Luis Cernuda el amigo de
Octavio Paz/Fred Alvarez
Publicado
el martes 5 de noviembre de 2013 en la página del Archivo Tomás Montero con dos
fotos originales del poeta sevillano.
"..Tú justificas mi
existencia:
si no te conozco, no he
vivido;
si muero sin conocerte, no
muero, porque no he vivido...·LCB
Si el hombre pudiera decir lo
que ama,
si el hombre pudiera levantar
su amor por el cielo
como una nube en la luz...”
- · Su tumba se encuentra en la fosa 48, fila 4, sector C; está abandonada en el Panteón Jardín de la Ciudad de México; debería estar en Sevilla, con todo respeto. En la lápida dice: "Luis Cernuda Bidon. Poeta. Sevilla 1902-México 1963".
Eva Díaz Pérez escribió en El Mundo (03/11/2013) que “el cuerpo del poeta estaba en el
suelo, vestido aún con su batín, el pijama, las zapatillas y al lado, la pipa y
unas cerillas. La muerte lo había sorprendido intentando fumar. En la máquina
de escribir había frases por terminar, anotaciones sobre el teatro de los
hermanos Álvarez Quintero....”
Un
día antes había ido al cine. Vio el filme Divorcio
a la italiana, de Pietro Germi, con Marcello Mastroianni, y le gustó tanto
que durante el almuerzo propuso a Paloma Altolaguirre –hija de Concha Méndez y
del poeta Manuel Altolaguirre- volver a verla con ella. Luego se retiró a su
habitación como hacía todas las tardes.
Quizá
por ser una persona poco amigable y difícil el poeta fue enterrado con el
acompañamiento de muy pocos amigos. Ali Chumacero nos comentó que él fue uno de
los pocos que asistieron al Panteón Jardin.
“–Yo
conocí mucho a Luis Cernuda, porque estuve encargado de la primera edición de
su poesía completa para el Fondo de Cultura Económica: La realidad y el deseo. Corregimos juntos las pruebas. Fue una
edición bastante bien hecha. Ahora sé que han hecho una edición en España que
todavía no conozco.
Él
era un hombre muy huraño, muy extraño. No se llevaba con los españoles. Peleaba
con todos. Cuando murió, aquí en México, fuimos a su entierro 17 personas. (...)
Yo hice la observación en el camposanto y me dijeron: “No, es que toda la gente
fue a (la funeraria) Gayosso. Por eso no vienen”. Pero cuando a un muerto no lo
acompañan más que 17 personas, eso quiere decir que no es precisamente un
personaje muy popular”. (Proceso, no.1651, 22 de junio de 2008).
Pero entre quienes acudieron fueron sus amigos Max Aub, Octavio Paz, Concha Mendez y Manuel Altolaguirre.
Pero entre quienes acudieron fueron sus amigos Max Aub, Octavio Paz, Concha Mendez y Manuel Altolaguirre.
El Ateneo
de Madrid le rendirá un justo homenaje presentando el libro "Leve es la parte de la vida que como dioses
rescatan los poetas (poemas para Luis Cernuda)", editado por la
revista Áurea. En la obra participan poetas como Francisco Brines, José Manuel
Caballero Bonald, Antonio Colinas, Antonio Gamoneda, Juan Carlos Mestre, Andrés
Trapiello, Luis Alberto de Cuenca, Pablo García Baena, Luis Antonio de Villena,
Juan Gelman y la premio nobel Herta
Müller, entre otros.
Además
en este volumen se encuentra un manuscrito inédito de Cernuda con los
borradores del "Soliloquio del farero" y dibujos y fotografías
inéditas suyas.
También
se proyectarán imágenes del madrileño de "Los placeres prohibidos" y
se podrá escuchar su voz grabada; los asistentes al Ateneo podrán recorrer la
etapa madrileña del poeta y su vinculación con el Ateneo, que solía frecuentar
con sus amigos de la denominada generación del 27 como Federico García Lorca y
Vicente Aleixandre.
