Las audiencias públicas son relativas a las situaciones generales de derechos humanos en Belice, Costa Rica, El Salvador, Guatemala, Honduras, Nicaragua y Panamá.
Hay que precisar que al sesionar fuera de su sede- Washington DC-, la CIDH mantiene como práctica habitual no celebrar audiencias relativas al país que la recibe, por lo que en este Periodo Extraordinario de Sesiones no abordará temas concernientes a México.
Los siete Comisionados que integran actualmente la CIDH:
Los siete Comisionados que integran actualmente la CIDH:
Presidenta Tracy Robinson (Jamaica);
Rose-Marie Belle Antoine (Santa Lucía/Trinidad y Tobago);
Felipe González (Chile);
José de Jesús Orozco Henríquez (México);
Rosa María Ortiz (Paraguay);
Paulo Vannuchi (Brasil) y;
James L. Cavallaro (Estados Unidos).
En ocasión de la visita de la Comisión
Interamericana de Derechos Humanos
A MIS PADRES:
PATRICIA y GERARDO
Luchando por la verdad
Tamara mi hermana entonces de
4 años preguntó: ¿dónde está mamá? a lo que nuestra tía Claudia respondió
nerviosa “ papá y mamá se fueron de viaje”, yo la
contradije: no es cierto, Chacho los mató.
Un rato después la tía Claudia
entró a nuestra habitación donde estábamos Brenda, Tamara y yo y dirigiéndose a
mí preguntó: “Fer, ¿sabes lo que es la muerte ?” yo la miré
sin entender la pregunta y ella quitándome el oso rosa que tenía en mis manos
continuó: “Te quiero explicar, tú quieres mucho a tu
oso rosa, lo abrazas, juegas con él…”, y dejándolo caer al suelo me
dijo: “un día ya no lo tendrás más, podrás pensar en él y lo seguirás
queriendo, pero el oso ya no volverá”.
Recuerdo que por primera vez
lloré la muerte de mis padres, tenía 6 años y aunque yo había repetido muchas
veces a mis hermanas, “Chacho los mató” sólo entonces entendí lo que
significaban mis propias palabras: a mis padres no los vería
más, habían muerto a cuchilladas a manos de Alfonso Martín del Campo Dodd,
hermano de mi madre.
Durante una época de mi vida,
no sé decir con exactitud de qué año a qué año, el tema del infame
homicidio de mis padres, además de dolerme me atormentaba. Durante un tiempo
dejé de hablar de ello por temor a que alguien me reprochara: ¿por qué
no los ayudaste?. Y es que al escuchar los gritos de mi mamá, me
levanté y fui a su recámara que estaba junto a la nuestra, me detuve en la
puerta al ver a “Chacho” encima de ella atacándola con un cuchillo.
Mi padre estaba de lado, como mirando hacia la ventana.
Corrí a mi cuarto a despertar
a Brenda mi hermana de seis años, pero al no lograrlo, volví a asomarme al
cuarto de mis papás, sólo para ver que Chacho aventaba a mi mamá.
Haciéndome bolita con mis rodillas pegadas a mi pecho junto a la puerta de mi
cuarto, lo vi pasar, llevaba una camiseta con rayas rojas. Asustada
corrí de regreso a mi cama escondiéndome debajo de las cobijas. No
sé cuánto tiempo pasó, cuando escuché el siguiente ruido que recuerdo,
era el de un coche que se encendía.
Es difícil olvidar una escena
tan fuerte por su crueldad y violencia, a mis cuatro años presencié la
tragedia de perder a mis padres. Esa madrugada como muchas
otras, Tamara de tan sólo dos años dejó su cama
para irse a la de mis papás y sentirse protegida durmiendo entre ellos.
Tamara abrazó a mi padre, así la encontraron, ensangrentada y con su
pequeño brazo encima del torso de mi padre.
Hace 22 años que mis
padres fueron cruelmente privados de la vida por 36 y 29 cuchilladas, y en los
artículos que leemos sobre el caso pareciera que la muerte de mis padres no es
lo importante, la mayoría de los artículos periodísticos abordan
como tema central los derechos humanos de Alfonso el doble homicida, como
lo relevante del caso.
Para desviar la atención,
Alfonso y su defensa han argumentado que el móvil para asesinar a mis padres
fue el dinero y que los homicidas se quedaron con sus bienes, como si se
tratara del homicidio de magnates. Si esto hubiese sido así,
¿para qué entonces dejar vivas a tres niñas que serían las herederas de
esa supuesta fortuna?.
Hace apenas unos meses que
solicitamos copia certificada de los Juicios Sucesorios de mis padres, con
ellos hemos podido conocer realmente su situación económica y financiera,
falsamente alterada por Alfonso y Bessie Dodd Burke.
