Presunto
colaboracionismo de Estados Unidos con el Cártel de Sinaloa/ JASON
MCGAHAN, periodista independiente especializado en temas de narcotráfico.
Revista Proceso # 1971, 9 de agosto de 2014
En
su presunto afán de acabar con las mafias mexicanas de la droga, el organismo
estadunidense de Inmigración y Aduanas, el ICE, podría haber establecido una
alianza de facto con el Cártel de Sinaloa. Según se desprende de recientes
juicios en Texas contra dos personeros del Chapo Guzmán, la agencia federal les
dejaba la puerta abierta para que fueran a dar información sobre sus rivales. Y
si en el camino pasaban toneladas de estupefacientes, los agentes de ICE
simplemente se hacían de la vista gorda.
EL
PASO, TEXAS.- La sospecha de que funcionarios de Estados Unidos dieron
facilidades a miembros del Cártel de Sinaloa para obtener visas surgió el
pasado febrero durante el juicio de Arturo Gallegos Castrellón, uno de los
líderes del grupo Barrio Azteca, al servicio del Cártel de Juárez.
Gallegos
fue sentenciado en una Corte de Distrito en esta ciudad por tres homicidios: el
de una empleada del consulado estadunidense en Ciudad Juárez, el del esposo de
ésta y el de otra trabajadora de la misma institución. Un testigo clave en este
juicio fue Jesús Ernesto Chávez, El Camello, quien estaba a las órdenes de
Gallegos.
Chávez
señaló el presunto motivo de los homicidios: La sospecha de que alguien en el
consulado favorecía la entrada legal a Estados Unidos de miembros del Cártel de
Sinaloa.
En
abril David Farrington, agente de la estadunidense Oficina de Seguridad
Diplomática comentó a Newsweek sus sospechas de que el jefe de seguridad del
consulado en Ciudad Juárez, Gregory V. Houston, estaba implicado en el
otorgamiento de visas a narcotraficantes.
El
ICE permitió a narcos sinaloenses entrar a Estados Unidos para que éstos se
reunieran con agentes estadunidenses en El Paso y les dieran información sobre
la estructura del Cártel de Juárez. Al ofrecerles entrada legal, dicha oficina
pudo interrogar a los informantes en condiciones de relativa seguridad en El
Paso. Y según ellos mismos, aprovechaban el acuerdo para meter droga.
Informantes
Mario
Núñez Meza y Fernando Ontiveros Arámbula, lugartenientes del Chapo en Juárez,
podían cruzar legalmente la frontera y reunirse con personal del ICE en El
Paso. Jesús Fierro y Julio Porras, expolicías que aseguraron la influencia del
Cártel de Sinaloa sobre el Ejército y la Policía Estatal en Chihuahua,
obtuvieron visas para residir en El Paso tras sobrevivir a sendos atentados en
Ciudad Juárez.
Fierro,
excapitán de la policía juarense, fue el vínculo entre el Cártel de Sinaloa, el
Ejército y el ICE.
Porras,
expolicía dedicado a los negocios y al narcotráfico, fue confidente de Vicente
Carrillo Fuentes y su enlace con la Policía Judicial de Chihuahua hasta el
inicio de la guerra por la plaza, en 2006, según el testimonio que Fierro
ofreció durante el juicio contra Ontiveros en El Paso en 2010 y de acuerdo
también con los señalamientos que hizo Raúl Grajeda, exsecretario de Seguridad
Pública de Chihuahua, en su libro autobiográfico Seguridad pública. Callejón
sin salida.
En
2010 Porras dijo a funcionarios de la Procuraduría General de la República
(PGR) que seis años antes donó 3 millones de pesos –producto del narcotráfico–
para la campaña del candidato al gobierno de Chihuahua, José Reyes Baeza, quien
a la postre ganó las elecciones. Esto quedó asentado en la averiguación previa
PGR/SIEDO/UEIDCS/313/2010.
“Entre
los meses de enero y febrero de 2004, al estar seguros que José Reyes Baeza
buscaría la gubernatura por parte del PRI, acordamos apoyarlo en su candidatura
con la cantidad de 3 millones de pesos, los cuales aportaría yo”, declaró
Porras como testigo protegido bajo el nombre de Ramiro Chávez.
En
esas fechas el expolicía era dueño de una casa de cambio, una constructora y un
bar en la ciudad de Chihuahua. Fierro testificó que Porras controlaba de facto
a la Policía Judicial en el estado. “Antes de que la guerra empezara, Julio
Porras era un personaje muy importante en el estado de Chihuahua,” asentó.