El
día ocho de noviembre también en Sevilla -su ciudad natal- será la presentación
del libro; ahí se dieron cita más de 40 poetas; un día después, el sábado nueve
se leerán poemas en las calles Acetres, frente a la casa donde nació y creció
el poeta.
Maravilloso!
Lástima
que estemos tan lejos de la madre Patria.
Quizá
vaya a depositar una flor a su tumba en el panteón Jardín.
Paro Cernuda
no murió el amor, murió él, bueno una parte de él, ya que él vive cada vez que
leemos su poesía:
“No
es el amor quien muere,
somos
nosotros mismos….”
Sólo
vive quien mira
Siempre
ante sí los ojos de su aurora,
Sólo
vive quien besa
Aquel
cuerpo de ángel que el amor levantara….”
Luis Cernuda llegó a México exiliado
y para quedarse
Nació
en Sevilla en 1902 y vivió allí hasta 1928; después todo fue exilio eterno,
pero siempre pensando en volver a Sevilla.
Inició
sus estudios de Derecho en la Universidad de Sevilla, donde conoció a Pedro
Salinas, que fue su profesor. Ya en los años veinte se trasladó a la ciudad de
Madrid, donde entra en contacto con los ambientes literarios de lo que luego se
llamará Generación del 27.
Durante
un año trabajó como lector de español en la Universidad de Toulouse. Cuando se
proclamó la República se mostrará dispuesto a colaborar con todo lo que fuera
buscar una España más tolerante, liberal y culta.
Durante
la Guerra Civil participó en el II Congreso de Intelectuales Antifascistas de
Valencia, y en 1938 fue a dar unas conferencias a Inglaterra, de donde ya no
regresó a España, iniciando un triste exilio. Exiliado después de la guerra
civil, fue profesor de Literatura en Glasgow, Cambridge, Londres, Estados
Unidos y llegó a establecerse en México en
noviembre de 1952 con 500 dólares en la bolsa; antes había estado de
vacaciones; la primeras vez fue verano de 1949.
El
poeta entonces vivía y trabajaba “bien” en Mount Holyoke, un colegio para
mujeres en Massachusetts, Nueva Inglaterra.
En
ese tiempo Cernuda vivió en México en varios lugares; durante el primer años año
vivió en un departamento en la calle Madrid pero luego, hacia finales de 1953,
animado por su amigo Manuel Altolaguirre (quien entonces vivía con su segunda
esposa, María Luisa Gómez Mena), Cernuda fue a vivir a casa de Concha Méndez y
su hija, Paloma Altolaguirre, en Coyoacán. Con algunas breves interrupciones,
ésta había de ser su casa durante los once años que le quedaban de vida.
Dichos
años resultaron ser un período muy fructífero, aunque más productivo, tal vez,
en trabajos críticos que en poesía.
En
nuestro país se reencontró con amigos españoles como Altolaguirre, Méndez, José
Moreno Villa, Ramón Gaya y Emilio Prados, a quienes no había visto desde su
salida de España, en plena Guerra Civil, en febrero de 1938.
Fortaleció
su amistad con Octavio Paz e hizo relación con el pintor Manuel Rodríguez
Lozano, los músicos Salvador Moreno e Ignacio Guerrero, y el poeta Enrique
Asúnsolo y Guadalupe Dueñas.
El apoyo de Octavio Paz.
En
1954 y gracias a la intervención de Octavio Paz, Luis Cernuda entró a trabajar
como profesor en la UNAM, a la vez que como becario en El Colegio de México.
Paz fue el padrino y ayudo a Cernuda sin condición. Le solicitó a su amigo
Alfonso Reyes, entonces presidente de El Colegio de México, que acogiera a su amigo Luis y éste le concedió una beca, misma que le fue con cedida de
inmediato por 450 pesos mensuales –de entonces- y para justificarla lo
consideró “investigador independiente”.
Para
mantener la beca, Cernuda propuso y el Colegio aceptó un estudio sobre poesía
inglesa del siglo XIX.
