de sus actividades al servicio del Irán-Contras, Nir apareció en México como
socio principal de una empresa exportadora de aguacates: Nucal. En uno de sus
viajes entre Uruapan y el Distrito Federal murió en un accidente cuando viajaba
en una avioneta Cessna T-210 propiedad de la empresa Aerotaxis de Uruapan, con
la matrícula XA-HAQ.
La
prensa michoacana habló de una falla mecánica de la avioneta, que al intentar
aterrizar de emergencia se fue a pique en un barranco cerca de Ciudad Hidalgo,
en el noreste del estado. Nir se había embarcado con una identidad falsa.
Sus
restos fueron identificados por un ciudadano argentino, Pedro Cruchet, quien
declaró a la policía michoacana que Nir era francés y estaba en México como
turista; sin embargo el gobierno de Michoacán informó que éste tenía un
pasaporte emitido en Tel Aviv con una visa entregada por el consulado de México
en Londres, apenas unos días antes del accidente.
La
prensa internacional dio a conocer que se trataba de un asesor del entonces
primer ministro de Israel, Isaac Shamir, y estaba vinculado con el caso
Irán-Contras.
La
historia de Nir y su papel en los servicios de inteligencia y espionaje de
Israel la dio a conocer el periodista galés Gordon Thomas en su libro Mossad.
La historia secreta, publicado en 1998, 10 años después de la sospechosa muerte
de quien fue pieza clave en la operación ilegal.
Cuenta
que el cuerpo de Nir fue llevado a Israel y que más de mil personas acudieron
al funeral, entre ellos el ministro de Defensa, Isaac Rabin. Según Gordon, el
jefe del Ejército israelí se refirió a la misión de Nir como “labores secretas
todavía no reveladas”.
Asegura
que para el Mossad (el servicio secreto de Israel) su agente fue asesinado por
la CIA a fin de asegurarse de que no habría problemas para Reagan y su
vicepresidente George Bush en el juicio contra Oliver North. Dice el periodista
especializado en espionaje internacional: “Un apoyo a esta teoría lo aportó el
comandante naval norteamericano que había acompañado a Nir a Teherán en su
misión para liberar a los rehenes (estadunidenses) de Beirut.
“La
historia del comandante se refería al hecho de que Nir había conocido a George
Bush, entonces vicepresidente, el 29 de julio de 1986, en el hotel Rey David de
Jerusalén, donde lo había puesto al corriente sobre la operación de venta de
armas a Irán, vía Israel.”
Al
parecer Nir grabó en secreto la conversación y la tenía como prueba para
relacionar a Bush con el canje de armas por rehenes. En esa reunión también
estuvieron Charles McKee y Matthew Gannon, oficiales de campo de la CIA,
quienes murieron días después de Nir también en un accidente aéreo: el 21 de diciembre
de 1988 el vuelo 103 de Pan-Am explotó en el aire cuando volaba sobre la ciudad
escocesa de Lockerbie. Tres años después de su muerte, la casa de Nir fue
asaltada. De ella robaron grabaciones y documentos.
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