Sobre
Moreno Valle, sombra de juicio político/GABRIELA
HERNÁNDEZ
Revista Proceso # 1971, a 9 de agosto de 2014
Las
acusaciones que pesan sobre el gobernador poblano, Rafael Moreno Valle, son
cada vez más graves y provienen de actores más poderosos. Con sus anhelos
presidenciales duramente vapuleados, el mandatario enfrenta la posibilidad de
un juicio político. Ahora, el PRD en el Congreso de la Unión presenta un punto
de acuerdo en el que señala la responsabilidad del gobierno de Moreno Valle en
la muerte del niño José Luis Tehuatlie y, con testimonios e imágenes, evidencia
que sí se aplicó la Ley Bala en la protesta donde ocurrió el homicidio.
PUEBLA,
Pue.- Para el gobernador Rafael Moreno Valle aumentó la presión por el caso
Chalchihuapan. Lo que en un principio sólo parecía una sombra para sus
aspiraciones presidenciales se convirtió en una posibilidad de que sea llevado
a juicio político.
Al
asesinato del niño José Luis Tehuatlie Tamayo, de 13 años, y las heridas
–algunas incapacitantes– que sufrieron al menos nueve habitantes de
Chalchihuapan, se suman las acusaciones de la madre del menor, Elia Tamayo, de
que el gobernador trató de comprar su silencio y atropelló sus derechos, además
del encarcelamiento injusto de cuatro pobladores y la presunta manipulación de
las investigaciones para inculpar a los manifestantes.
Respaldado
por fotos y videos que contradicen la versión que ha tratado de sostener el
gobierno poblano –afirma que el niño murió por la “onda expansiva” que generó
un cohetón lanzado por los propios manifestantes–, el grupo parlamentario del
PRD llevó el caso a la Comisión Permanente del Congreso de la Unión.
Los
perredistas pidieron que la Procuraduría General de la República (PGR) y la
Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN) atraigan la indagatoria y revisen
si se violaron las garantías individuales de los habitantes de San Bernardino
Chalchihuapan, quienes fueron desalojados de la autopista Puebla-Atlixco el
pasado 9 de julio, cuando pedían la restitución del servicio de Registro Civil
en sus comunidades.
Paralelamente,
la Comisión Nacional de los Derechos Humanos (CNDH) abrió una investigación
sobre el caso y anunció que, en menos de un mes, emitirá un dictamen para el
que, hasta ahora, ha tomado en cuenta 132 entrevistas, 525 fotografías, 70
videos, 10 solicitudes de información, dictámenes médicos y dos solicitudes de
medidas cautelares para exigir que se proteja a la población de Chalchihuapan.
El
ómbudsman Raúl Plascencia Villanueva ha tenido que defender públicamente su
imparcialidad en este caso, luego de que se ventilara su amistad con el
exvisitador de la CNDH Juan Pablo Piña Kurczyn, quien además de ser el autor de
los peritajes que exoneraron a la administración morenovallista, fue nombrado
jefe de la oficina del gobernador poblano la semana pasada.
Así,
Plascencia advirtió que, de confirmarse violaciones a los derechos humanos de
los habitantes de San Bernardino Chalchihuapan, el organismo a su cargo
solicitaría juicio político contra funcionarios estatales, incluido el
gobernador.
En
esta exigencia coinciden representantes de organizaciones civiles y militantes
de partidos políticos como PRI, PAN y PRD, que el miércoles 6 llamaron a los
poblanos a exigir al Congreso de la Unión realizar el juicio político. De
hecho, ya desde el 24 de julio el senador perredista Luis Sánchez había avisado
que, junto con organizaciones ciudadanas, buscaría el juicio político contra
Moreno Valle.
Por
su parte, la diputada poblana Roxana Luna presentó sendas solicitudes ante la
Corte Interamericana de Derechos Humanos, la Organización de las Naciones
Unidas (ONU) y la de Estados Americanos (OEA) para que haya una vigilancia
internacional en las indagatorias y no queden “espacios para la impunidad”.
Otros
expedientes han llegado casi al mismo tiempo al legislativo federal. El 28 de
julio el partido Movimiento de Regeneración Nacional (Morena) presentó una
solicitud de desaparición de poderes. Argumentó que, además del conflicto en
Chalchihuapan, hay 11 casos que demuestran la existencia de “una crisis de
gobernabilidad en Puebla”.
