- "Somos un partido socialdemócrata, somos un partido de centro, de centro-izquierda en todo caso, pero tenemos también un claro sentido del pragmatismo..dice Camacho Quiroz.
Pacto
no implica cogobierno: PRI
César
Camacho Quiroz, presidente nacional del PRI, aseguró que en el país “no hay
cogobierno”, y que el Pacto por México que el gobierno federal y el
Revolucionario Institucional firmaron con el PRD y el PAN “es una instancia
para tener acuerdos” o, en el mejor de los casos, “una razonable, hasta
productiva, división-colaboración entre Poderes”. Dijo, “a riesgo de parecer
cínico”, que si en el pasado un gobierno priista no llegó con sus opositores a
un acuerdo político como el que está vigente, con el cual en menos de un año
han salido varias reformas constitucionales, fue “porque no se necesitaba”.
Sostuvo que hasta 1997 –cuando el priismo perdió la mayoría en la Cámara de
Diputados–, el PRI tenía los instrumentos políticos y jurídicos para emprender
acciones de esa naturaleza, empezando por su cantidad de legisladores, lo cual hoy
ha cambiado.
Andrés Becerril entrevista a César Camacho Quiroz.
Excelsior, 20 de noviembre
En
entrevista con motivo del 103 aniversario del inicio de la Revolución Mexicana
–movimiento del que surgió en 1929 el Partido Nacional Revolucionario (PNR),
antecedente del PRI–, aseguró que en su instituto político “hoy nos parecen
importantes los postulados centrales del origen de la Revolución, que son la
democracia y la justicia social”, aunque como conceptos “dinámicos y en
movimiento”.
–¿Qué
significa para el líder del PRI la Revolución a 103 años de distancia?
–Es
un referente indispensable. México ha vivido tres momentos fulgurantes en su
historia: el movimiento insurgente que devino en la Independencia, la Reforma y
la Revolución.
“Estos
movimientos que son constituyentes de la Patria, no son patrimonio de ninguna
expresión política. No obstante, mi partido los ha tomado como referente de los
valores que ahora mismo promueve:
independencia, libertad y el compromiso social de cada uno de ellos.
“El
20 de noviembre, siendo el inicio de un movimiento que tiene como bandera
principal la no reelección, una demanda de carácter político, deviene en un
movimiento de carácter social que ya sobre la marcha surge como una
reivindicación, quizá más importante que la primera.
“La
bandera de la no reelección, que además es una bandera consumada, que se
consigue al salir Porfirio Díaz de la Presidencia, al llegar Madero a la
Presidencia, empieza a enfrentarse con nuevos retos: el golpe de Estado de
Victoriano Huerta y luego la consolidación de un proyecto de país, que cuesta
delinear porque había más de una manera de concebirlo y ver para adelante,
hasta que alguien que tiene una visión constructora de leyes e instituciones
promueve un movimiento constitucionalista, que es el que le da cauce al
movimiento que iniciando en 1910 –ni
siquiera acaba en 1917– tiene un hito en 17, pero se prolonga al grado que le
cuesta la vida a Venustiano Carranza.
“Por
eso para nosotros es un referente obligado, importante para explicar el México
del siglo XX, que dicho de paso es la consolidación del proyecto de país del
17, lo concreta el PRI en sus tres expresiones institucionales: PNR, PRM y el
PRI a partir de 1929.”
–¿Siguen vigentes para el PRI los postulados
revolucionarios, cuando ha modificado sus documentos y se ha alejado del nacionalismo?
–Acuñamos
la expresión nacionalismo revolucionario, que viene del propio nombre original
y que se queda como una especie de tesis, de postulado, de bandera; el nuestro
es un partido que sin perder la esencia, sin perder principios y valores
originales, ha tenido el acierto de adecuarse, de adaptarse a los tiempos, hoy
nos parecen importantes los postulados centrales del origen, que son la
democracia y la justicia social. Los entendemos como conceptos dinámicos,
conceptos en movimiento.
“En
la etapa inicial posrevolucionaria, del PNR y el PRM, México no demandaba, los
mexicanos no demandaban, una democracia compleja y sofisticada; demandaba
bienestar, y eso es lo que el Estado mexicano les dio al crear instituciones
sólidas que permitieran un crecimiento económico, que tuvo como consecuencia la
migración del campo a la ciudad, una
industrialización importante, digna de ser destacada; trajo un crecimiento
sostenido con estabilidad económica. Muchos recordamos la paridad de 12.50 (del
peso) con el dólar, que duró muchísimo tiempo.
“En
los años sesenta empieza a abrirse, desde el 29 a los sesentas... a 1964, una
especie de necesaria apertura, si bien tímida, en lo político, para tener en el
Cámara las voces de las minorías.