Y
cuatro años después en 1958, Alfonso
Reyes decide por problemas de salud darle carácter honorario a su cargo de
presidente del COLMEX y crear el puesto de director, para el que se escogió a Daniel Cosío Villegas. A él se dirigió
don Alfonso en diciembre de 1958 para
“hacerle tres súplicas”, una de las cuales era sostenerle la beca a Luis
Cernuda, “que vive muy pobremente” y “es cumplido en su trabajo”.
Cernuda
ya había empezado también a escribir en la prensa mexicana, notablemente en las
dos principales revistas de esa época: México
en la Cultura y Universidad de México.
No es casual que el fruto destacado de su labor de estos años son dos libros de
crítica literaria: Estudios sobre poesía
española contemporánea (1957) y Pensamiento
poético en la lírica inglesa (Siglo XIX) (1958). Al publicarse en España,
el primero causó verdadero asombro y consternación por la dureza con que el
sevillano enjuició a varios de sus contemporáneos sobretodo a sus maestros Juan
Ramón Jiménez y a Pedro Salinas.
Hay
una carta de Pedro Salinas a Jorge Guillén fechada en abril de 1927 donde habla de Cernuda, dice: "Si Cernuda hace versos es casi por mi influencia, si te leyó a ti y se entusiasmo por tu lenguaje fue por mí, y si ha publicado en alguna parte por mi ha sido también. Y yo hacedor inconsciente, estaba formando una criatura poética a tu semejanza literaria (...) Pero si tu contrariedad persiste, yo culpable de todo, estoy dispuesto a matar a Cernuda, y a comparar la edición integra de su obra póstuma para regalarla a una biblioteca pública, y evitar que así se lea".
¡Caray que duro!
¡Caray que duro!
Un
año después –el 27 de diciembre de 1959- muere Alfonso Reyes y en agosto de
1961 Daniel Cosío le canceló la beca al poeta español. En una entrevista con Enrique Krauze le habla de ese asunto.
Discusión pública.
Al
fallecer Cernuda, apareció en la Revista de la Universidad (julio de 1964) un
artículo en el que Octavio Paz
afirmaba del poeta español que “a la muerte de Reyes, el nuevo director (del
Colmex) lo despidió sin mucha ceremonia”. Entonces Cosío Villegas, envió una
carta de respuesta a Paz, la que apareció en el número de octubre de la misma
publicación y tachaba de “falsa de toda
falsedad la acusación” de que hubiera quitado el apoyo económico a Cernuda,
pues argüía la existencia de una carta de éste en la que anunciaba que iría a
Estados Unidos como profesor visitante de una universidad “que no nombra”, lo
que motivó que le suspendieran la beca.
En el
mismo número de Revista de la Universidad, Octavio Paz contestó con un texto
fulminante: “Por lo visto Cernuda no fue
despedido por El Colegio de México. Me alegra saberlo. Mis noticias eran
otras y uno de mis informantes fue el mismo Cernuda. Como el poeta muerto era
todo menos un mentiroso (y como tampoco lo es el señor Cosío Villegas) no hay
más remedio que atribuir el incidente a un equívoco: Cernuda creyó que con
frías y correctas maneras burocráticas, se le quería despedir y se alejó
voluntariamente. La actitud del Director debe haber contribuido a esa impresión
del poeta. No es un misterio que el señor Cosío Villegas, por afectación
anglicista o inclinación natural, es un témpano en el trato con sus semejantes
y que ha hecho de la impertinencia y el desdén, ya que no un estilo, un hábito.
Cernuda tenía fama de susceptible; Cosío Villegas la tiene de intratable: todo
se explica”.
Octavio Paz, dice Enríquez Perea, retiró
ese texto de sus Obras completas. Quizá, porque de alguna manera lo que decía
de Cosío Villegas era el autorretrato del Octavio Paz endiosado de sus últimos
años. (Fuente: Revista Contralínea,
Junio 2a quincena de 2007).
El
escritor y biógrafo de Cernuda, Antonio Rivero Taravillo escribe también sobre
el tema en Luis Cernuda. Años de exilio (1938-1963, Ed. Tusquets.
Las fotos de abajo son del archivo Tomas Montero. DR
Las fotos de abajo son del archivo Tomas Montero. DR
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