Morena
expuso que, sólo este año, la política represiva del gobierno de Moreno Valle
ha dejado 30 presos políticos. Mencionó también la persecución contra
mototaxistas, opositores al Proyecto Integral Morelos y otros grupos sociales;
y la aprobación de leyes en fast track, como la de expropiaciones, la que
privatiza el servicio de agua potable, la del transporte, la llamada “Ley
Bala”, la que privatiza el alumbrado público y la que se encamina a la
desaparición de las juntas auxiliares.
Por
su parte, el Movimiento por la Alternativa Social (MAS) envió un escrito ante
la Secretaría de Gobernación en el que denunció: “El artero crimen del niño
José Luis Tehuatlie Tamayo en San Bernardino Chalchihuapan es resultado de un
estado descompuesto, de una situación de violencia en la que actos represivos
no son la excepción sino la regla cotidiana en Puebla”. ´De igual manera,
detalló recientes situaciones de represión sindical.
El
28 de julio, más de 30 camiones partieron de San Martín Texmelucan hacia la
Ciudad de México en la caravana Poblanos por la Dignidad. La manifestación
congregó, amén de a los habitantes de Chalchihuapan, a otros sectores
agraviados durante este sexenio: campesinos, vendedores ambulantes,
mototaxistas, burócratas, transportistas, maestros, exconcesionarios de
verificentros, obreros, habitantes de las juntas auxiliares, defensores de
derechos humanos, opositores a megaproyectos, a la privatización del agua y
periodistas, entre otros.
Representantes
de dichos grupos se quejaron ante Gobernación y la Cámara de Diputados por
atropellos que supuestamente han sufrido por parte del mandatario.
Las
organizaciones se apuntaron para la marcha Poblanos por la Paz, que se
realizaría este domingo 10 por las calles de Puebla, y a la que incluso se
sumaron panistas de renombre como Ana Teresa Aranda, exsecretaria de Desarrollo
Social.
La
demanda que los une: respeto a los derechos ciudadanos y juicio político contra
Moreno Valle.
Acusaciones
que se acumulan
El
expediente presentado por los senadores Alejandro Encinas y Luis Sánchez
Jiménez en el Congreso de la Unión contiene fotografías que muestran detalles
de las heridas que sufrió en la cabeza el niño Tehuatlie Tamayo. Con esas
imágenes se descartan quemaduras o residuos de pólvora que necesariamente
habría dejado el estallido de un cohetón.
También
se mostraron fotos de policías estatales mientras disparaban escopetas lanzagás
–modelos AM-600, marca Cóndor calibre 37/38 mm y DEF TEC 1315, calibre 37 mm–,
cartuchos metálicos y artefactos plásticos de color negro que recolectaron los
habitantes de la localidad al día siguiente del operativo.
Otros
videos difundidos públicamente y que la Procuraduría estatal excluyó de sus
diligencias muestran el inicio del operativo. Ahí se evidencia que los
pobladores no portaban piedras, palos, cohetones ni ningún objeto para agredir
a los policías.
Según
habitantes de Chalchihuapan entrevistados por Proceso, los videos que sustentan
la versión de la Procuraduría fueron grabados media hora después de la ofensiva
policiaca, cuando los inconformes ya estaban enardecidos porque los agentes
habían baleado a un niño y otros habitantes de la localidad. Aparte habían
detenido a cuatro lugareños.
En
el punto de acuerdo que presentó el grupo parlamentario del PRD se precisa que
el gobierno de Puebla no atendió 162 peticiones de alcaldes dirigidas al
gobernador y al secretario general de gobierno. En esas solicitudes exponían su
oposición a la reforma de la Ley Orgánica Municipal, que restaba facultades a
las juntas auxiliares, la mayoría de ellas comunidades indígenas.
En
el texto de los perredistas se señala que el 9 de julio los habitantes de la
junta auxiliar de Chalchihuapan salieron a ejercer su derecho constitucional de
manifestarse pacíficamente, en el kilómetro 14 de la autopista Puebla-Atlixco.
“En
reacción a este acontecimiento, el gobierno del estado, lejos de escucharlos o
negociar mediante funcionarios capacitados y autorizados para atender
inconformidades, ordenó a la policía estatal a su mando presentarse en el lugar
equipada con equipos antimotines de diferentes características, incluyendo
armas que disparaban diversos objetos contundentes y de gas lacrimógeno, según
consta en infinidad de fotos y videos que circulan en las redes sociales, y que
presento como material gráfico anexo. (…)
“Sin
establecer diálogo alguno, iniciaron una brutal represión contra los habitantes
de esa población, disparando infinidad de cartuchos de diferentes
características, arremetiendo físicamente sin distinción alguna contra hombres,
mujeres y niños, dejando como resultado más de 70 lesionados, 10 de gravedad, y
el asesinato del niño José Luis Alberto Tehuatlie Tamayo, de 13 años de edad”,
detalla el punto de acuerdo.