“En 1977 se dio la reforma política, que
invita de hecho a partidos, a expresiones políticas, a la oposición, a
incorporarse a la vida política y a expresar sus puntos de vista en la tribuna
del Congreso y no con las armas y no con expresiones de una guerrilla
incipiente, que no con ello dejó de ser importante y que generó
desestabilización y zozobra.
“Y
a partir de entonces contemporizaron sin dejar de buscar reivindicaciones
sociales y empezó la búsqueda de un sistema más democrático. Hablamos de dos
hitos, del 64 y 77. Otro momento definitivo es el 88, la creación el Frente
Democrático Nacional, antes la corriente democratizadora del PRI; advertimos
que un sistema no sólo monolítico, que eso es lo de menos, sino cerrado, obligó
a algunos a buscar, porque los espacios eran demasiado estrechos para darle
cauce a manifestaciones nuevas y distintas de hacer política, y de ahí el 88.
“Quizás
el otro momento importante es el 97, porque en el 91 el PRI recupera prácticamente
todo, y en 94, (tras) el asesinato de (Luis Donaldo) Colosio (candidato
presidencial priista), viene el triunfo rotundo del PRI; pero en 97 el PRI
pierde la mayoría en la Cámara de Diputados y en 2000 la Presidencia.
“En
este largo recorrido, se advierte cómo hay nuevas demandas sociales, más
vinculadas con la política y con la democracia, diríamos de calidad, que
reivindicaciones sociales; corrijo, no deja de haber la búsqueda de
reivindicaciones sociales, pero se suman
demandas en el ámbito de lo democrático.
“Algunos
valores muy concretos de la democracia: mayor transparencia y rendición de
cuentas; en algún momento se introduce la Contraloría como función de
contrapeso, se les da el rango de organismo autónomos al IFE en 90, al Banco de
México, a la CNDH, que en menos de diez años pasa de ser un departamento de
Gobernación a un organismo autónomo, o sea, la cultura proveniente de otras
latitudes, en una corriente global.
“México
no es ajeno a ella y estaríamos, en sentido lato, obligados, en sentido
estricto, convencidos de la necesidad de abrir ese tipo de espacios para darle
satisfacción a demandas de una democracia de más calidad.
–¿Se
ha considerado en los últimos meses, después del triunfo de 2012, modificar el nombre del PRI? No sería la primera
vez.
–Lo
hemos valorado. Hace algunos años, sobre todo después de 2000 fue un tema que
se trató seriamente en la dirigencia y en los órganos de deliberación, y
decidimos que no, que no tendríamos que cambiar la siglas, pero sí que
tendríamos que transformarnos, para sin perder la esencia de su origen, que es
la democracia y la justicia social, sin perder éstos como los referentes al
navegar, como las estrellas polares para navegar, para no perder el rumbo, que
el que se tiene que modernizar es el partido en su conjunto y su manera de
desdoblarse, de manifestarse, porque de nada sirve cambiar el nombre y el logo
si no se cambia de fondo.
“Fue
tema en nuestra asamblea, mantener el nombre, nuestra expresión gráfica, pero modificar sensiblemente varios
aspectos de su vida institucional.”
–¿En
qué radica esta modificación?
–Identifico
dos grandes vertientes, una al interior y otra en relación con la sociedad.
Al
interior, un partido más abierto, más ágil en el procesamiento de sus
decisiones. Nos convertimos en un partido de tramitólogos, nos complicamos la
vida interna, a veces tuvimos reveses de la autoridad electoral por incumplir
nuestras propias normas, y quienes complicamos las normas fuimos nosotros
mismos; nos convertimos en un partido más abierto en tanto que se habilitó la
posibilidad de que alguien sin credencial del PRI pueda ser postulado como
candidato del PRI. Nos mostramos más abiertos cuando permitimos que alguien que
se haya separado del PRI desee reingresar, previo proceso calificado, o que un
militante de otro partido se pueda convertir al priismo.
“Creamos
una unidad de transparencia, sabiendo que es una obligación legal, la
convertimos en una convicción firme de la dirigencia. Fortalecimos la instancia
de mujeres, de cuadros para formar y capacitar a los que tendrán como vocación
y destino profesional las dirigencias, candidaturas y el servicio en la
administración pública.
“Tendimos
más puentes, con la sociedad civil, una secretaría de vinculación con ese tipo
de organizaciones. Es decir un partido más abierto, más moderno más ágil, un
partido que decide aprovechar las herramientas de la comunicación y la
tecnología, el mundo digital como instancia, para hacer y comunicar política.