Los
integrantes del alto mando de la Policía Judicial de Chihuahua eran escogidos
por Porras, como afirmó Grajeda en su autobiografía, donde agregó que Reyes
Baeza, ya como gobernador, le dijo que debería acatar las órdenes del
expolicía.
Las
cosas se descompusieron para Porras en 2006, cuando en un accidente resultó
lesionado uno de los líderes del Cártel de Juárez, José Luis Ledezma, JL, lo cual
desató un conflicto dentro del grupo criminal, rompiéndolo en facciones que se
disputaban el poder. El exjudicial selló su destino cuando se decantó por una
facción.
“El
asunto –escribe Grajeda en su autobiografía–, es que JL se recupera y éstos
(los líderes que le eran leales) mandan matar a Porras en la capital de
Chihuahua, donde muere su escolta mientras que él escapa. Habiendo solicitado
protección de la procuradora, la obtiene, con autorización del gobernador, en
las instalaciones del complejo de seguridad pública, en el área de la
procuraduría estatal”.
Un
comando emboscó a Porras y a sus guardaespaldas en la casa del exjudicial. El
chofer y dos escoltas murieron ahí. El narcoempresario huyó a El Paso, donde
abrió un taller mecánico en 2007. Pertenecía a una facción del Cártel de
Juárez, Gente Nueva, que se desvinculó del mismo para trabajar con el Chapo
Guzmán.
Uno
de sus hombres era José Esparza, cabeza de una célula que traficaba cocaína,
cristal y mariguana hacia Estados Unidos vía El Paso, y quien afirma que Porras
lo reclutó para ser informante del ICE. También sostiene que el expolicía
trabajó para esa agencia varios años antes de que se iniciara la guerra contra
el Cártel de Sinaloa en 2006.
“Julio
Porras quería traer (al ICE) a miembros que habían pertenecido al cártel, así
podían hablar sobre la gente de Vicente Carrillo”, dijo Esparza durante el
juicio de Ontiveros en 2010. En su testimonio añadió que Porras tenía la
intención de hacer que el ICE se moviera contra el brazo armado del Cártel de
Juárez, La Línea.
Dos
capitanes de la policía mexicana y un comandante fueron asesinados en Juárez
entre el 21 y el 22 de enero de 2008. Los agresores utilizaron armas y balas de
uso exclusivo del Ejército. Fuentes anónimas dijeron a El Diario de Juárez que
los ataques fueron obra del Chapo.
Contacto
en El Paso
La
existencia de investigaciones sobre el ICE fue revelada en 2010 durante el
juicio de Ontiveros Arámbula.
Éste
comenzó a cooperar con el ICE al mismo tiempo que recibía cargamentos de mariguana
de hasta 20 toneladas. La droga llegaba a su rancho en Ascensión, Chihuahua,
vía aérea a través del Triángulo Dorado. Cuando la mercancía estaba lista para
ser transportada, Ontiveros la movía a una oficina en Juárez, donde la
empaquetaba en bloques de cinco kilos que metía en compartimentos secretos de
diversos automóviles.
Fierro
testificó que en varias ocasiones visitó a Ontiveros en su oficina de Juárez y
en su rancho de Ascención. Dijo haber visto al menos tres o cuatro toneladas de
mariguana durante una de sus visitas en mayo de 2008, el mismo mes en el que
oficialmente comenzó a cooperar con el ICE.
El
agente migratorio encargado de controlar a Ontiveros era Louie Gómez, quien
afirmó que aquél ha sido el traficante mejor conectado que ha conocido en su
vida. También testificó que estableció contacto con él por primera vez en junio
de 2008. Se encontraron en la zona peatonal del puente internacional de
Zaragoza-Ysleta, entre Juárez y El Paso. También afirma que el supervisor de
grupo del ICE, José de Jesús, lo acompañó para hacerse cargo del
interrogatorio.
Durante
los siguientes meses Ontiveros visitó dos veces las oficinas del ICE en El Paso
y también se reunió en varias ocasiones con Gómez en el estacionamiento de la
heladería Baskin Robbins de esa ciudad.
Gómez
testificó que sabía que Ontiveros Arámbula trabajaba para El Chapo.
Por
lo menos uno de los informantes del ICE tiene sangre en las manos. Mario Núñez
Meza, M-10 o Mayito, exagente de la Policía Municipal de Delicias, Chihuahua, quien
desertó para convertirse en jefe de plaza del Chapo en Chihuahua y Durango. La
PGR lo acusa de perpetrar cientos de homicidios. En Juárez la gente lo reconoce
como el comandante de la ofensiva más violenta contra la ciudad.
Según
Fierro, M-10 no sólo entraba sin problema alguno a territorio estadunidense
para reunirse con agentes del ICE, sino que éste y Ontiveros Arámbula lograron
que él mismo ingresara a dicha oficina sin que hubiera preguntas de por medio.