Según
los legisladores perredistas, la actuación del mandatario poblano agravió los
derechos consagrados en los artículos 4, 6, 8 y 9 de la Constitución federal.
Además,
advierten que el modo en que la Procuraduría General de Justicia de Puebla
(PGJ) lleva a cabo las investigaciones violenta el artículo 14 de la
Constitución federal, “toda vez que en la PGJ se advierte que (sus integrantes)
alteraron y tergiversaron los hechos, responsabilizando a los pobladores que se
manifestaban y, en diversas ocasiones, cambiando las versiones de los hechos,
haciendo un informe final en el que dicen que la muerte del niño se debió a
‘una onda expansiva’ de la explosión de un cohete”, se lee.
“(Esta)
situación (es) totalmente inverosímil, ya que nunca tomaron en cuenta las declaraciones
de los testigos del lugar y de la madre del menor, quienes coinciden siempre en
señalar que al niño y a todos los pobladores los policías estatales les
dispararon diversos objetos contundentes y de gas, con lo que se desestima
totalmente la autonomía de la PGJ y la evidencia que recogieron en el lugar de
los hechos, y se debe responsabilizar directamente al gobernador del estado,
Rafael Moreno Valle Rosas, por manipular totalmente a las instituciones de
impartición y procuración de justicia.”
Torrente
de iniquidades
En
el punto de acuerdo, los legisladores perredistas también mencionan las
violaciones del artículo 16 constitucional cometidas contra los pobladores
detenidos. “De acuerdo con manifestaciones de los aprehendidos, éstos no fueron
inmediatamente puestos a disposición del ministerio público, sino torturados y
aislados, sin que pudieran hablar con familiares, abogados o defensores”.
De
hecho, el juzgado de Cholula tuvo que decretar la libertad bajo caución de los
cuatro acusados, luego de que los abogados demostraran, con un peritaje de
cronometría, que fueron capturados media hora antes de que se suscitara la
gresca.
Santiago
Pérez Tamayo, un hombre de 75 años de edad, incluso denunció que fue amenazado
por los agentes para que se declarara responsable de los hechos, pese a que ni
siquiera participó en la protesta y ese día iba de regreso a Veracruz, donde
radica desde hace más de 50 años.
Los
perredistas mencionan que el gobierno poblano violó la comunicación privada de
los pobladores, así como de la diputada federal Roxana Luna Porquillo, a quien
le interfirieron llamadas telefónicas.
Agregan
que los expedientes dentro del Tribunal Superior de Justicia han sido ocultados
o no proporcionados a las partes, que los heridos no fueron atendidos en
hospitales públicos por “órdenes superiores” y que sufrieron lesiones graves,
perpetuas y notables, además de afectación psicológica.
A
esto hay que sumar las violaciones graves de los derechos humanos en contra de
la madre del niño, Elia Tamayo: en declaraciones públicas, el gobernador arguyó
que la mujer tiene responsabilidad penal en los hechos. Posteriormente, la
señora acusó al mandatario de haber querido comprar su silencio.
Los
perredistas indican que hubo violaciones a diversos tratados firmados por
México, como la Convención Americana de los Derechos Humanos; la de los
Derechos de los Niños, el Pacto de San José de Costa Rica, y el Tratado de
Defensa y Protección de los Niños y Adolescentes, entre otros.
Ante
todo esto, los tres puntos que los legisladores proponen son que la
Procuraduría General de la República atraiga la investigación de los delitos,
que la Comisión Nacional de los Derechos Humanos tome en cuenta las pruebas
presentadas por los pobladores de Chalchihuapan, y que la Suprema Corte de
Justicia de la Nación, una vez concluidas las investigaciones de la CNDH,
analice el caso.
Por
su parte, Moreno Valle pasó de acusar a los pobladores de emplear a niños como
escudos humanos, de defender su Ley Bala y a los policías, de acusar a la
diputada Roxana Luna y al senador Héctor Bautista de haber infiltrado a
agitadores y de aseverar que todo “fue planeado”, a concluir ahora que “la
violencia no construye”.
Han
sido notorios los cambios en sus giras. Antes llegaba directo al estrado, pero
de unos días a la fecha se toma tiempo para saludar de mano y beso a ancianas,
amas de casa e incluso carga niños.
El
decreto que envió al Congreso del estado supuestamente para derogar la llamada
Ley Bala sigue en suspenso. Los diputados se fueron de vacaciones sin poner en
la mesa de discusiones la nueva legislación que sustituiría esa controvertida
norma, impulsada por el propio mandatario.
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