“Al
exterior nos ajustamos, afinamos nuestras posiciones frente a los fenómenos
nacionales, abrimos nuestros criterios a partir de la reforma energética; lo
que hoy postulamos en las Cámaras, en el Senado para ser exacto, no hubiera
sido posible al amparo de estatutos y programas de acción anteriores.
“Actualizamos
nuestras posiciones en materia de telecomunicaciones, competencia económica,
sobre los temas hacendarios que hoy están siendo convertidos en iniciativas de
reformas constitucional para ser
congruentes con lo que el PRI decidió establecer en sus nuevos
documentos básicos.
“En
síntesis: los principios y valores se mantienen vigentes porque son
intemporales, y la manera de hacer política se renueva e incluso tiene afanes,
deseos anticipatorios: no sólo esperamos que nos pongamos al ritmo, sino ver
qué viene, atisbando al mundo con un partido más abierto a las corrientes de
pensamiento a las que nos hemos suscrito, como la internacional socialista.”
–¿Cómo
define al PRI en la geometría política?
–Somos
un partido socialdemócrata, somos un partido de centro, de centro-izquierda en
todo caso, pero tenemos también un claro sentido del pragmatismo, es decir, la
ideología es útil mientras no la convirtamos en dogma, mientras el partido no
se inmovilice por seguir un dogma político. Hay decisiones, posiciones que
demandan ingenio, capacidad de negociación, sentido de la oportunidad, son
ingredientes vitales en la política, y
ésa es la parte a la que me refiero cuando lo califico de pragmatismo
necesario.
–¿La
adecuación que ha tenido el PRI se debe a los 12 años que no estuvo en la
Presidencia? ¿Qué aprendieron en ese tiempo?
–Yo
creo que en el aprendizaje de 84 años uno muy importante y enriquecedor es el
de los últimos 12 años. Pero no es sólo lo que aprendimos ahora, sino es
entender la perspectiva histórica del partido y de México.
“Ver
al partido en relación a todo lo que hicimos juntos los mexicanos en el siglo
XX y aprender lo que más se pueda en estos 12 años en el paso por el desierto.
Quizá lo que más aprendimos fue la horizontalidad en la toma de decisiones,
después de ser un partido verticalista, horizontalizamos la toma de decisiones
porque la necesidad a eso nos obligó esos 12 años.
“Ante
la falta de un personaje políticamente omnipotente se crearon los grupos, las
expresiones colegiadas de toma de decisiones en las que estuvieron siempre los
gobernadores, los coordinadores parlamentarios, los diputados locales, los
presidentes municipales.
“Surgieron
organizaciones de esas autoridades en esos 12 años y no sólo las mantuvimos,
las llevamos a los estatutos, la organización de presidentes municipales era
una asociación civil; los diputados locales organizados están en los estatutos.
“En
ese afán de involucrar a más gente en la toma de decisiones otro es el
aprendizaje, por cierto costoso y por momentos hasta doloroso de no tener bien
abiertos los sentidos para percibir lo que la gente está demandando, yo creo
que ésa fue en buena medida una de las causas de la derrota de 2000, no haber
entendido con claridad, no haber interpretado los signos, los mensajes que
estaba dando la ciudadanía en la víspera de las elecciones.”
–¿Quizás
soberbia?
–No
sé si soberbia, pero por lo pronto un buen grado de miopía o una percepción
distorsionada; no lo calificaría de soberbia, porque el partido sabe muy bien
que debe aliarse con la sociedad, pero a lo mejor no supimos interpretar qué
quería, cómo hacerlo y, bueno, el revés fue un cataclismo para el priismo de
entonces, porque en su haber no tenía una derrota de esa naturaleza. Para el
PRI fue muy aleccionador lo que pasó en 2000 y 2012: no solamente aprendimos
muchas cosas qué hacer, sino que aprendimos muchas cosas que no hacer.
–A
usted le tocó como gobernador tener a un Presidente priista, que era el jefe. A
usted ¿qué le gusta más en términos de política? ¿Tener jefe siendo gobernador?
–Puedo
decir con honradez que era una posición más cómoda, porque había que batallar
menos, porque alguien tomaba decisiones. Solo, pero no aislado, hay que decir
en favor de los Presidentes.
“Un
Presidente muy fuerte que toma decisiones que se acatan, pero no un Presidente
desconectado, desvinculado de otros actores de la política o de la realidad,
no.
“No
obstante, la conformación del poder ahora,
y no obstante que tenemos un Presidente priista, ese tipo de decisiones
horizontales se mantiene, porque es un Presidente que tiene el talante y el
talento para escuchar, para construir consensos empezando por casa, y creo que
es un avance cualitativo en la vida interna del PRI y lo es en la vida
democrática de México.