Mis padres
eran una pareja joven (32 y 31 años) que recién habían emprendido un
negocio de alfombras y habían adquirido a crédito cinco microbuses. Quienes los conocieron saben que tenían
deudas y créditos contraídos. Cuando son asesinados por Alfonso, la casa
donde vivíamos (150 mts.2) tenía dos hipotecas. De los cinco
microbuses comprados a crédito dos estaban completamente pagados y tres con
deuda 1.
El coche de mi madre, el jetta que le prestaban
a Alfonso y la camioneta de la tienda de alfombras, todos habían sido
adquiridos con plan auto. 2
La pregunta pertinente sería: ¿qué tan probable es que alguien te quiera matar a cuchilladas para quedarse con tus deudas?, ¿es creíble que alguien venga a asesinarte con tanto odio por encargo? . No hubo ventanas rotas o puertas forzadas, el homicida estaba en la casa.
La pregunta pertinente sería: ¿qué tan probable es que alguien te quiera matar a cuchilladas para quedarse con tus deudas?, ¿es creíble que alguien venga a asesinarte con tanto odio por encargo? . No hubo ventanas rotas o puertas forzadas, el homicida estaba en la casa.
Cuando Alfonso asesinó a mis
padres, es como si hubiese tirado una bomba que no sólo acabó con la vida de
ellos, sino la fuerza expansiva de su cobardía alcanzó a mucha gente, y
aunque esté purgando su condena ha continuado con los años lastimándonos con sus
mentiras.
Ahora que promovió por segunda
vez un reconocimiento de inocencia sin ninguna prueba nueva, hemos salido
públicamente a defender nuestros derechos a la verdad y a la justicia, en
ocasiones los reporteros nos cuestionan: “¿se sienten
víctimas?”, “¿les da miedo Alfonso?”, “¿creen en la justicia?” otros
especulan que crecimos con la “verdad jurídica de saber que a Alfonso lo
habían sentenciado a 50 años de prisión”, y paradójicamente quienes han
cobrado del erario público como defensores de los derechos humanos de todos
los habitantes de esta ciudad, se han aventurado a decir que buscamos
venganza.
En medio de esto, hemos
seguimos un buen consejo: “Leamos todo el expediente penal,
solicitemos los juicios sucesorios, investiguemos en el Registro Público de la
Propiedad, en el Registro Civil, en el Archivo de Notarías,
solicitemos información pública, etc”.
Al hacer esto contamos con los documentos que desmienten a Alfonso, a sus abogados y patrocinadores.
Al hacer esto contamos con los documentos que desmienten a Alfonso, a sus abogados y patrocinadores.
Sus adeptos quienes han
reflexionado poco su inverosímil versión, sin corroborar sus dichos se lanzan a
la prensa a sostener lo que no les consta, no lo vivieron y peor
aún sin haber leído el expediente y las pruebas que obran en su
contra o sin cerciorarse de que cuando Alfonso proporcione sus datos generales
no mienta en estas obviedades. Alfonso y sus defensores dicen que fue golpeado
por la policía sin contar con prueba de ello más que el dicho de él. La
prueba administrativa de la supuesta tortura la aporta Alfonso (diez años
después de los homicidios de mis padres) y la realizan los médicos de ACAT, es
decir su defensa, (Punto I, Informe CIDH) ¿qué objetividad puede tener ese
estudio elaborado por el grupo que lo defiende?
Alfonso se accidentó en la carretera a Cuernavaca cuando huía de la escena del crimen.
Alfonso se accidentó en la carretera a Cuernavaca cuando huía de la escena del crimen.
El peritaje del accidente dice que el conductor del vehículo debe estar
lesionado. Alfonso presenta un chipote en la frente al que él
y sus adeptos le han llamado la ¡prueba máxima de la tortura! cuando en
realidad el chipote y los raspones que presenta son el resultado del
accidente.
Lo increíble es que él y su defensa sostienen que el
chipote tiene uso triple: fue golpeado por los misteriosos
secuestradores, se golpeó dentro de la cajuela y encima fue
torturado durante siete horas. Si el 30 de mayo de 1992 fue
presentado a las 13:30 ante la autoridad ministerial, eso quiere decir
que la supuesta tortura de siete horas, según el dictamen de ACAT comenzó
a las 6:15 a.m. y a esa hora ni siquiera había llegado a la caseta
de la Policía Federal de Caminos a contar su falsa versión.
En estos veintidós años
Alfonso y su defensa han distorsionado la realidad, han construido una
inverosímil versión de los hechos con el afán de que lo crean
inocente y obvio obtener una indemnización económica, sin que mis
hermanas y yo hubiésemos podido intervenir.
Primero porque éramos menores
de edad y segundo contrario a nuestros derechos fue nombrada nuestra
tutriz y albacea, Bessie Dodd Burke madre del homicida,3 quien en claro conflicto de intereses encaminó todas sus acciones pretendiendo
la liberación de Alfonso.