M-10
fue capturado el año pasado en Juárez durante un operativo de la Policía
Estatal. En la casa de seguridad donde lo detuvieron fueron asegurados chalecos
antibalas, cartuchos y 14 artefactos explosivos hechos con tovex. La PGR lo
responsabilizó de 388 homicidios. Era buscado por la Interpol y en 2012 la
Corte de Distrito de El Paso lo acusó de narcotráfico.
La
red de informantes usada por el ICE se desmoronó el 10 de octubre de 2008. Ese
día Fierro y Ontiveros fueron puestos bajo custodia federal. Agentes de la
administración antidrogas (DEA) irrumpieron en la casa de Fierro en El Paso.
Ontiveros fue arrestado cuando llegó a una supuesta reunión en El Paso,
convocada por Gómez.
El
testimonio de De Jesús sugiere que la relación del ICE con Ontiveros se terminó
por decisión de las altas esferas: “Teníamos al señor Arámbula en tiempo fuera,
si lo quieres llamar así, por el simple hecho de que mis superiores nos
pidieron que minimizáramos el contacto con él”.
Agregó
que supo del arresto de Ontiveros el día en que ocurrió. Durante el tiempo
entre la captura y el juicio de Ontiveros, De Jesús fue ascendido y trasladado
a la oficina del ICE en Washington.
Durante
el juicio, los agentes del ICE en El Paso que trabajaron con Ontiveros se
esforzaron en restar importancia a su cooperación.
Ontiveros
visitó las instalaciones de dicha oficina en El Paso dos ocasiones y se reunió
en privado con Gómez otras más. A veces, después de las reuniones, agentes lo
escoltaban a los puestos fronterizos que quedaban a dos horas de El Paso. Un
miembro del grupo de investigación del ICE, el agente Xavier Díaz, testificó
que en una ocasión manejó cinco horas a fin de reunirse con Ontiveros en
Nogales, Arizona. De Jesús estimó que su equipo no pasó más de 15 horas en
total con el informante.
“No
llegamos al punto en el que realmente nos pudiera ayudar de manera sustancial”,
justificó. “Nos brindó alguna información. Básicamente durante ese tiempo lo
estábamos investigando para ver qué tipo de información tenía”.
Según
De Jesús, él y sus agentes no sólo querían que Ontiveros les diera información
sobre el Cártel de Juárez, sino que, a través de él, también descubrieran
información sobre el de Sinaloa.
La
fiscalía se negó a tomar en cuenta los registros de cooperación de Ontiveros
con el ICE durante todo el proceso judicial, pese a las objeciones que presentó
la abogada del acusado, Martha Eskesen.
“Cooperó
con el gobierno de Estados Unidos. Sin embargo el gobierno está buscando varias
agravantes y peticiones de cadena perpetua, por lo que no buscará otras
salidas”, apuntó Eskesen en un reporte judicial.
En
un reporte distinto, la abogada asevera que la fiscalía en El Paso logró que
Ontiveros obtuviera libertad bajo palabra por otro cargo de tráfico de drogas y
que tuviera la prerrogativa de moverse con libertad de una frontera a otra,
aunque no fuera ciudadano estadunidense. Eskesen no concedió una entrevista a
este reportero.
La
fiscalía procesó el caso de Fierro en Indianápolis, Indiana. Éste se declaró
culpable de asociación ilícita para traficar cocaína y accedió a cooperar con
las autoridades para testificar contra Ontiveros.
Fierro
huyó con su familia a El Paso en 2007 tras sobrevivir a un atentado. Mientras
fue informante del ICE en El Paso asistió a varias reuniones de alto nivel del
Cártel de Sinaloa en sus bastiones de Guadalajara, Culiacán y Mazatlán. Esas
reuniones tenían por objeto acordar medidas para debilitar al Cártel de Juárez
y organizar los cargamentos de droga hacia Estados Unidos. De acuerdo con el
testimonio de Fierro, a las reuniones asistieron los principales líderes del
cártel. Mencionó una reunión en la que llamaron al Chapo para que autorizara un
cargamento de cocaína que entraría a Estados Unidos desde Belice.
Fierro
recibió una sentencia de 27 años, la cual fue reducida a ocho por haber colaborado
con la fiscalía. Saldrá libre en agosto de 2016. Ontiveros Arámbula fue
sentenciado a cadena perpetua sin posibilidad de libertad bajo palabra.
En
lugar de disminuir la violencia en Ciudad Juárez, la operación del ICE pudo
haber contribuido a su incremento. De 2007 a 2010 el número de homicidios
brincó de 300 a más de 3 mil.
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