“Es
decir, un Presidente fuerte, pero no omnipotente. Un Presidente sometido a los
controles que la ley establece tanto entre partidos como en ámbitos de gobierno.
En síntesis, alguien que ejerce una Presidencia democrática.”
–¿El
Pacto por México es una consecuencia de esa modernidad que dice ha tenido el
PRI, es una forma de cogobierno con el PRD y con el PAN?
–Es
una instancia para tener acuerdos, no hay cogobierno. Hay una división
funcional del trabajo del poder público que está en la Constitución, es decir,
el Presidente ejerce las del Ejecutivo a plenitud, el Congreso hace lo propio;
bueno, no hay cogobierno, hay equilibrios entre los Poderes.
“La
Corte hace su tarea de ser un tribunal constitucional que verifica el apego de
los actos de autoridad a la Constitución y enmienda planas si se necesita. El
Legislativo con su conformación plural y colegiada expide leyes, equilibra el
ejercicio del poder por parte del Ejecutivo, y el Ejecutivo ejerce a plenitud
las funciones que le da la Constitución, y a mí personalmente me gusta, yo soy
afecto a un sistema presidencial, donde el Presidente sea un personaje fuerte,
acotado por la ley, pero un personaje fuerte, porque si no es fuerte, el jefe
del Estado no tiene la capacidad suficiente para conducir la nave.
“Entonces,
más que cogobierno hay una razonable, hasta productiva, división-colaboración
entre Poderes.”
–¿En
el PRI de antes de 1999 por qué nunca fue posible hacer un pacto como el Pacto
por México?
–Bueno,
a riesgo de parecer cínico, primero porque no se necesitaba. Porque hasta 1997
el PRI tenía los instrumentos políticos y jurídicos para emprender acciones de
esa naturaleza, tenía mayoría en el Congreso. Diré algo a favor del PRI, algo que abone al prestigio del PRI, que
abone a la democracia: todos estos cambios radicales de los que hablamos
ocurrieron por voluntad del PRI, aunque haya sido a impulso, a sugerencia de
otros, al final fue por voluntad del PRI, porque al final el PRI tenía la llave
de las reformas constitucionales. La del 77 y 96. Todas pudieron llevarse a
cabo por la voluntad política del PRI.
“¿Por
qué no se hizo? Porque no había necesidad. Porque el entorno, la composición
del poder, no lo ameritaba. Ahora, no obstante todo ello, el PRI siempre fue un
partido tendedor de puentes, los gobiernos del PRI fueron siempre... tuvieron
capacidad para conciliar y concitar; sí hubo pactos, los económicos, para el
crecimiento económico.
“No
es que no hubiera voluntad, no había necesidad. Más bien lo que tendríamos que
preguntar es por qué en 12 años no hubo pactos, porque en estos 12 años
inmediatos anteriores sí había condiciones, o las condiciones de la política
parecieran sugerir la necesidad de un pacto.”
–¿Las
reformas energética y político-electoral para cuándo van a salir?
–Lo
que está por delante es la afinación de los temas, porque están expresados, la
afinación para decir con exactitud qué va cuándo, y otro detalle, las reformas
son constituciones, no daría tiempo para las secundarias de éstas, pero basta
que haya una reforma constitucional que dé alcances y defina márgenes de cada
reforma, porque la legislación secundaria no podría tener un alcance menor que
la legislación constitucional, eso es técnicamente imposible.
“Lo
digo para la tranquilidad de los firmantes del Pacto. Soy un convencido de que
aprobadas las reformas constitucionales, las secundarias vendrán enseguida, no
sé cuándo, pero vendrán en la misma sintonía, en el tono, alcance y entonación
de la reforma constitucional. Eso es preludio de la dictaminación de la reforma
energética. Pero estarán este año.”
UN
ACUERDO “ENRACHADO”
En
diciembre pasado, con el inicio del sexenio de Enrique Peña Nieto, César
Camacho se convirtió en presidente nacional del PRI.
Fue
presidente municipal de Metepec, Estado de México, así como gobernador de esa
entidad federativa.
A
mediados de octubre pasado afirmó que el Pacto por México ha dado grandes
resultados y seguirá generando importantes acuerdos para el país.
“El
Pacto está enrachado. Como en las aeronaves, logró velocidad de crucero, tiene
la altura debida y está cabalmente vigente”, sostuvo.
Camacho
Quiroz subrayó que hay 95 compromisos originales y 11 más del anexo, y una vez
que se logre la meta serán los mismos firmantes del Pacto quienes decidan si
éste continúa o concluye.
Gracias
al Pacto, dijo, “hoy es posible contar con las reformas que necesitaba el país,
como la educativa, junto con sus leyes secundarias, la de telecomunicaciones y
la de competencia económica”.
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