El cargo de albacea lo utilizó no
para velar por nosotras, sino sólo para fabricar documentos que
aparentaran situaciones diferentes, como la falsedad de que Alfonso era socio
de mi padre así como asegurar que Alfonso era propietario de dos
microbuses y con ello pretendieron en su demanda ante la CORTE
INTERAMERICANA que el Estado Mexicano lo indemnizara hace once años (2003)
por $ 24’929,001.57 , es decir casi $25 millones de pesos.
Ver link:
http://www.corteidh.or.cr/docs/casos/martinca/esap.pdf, folio 238 u hoja
75.
Hemos ido leyendo el
expediente penal, las muchas pruebas en las que se basa su sentencia y
las contradicciones en la que a lo largo de éstos años han caído él
y su defensa, ahora tenemos mayor claridad de toda esta fabricación, comenzando
por la falsedad de que su defensor de oficio era técnico en computación,4 con todo ello podríamos escribir un libro.
Tamara me ha dicho: “Me hubiera encantado recordarme diciéndoles: Los amo mamá y papá, gracias por darme la vida,
….¿sabes Fer? en mis sueños se los digo. Para mí, papá y mamá
serán siempre mi mayor pérdida. Miro a mi alrededor y me siento
afortunada por el simple hecho de estar con vida, de respirar, de ver a la
gente que me rodea y a ellos sí poder decirles: los amo”.
Me entristecen
sus palabras y pienso en mi hermana menor, una niña de dos años quien esa
madrugada buscando protección la encontró abrazando ella el cuerpo sin vida de
mi padre.
De niña Brenda
se negaba a aceptar la muerte de nuestros padres, demandaba a nuestros
tíos: “quiero ver a mis papás”, de joven nos decía: “
¿por qué Alfonso los mató? ¿por qué los lastimó tanto? ¿por qué los
traicionó si le estaban dando casa y trabajo?”. Ahora como
mujer adulta Brenda dejó de acariciar nuestra desgracia, es una mujer amable y
cariñosa sobre todo con nosotras sus hermanas.
Recientemente
Tamara y yo fuimos a verlos, para no perdernos nos guiamos por la tumba de Jorge
Negrete, de ahí hay que seguir recto, contar tres andadores y dar vuelta a la
derecha para llegar a la fosa en la que se encuentran. Le quitamos el
polvo, limpiamos su nombre, y le arrancamos la mala
hierba.
Mientras coloco
flores Tamara repite algo que ya le había escuchado en otra ocasión: “no
sólo él tiene derechos humanos, también nosotras. Él y su defensa no
deben inventar….. ¿por qué sus defensores le creerán a pie juntillas lo
que él dice sin verificarlo?.......¡ debe ser el miedo a saber que pelean
contra la verdad !”.
Tenemos un álbum
de fotos que atesoramos; en él nuestros padres nos besan, nos abrazan, nos
hacen fiestas. Las imágenes de nuestros amorosos padres nos animan
mucho.
Mis hermanas y
yo hemos salido a ejercer nuestros derechos como víctimas supervivientes del
infame homicidio de Alfonso Martín del Campo Dodd, del que fui testigo.
Por
mi parte quiero estar tranquila, en paz, y aunque sé que soy yo misma
la voz de reproche: “¿por qué no los ayudaste?”, ahora que tengo
la edad y la capacidad, lucharé incansablemente por alcanzar JUSTICIA
para mis padres.
María Fernanda Zamudio Martín del Campo.
1 Constancia del Juicio
Sucesorio de Gerardo Zamudio Aldaba
2 Constancia del Juicio
Sucesorio de Gerardo Zamudio Aldaba
3 Nombramiento de Tutriz y
Albacea de Bessie Dodd Burke, en el juicio Sucesorio de Gerardo Zamudio Aldaba
4 Página de la Consejería Jurídica
del D.F.
Nota: La carta fue leída integra en la radio 98.5 de Imagen este domingo a las 14: 30 horasEn la imagen Tarde del lunes 11 de agosto de 2014; FERNANDA Y TAMARA protestando por la resolución de la CIDH frente al TSJDF
Río
de la Plata Núm. 48, Colonia Cuauhtémoc Delegación Cuauhtémoc C.P. 06500
Teléfono:52-31-35-26.
1 comentario:
Brenda, Mary Fer y Tamara Andrea, así les decían sus Padres. les mando todo mi cariño y solidaridad estoy impactada con esta noticia. de la liberación de ese monstruo. mi pregunta es ahora quien lo va a mantener si cuando era joven lo mantenía el cuñado y luego los impuestos de todos y ahora quien? que corrupción tan grande y que impotencia, las quiero y nunca las he olvidado
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